Capítulo 24
Los vio entrando por la sala de aterrizaje, Albert era el vivo retrato que su padre y su madre se veía una mujer distinguida y con clase, los dos tenían caras amables, esperaba que se llevaran bien, Albert se acercó a Candy dándole un beso y abrazándola.
-Amor te presento a mis padres William y Pauna Andrew, madre, padre ella es la doctora Candice White mi novia…
Ellos se saludaban con cordialidad, -Candice mucho gusto, nuestro hijo nos ha hablado mucho de ti, saludaba Pauna.
-Un gusto señores, ¿Qué tal el vuelo?
-Candice por favor llámame Pauna, ella sonrió y pidió que le llamaran Candy también, ellos se fueron caminando hacia el auto, platicaron de cosas en general como el clima y Candy le dio las llaves del auto a Albert, él los llevo a su casa, quedaron de verse en el hospital temprano, tenían cita con la doctora Sanders. Albert iba manejando tomado de la mano de Candy la había extrañado mucho y le daría la noticia de que se tendría que quedar un mes en Vancouver administrando el negocio familiar.
Llegaron al apartamento después de dejar a sus padres, al dia siguiente se verían en el hospital para la consulta, Candy había cambiado su turno, queria pasar la noche con Albert, entrando al elevador él ya la iba desvistiendo, no deseaba nada mas que estar dentro de su amada, la puerta se azoto en la pared, se comían el uno al otro, habían sido solo dos días que no se veían, el problema seria que Albert se ausentaría por un tiempo y parecía que Candy sentía la angustia de él, la pasión con la que la tocaba era sublime, la adoraba con las manos, las caricias con sus dedos largos era la locura, la acariciaba lentamente, con tortura, el vello del cuerpo se erizaba con cada contacto, encorvaba la espalda, Candy no soporto mas y se monto en él, el encuentro culminaba en un ansiado orgasmo de cada parte, Albert atrajo a Candy a su pecho, después de un momento Albert se volteo recostado sobre su codo y al fin decidió que era el tiempo de hablar…
-Amor tengo que irme a Vancouver por algunos días, tendré que administrar el negocio de mi padre, no sé exactamente cuánto, solo sé que pueden ser dos semanas o un mes…
-Me lo imaginaba amor, decía Candy con la voz apagada.
-Vere la forma en que se pueda solucionar esto pronto cariño, no te preocupes por nada, estaremos bien, lo prometo.
-Te extrañare amor, sabes que estaré aquí para ti cuando me necesites, te amo Albert, no lo olvides.
-Y yo te amo a ti Candy por favor, se paciente este tiempo, te prometo que pronto se solucionara todo.
Y como si ya se estuvieran despidiendo volvieron a la entrega una vez más, y otra y otra, no sabia que les esperaba claramente, pero sabían que se amaban.
Albert por su parte no podía dormir, estuvo pensando toda la noche que podía hacer para que todo se acomodara y regresar a Chicago para seguir con su trabajo y que su padre mejorara, la consulta con la doctora Sanders seria definitiva, por la mañana, temprano como siempre, estuvieron listos para ir al hospital, la doctora ya los esperaba, Candy cubría su turno, pero estaba al pendiente de ellos por medio de Annie.
-Señor William, soy la doctora Melanie Sanders, he estudiado su caso, solo me gustaría hacerle una resonancia, la enfermera lo llevara a la sala.
Le indico donde cambiarse y la enfermera lo llevo en una silla de ruedas, Albert estuvo presente en la resonancia, no le gusto lo que vio, pero esperaba que Melanie se lo confirmara.
-Albert, pasa, necesito hablar contigo.
-Dime Melanie, ¿qué encontraste?
-Lo que sospeche desde que vi los análisis y demás exámenes, necesita operación, la arritmia que tiene esta causando que se le obstruyan los ventrículos y corre riesgo de que la masa muscular crezca y traiga otros problemas, es mejor colocar un marca pasos, el reposo va a ser fundamental, una recuperación tranquila, lejos del estrés, la estabilización de la presión sanguínea va a ser lo que ayudara a que podamos en algún momento quitar el marca pasos, por ahora podemos hacer eso Albert.
-Por eso precisamente quise que lo vieras, yo vi que algo no estaba funcionando adecuadamente, entonces vamos a decirle a mi padre, he estado pensando en que podemos hacer y tengo una idea.
Candy estaba acompañando a Pauna mientras traían a William de la sala de resonancia, platicaban amenamente, Albert las vio y agradeció que Candy se interesara por ellos, esa mujer valía oro.
La doctora Sanders entro al consultorio junto con Albert, Pauna y William, Candy se disculpo y se fue a urgencias, la necesitaban ahí, empezó a darle un panorama general a William, era necesario operar y que llevara una vida tranquila, ejercicio ligero y el marcapasos.
-Doctora Sanders entonces ¿es necesaria la operación?
-Me temo que si William, el marcapasos es necesario para que el corazón no tenga otras consecuencias por la arritmia, entonces te vere esta semana para los exámenes finales y la próxima semana te estaré operando, se estrecharon las manos y William quiso hablar con Albert en casa cuando salieron del hospital, Albert hacia una llamada.
-Hola Tom ¿Cómo va todo?...
Mientras tanto Candy se despedía de los padres de Albert en el estacionamiento, se verían mas tarde para comer seguramente.
Ya en la mansión de los Andrew.
-Hijo pasa, quiero hablar contigo y he tomado una decisión, Albert se quedaba sorprendido, ¿y ahora que estaría planeando su padre? -Sabes hijo, he vivido una vida llena de trabajo todo el tiempo, tu madre y yo formamos la empresa que nos ha dado tanto, te agradezco que te hagas cargo estos días, es mi gran orgullo, pero no te forzare a hacer lo que no quieres, nunca lo he hecho y no empezare ahora…
- ¿Papá de que hablas?
-De que George me ha ofrecido comprarme una parte de la empresa y estoy pensando seriamente en hacerlo, te agradezco que estes este tiempo al frente de ella, pero hijo, tu corazón esta en la medicina y sobre todo con esa linda chica que te conseguiste, por ahora quiero tranquilidad, con el dinero que obtenga de la venta viviremos una vida tranquila y ustedes también, de cualquier forma Elroy se hará cargo de la otra parte así que no te preocupes por nada, solo esperemos que los poderes no tarden demasiado y podrás regresar a tu vida aquí en Chicago, te agradezco lo que haces por mi hijo, te amo. Lo abrazaba tiernamente, Albert estaba sorprendido, esperaba que su padre lo obligara a hacerse cargo de la empresa, pero paso todo lo contrario, parecía que entendía su amor por la medicina.
-Gracias papá, es una gran noticia para mi…
-Lo se hijo, ahora platícame de esa linda chica, parece que te quiere hijo…
-Así es papá, nos amamos y espero no tener que estar tanto tiempo lejos de ella, es estudiante de especialidad así que no puedo llevarla conmigo, pero ya vere como se nos pasa el tiempo rápido.
-Papá he pensado que vivir en el campo podría ayudarte a descansar.
- ¿La casa de Lakewood?
-Exacto, esta restaurada y lista para que la habiten tu y mi madre, ¿Qué opinas? La familia de Candy ha trabajado mucho en ella, podría ir a verla mamá para cerciorarse que esta como te gustaría, creo que te haría bien estar respirando aire puro.
-Me gusta la idea, la discutiré con tu madre y si esta de acuerdo viviremos ahí un tiempo.
Así seguían hablando como lo que eran padre e hijo, entendiendo que la vida era frágil y en cualquier momento se te podía ir de las manos.
Albert fue a recoger a Candy, pero antes paso con el doctor Leonard para pedir un permiso por dos semanas, él tendría que buscar un reemplazo temporal, por obvias razones no pudo negarse, paso por Candy y se fueron a la mansión, la madre de Albert cocinara pechuga de pollo a la parrilla con verduras al vapor, y de postre una ensalada de frutas, Pauna estaba solidarizada con su marido.
Llegaron a la mansión, a Candy la intimidaba tanta sofisticación, pero era parte del mundo de Albert y estaba dispuesta a conocerlo, William y Pauna los recibían con mucha alegría, William verdaderamente quería acercarse a su hijo y esa chica parecía estar enamorada de él. Se sentaron a comer y la plática empezó a fluir, recordaban algunas anécdotas de cuando Albert era pequeño, los dolores de cabeza que les dio mientras crecía, Pauna pregunto.
-Candy ¿Qué nos cuentas sobre tu infancia? ¿también hiciste pasar a tus padres dolores de cabeza?
Candy sabia que esta platica tenia que llegar, sonrió levemente, -Claro que era una niña muy traviesa, solo que mis padres murieron cuando yo era una pequeña aun, mi tía se hizo cargo de mí, siempre tuve mucha curiosidad por conocer cosas nuevas y pues la medicina es un mundo realmente fascinante para alguien curiosa como yo…
-Candy disculpa no sabíamos nada sobre tus padres, decía Pauna apenada.
-No hay problema Pauna creo que es algo que deberían saber, no me molesta ni me incomoda, mi tía es como mi madre y la admiro por sacarnos adelante a mi y mis primos que son como mis hermanos.
Siguieron platicando, Pauna se interesaba mas por esa chiquilla que tenia encantado a su hijo, se veía que era bondadosa y de buen corazón, solo deseaba que su hijo fuera feliz.
Esa noche viajaría Albert de nuevo a Vancouver, George ya lo necesitaba, ellos se despedían en el aeropuerto, Albert la besaba y abrazaba una y otra vez, desearía que no tuvieran que pasar esto, pero solo serian unos días, el tendría que volver para la operación de su padre.
-Te amo Candy, nos llamaremos todas las noches ¿de acuerdo?
-Si cariño solo déjame sentirte así un rato más, lo abrazaba por la cintura, le angustiaba dejarlo ir solo, desearía estar con él, pero su profesión por el momento no se lo permitía, apenas era una estudiante.
Albert abordaba el avión, Candy conducía triste el automóvil, se dirigía al hospital, no quería estar en casa sola, lo extrañaría mucho, era mejor ocupar la mente en otra cosa, sus pacientes lo agradecerían.
Continuara…
Comadres pues en la vida tenemos muchos desafios, agradezco su apoyo para esta historia, me encanta leerlas! esto pronto dejara de tener triste a nuestros rubios, las quiero! bendiciones para todas!
