El coche de Shinichi aparcó justo al lado de un coche patrulla con las luces encendidas. No habían sido los primeros en llegar, varios de sus compañeros y otros agentes ya habían asegurado el perímetro y preparaban sus cosas para el momento en que les diesen luz verde para entrar. Aún así, le aliviaba tener la posibilidad de estar tan cerca de Zoe.
Al ser padre, había descubierto muchas emociones buenas que no había tenido capaz de vivir antes, pero también le había traído las más amargas al sentir que podía perderla. No quería fallarle.
Shiho salió apresuradamente del coche en cuanto Shinichi sacó las llaves del contacto y después de observar la zona, se acercó a Heiji, que se encontraba a primera fila mientras daba ordenes a otros compañeros. Estaban todos muy serios y atentos.
"Heiji." Le llamó para llamar su atención. "¿Qué está pasando ahí dentro?¿Que hacen en este polígono?" Preguntó sin entender. Sólo tenía preguntas, cómo siempre.
Las nubes grisáceas, ocupaban gran parte del cielo, creando oscuridad sobre ellos a pesar de que eran sólo las tres de la tarde. Un par de truenos sonaron, avisándoles de la gran lluvia que estaba por caer.
El detective se volteó para mirarle e intentó hablarle con toda la suavidad que pudo. "Shiho, habéis llegado rápido, nosotros hemos llegado hace poco. Las primeras patrullas que llegaron, pudieron ver que la nave estaba iluminada en el interior y en cuanto escucharon que veníamos, apagaron las luces y cerraron puertas." Le empezó a explicar. "Los agentes acordonaron la zona y vigilaron de que nadie entrase ni saliese de ahí."
"Entonces…¿Eso significa que están ahí dentro?¿Zoe está ahí?" Preguntó apresuradamente.
"Ningún agente ha visto ni reconocido a nadie, pero es una posibilidad alta. La llamada se ha realizado desde este edificio."
La científica tragó saliva y clavó sus ojos en las ventanas de esa nave abandonada. Era un sitio muy deprimente y lo único que quería, era entrar y sacar a su hija de ahí lo antes posible. No le daba miedo enfrentarse a nadie.
"¿Cuándo vais a entrar?" Preguntó sin desviar la mirada.
"Ahora mismo no tenemos el permiso para hacerlo. Vamos a probar de llamar al número que hemos descifrado para probar de negociar con él y después entraremos a buscarla. Tenemos que saber en que estado se encuentra el hombre y si va armado o no, no queremos que le haga daño a Zoe por nuestros errores o precipitaciones."
Los rayos, rompieron el cielo esta vez, acompañados de los truenos unos segundos más tarde. El tiempo parecía estar igual de turbio que ella.
Asintió sin pronunciar palabra, dándole a entender que lo había entendido.
"¿Quieres acompañarnos?" Le preguntó amablemente mientras se dirigía hacia Kudo y el resto de compañeros, bajo la carpa de plástico que habían montado en un momento por si se ponía a llover. Habían sacado los aparatos y teléfono para realizar la llamada desde ahí.
Ella no contestó, pero aligeró el paso hacia él y se reunieron con el resto. Las miradas de los presentes se posaron rápidamente sobre ella, haciéndola sentir más incomoda y terriblemente observada. Odiaba todas esas sensaciones que le creaban y odiaba que la gente sintiera lástima por ella, así que los fulminó a todos con una mirada rápida y penetrante y se acercó hasta ponerse al lado de Kudo.
"Nos están facilitando la orden para entrar, pero en cuanto sepamos cual es la situación en el interior, nos haremos paso." Informó Shinichi. "Heiji, ¿podemos llamar ya?"
"Claro."
Kudo miró a Shiho un par de segundos, que tenía toda su atención en él y le cogió de la mano para que se acercase junto a Heiji.
Bip bip bip bip
El teléfono empezó a sonar en altavoz y cada tono que sonaba sin respuesta, les aceleraba más el pulso.
Bip bip bip
¿No van a contestar?
"Tendremos que esperar a la orden." Comento Heiji mientras sonaba.
"Habéis tardado un poco. ¿Ha sido difícil para los detectives?"
Habían contestado.
Kudo se molestó al volver a escuchar la voz de ese hombre.
"Creo que las cosas han cambiado para ti ahora. Estás rodeado, así que te recomendamos se salgas con la niña y las manos en alto." Le sugirió Shinichi.
El desconocido río vacilante. "Las cosas no van a ir de esa manera, detective. ¿Ya ha sido capaz de reconocerme?¿O no es tan buen detective cómo dicen?"
Kudo se sintió atacado, pero intentó mantener la calma en todo momento. No debía dejarle que le alterase, sólo buscaba provocarle.
"A lo mejor eres tú, que eres un cobarde que se esconde para no ser descubierto." Contestó sin vacilar.
"No creas, prefiero la buena compañía. Tienes una hija encantadora."
Shiho apretó los dientes al notar su manera de hablar y quiso interferir en la conversación, pero Kudo le frenó y siguió hablando lo más tranquilo que pudo.
"¿Zoe está bien?¿Puede ponerse al auricular?"
El desconocido resopló, pero después de un tiempo de silencio, la dulce voz de la niña se escuchó a través del altavoz.
"¿Papa?"
"Zoe, ¿Estás bien?" Preguntó preocupado.
"Siiii, ¿Pero cuando vais a venir?" Preguntó confundida. "¿Y mamá?"
"Estoy aquí, Zoe. " Intervino emocionada, con alegría de escuchar la voz de su hija.
"¿Estás enfadada?" Preguntó la niña entristeciendo la voz.
"No Zoe, sólo quiero poder verte y que vengas a casa." Le contestó tranquila.
"¿Y por qué no vienes?"
Shiho no sabía como contestarle.
"Eso es, Shiho…" Intervino el secuestrador. "¿Por qué no entras y te reúnes con nosotros?" Le sugirió.
"No va a entrar ningún civil." Intervino Kudo, preocupado de que pudiese pasarle algo a las dos.
"¿La señorita Miyano pertenece a la policía de Osaka, verdad? Sería cómo si un agente entrase."
"No. No me parece una buena idea." Kudo resopló, negando con la cabeza. Pero Shiho apoyó una mano en su hombro para que se tranquilizase.
"Te doy dos minutos para que os decidáis. La próxima propuesta a lo mejor no es tan buena cómo esta." Dijo justo antes de colgar.
"Puedo hacerlo." Intervino ella rápidamente.
"No. Es demasiado peligroso."
"Me da igual, tengo que hacerlo." Dijo sin ceder.
"¿Y si pasa algo?" Preguntó negando.
"¿Y si pasa algo por no haberme dejado entrar?" Le preguntó ella de vuelta. "Estoy capacitada para hacerlo, Kudo."
"Si entras, entraré contigo."
"No, tengo que hacerlo yo." Dijo mirándole fijamente. "Saldré con ella, no te preocupes."
Kudo resopló de nuevo, sabiendo que no podía convencerla a quedarse, así que sacó su pistola y se la ofreció.
"Toma, utilízala si es necesario." Le dijo sin vacilar.
"Gracias." Contestó poniéndole el seguro y guardarla.
Kudo se hizo a un lado para que la pelirroja pasase y tras pasar la barrera de seguridad, se dirigió a la entrada de la nave.
La científica abrió la puerta lentamente mientras chirriaba y se introdujo en el interior sin bajar la guardia. El corazón empezó a palpitarle fuertemente y sentía unas cosquillas extrañas al saber que iba a ver a su hija de nuevo.
Subió el sinfín de escaleras que había hasta llegar a la ultima plata de la nave, donde se podía ver que había una habitación iluminada. Debía de ser ahí.
Se paró justo en frente de la puerta, con la mano apoyada en el pomo. ¿Debía entrar sin más?¿Estaban esperandola en el otro lado o era un estupido truco de ese capullo?
Las ansias de reencontrarse con su hija le pudieron sobre todo lo demás y sin dudar más, giró el pomo y abrió la puerta.
Suspiró lentamente mientras observaba la sala y su pulso seguía acelerándose. A pesar de ser una nave abandonada, parecía que quien fuese que estuviese ahí, había amoldado previamente esa sala para convertirla en una pequeña vivienda. ¿Qué mierda era todo eso?¿Quien vivía en un sitio así?
"¿Mamá?"
Shiho se giró al escuchar su voz y su mirada se clavó al fin con la de su hija, que a diferencia de la última vez, le recibía con una sonrisa y los brazos abiertos. Ella se agachó y abrió los brazos para poder abrazarla.
"Zoe, lo siento…"
Apenas podía evitar que se le escapasen algunas lágrimas. Después de lo mal que lo había pasado esos días, volver a tenerla entre sus brazos, era lo que más feliz le hacía. Estaba bien y no parecía herida ni dañada. Suspiró de alivio mientras la abrazaba.
"No mamá, lo siento yo…no te odio." Le dijo su hija un poco triste después de haber extrañado a su madre esos días.
"No pasa nada, ¿Estás bien?¿Te han hecho algo?" Preguntó la pelirroja palpándola y estudiándola de arriba abajo con preocupación.
"Estoy bien. El señor ha estado jugando conmigo y hemos visto muchas películas." Contestó mientras volvía a sonreír. "Ha sido divertido, me ha dicho que es amigo de papá." Dijo emocionada.
Shiho le cogió de las mejillas y le besó la frente con cariño. "Estábamos muy preocupados por ti."
"Que escena más tierna." Contestó una voz de hombre cerca de ellas.
La pelirroja puso a su hija tras sus piernas para protegerla de él y le miró con la mirada más fría y amenazante que tenía.
"¿Por qué has hecho esto?" Le preguntó enfadada, poniendo una mano en su bolsillo por si tenía que sacar la pistola rápidamente.
"Es sencillo, por venganza." Explicó el hombre acercándose a ella para que pudiese verle mejor.
Shiho no le conocía de nada, incluso podía decir que no lo había visto en la vida y seguía sin entender porqué había echo todo eso. Zoe no se merecía estar en medio de todo eso.
"Eres patético por haber metido a una niña pequeña en tus putos problemas." Escupió molesta.
"Yo también tenía una hija, ¿sabes?" Le explicó con los ojos entrecerrados, observando con nostalgia a la niña que se escondía detrás de sus finas piernas. "También era vivaz y alegre como lo es Zoe...Hasta que por culpa de ese estúpido detective, lo perdí todo." Dijo entre dientes. "La perdí a ella y a toda mi familia."
Shiho curvó las cejas, sin acabar de entender que tenía que ver Kudo con todo eso.
"En el momento más oscuro de mi vida, mi única opción para conseguir algo de dinero para mi familia, era delinquiendo. Entraba en casas para causar pequeños robos y así poder seguir consintiendo a mi familia con todos esos caprichos que ellos deseaban. Antes de eso tenía un buen puesto en una oficina, pero la empresa en la que llevaba toda la vida trabajando quebró y las circunstancias en las que la vida me dejó, no me quedaba otra mejor opción. Mi familia no tenía suficiente con el dinero que yo entraba en casa a final de mes y hubo un día en el que empecé a meterme en negocios un poco turbios con gente muy adinerada." Empezó a explicarle mientras recordaba. "El primer año me fue todo bastante bien la verdad, mi familia no lo sabía, pero yo cada dos por tres llegaba a casa con sobres llenos de dinero. Así que todos estábamos contentos y felices. Hasta que un día ese puto detective me mandó a la cárcel y a consecuencia de ello, mi familia me abandonó." Acabó de explicarle.
"A lo mejor debiste ser sincero primer con tu familia." Contestó ella sin sentir ninguna pena. "También podrías haber pensado en las consecuencias que te traería todo lo que hacías."
El hombre chasqueó los dientes enfadado. "¿Crees que eres la mejor indicada en decirme esto? ¿Crees que no se quien eres?" Preguntó burlonamente. "No voy a escuchar consejos de una persona como tú. Estudié al detective cada día que pasé encerrado en esa celda. Y mi satisfacción y fruto de mi sudor, volvió cuando hace relativamente poco pude darme cuenta del tipo de relación que tenía contigo y después fue todo un bombazo descubrir quien eras tú realmente."
"No sabes nada de mi vida." Contestó ella frunciendo el ceño con un tono tajante.
"Sé lo suficiente." Contestó ensanchando su sonrisa. "Sé que eres una fría asesina. Eres peligrosa y letal. Y ese detective, nunca impuso la justicia contigo para mandarte a ese agujero con barrotes."
Shiho se enfureció al escucharle. "¡Cállate! Tú no tienes ni idea." Contestó sin soltar a su hija, que escuchaba todo lo que decían.
"Hay muchas cosas que no sé, tienes razón. Pero al igual que yo, tu hija tampoco merece tener cerca a una madre cómo tú." Dijo sacando la pistola que guardaba. "Y ese detective, merece sentir todo el dolor que yo estoy sintiendo." Finalizó cargando la pistola. "Voy a destruir su familia como él hizo con la mía."
Shiho sacó la suya en el mismo momento y los dos apretaron el gatillo a la par.
¡Bang!
¡Bang!
