Capítulo 14
Después de ponerse de acuerdo en los contratistas que iban a llegar los dos días siguientes, salarios y demás detalles con Tom, se fueron a festejar a un restaurante muy bonito, la tía Lane no estaba tan convencida de ir, ella no era de andar en esos lugares, eran una familia sencilla, pero Albert insistió.
-Albert este restaurante es hermoso, ¿qué platillos sirven aquí? Pregunto Candy.
-La verdad tengo años que no vengo, pero solían servir comida italiana, pizza, pastas y cosas así.
-Pues yo quiero algo con muchos camarones amigo, decía Tom.
-Yo también, replicaba John.
-Veamos la carta a ver que hay, le preguntaba al camarero y él les daba las recomendaciones de comida y vino.
De pronto se escuchó la campanilla que indicaba que alguien entraba, era un chico muy guapo, alto y muy bien vestido. Vio la mesa donde estaba la familia de Candy y se dirigió a ella.
- ¿Candy?, ¿Candice White?
Candy volteo y se sorprendió bastante.
- ¿Michael? ¿Michael Adams? Se levanto y fue a abrazarlo.
Todos se miraban entre sí, no entendían, ¿quién era ese tipo que conocía a Candy?
-Michael ¿Qué haces aquí? Pensé que andarías por España haciendo la especialidad o en algún lugar lejano de estas tierras americanas.
-Pues vine a visitar a mis abuelos que son de este bello y pintoresco pueblo Candy, mírate que linda te has puesto, estoy seguro que debes de tener miles de admiradores detrás de ti.
-Hay Michael tenemos tanto de que hablar…
-Lo sé, lo sé, te invito al baile del pueblo esta noche, estarán organizándolo en la plaza, será maravilloso bailar tú y yo de nuevo…
Todos estaban al pendiente de la plática hasta que la tía Lane aclaro la garganta.
- ¿Candy porque no nos presentas a tu amigo?
-Claro tía, lo siento, por la emoción lo olvide, Michael te presento a mi tía que es como mi madre, Tom y John, él es Albert un amigo del hospital.
-Un gusto, pero siento que ya los conozco a todos, Candy me ha hablado tanto de ustedes y supongo que ella les hablo de mí.
-No señor Michael lo siento, pero nosotros de usted no sabemos nada, replico la tía Lane al ver la mala cara que tenía Albert.
-No te preocupes tía ya te contare de él.
-Me gustaría aceptar tu invitación, pero vengo con Albert, es mi invitado, si podemos ir los dos ahí estaremos.
-Perfecto, Albert mucho gusto, son bienvenidos, todos son bienvenidos, estos bailes son para todos, estaré encantado de verlos ahí.
Le dio un beso en la mejilla, Michael se disculpó y se retiró a su mesa. Candy tenía una cara de felicidad que no podía con ella, Albert estaba desconcertado, ella fue muy cariñosa con él, no le gustaba nada, no le gustaba ese tipo para nada.
Terminaron la comida, todos se fueron de nuevo a la casa de la tía Lane.
-Albert, discúlpame, no te pregunte ¿pero quieres ir al baile conmigo? Con la emoción de ver a Michael no te tome en cuenta, perdona, si no quieres ir lo entiendo.
-No pasa nada Candy, iremos si así lo quieres, los chicos también quieren ir, así que mejor nos vamos preparando para dejarle cena a tu tía lista e irnos.
Albert estaba molesto, vio a ese tipo y se le olvido todo, que no sabía que él estaba ahí por ella, hay Candy, pronto, más pronto de lo que imagino tendré que decirte mis intenciones contigo.
Todos se fueron al baile en la plaza del pueblo, bajaban del auto de Albert, el se vistió con unos jeans, botas y camisa negra, perfumado, el cabello un poco rebelde, ella iba con jeans, botas y una blusa de tirantes color negro opaco hasta el ombligo, una chaqueta negra también.
La plaza estaba decorada acorde al lugar, algunas pacas de heno para sentarse alrededor, había muchas luces colgadas en el cielo daba la ilusión de que eran muchas estrellas, hacia un poco de calor, la banda ya tocaba, algunos ya bailaban, Albert abrazaba a Candy por la espalda, quería ser el primero en bailar con ella, pero se apareció Michael.
-Cariño, que gusto que ya estas aquí, ¿quieres una cerveza?
-Por ahora no amigo, sabes que el alcohol y yo no nos llevamos, además me pongo muy mal al siguiente día.
-Albert ¿Cómo estás? Pero que bien se ven los dos, ven preciosa quiero verte, quítate esa chaqueta que hace mucho calor.
Así lo hizo, cuando la vieron lo tres por la espalda, se fueron de boca, Candy iba muy destapada.
-Candy no te parece que muestras mucha espalda?
-Hay Tom no empieces, me quiero divertir, además que no los traigo a ustedes para que me cuiden, tranquilízate, no pasa nada.
-Ven preciosa vamos a bailar, chicos se la robo por un rato, mas tarde se las regreso, se fueron a bailar entre toda la gente que estaba en la pista.
-Albert, ¿vas a permitir que ese niño bonito te la robe?
-Claro que no Tom, ahorita yo sé la quito, ¿Quién es ese tipo Tom?
-Ni idea amigo, recuerda que te dije que no había traído nunca a nadie a la casa, ese tipo ni idea quien será, pero mi hermana está muy divertida con el…
-Candy ¿Ya viste como nos mira ese rubio espectacular que trajiste a este pueblo?
-Cálmate Michael a el le gustan las chicas, no los chicos, además a mí me gusta, déjame algo, decía Candy bromeando.
-Amiga ¿ya le contaste a él mis preferencias?
-Claro que no Michael, esas cosas no se van contando por ahí, si quieres tu cuéntale, yo no pienso decirle nada.
-Cariño, tu rubio con cara de semental, esta furioso, creo que, porque estamos bailando, ¿ya se te declaro?
-Claro que no, si así hubiera sido no estaría bailando aquí contigo si no con él.
-Déjame darle un empujoncito para que se apure… le dio un beso en la mejilla.
-Michael ¿Qué estás haciendo?
-Cariño quieres que se te declare ¿sí o no?
-Michael si yo supiera que quiere algo conmigo, pero no lo creo el y yo solo somos amigos, a mi me gusta, pero yo no estoy segura de gustarle.
-Amiga yo tengo radar para esas cosas y a ese hombre tu le gustas, voy a hacer que se despabile vas a ver.
-No Michael, ¿qué piensas hacer?
De pronto la levanto en el aire girando mientras bailaban, Albert se fastidio de ver ese espectáculo y se levantó furioso, fue hasta ellos.
-Amigo creo que es mi turno de bailar con esta señorita si no te molesta.
-Claro no hay problema, cariño te dejo en buenas manos. Le dijo guiñándole el ojo.
Albert la apretó por la cintura, el olor del cabello de Candy era intoxicante, fresas, la música empezaba a ser calmada, ella tenia su cabeza sobre su pecho, nadie más existía, solo ellos.
-Candy eres preciosa, me encanta este aroma que tiene tu cabello, me fascinas nena.
Ella lo volteo a ver a los ojos, escuchaba lo que creía o solo estaba siendo amable.
-Albert por favor…
-No Candy déjame hablar, desde que te vi entrar a mi sala en el hospital, sentí una conexión contigo, todos esos incidentes que nos ocurrieron eran el destino que quisieron que nos reuniéramos, por favor pequeña, déjame conocerte mejor, quiero que me aceptes como tu novio…
-Albert yooo…
No la dejo terminar, antes de que bajara la mirada le planto un beso, era dulce, lento, necesitado, saboreando cada parte de la boca de Candy, dejaron de bailar, solo se besaban frente a todos, no existía nadie, ni Michael ni Terry ni Eliza nadie, eran solo ellos, con todos esos sentimientos escondidos, Albert se sentía en el cielo, el sabor era exquisito, Albert le tomo el rostro, puso su frente junto a la de ella, -Candy por favor dime que si…
Candy tomo aire, -Si Albert claro que sí, me gustas mucho, desde hace tiempo, solo que pensé que no estabas interesado en mi…
-Lo se preciosa, solo que tenemos muchas cosas que hablar todavía, pero quiero seguir bailando abrazado a ti.
De pronto los aplausos y chiflidos los sacaron de su nebulosa, todos estaban felices por los rubios, hasta que le veían un novio a Candy, el pueblo la quería mucho, sabían todo lo que había luchado para salir adelante y que ella se diera una oportunidad con el significaba que era un buen hombre. Candy se sonrojaba y abrazaba a Albert por la cintura.
Siguieron bailando abrazados, acaramelados, Albert acariciaba la espalda descubierta de Candy, ella se dejaba hacer, esas sensaciones no se las había provocado ningún hombre, pero la curiosidad de Albert era mucha.
-Candy ¿Ese Michael de donde lo conoces?
Ella se sonrió parecía que el plan de su amigo había funcionado.
Albert ¿porque la pregunta?
-Te olvidaste de todo cuando lo viste, la felicidad te salía por los ojos, ¿tuvieron algo que ver?
-No mi doctor, el fue mi mejor amigo durante dos años de carrera, mi confidente, me espantaba a los chicos que se interesaban en mí, yo no quise tener nada con nadie durante la carrera y el lo entendió y siempre me espantaba a los pretendientes, es mi mejor amigo, digamos que él nunca podría enamorarse de mí.
- ¿Cariño como que no podría enamorarse de ti? Decía Albert sin entender exactamente que quería decir Candy.
-Que a el no le gustan las mujeres, le gustan los hombres…
