Capitulo dos
Setsuna había llegado al hogar después de sus clases con el profesor de música. Le gustaba mucho practicar y, aunque podía hacerlo en su cuarto, también debía ayudar a los niños más pequeños con sus deberes, aunque no le molestaba: en realidad, estaba acostumbrada a ello, ya que desde que era muy pequeña había vivido allí. No tenía muchos recuerdos sobre su infancia antes del hogar; solo sabía que la fotografía en su agenda era mamá, porque siempre lo había sabido y porque desde que era pequeña quería parecerse a ella.
-¡Setsuna!- Shiori se acercó a ella con una sonrisa para poner sus manos sobre los hombros de la chica- Llegas justo a tiempo.
-¿De verdad?
-Sí...¡Tu caja ya está aquí!
Setsuna le dedicó a la directora una leve sonrisa, al tiempo que la acompañaba a su oficina. Desde que era pequeña, recibía una vez al mes una caja llena de regalos: al principio eran juguetes, lápices de colores y ropa, luego la ropa iba acompañada por cosas para la escuela, cuando ella comenzó a tocar el violín, le enviaron uno de regalo para que ya no tuviera que pedir prestado el de su escuela y ansiaba ver qué cosas tan bellas podrían darle esta vez.
-¿Qué es esta vez?- preguntó Shiori mientras Setsuna desataba las cintas de color morado.
-Es ropa... ¡Mira! Me envió el vestido que usó mi violinista favorita en su último recital- la chica le mostró la tela de color azul a su acompañante-, no sé como sabe cuales son las cosas que me gustan, pero siempre envía ropa muy hermosa.
-Es una muy buena persona y adivina qué.
-¿Qué?
-Busque la dirección a donde envías tus cartas de agradecimiento y es una de las oficinas de "Taisho Enterprise" ¡La persona que te ayuda debe trabajar en ese lugar! Aunque es extraño porque llamé para saber quienes trabajaban ahí y me dijeron que esas oficinas están cerradas y a la venta hace mucho tiempo, así que no hay trabajadores regulares en ese lugar.
-Es raro porque cuando le escribí para contarle que había comenzado a estudiar música en la escuela, al mes siguiente me envió mi violin y cuando era pequeña y le conté que quería una mascota, al mes siguiente me envió muchos peluches de animales. Yo... creo que sea quien sea, sí lee mis cartas.
Desde que era pequeña, la chica respondía a los obsequios que aquella persona desconocida le enviaba: al principio lo hacía a través de dibujos, luego cuando aprendió a escribir lo hacía mediante cartas. Secretamente, tenía la esperanza de que la persona que le enviaba los regalos, fuese alguien que conocía a su madre o que fuese algún pariente lejano como ocurría siempre en las películas que solía ver cuando era una niña, sin embargo, no se atrevía a aferrarse a aquellas esperanzas para no estrellarse contra la dureza de la realidad de vivir en un hogar.
Mientras ordenaba las cosas nuevas que le habían enviado, Setsuna vio que entre la ropa había un sobre cerrado; por un momento contuvo la respiración, pensando que quizás le habían escrito una carta, sin embargo, en cuanto lo abrió vio que se trataba de un folleto sobre una escuela de arte especializada en música. La escuela se encontraba en Suiza y acogía a jóvenes talentos de todo el mundo desde los 15 años de edad. La primera etapa de postulación era a través de un video y si clasificaba, entonces podría presentarse a una audición con los profesores más importantes de la escuela. Obviamente, el pago de aquella institución era muy costoso, por lo que la joven no entendía porqué le enviaban información sobre algo a lo que nunca podría acceder.
No obstante, en la última página del folleto se podía leer una breve nota. Setsuna sintió su corazón acelerado: era la primera vez que le escribían y no podía evitar sentirse emocionada.
"Setsuna,
Si deseas postular, no te preocupes por el dinero.
Yo me encargaré de pagar tu escuela"
La chica se emocionó de inmediato: más que los regalos materiales y la posibilidad de acceder a una buena educación, le hacía sentir feliz que una persona en aquella gran ciudad, se preocupaba por ella. Fuera quien fuera, Setsuna era importante par alguien y eso era un motivo más que suficiente para sentirse contenta.
De inmediato, comenzó a escribir su carta para agradecer los presentes y contarle las cosas interesantes que le habían ocurrido durante aquel mes.
Towa, por su parte, estaba recostada sobre su cama, revisando en su computador portátil toda la información que podía encontrar de Sesshomaru Taisho: el hombre era CEO de un gran conglomerado llamado "Taisho Enterprise", había asumido el cargo hace casi diez años y se encontraba casado con una abogada extranjera llamada Sara desde hace, al menos, ocho años. No tenían hijos, pero había algo que captó la atención de la joven.
En una página web, de unos periodistas independientes, se señalaba que en realidad, Sesshomaru Taisho se había divorciado antes de casarse con Sara y que tendría dos hijos producto de su primer matrimonio, pero que hasta la fecha de aquel reportaje, no habían logrado dar con el paradero de su primera esposa ni con los hijos. La única información que había podido obtener al respecto, era el nombre de aquella mujer: Rin.
Towa leyó aquella frase por al menos quince minutos, ¿seria posible? ¿de verdad ella podría ser hija de una persona tan importante? Muchas cosas en su mente no cuadraban: en primer lugar, ¿por qué en la carta se señalaba que él no tendría el dinero necesario para pagar una cuenta de hospital? ¿por qué en ningún lugar había fotos o más información sobre su madre? Era como si quisieran olvidar su historia, como si Rin no fuese importante o como si su existencia fuese algo que había que borrar.
-¿Haz encontrado algo, Towa?- quiso saber papá Sota al ver a su hija con el rostro muy concentrado frente al computador.
-Yo... creo que sí- la joven le mostró el computador con las imágenes y el reportaje que había encontrado-: parece ser que Sesshomaru es un empresario importante, está casado con una mujer que se llama Sara, pero dice que antes se divorció de Rin y que tiene dos hijos con ella...
-¿Crees que esos hijos pueden ser tu hermana y tú?
-Sì, pero no estoy muy segura- Towa miró a su padre a los ojos-: en la carta se intuye que mis padres biológicos podían tener problemas económicos, pero yo dudo mucho que una persona como él pudiera tener algún tipo de dificultad con el dinero.
-Es verdad...¿pero no dice nada más sobre Rin o sobre el hombre que escribió la carta?
-No, incluso solo en este reportaje mencionan a Rin, pero ni siquiera dicen su apellido o quien era, tampoco hay fotos solo... es como si no quisieran que ella fuera recordada de ninguna manera.
-¿Y si le escribes al periodista que realizó este reportaje?
-No puedo decirle que creo que soy la hija de Sesshomaru Taisho: aquello sería un escándalo y si él es mi padre, no quiero que se vea perjudicado, yo...- Towa pudo sentir las lágrimas en su rostro- quizás Rin murió en su accidente y con mi hermana le estorbábamos a papá y por eso nos dio en adopción, yo... quizás nunca nos quiso y vio en esto la forma de deshacerse de nosotras, él no luce como el tipo de persona que quisiera tener hijos.
Sota frunció el ceño al ver una fotografía del tal Sesshomaru en compañía de una mujer que parecía ser una modelo. El parecido con su hija Towa era innegable, pero no quería decirle nada a la joven que pudiera lastimarla aun mas. Sabía que al indagar sobre sus orígenes podrían encontrarse con una verdad dolorosa, pero podía comprender lo importante que era para la joven saber toda su historia.
-Towa, no digas esas cosas- Sota acarició la mejilla de su hija antes de abrazarla-, no sabemos aún que ocurrió y es apresurado que saques conclusiones.
-Es frustrante saber que no hay información de mi madre. Es injusto, ¿por qué él no quiere que sepan sobre ella?
-Se supone que Taisho Enterprise es una de las compañías más importantes de Asia; quizás él no quiere que su fama perjudique a tu madre, por la prensa: se supone que ella estaba en un hospital y quizás no se ha recuperado del todo.
-Pero entonces, ¿por qué se divorció de ella?- Towa se abrazó a su padre mientras intentaba no dejarse llevar por la tristeza- Juro que hay muchas cosas que no entiendo y es triste que tampoco pueda encontrar a mi hermana; quizás ella tenga un poco más de información sobre Sesshomaru y Rin o quizás no sepa nada y esté tan perdida como yo.
-Towa, debes ser paciente- le aconsejó su padre adoptivo-, ya sabes que esta ciudad es muy grande y perder la información es fácil. Piensa que recolectar datos de personas que te dieron en adopción hace casi diez años es muy difícil, sobre todo si Taisho Enterprise está involucrada en esto.
-¿En qué estás pensando, papá?
-En que es muy probable que más medios de comunicación sepan sobre Rin y su relación con Sesshomaru Taisho, pero la empresa puede haberles pagado para que no digan nada. Yo creo que tienes que hablar con el periodista, es posible que él tenga información de tu madre que no estamos considerando... Taisho... es extraño...
-¿Qué cosa?
-Por alguna razón, me suena de algún lugar su apellido...
Al día siguiente, en el receso de las 9 de la mañana y aprovechando que se encontraba sola, Towa decidió llamar hacia la oficina de presidencia de Taisho Enterprise. No creía que Sesshomaru contestara el teléfono, de hecho, era alguien tan importante que ella sospechaba que quizás podría encontrarse en el extranjero, pero querìa intentar hablar con èl personalmente. Pensaba que lo mejor era que Sesshomaru le explicara las cosas directamente, en lugar de tener que acudir a las fuentes ocultas y poco fiables de algún periodista, ademas ¿Quién mejor que su supuesto padre para que le hable sobre su supuesta madre?
-Buenos días, Presidencia de Taisho Enterprise, ¿en qué puedo ayudarle?
La voz era la de una mujer, por lo que Towa se imaginó que podría tratarse de la tipica imagen de una secretaria limando sus uñas mientras hablaba por teléfono.
-Hola, buenos días, mi nombre es Towa Higurashi y me preguntaba si era posible solicitar una entrevista con el Señor Sesshomaru Taisho.
-¿Representas a alguno de los inversionistas minoritarios? Porque ellos tienen reunión a finales de mes y ya enviamos el correo con todas las informaciones de las diferentes tiendas- le informó la secretaria en un tono de voz que le hacía saber que estaba muy aburrida-. El señor Taisho está muy ocupado para atender a cada uno de los accionistas minoritarios.
-Yo no soy accionista- apuntó Towa temiendo que le iban a colgar el teléfono-, lo que ocurre es que soy una estudiante de secundaria y quería saber si era posible hacer una entrevista al señor Sesshomaru.
-Niña, el señor Taisho es un hombre ocupado: no tiene tiempo para entrevistas escolares. Su agenda es muy apretada y yo...
-¡Por favor!- suplicó Towa- Es que es para un trabajo de mi escuela y debemos entrevistar a una persona a la que admiremos mucho, yo...¡de inmediato pensé en el señor Taisho! Usted sabe, es todo un ejemplo para los estudiantes y me gustaría llegar a tener la mitad de su éxito.
Towa no sabía qué estaba diciendo, pero pensó que si halagaba al sujeto, entonces quizás la secretaria podría apiadarse de ella. Por un momento, creyó que las cosas podrían funcionar de aquella forma, pero en cuanto la secretaria volvió a hablar, supo que se había equivocado.
-Entiendo que admires al Señor Sesshomaru, pero él no suele dar entrevistas- le explicó la secretaria con un tono de voz muy condescendiente-, quizás debas intentar con otra persona para tu tarea.
-Pero... ¿usted no puede agendar una reunión de una hora? ¡Prometo que será algo muy breve!
-Mira, dame tu nombre, trataré de hablar con él, aunque no te prometo nada, porque no es una persona a la que le gusten las entrevistas, pero quizás quiera recibirte para escuchar que alguien cree que él es una persona fabulosa y porque puede ayudarle con el Marketing- en ese breve instante, la secretaria le pareció una persona sumamente amable-... dime tu nombre para hablar con él cuando venga a su oficina.
-¡Muchas gracias!- exclamó Towa esperanzada- Es Towa Higurashi, por favor, dígale que es muy importante para mí hablar con él.
-Tranquila, veré qué es lo que puedo hacer.
No obstante, el entusiasmo de Towa se apagó al cabo de tres días: pasó aquellas jornadas pegada al celular, esperando por alguna llamada o correo electrónico que le confirmara que Taisho iba a recibirla, pero nada había llegado y no pudo evitar sentirse muy triste al respecto. No quería pensar sobre ello, pero quizás Sesshomaru no había querido recibirla a pesar de que ella pensaba que él podría saber su nombre.
Frunció el ceño antes de buscar en el historial, el reportaje que mencionaba el nombre de su madre biológica. No quería consultar con el periodista y arruinar las cosas con su supuesto padre, pero el tal Kohaku Hayashi parecía ser la única persona que podìa saber algo de su madre biológica.
