Capitulo con escenas nada aptas para menores, si es sensible por favor abténgase, un abrazo, las quiero!
Capítulo 26
-Ay Albert por favor, no me recuerdes esos osos en la preparatoria te lo ruego…
-Karen te aventaron todo el desayuno encima ¡Quedaste fatal!, si no es por mí, no sé cómo hubieras salido de la escuela.
-No amigo olvídalo son de los favores que siempre te deberé, ¡gracias!
Candy escuchaba la conversación detrás de la puerta, pero ¿Quién era esa tal Karen? No le quedo mas remedio que averiguarlo, no estaba muy contenta, ella que iba tan ilusionada que pasar un buen rato con su novio y aparentemente el no lo estaba pasando nada mal como le había dicho George, pero al toro por los cuernos, de una vez lo averiguaría… dio tres toquidos a la puerta y Albert le dio el pase, Candy abrió la puerta y estaban ellos sentados, Albert detrás del escritorio y Karen del otro lado, él tenia la vista en unos papeles levanto la vista y ahí la reconoció…
- ¿Candy? ¿Amor? Albert salto como resorte de su silla al encuentro de su amada, no podía creer que fuera ella, pero Candy parecía que había quedado en shock, Karen era una chica preciosa, por una fracción de segundo se le quedo viendo, fue suficiente para observarla.
- ¿Candy? ¡Preciosa, mi vida! Decía Albert tratando de sacarla de su leve letargo, ella reacciono, lo vio a los ojos y supo que la había extrañado tanto, fue a su encuentro y se dieron un tierno abrazo, ella empezó a darle besos por el rostro, sabia que los observaban, pero no le importo.
- ¡Amor te he extrañado tanto! Pero ¿Cómo es que me das esta sorpresa tan linda? La cargaba por la cintura, estaba tan feliz que se olvido de todo en ese momento.
-Creo que tu mamá sabía que nos extrañábamos amor, mira lo que me dio para que te entregara, ella le entregaba el sobre que le dio Pauna.
-Albert lo abrió y leyó.
Hijo quiero recompensar un poco el que estes tan lejos de Candy, se que es solo un día, pero ojalá se sientan muy contentos, cuida a mi futura nuera y diviértanse, nos vemos aquí el lunes por la tarde.
Su madre no dejaba de sorprenderlo, había estado de muy mal humor desde que supo quien era su reemplazo, y peor aun por el trabajo no podría llegar antes a ver a Candy, pero su madre de alguna manera lo supo, ella era su ángel siempre.
-Vengo llegando del aeropuerto, parece que estos papeles son muy importantes y no quise perder tiempo, además ya quería verte cariño.
Albert sonreía para sus adentros si supiera que su madre había planeado este viaje para ella, -Preciosa te he echado tanto de menos, decía tomándola por el cuello guiando su rostro para besarla de pronto Karen aclaro la garganta de modo que se acordaran que ella estaba ahí.
Albert sonreía, sabía que se había olvidado de Karen, pero por nada del mundo dejaría a Candy sin atenciones, -Déjame presentarte amor a Karen ella es mi amiga de la preparatoria, que supo que estaba en la ciudad y vino a visitarme.
-Karen te presento a mi novia la doctora Candice White, se estrecharon las manos y se saludaron cortésmente.
-Un gusto Candy, pero este doctor trabaja mucho y venia a raptarlo para llevarlo a cenar, pero como ya veo que tu podrás sacarlo de la oficina te dejo a mi amigo, nos veremos una próxima vez y trae a Candy para que platiquemos yo traeré a mi novio Mark, nos vemos después mi amigo… Karen tomo su bolso y así como llego sin ser invitada se fue, Albert supo que Karen entendió que quería tiempo para él y Candy…
-Vaya amor tu amiga sí que tenía prisa…
- ¿Celosa?
-Claro que no Albert, decía Candy desviando la mirada…
-Qué bueno doctora porque no tiene porque estar celosa, ella tiene su novio y tenemos muchos años siendo buenos amigos nada más.
Candy soltó el aire que había sostenido y no se había dado cuenta, Albert tomo a Candy por la cintura y la llevo a sentarse a su escritorio en sus piernas, desde que había llegado tuvo una fantasía y que Candy estuviera ahí desataba la mente de ese rubio seductor.
Le empezó a decir palabras lindas al oído, ese vestido que se había puesto era perfecto para lo que había soñado hacerle sobre ese escritorio, le besaba el hombro descubierto, el abrigo ya estaba tirado en el piso, ella le jalaba la corbata y los botones de la camisa los desabrochaba, no se separaban los besos eran lo que mas extrañaban, la ropa interior de Candy ya hacia dentro del bolsillo del pantalón de Albert, su erección estaba presente, la levanto por la cintura, acariciaba su espalda, la acariciaba sobre el vestido de una forma tan excitante que Candy ya estaba mas que lista, como siempre las manos de Albert eran demasiado traviesas, como de película tiro todas las cosas que estaban en el escritorio, sentó a Candy sobre él y sus piernas estaban sobre sus hombros era tan erótico verla con las zapatillas puestas, Albert entro en ella y después de varios embistes la llevo a ver las estrellas, sintiendo que las energías se les iban del cuerpo, la cargo y cayeron sobre la alfombra, satisfechos y enamorándose cada vez más con cada encuentro.
-Amor no te imaginas cuanto había extrañado tu cuerpo, eres perfecta…
-Albert te amo, me encantan estos encuentros tan candentes…
Los dos tomaban su ropa, seguramente George seguía por ahí y estaban famélicos, vamos a cenar cariño, conozco un restaurante delicioso cerca de aquí, antes de salir Candy buscaba y buscaba su ropa interior, Albert la veía divertido, sabía lo que buscaba, pero sus planes seguían en marcha y la ropa interior no formaba parte del plan.
-Cariño, ¿buscas esto? Le mostraba la tanga colgando de un dedo…
-Albert ¿me las das? ¿por favor? Decía ella con cara de perrito suplicante…
-Te las daré mas tarde, ahora te necesito disponible para mi todo el tiempo, ¿quieres jugar?
-Candy se sonrojo, pero no le intimidaban esos juegos, así que si Albert estaba juguetón pues jugarían.
-Juguemos, decía con voz sensual, Albert la atrajo hacia el y le dio un muy excitante beso en la boca.
-Bien cariño, vamos a cenar y te cuento como jugaremos.
Llegaron y les dieron una mesa un poco alejada de los demás comensales, usualmente Albert iba ahí a cenar, ya le conocían, servían platillos de comida italiana, Albert ordeno lasaña y Candy risotto.
-Ahora si amor platícame ¿cómo te ha ido por aquí?
-Todo esta bien, parece que estoy aprendiendo mucho, pero la verdad extraño a mis pacientes.
Y así platicaban de sus actividades tanto en el corporativo como en el hospital, antes de que llegara el mesero con su comida Candy decidió ir al baño, era lo que esperaba que sucediera, Candy era una chica con hábitos y siempre iba al baño antes de empezar a comer, así que la siguió, el juego seguía y el no se cansaba de ella, entro al baño y checo que no hubiera nadie le puso el seguro a la puerta Candy por un momento se asustó, termino y cuando abrió la puerta Albert asalto su boca, y ese era solo el comienzo, la acariciaba debajo del vestido, de nuevo las manos traviesas de Albert, pero esta vez Candy no se quedaba atrás, sabían que tenían que ser rápidos para que alguien no los atrapara infraganti, Albert la estimulaba con las manos y ella ahogaba los gemidos en la boca de él, la giro sobre el lavamanos y entro en ella rápidamente, la respiración era rápida y excitada, de pronto alguien toco la puerta, tenían que apresurarse, Albert apuro el paso, Candy solo se detenía con las manos en el espejo, llegaban al éxtasis y Albert caía sobre la espalda de Candy, cuanto amaba a esa mujer, regulaban su respiración y los toquidos ya se habían ido, Albert saco la tanga del pantalón y le dio un beso a Candy.
-Ten querida, ahorita vamos a otro lugar y no quiero que andes por ahí sin esto, ella se las ponía rápidamente, abrían la puerta, primero salía Albert y después de un minuto ella, la adrenalina que vivían era un estimulante sexual, que sabían que esto apenas comenzaba.
Después de cenar y platicar entre risas y después de achisparse un poco con el vino subieron al auto.
-Amor ¿A dónde me llevas?
-Cariño por favor no comas ansias déjate sorprender.
El resto del camino viajaron callados pero tomados de la mano, Candy estaba suspirando de la noche tan perfecta que estaban teniendo, sentir a Albert cerca era mas que suficiente para perder la cabeza y hacer locuras, cuando regreso a la realidad Albert ya había estacionado el auto llegaron a un edificio alto de 28 pisos, el ultimo era una estructura de platillo volante, era muy impresionante, - ¿Dónde estamos amor?
-Se llama edificio Harbour Center, vamos para que lo veas por dentro, el mirador Vancouver Lookout es un lugar donde podremos ver la ciudad a 360° es super impresionante, llegaron al piso 28 en el elevador de cristal, ya pasaba de la media noche y la ciudad se veía llena de vida, iluminada, preciosa, simplemente era un espectáculo digno de admirar, había gente disfrutando la vista también.
-Amor esto es hermoso, decía Candy mientras Albert la abrazaba por la espalda.
-Lo se cariño, es de mis lugares favoritos desde que era un niño, ahora vamos a casa, quiero dormir abrazándote toda la noche.
-Una invitación bastante tentadora doctor Andrew.
-La cual espero que disfrute doctora White.
La promesa de una noche maravillosa estaba en el aire, esperaban seguir soñando en su burbuja particular…
Mis queridas comadres, pues ya salimos de vacaciones y espero avanzar con esta historia mas rapidito, espero que hayan disfrutado este capitulo un poco candente, las quiero y agradezco tanto sus comentarios que me ayudan a saber como les va pareciendo la historia, saludos y abrazos!
