Capitulo uno

Una vez que Towa se había calmado, revisó en su cuaderno la fecha de entrega del trabajo: era semestral por lo que tendría mucho tiempo para investigar su pasado y reconstruir su historia, aunque la verdad es que no le interesaba tanto la calificación como el hecho de poder encontrar a su hermanita y saber quienes eran sus padres. Ahora que tenía algo de información, sentía que lo único que quería era conocer absolutamente todo.

Buscó su computadora y en internet colocó el nombre de su madre: "Rin". Sin embargo, muchas mujeres se llamaban como ella: desde cantantes de grupos idols hasta profesoras universitarias, por lo que resultaba muy difícil saber quien era, además tampoco sabía su edad, por lo que perfectamente podía tratarse de una mujer que tuvo un embarazo adolescente o una que en sus 40 años, decidiera tenerlas a pesar de los riesgos.

-Towa...¿Qué haces?

Su hermanita Mei había entrado a su habitación tímidamente, al verla muy concentrada en la computadora.

-Estoy buscando información.

-¿Sobre qué?

-Sobre unas personas que pueden saber algo de mi antigua familia...

-Towa...- la niña lucía muy seria de pronto.

-Dime, Mei.

-No hagas eso: mamá y papá son tu familia- razonó la pequeña con el ceño ligeramente fruncido-, ¿o es que no nos quieres?

-¡Claro que los quiero!- la chica abrazó a su hermanita con fuerza- Ustedes siempre serán mi familia, nada nunca va a cambiar eso. Es solo... curiosidad hacia lo desconocido.

La niña sonrió sintiéndose un poco más tranquila. No quería que nadie le robara a su hermana mayor y no iba a permitir que se fuera de su lado tan fácilmente: Towa era su hermana y no importaba lo que la sangre u otras personas dijeran al respecto.

-Ven, vamos a cenar Mei, me dió algo de hambre.

Aquella noche, Towa durmió muy poco; quería esforzarse en recordar, por lo que volvió a hacer sonar su cajita musical y se dejó envolver por la dulce melodía. Le preocupaba mucho que su madre biológica no se hubiese despertado de su accidente o que su padre biológico estuviese viviendo un difícil momento o que los dos hubiesen muerto o que su hermanita no hubiese corrido con su misma suerte al ser adoptada. Tenía tantas preguntas que estaba segura de que no podría dormir en toda la noche.

Al día siguiente, durante el desayuno, se dio cuenta de que papá Sota no parecìa listo para ir a trabajar y que su mamá Moe solo apuraba a Mei para que se fuera a la escuela, de hecho ni siquiera le había servido el desayuno a ella.

-Towa, si te parece bien, puedes faltar a la escuela hoy.

-¿Por qué?- eso era extraño, aunque no iba a discutir demasiado al respecto.

-Porque pensé que podríamos ir al hogar a preguntar si tienen algo de información. Te conozco y sé que debes sentirte muy curiosa y quiero ayudarte en todo lo que pueda para que sepas la verdad.

-¿De verdad?- preguntó Towa con sus ojos brillantes por la emoción- ¿No les importa que quiera saber cosas de mi familia biológica?

-Towa, nos importa que, pase lo que pase, sientas que tienes nuestro apoyo...- mamá Moe la abrazó por sobre los hombros- Pase lo que pase siempre serás nuestra hija.

-Muchas gracias... Yo...

-Lo sabemos, Towa. También te queremos mucho y siempre serás nuestra hijita mayor.

Papá Sota la tomó de la mano para acompañarla al auto familiar. La verdad es que se sentía nerviosa y aunque se forzaba a sí misma por recordar el camino hacia el hogar, era incapaz de que algún recuerdo llegase a su memoria. Todo era nuevo y extraño, por lo que no podía evitar sentir algo de culpa por eso.

Una vez que llegaron, a lo lejos, en uno de los jardines, Towa vio a una chica de tez clara que era casi de su edad, su cabello largo y castaño oscuro estaba atado en una cola de caballo, sus ojos eran de color violeta azulados y su mirada era fría e intimidante. La chica estaba tendiendo la ropa, pero Towa se dijo que debía dejar de mirarla, ya que ella no lucía como alguien amigable.

-Buenos días, pasen por mi oficina, por favor- les saludó una mujer de apariencia y sonrisa amable-. Mi nombre es Shiori y soy la directora del hogar, no recibimos muchas visitas así que me gustaría saber en qué puedo ayudarles.

-Mucho gusto, lo que ocurre es que mi hija vivió aquí antes de que la adoptara- comenzó Sota sujetando la mano de Towa con fuerza- y ayer leímos una carta de su familia biológica, por lo que queremos saber si tienen un poco más de información sobre ellos; supuestamente Towa tiene una hermana gemela y nos gustaría saber cómo se encuentra ella.

-Entiendo... yo comprendo que conocer tus orígenes es muy importante para ti- Shiori se dirigió directamente a Towa-, pero no podemos revelar información sobre los niños que han vivido o viven en el hogar.

-¿No puedo saber su nombre?- quiso intentarlo Towa- Es mi hermana gemela y quiero intentar tener algún tipo de contacto con ella...¡por favor!- Towa se puso de pie para inclinarse en una reverencia mientras sentía la desilusión en su pecho.

-Lo siento mucho, pero me temo que no es posible- Shiori suspiró un instante mientras se explicaba-, es para proteger a los niños: algunas veces sus padres biológicos vuelven a buscarlos cuando ya han autorizado su adopción y eso puede ser problemático para las familias, además puede ser doloroso para los niños que aún viven aquí ver que han adoptado a sus hermanos y a ellos no; es una política del hogar.

Towa se incorporó de inmediato.

-¡¿Alguien alguna vez ha venido a buscarme?!

-No lo sé, asumí el cargo de directora hace solo un par de años...- Shiori suspiró al ver a la chica tan afectada, quería hacer algo por ayudarla, mas tampoco quería darle falsas esperanzas- Me encantaría poder ayudarles de otra forma, pero si quieren puedo buscar en los archivos del hogar el nombre completo de la persona que las trajo hasta aquí, aunque tampoco es seguro que nos encontremos con esa información.

-¡¿De verdad puede hacer eso?!

-Sí, pero no te sientas mal en caso de que esas personas no te quieran ver: muchos se sienten muy culpables después de dar a sus hijos en adopción y prefieren vivir lejos de ese sentimiento.

-Yo... ¡lo entiendo!

Shiori comenzó a teclear en la computadora el nombre de Towa para buscar entre los archivos digitales del hogar.

-Aquí está... ¡Oh no!: la persona que te trajo lamentablemente no completó la ficha de los datos personales... lo siento mucho, Towa.

-¿No hay nada más? ¿Algún nombre o fecha o algo?

-Según entiendo, los padres biológicos de Towa debieron autorizar su adopción- intervino Sota intentando ayudar a su hija- ¿no podemos saber quiénes firmaron ese documento?

-Me temo que no puedo revisar quienes dieron la autorización para la adopción, porque una vez hecha se rompen todos los lazos con la familia biológica. Estas cosas pasan a menudo y no debes sentirte triste- Shiori sujetó la mano de la chica con amabilidad-: piensa que gracias a la decisión que tomaron tus padres, ahora tienes una familia adoptiva maravillosa y eso es sin dudas el mejor regalo.

-Yo... voy a estar en el jardín un instante...

Towa salió de la oficina sintiéndose muy decepcionada. Nunca antes había tenido ganas de saber sobre sus padres biológicos, por lo que no sabía si podría volver a su vida normal después de que aquella curiosidad se despertara en ella.

-Tú... ¿vienes a adoptar a un hermanito? - le preguntó la chica que antes tendía la ropa, pero que ahora usaba un uniforme de secundaria- Los niños a esta hora están en la escuela, así que no podrán verlos.

-Esto... no, yo... vine a ver si tenían algo de información de mis padres biológicos.

La actitud de la chica de pronto cambió y miraba a Towa como si le causara una profunda repulsión. Apretó sus manos hasta convertirlas en puños.

-Eres una tonta.

Towa parpadeó confundida ante esas palabras.

-¿De qué hablas? ¿Por qué me dices eso?

-Porque es obvio que tus padres biológicos no te quieren; siempre es así o ¿por qué crees que existen los hogares de niños?- la voz de la chica era tan fría como Towa lo había imaginado-...tú tuviste la suerte de ser adoptada: no deberías estar buscando lo que no se te ha perdido.

-Mis padres sí me querían- susurró Towa en voz muy baja, mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos -, ellos no eran malos... ¡yo sé que me querían y que lo siguen haciendo!

-¿Entonces por qué te regalaron? Si te quisieran no habrían hecho eso.

-¡No tienes ningún derecho a hablar así de ellos!- Towa empujó a la chica desconocida muy enojada- ¡No sabes nada!

-No sé nada, pero seguramente tu madre se parecía a la mía: una mujer tan estúpida que se dejó embarazar por un hombre que ni siquiera la quería y que luego fue lo suficientemente cobarde para dejarme en este lugar. Siendo honesta, nunca querré saber de ella y espero que su vida sea un infierno por lo que me hizo.

-¡Setsuna!- Shiori y Sota aparecieron en ese momento siendo la primera la encargada de reprender a la chica- ¿No deberías estar en la escuela?

-Sí.

-¿Entonces? ¿Por qué sigues por aquí?

-Estaba tendiendo la ropa, pero ya me voy.

Setsuna se alejó del lugar sin despedirse y pensando en que no debió haber expuesto ante una desconocida parte de su vida de aquella forma, pero no podía negar que le enojaba mucho que los adoptados hicieran eso: si una familia la hubiese escogido a ella, jamás habría vuelto para saber de quiénes la abandonaron, se habría dedicado a ser una buena hija y se habría dedicado a hacer muy felices a sus padres.

Sin embargo, una vez que estuvo sola en la parada del autobús se limpió una lágrima solitaria al tiempo que en su agenda revisaba una vieja fotografía de una joven de ojos grandes, sonrisa contagiosa e innegable belleza.

-Mamá...- susurró ella acariciando el rostro de la fotografía- ¿dónde estás?

En el fondo de su corazón, Setsuna no quería que su madre fuese desgraciada, una parte de sí misma la quería: cada vez que miraba la foto sentía un inexplicable cariño hacia ella, a pesar de que no lograba recordarla conscientemente...

Towa regresó a casa en completo silencio, aunque su padre le había asegurado que no debía perder las esperanzas, no podía dejar de pensar que si el hogar no le proporcionaba información, jamás conseguiría conocer toda la verdad.

La chica se había recostado sobre su cama un instante para cerrar los ojos e intentar descansar un poco.

No obstante, sus ojos se abrieron de golpe recordando algo importante: no había buscado en internet el nombre de su padre.

Towa escribió la palabra en el teclado luciendo confundida cuando el buscador solo arrojaba un nombre: Sesshomaru Taisho.

Cientos de imágenes y artículos se referían a él y en el momento en que abrió una imagen y un hombre de cabello plateado como el suyo, ojos dorados y una apariencia imponente apareció en su pantalla, no pudo evitar preguntarse si él era su padre...