Capítulo cuatro
Rin se cambió de ropa una vez que terminó de pintar. Desde que había llegado a Okinawa pintaba siempre después del trabajo: la pintura le hacía sentir bien, como si los problemas de la vida desaparecieran o como si nada malo en el mundo existiera. No sabía dónde había aprendido a pintar, pero agradecía tener aquellos conocimientos en algún rincón escondido de su mente.
Sacó la bicicleta de la bodega y se encaminó hacia el mercado para comprar lo que le hacía falta para cenar. Vivía solo con su abuelo, ya que cuando era pequeña había quedado huérfana: su madre la había abandonado cuando tenía tres años y su padre, angustiado por las deudas había decidido suicidarse, por lo que solo tenía a su abuelito Jaken y le asustaba mucho pensar en qué iba a ocurrir una vez que él muriera. Por alguna razón no le gustaba estar sola, ya que se sentía nerviosa cuando estaba oscuro o en los espacios cerrados. Rin no sabía como interpretar su comportamiento en esos momentos, pero de lo único que estaba segura era de que quería tener a su abuelo vivo por muchos años más.
Una vez que ella terminó de comprar en el mercado, se dirigió hacia la pequeña cafetería que frecuentaba para tomar un poco de jugo de arándanos. Pagó su bebida y se sentó frente a la barra. Normalmente el lugar estaba solo a esas horas del día y podía conversar con Sora, la camarera, pero esta vez la camarera estaba muy entretenida intentando hablar con un hombre alto de cabellera plateada y ojos dorados, que en realidad parecía solo querer que alguien le sacara de encima la atención que Sora le prodigaba. Rin decidió desviar la mirada y concentrarse en beber su jugo, después de todo, no era su asunto lo que sucediera entre la camarera y el guapo desconocido.
-Rin, ¿por qué no hablas con nosotros?- le preguntó Sora mirándola con una sonrisa.
Rin le miró para darse cuenta de que el hombre que estaba hablando con su amiga era alguien que ella conocía.
-¡Señor Sesshomaru, no sabía que vendría a Okinawa!- exclamó Rin mirándole con una sonrisa- ¿Cómo está? ¿Va todo bien en Tokio?
-Está todo bien.
-¡Me alegra mucho! ¿Sus hijas están bien? Mi abuelo me contó que usted tiene dos hijas y... parecen más nietas suyas que yo: él les tiene mucho cariño.
-Están bien: es probable que Setsuna, la menor, estudie música en Europa, pero creo que aún no se decide del todo.
-Usted es un muy buen padre y sus hijas deben quererlo mucho...- pensó Rin en voz alta- no conozco a muchos hombres que apoyen a sus hijas en el arte, pero usted siempre habla sobre el talento de su hija menor así que debe sentirse orgulloso de ella... ¡muy buen trabajo!
Sesshomaru era un amigo de su abuelo, era un hombre importante en Tokio y acudía a Okinawa cada cierto tiempo. Era alguien agradable, pero muy silencioso: si ella no le hacía preguntas normalmente permanecía callado, por lo que era muy satisfactorio cuando le escuchaba hablar.
-¿Va a cenar con nosotros hoy?- quiso saber Rin mientras se ponía de pie- Estoy segura de que a mi abuelo le dará gusto verle.
-Claro, gracias.
Ambos se despidieron de Sora y caminaron en silencio hasta donde estaba la casa en que Rin vivía junto a su abuelo. Nunca antes había estado a solas con Sesshomaru, pero no era tan incómodo como se lo había imaginado: caminaban bajo la luz anaranjada del atardecer con el ruido del mar de fondo mientras él contemplaba a aquella mujer intentando que no se diera cuenta de eso.
Sesshomaru había comenzado a visitar a Rin en Okinawa en cuanto la salud mental de ella se lo permitió. Sin embargo, ella había borrado de su memoria toda su historia juntos, a las niñas y a él mismo, pero aunque era doloroso saber que nunca podría recuperarla, sentía esperanza porque un día Rin pudiera recordar lo que habían vivido juntos.
Él sabía que si la memoria de Rin volvía, tendría que responder a muchas cosas, pero la joven solía confiar en él y estaba seguro de que comprendería cada una de sus decisiones, sin embargo, por el momento solo le quedaba el consuelo de ver que ella se encontraba bien.
-Señor Sesshomaru- susurró Jaken mientras Rin se entretenía cocinando-, no me avisó que vendría, ¿cómo va todo en Tokio? ¿Cómo están las gemelas? Yo... ¿tiene alguna fotografía de ellas?
-Bien: Setsuna toca muy bien el violín y le escribí para que considere una academia en Europa y sobre Towa, no he podido encontrar a la familia que la adoptó, pero confío en que debe estar bien.
-¡Tan malvados!- exclamó el anciano más fuerte de lo que era prudente- ¿Por qué no adoptaron también a Setsuna? Hay que ser una criatura despiadada para separar a dos hermanitas gemelas... ¡sea quienes sean deben ser unas personas horribles!
-Probablemente no sabían que Towa tenía una hermana porque el hogar no se los dijo y nunca pude hablar personalmente con esa familia- razonó Sesshomaru-. Ya sabes que cuando firmé la solicitud de su adopción, lo hice pensando en que ella se merecía una familia bien constituida.
-Estoy seguro de que las niñas van a ser felices y, a su manera, Rin también es feliz...- razonó Jaken antes de sonreír un breve instante- solo espero que usted también lo sea algún día.
Sesshomaru asintió en silencio. Su felicidad fue el breve instante de su vida que conoció y se casó con Rin, mientras el resto solo ha sido una pesadilla interminable que al parecer sólo sabe empeorar...
-¡Listo!- exclamó Rin en cuanto terminó de poner la mesa- ¡Ya terminé de cocinar! Aún estoy aprendiendo, pero confío en que pronto tendré grandes habilidades culinarias. Señor Sesshomaru, debe darme su opinión cuando termine de probarlo todo...
-Claro, gracias Rin.
-Entonces... ¿irá a Europa con su hija o se quedará en Japón? - quiso saber ella mientras servía un poco de arroz para su abuelo.
-Planeo quedarme aquí: Setsuna es muy independiente y no quiero molestarla en sus estudios.
-Claro...¡Europa debe ser increíble!- suspiró Rin mientras apoyaba su mejilla sobre su mano- Me gustaría mucho conocer esos lugares...
-Tú conoces Europa.
La respuesta de Sesshomaru había sido casi instantánea: habían ido juntos por su luna de miel antes de que él tuviera dificultades en su trabajo, pero Rin le miraba confundida mientras fruncía ligeramente el ceño.
-Yo... no... abuelo, ¿yo estuve alguna vez en Europa?
-Esto... ¡Claro! Eras muy pequeña y no lo recuerdas bien- comenzó a inventar el anciano mientras comía-, pero sí que fuimos.
Rin asintió no muy convencida, ya que por alguna razón no podía creerle a su abuelo: sentía que si había ido a Europa era por otras razones muy diferentes.
-Señor Sesshomaru, ¿va a quedarse aquí?- quiso saber ella mientras una capa de rubor cubría sus mejillas.
-¡Claro que sí!- respondió Jaken en su lugar- El señor Sesshomaru es nuestro amigo y se quedará todo el tiempo que necesite.
-Entonces iré a preparar el cuarto de invitados- Rin se levantó de la mesa con una pequeña sonrisa-, con permiso...
Una vez que Rin se retiró, Jaken miró al señor Sesshomaru con un deje de tristeza: le causaba mucha culpa que él siguiera demostrando tal devoción hacia su nieta, mientras ella no recuperaba sus recuerdos.
-Señor Sesshomaru, ¿su esposa sabe que vino a visitarnos?
-No sé, pero debe intuirlo.
-Esto... ¿usted no cree que debería intentar esforzarse por su matrimonio?- quiso saber Jaken- La señora Sara puede molestarse mucho y ello le puede traer muchos problemas: usted debe estar tranquilo porque nosotros estamos bien.
-Mi único matrimonio es con Rin: lo que haga Sara me tiene sin cuidado.
-Pero... es posible que Rin no recuerde nada más- explicó Jaken bajando un momento la mirada-: su terapeuta dice que su cabeza decidió olvidar todo lo que estuviera próximo al accidente como forma de defensa a lo que ocurrió, por lo que probablemente no vuelva a recordar nada más.
-No importa. Mientras yo recuerde a Rin, todo estará bien.
-Así que Setsuna se va a Europa...- los ojos de Jaken brillaban de emoción- esa niña siempre fue muy lista, ¿no tiene fotografías?
-Sí.
Sesshomaru sacó su billetera para mostrarle al anciano las fotografías que había conseguido de su hija. Eran fotografías de la escuela y de algunas presentaciones de música a las que él había ido en secreto.
-¡Es hermosa!- exclamó Jaken limpiando sus lágrimas- ¡Se parece mucho a Rin y a usted también! y es tan talentosa... ¿No tiene fotografías de Towa?
-No, como no sé dónde está la familia que la adoptó, no he podido saber de ella, pero confío en que está bien.
-Así debe ser...
Rin regresó con una sonrisa al tiempo que comenzaba a servir un poco de helado para el postre. A ella le gustaba mucho tener al señor Sesshomaru de visita: por alguna razón su corazón se sentía más tranquilo cuando él estaba cerca, pero no sabía con certeza los motivos para ello.
-¿Va a quedarse por más días que la última vez?- quiso saber Rin.
-No lo sé, no suelo tomar muchas vacaciones...
-Espero que sí... es agradable cuando usted está cerca.
Rin bajó la mirada, consciente de que sus mejillas se habían vuelto rojas y pensando que nunca se había atrevido a decir algo así en voz alta...
Unos días después, Setsuna avanzaba con su amiga Moroha por una galería de arte que pertenecía a la familia de aquella joven. Ambas se habían conocido por accidente en un viaje de sus respectivas escuelas al acuario y, aunque Moroha era mayor que ella, se llevaban bastante bien: de alguna forma la veía como a una hermana mayor y le gustaba sentir que ella era como su familia.
-Sé que te gusta el arte y mi tío está un poco obsesionado con una pintora de Okinawa- murmuró Moroha mientras le compraba a su amiga un jugo en caja-: toda esta colección es suya y se te fijas son todas obras de la misma artista.
-Ella es genial- murmuró Setsuna mientras bebía su jugo-, sus pinturas son muy bellas y... es como ver su alma... supongo que por eso a tu tío le gusta.
-Mi tío tiene gustos extraños: se casó con Sara.
Moroha le había contado antes que su tío y Sara apenas hablaban entre sí y que estaba segura de que ellos se habían casado por la presión de sus padres, lo que era muy raro considerando que ella era extranjera y que nadie en su sano juicio cometería el error de tomar a su tío como esposo.
-Moroha, tú... ¿Conoces Taisho Enterprise?
-¡Claro! Sesshomaru es el dueño- Moroha río un momento-, ¿quieres ir de visita un día? No es muy interesante, pero él me da dinero cuando voy para mantenerme alejada de sus asuntos, así que puede ser un negocio rentable...
-No. Quiero saber si puedes ayudarme a averiguar algo.
-Tú dirás.
-Hay una persona que trabaja en ese lugar y que me envía obsequios cada mes.
-Y crees que puede estar vinculada con tu familia biológica...
Setsuna asintió en silencio mientras su amiga la miraba con los ojos llenos de ternura. Moroha tampoco conocía a su familia biológica: su tío la había criado desde una distancia que lo convertía casi en un desconocido y su esposa tampoco era una mujer cariñosa, por lo que siempre había estado muy sola y había aprendido a refugiarse en sus amigos de la escuela a una edad temprana.
-Setsuna, la familia no son los lazos biológicos, son los lazos emocionales que construyes con las personas; si ellos te abandonaron ya no les debes absolutamente nada.
-Tú tienes a tu tío millonario, Moroha, pero yo solamente tengo el hogar y a esta persona que me ayuda en secreto. Yo...quiero saber al menos quién es y darle las gracias.
-Voy a ayudar, pero no te prometo nada: se acercan los exámenes y sospecho que Sesshomaru me picará en pedacitos si no mejoran mis calificaciones.
Setsuna asintió. La verdad es que no quería involucrar a Moroha es sus cosas, pero era la única persona que conocía y que podía ingresar al mundo de Taisho Enterprise sin que levantara sospechas.
Mientras caminaba observando las pinturas, algo en su corazón se apretó, sobre todo en cuanto vio un autorretrato de la artista: aquella mujer era increíblemente parecida a la fotografía que guardaba de su madre.
-Moroha, ¿cómo se llama la artista?
-Aquí dice que se llama Rin Nikimura - respondió la chica leyendo un folleto- y que ha vivido en Okinawa toda su vida... supongo que por eso pinta muchas playas y paisajes...
-Rin... yo... conozco ese nombre...
Hi!! me demoré en actualizar pero ya estoy de vuelta. Muchas gracias por leer y feliz navidad!!! espero que hayan tenido una gran celebración de fin de año n.n
