Hola chicas, espero que sigan disfrutando de esta historia, solo les recuerdo que el Karma existe y nada se queda sin consecuencias, las quiero, y como dijo una buena amiga, Candy es una dama no lo olviden, agradezco su apoyo y esten al pendiente con el siguiente capitulo antes de que quieran asesinar a mi rubio por favor.

Capítulo 22

Después de las entrevistas del día anterior del doctor Leonard con todos los residentes, decidieron que la doctora Luz se iría con el doctor Granchester y por otro mes más todos se quedarían como estaban, Terry se sorprendió que le dieran a la doctora Luz, le molestaba que ella se sonrojaba cada vez que le hablaba, solo le faltaba limpiarse la baba, era molesto trabajar con alguien así, la doctora Luz era demasiado callada, tímida, cuando le hablaba para pedirle algo ella tartamudeaba, él estaba acostumbrado a que las chicas se le insinuaran, no sabía comó manejarla, solo esperaba que fuera una profesional.

El fin de semana llego, Albert y Candy se levantaron temprano, corrieron un poco por el parque cercano, más tarde se irían a visitar a la tía abuela. Pidieron desayuno a domicilio y se ducharon. Candy vestía un lindo vestido verde de vuelo ligero y sin mangas cuello tipo V, zapatillas a juego, Albert también se vistió muy casual, pantalón de mezclilla y camisa azul cielo, todo le ajustaba perfectamente, llegaron a la mansión de la tía Elroy, estaba en el jardín tomando una limonada, hacia mucho calor ese día.

-Bienvenido hijo, mira que linda jovencita te acompaña.

-Te presento a mi novia tía, la doctora Candice White, decía presentándola orgulloso.

-Un placer señora Andrew.

-Hola hija, nada de señora Andrew, soy tu tía Elroy y así quiero que me llames. Dime ¿cómo les ha ido en el hospital?

Y así empezaron a platicar largo tiempo sobre su familia, su tía, lo que había pasado con el doctor Leonard, lo que había pasado con Eliza. La tía se levantó indignada, Albert ¿tu permitiste que le pegaran a Candy?

-Todo paso rápido tía, cuando iba a ponerla en su lugar llego la doctora responsable de los residentes, ella puso orden, hicieron que Eliza le ofreciera una disculpa a Candy, tía sabes que ella es muy caprichosa.
-Lo se Albert, conozco a su familia y ella siempre ha sido difícil, esta obsesionada contigo, me da gusto que la hayan puesto en su lugar, ya veremos que pasa mas adelante con ella, ¿está en psiquiatría verdad?

-Si tía, ¿Qué estás pensando?

-Que tal vez tengo que hablar con mi amigo Steve nuevamente.

-No estaría de más tía, dime ¿Cómo está mi padre?

-Hijo no te voy a mentir, ha tenido que ir al medico porque no se ha sentido bien, eso alarmo a Albert. -Parece que le darán un diagnóstico mañana, creo que deberías hablarle querido.

- ¿Ya regreso a Canadá?

-Ayer precisamente tomo el vuelo, yo lo veo cansado hijo, de verdad no le guardes rencor, el solo ha querido que tu como su hijo tomes las riendas del negocio, te ama, pero no sabe cómo demostrártelo.

-Tía sabes perfectamente que yo amo mi profesión, aun así, es mi padre y me preocupa, mañana hablare a casa para saber que dijo el médico.

Dejaron ese tema de lado, les llevaron la comida y siguieron platicando.

-Señora Elroy la busca el Doctor Steve Smith, está en la recepción, ¿lo hago pasar?

-Si Clarita aquí lo recibiré, gracias, la tía estaba nerviosa, había tenido en el pasado un tórrido pasado con Steve y el quería retomar esa relación, pero ya había pasado 3 años y ella ya no era una jovencita y él tenía mucho ímpetu no sabía si podría aguantarle el paso.

La cara de Albert era picara sabia que esa no era una simple amistad, ahí había algo más que la tía todavía no quería contar, le brillaba la mirada con solo escuchar su nombre.

-No digas nada Albert.

Él levanto las manos en señal de rendición e hizo la señal de ponerse un cierre en la boca, Candy no entendía nada, esperaba que su novio le explicara más tarde.

Steve no se dio cuenta que la tía estaba acompañada, ella se levantó para saludarlo propiamente. -Ely querida que gusto verte de nuevo, le decía dándole un beso en la mejilla, ella se sonrojaba, parecía una adolescente con él.

Albert aclaro la garganta mientras ellos estaban en su nebulosa, Steve se dio cuenta que no estaban solos.

-Steve, te presento a mi sobrino Albert y a su novia Candice.

-Mucho gusto doctor Andrew, mientras que lo saludaba se sentaron, -he seguido su trabajo y tiene toda mi admiración, estamos en proceso de cambiar al director del hospital, me gustaría que aplicaras al puesto, creo que tienes muchas posibilidades de quedar en el puesto.

Albert no esperaba que el ofrecimiento fuera tan directo.

Se despidieron ya que llamaron a Albert del hospital, ahora que la doctora Luz había sido enviada con Terry el trabajo se les estaba cargando, además de que había mucha fluencia de pequeños por el área de urgencias, el periodo vacacional siempre agravaba los accidentes en casa, algunos eran peligrosos y otros no tanto.

Entraron juntos a la sala de urgencias, Candy se fue a la sala y Albert se quedó en urgencias, había un chico de aproximadamente 10 años, él había nacido con una hernia inguinal.

-Señora buenas noches, ¿desde cuándo tiene dolor?

-Hace dos horas doctor, no ha dejado de llorar, decía la madre angustiada.

- ¿Por qué no operaron desde que era bebe?

-Doctor, el pediatra nos había dicho que él podía vivir perfectamente con ella.

-Usualmente este tipo de hernias deben operarse antes de los tres años me sorprende que esto no hubiera pasado antes, haremos los análisis correspondientes y lo operaremos esta misma noche.

- ¿Tan grave es doctor?

-Si señora, estamos a tiempo, no se preocupe por nada.

Albert atendió a dos niños más, estaba exhausto se fue a los dormitorios de médicos para descansar mientras salían los exámenes del chico que tenia que operar.

Candy estaba ya ahí, dormía en la litera de arriba, la sala estaba controlada y pudo ir a dormir, Albert la vio, se veía tan linda, acaricio su rostro y ella despertó, subió a la litera se trepó arriba de ella, tomaba sus manos por encima de su cabeza.

-Déjalas ahí nena, estaba más que excitado, lo ponía a mil cada vez que podían estar juntos, rápidamente le bajaba el pantalón del uniforme que afortunadamente tenía resorte y la ropa interior, ella se retorcía por la excitación que le causaba, lo sentía ya listo en su vientre por encima del uniforme, él la tocaba para provocarla, se concentraba en su parte más sensible, la sentía mas que lista, el también se bajaba el uniforme, la tomo por la cintura y se dejo ir con toda su masculinidad, ella estaba por gritar.

-Nena no quieres que nadie se entere que estamos haciendo aquí ¿verdad? Candy ahogo el grito, él la beso demandantemente, -Vamos cariño dámelo.

Ella llego, el delicioso orgasmo que le había dado la tenia en la gloria y satisfecha, ya lo extrañaba dentro de ella y el estaba mas que ansioso por tantos días de espera, el llego unos segundos después, se derramo dentro de ella, amaba sentirla al natural. El sonido del celular de él los trajo a la realidad.

-Cariño debo irme, tengo que ir al quirófano, aunque pensándolo bien, vamos, te encantara la hernia que tengo que extirpar.

Le tomo el rostro entre las manos tratando que tranquilizarlo un poco, -Albert te amo, me fascina que me despiertes así, vamos, quiero ver como extirpas esa hernia.

Se arreglaron las ropas y salieron del dormitorio, no contaban con que Eliza estaría muy al pendiente de los movimientos del rubio, los había atrapado.

Terminaron el turno, la operación acabo satisfactoriamente, Candy solo podría dormir algunas horas, tenia que regresar al hospital, de ahí en más los turnos serían más intensos, se verían menos en casa y más en el hospital.

Albert llamo a su padre, él se escuchaba preocupado, el doctor no le había dado buenas noticias, su corazón estaba cansado, debía de tomarse unas largas vacaciones para poder reponerse, su madre le confirmo, era verdad, su tía no mentía, estaba realmente enfermo.

-Cariño, necesitamos que vengas a Vancouver, tu padre no está realmente bien, sabes que siempre te he apoyado hijo y ahora tu padre te necesita.

-Lo se mamá, pediré dos días de vacaciones en el hospital e iré a hablar con el medico que lo está tratando.

-Gracias hijo, te amo y te esperamos mañana.

El sabia que su familia lo necesitaba, pero se negaba a dejar a Candy, su relación iba tan bien que parecía que algo tenía que oponerse. Esa noche tendría guardia nuevamente y Candy descansaría en el departamento, al siguiente día tomaría un avión a Canadá. decidió hablar con su novia en el hospital al respecto.

Candy se había entristecido, pero sabia que cuando la sangre llama no hay nada que hacer.

-Amor creo que hare muchas horas de residencia ahora que no estes, no quiero ir al departamento y no verte ahí.

-Solo me iré unos días amor, no desesperes, déjame ver como esta mi padre, hablare con el cardiólogo y veremos que se puede hacer, no tomes decisiones apresuradas, te amo Candy.

Ella suspiro, -Lo se Albert, te extrañare horrores… Se dieron un largo beso, se abrazaron como si supieran que no se verían en un largo tiempo. - ¿A qué hora es tu vuelo?

-10 am, paso por ti y te regresas con el carro, le dio un beso y ella asintió con la cabeza y se fue al departamento a dormir un rato.

Durante la noche Albert decidió ir al cuarto de descanso, tenían una cafetera y se moría por una taza de café, pensó en recostarse un poco, vio que estaba dormido Terry muy profundamente en la litera de abajo, estaba de espaldas, Eliza sabía que Candy se había ido, decidió seguir a Albert lo deseaba desde ayer que los vio saliendo del dormitorio, quería seducirlo y que cayera en sus redes, confundirlo.

Cuando se dirigía al cuarto de descanso una enfermera la intercepto y la pidió que firmara unos papeles y se distrajo un poco, entro al cuarto y estaba todo en penumbras, puso el seguro, vio la silueta recostada en la cama, pensó que Albert estaba profundamente dormido, se quito la bata y el uniforme, su figura estaba desnuda, se recostó en la cama, él estaba de espaldas, lo abrazo y empezó a acariciar, metía las manos debajo de la ropa y lo estaba excitando, noto un bulto bien formado, él estaba listo, se montó encima de él, le bajo el uniforme, ella estaba en la gloria, era todo lo que había esperado siempre, el abdomen estaba marcado, el le tocaba los senos bien formados, pensó que estaba soñando con una deliciosa mujer, aunque asumió que era un sueño demasiado real, gemían y hacían muchísimo ruido, eso llamo la atención de las enfermeras que fueron a reportar lo ocurrido a la doctora Grace.

Ella tenia llave maestra y abrió de inmediato, quienes estuvieran ahí estaban en problemas, estaba prohibido en el reglamento. Los descubrió en pleno acto, nunca se imaginó que dos médicos titulares estuvieran en semejante posición.

- ¿Qué está pasando aquí? Dijo Grace muy molesta.