Shiho no había descansado ni un solo segundo desde que Kudo le había dado esa fatídica noticia. Apenas habían pasado un par de días y ya le daba la sensación de que se trataba de una eternidad.

Un sinfín de preguntas cruzaban su mente sin descanso a cada segundo que pasaba. ¿Zoe estaba bien?¿Estaría muy asustada?¿Le habían hecho daño?¿Estaba incluso viva?

No podía responderse a absolutamente nada y cuantas más horas pasaban, sabía que las posibilidades de encontrarla sana y salva, menguaban drásticamente a cada segundo.

Parecía que había esfumado y desaparecido sin dejar un solo rastro al que poder seguirle la pista. ¿Qué había pasado con ella?

"¿Todavía estás aquí?" Le preguntó el profesor tristemente al encontrársela sentada en el mismo sitio que hacía horas atrás, con un pilón de hojas alrededor suyo. "Tienes que ir a casa y tratar de descansar un poco."

"Prefiero quedarme." Contestó ella sin mirarle, sujetando una fotografía de Zoe con cuidado. "Pueden llamar en cualquier momento." Dijo esperanzada, sin dejar de mirar el teléfono de encima de la mesa.

"Shiho, no ha llamado nadie estos dos días." Le contestó suavemente Agasa, sin pretender herirla. "Tienes que descansar. Resolveremos todo esto." Le intentó animar.

Ella resopló. No era tan fácil, ella era su madre y cualquier cosa que pudiese pasarle a su hija, ella lo sentía el doble. Tenía todo el derecho de saber que había pasado con ella.

¿Había desaparecido o la habían secuestrado? Porque…¿Quién secuestraba a una niña y no reclamaba una recompensa o llamaba exigiendo algo? Y más, después de saber que sus padres trabajaban en la policía y su padre en concreto, era de los mejores detectives, el cual tenía una buena fortuna bajo sus hombros.

¿Le querían hacer sufrir más aún con toda esa incertidumbre? Porque lo estaban consiguiendo, cada vez entendía menos y perdía más la cabeza.

La desaparición de un ser querido, afecta de manera dolorosa y profunda a la existencia de aquellos que la padecen. Un desaparecido es una pregunta abierta, no es un muerto ni un vivo, era como un espíritu que no dejaba dormir. Que no permite sanar ni continuar con tu vida.

Así se sentía, en pause.

Shiho se limitó a aferrarse a la esperanza cómo una droga. No iba a renunciar a su hija, nunca.

"¿Y si lo hacen?" Preguntó aún esperanzada.

"Si lo hacen, entonces serás la primera en saberlo." Le contestó firmemente, apoyando una mano suavemente en su hombro.

"¿Cómo ha podido pasar todo esto?" Preguntó ella con el ceño fruncido mientras suspiraba derrotada. "Hace unas semanas estábamos completamente bien…"

"La encontraré, Shiho." Dijo Kudo mientras entraba a la sala solo ocupada por ellos dos. "Aunque sea lo último que haga." Dijo acercándose a ella.

La pelirroja permaneció callada, sin creer ninguna de las palabras que decía el moreno. Todo esto, era por su culpa. Y su dolor también.

No se atrevía a mirarle o hablar con él. Estaba tan exhausta y cansada, que no podía ni sentir rabia hacia él. Solo quería verla y eso era en lo único en lo que podía pensar.

"¿Algo nuevo ahí fuera?" Preguntó ella sin querer escuchar ninguna otra explicación, solo quería saber las cosas importantes que pudiese explicarle sobre la investigación.

"Deberías descansar." Le contestó el detective sin contestar bien a su pregunta, observando el rostro exhausto de la científica.

Shiho no cedió tan fácilmente sin embargo, era demasiado perspicaz para esas cosas. Sus palabras le decían una cosa, pero su rostro le decía otra completamente diferente. Sabía que había algo que no le estaba explicando, le conocía lo suficiente cómo para saberlo.

"¿Cómo pretendes que lo haga, Kudo?" Le contestó ella resoplando molesta mientras sacaba un paquete de cigarrillos de su bolsillo y salía por la puerta más cercana en busca de un poco de aire.

Shiho no era una fumadora habitual, pero en esa situación tan tensa y llena de desesperación, no podía evitar intentar buscar un mínimo de alivio en el humo que inhalaba. Observó cómo las brasas del pitillo ardían y el humo salía lentamente, mezclándose por el cielo oscurecido.

"Lo siento muchísimo, Shiho." Le dijo Kudo a su espalda, cerrando la puerta de la salida de emergencias detrás suyo y acercándose a la barandilla para ponerse a su lado. "Fue un segundo, de verdad. La pelota se fue lejos y no quería que ella tuviese que cruzar la carretera, así que fui yo en su lugar. Al girarme tras recogerla, ya había desparecido." Le explicó con la impotencia marcada en sus palabras.

"La gente no desaparece así porque sí, cómo si la tierra hubiese abierto un agujero y se las tragase sin más." Le contestó ella sin mirarle.

El silencio se acomodó entre ellos y la incomodidad era tanta, que casi se podía palpar. Shiho apenas quería hablar con él, ya que sabía que estallaría si lo hacía.

Y Kudo no sabía cómo hablarle. Se sentía impotente ante toda esa situación y no sabía cuanto tiempo más podía cargar con esa culpabilidad.

"¿Por qué no han llamado?" Le preguntó la pelirroja con la mirada perdida.

"No lo sé, apenas tenemos señales de que se trate de un secuestro y si pasan más días de la misma manera, la policía querrá cerrar el caso cómo desaparición." Le explicó Shinichi.

"¿Qué?" Preguntó ella con los ojos bien abiertos, sorprendida y molesta de escuchar esas palabras. "Pero ella no ha desaparecido, alguien debe habérsela llevado. Conozco a mi hija, ella no se esfumaría. Está apunto de hacer cinco años, apenas es una niña."

"Lo sé, pero la policía necesita ciertas cosas para seguir con la investigación." Le contestó él cabizbajo, entendiendo la molestia que expresaba ella.

"¿Me estás diciendo que dejarán de buscarla y seguirán con lo demás con normalidad?" Preguntó ella levantando la voz y alterándose.

"No es eso, pero pasados unos días sin pistas, la policía aparta la desaparición e investiga, buscado pistas por otro lado."

"¡Que mierda de solución es esa!" Le chilló ella. "Yo no voy a dejar de buscarla."

Los ojos de la científica se oscurecieron completamente y su mirada se volvió completamente gélida. Lo odiaba. Odiaba que hubiese desatendido a su hija en ese preciso momento, odiaba que hubiese vuelto de Tokio para volver a joderle la vida y odiaba ver que no le afectaba de la misma manera que lo hacía a ella, o al menos no lo expresaba.

Sus manos se tensaron y levantó una para cruzarle la cara de una bofetada en un momento, sin pensárselo siquiera y llena de rabia.

Él se quedó parado y helado mientras se sujetaba la mejilla, ahora caliente y enrojecida, con su mano.

"¡Todo esto es por tu puta culpa y aún así, no te veo hacer nada para conseguir encontrarla!¡Han pasado dos días, Kudo!" Le chilló llena de rabia. "Y tú solo haces que aparentar tranquilidad." Le dijo arrugando el ceño molesta. "Las cosas no están bien."

"¿Crees que a mi no me duele?" Le preguntó él aún cabizbajo. "Yo tengo que cargar con la culpa pase lo que pase. Me arrepiento a cada segundo." Dijo intentando tener contacto visual con ella.

Shiho tiró la colilla, se giró para mirarle y cogió su camisa con fuerza, haciendo que sus nudillos se pusiesen blancos mientras intentaba luchar contra las lágrimas que amenazaban con derramarse.

"Eres la persona que más daño me ha causado. Me dejaste destrozada cuando me fui de Tokio y cuando he conseguido salir a flote con ella, me has vuelto a hundir hasta dónde no sabía que podía caer." Sus manos habían empezado a temblar y ya no tenía fuerzas para aguantar las lágrimas. Parecía que llorar, era lo único que podía hacer esos días.

"Voy a hacer hasta lo que no esté en mi mano para dar con ella." Le dijo convencido. "No descansaré hasta hacerlo." Dijo poniendo sus manos alrededor de sus brazos, intentando abrazarla. La encontraría, estaba seguro de ello.

Shiho odiaba sentirse de esa manera delante de él, pero el dolor que sentía, era tan grande, que le hacía importarle una mierda todo lo demás. Notó cómo la calidez de Kudo envolvía sus brazos y aflojó el agarre de su camisa para apoyar su cabeza en su pecho mientras intentaba desahogarse y sacarse parte del dolor que llevaba dentro. Pero estaba clavado demasiado profundamente.

Se quedaron varios minutos así, sin hablar ni moverse. Él se dedicó a acariciarle el pelo suavemente, mientras ella mojaba su camisa de lágrimas, sin emitir un solo ruido.


Shiho parpadeó varias veces, combatiendo contra la fuerte luz que golpeaba en sus ojos, mientras intentaba relacionar dónde se encontraba.

Estaba recostada en un sofá de la oficina, parecía que se había quedado dormida después del agotamiento que cargaba. Cerró los ojos unos segundos al venirle una fuerte punzada en la cabeza, le dolía a horrores después de todo lo que había llorado. Se recostó para sentarse y la americana que la tapaba se apartó a un lado al moverse, parecía que Kudo se la había puesto a falta de una buena manta.

"¿Ya te has despertado?"

Shinichi apareció sigilosamente por la puerta, con dos cafés humeantes en sus manos y las ojeras bien marcadas bajo sus ojos, que ahora veía más oscuros que de normalidad.

La rabia que había acumulado hacía él, disminuía al darse cuenta de que era la única persona que podía entender lo que estaba pasando. Nada ni nade iban a quitarle el hecho de que él fuese el padre de Zoe.

"¿He dormido mucho?" Preguntó ella palpándose la cabeza que seguía dándole punzadas.

"Unas tres o cuatro horas. Son las seis y poco de la mañana." Le informó él. "Te quedaste dormida sobre el escritorio, con los brazos cruzados sobre los documentos de la investigación, así que te traje aquí para que pudieses descansar mejor."

"Gracias." Le dijo ella quitándose la americana para devolvérsela.

"No hace falta que te la quites." Le dijo frenándole. "Hace un poco de fresco aún y yo estoy bien." Le dijo amablemente.

Ella asintió agradecida y contempló los dos cafés que cargaba. "¿Venías a despertarme?" Le preguntó ella curiosa.

"La verdad es que sí." Le dijo ofreciéndole uno de los dos cafés.

"¿Ya han dejado de buscarla?" Preguntó ella decaída.

Él la miró fijamente antes de explicarle la situación actual. "Ha habido algunos cambios."

"¿A que te refieres?" Preguntó ahora curiosa.

"La persona que se llevó a Zoe ha llamado hace una media hora. La policía ha podido cambiar el caso a secuestro y están intentando localizar la llamada y su identidad."