Capítulo cinco

Era muy tarde en la noche y Rin ya había terminado de hacer todos los deberes del trabajo y de la casa, por lo que se disponía a comenzar a dormir.

Mientras dormía unas escenas muy extrañas comenzaron a ocurrir en un sueño que nunca había tenido: podía verse a sí misma sentada sobre el regazo de Sesshomaru mientras él besaba su cuello y acariciaba sus muslos de forma ascendente.

No podía negar que la sensación era agradable, pero despertó muy asustada en cuanto él comenzó a tocarla por debajo de sus bragas. Encendió la luz de inmediato para comprobar que estaba sola y para encontrarse con humedad entre sus piernas.

Rin parpadeó confundida, ya que aquello no había sucedido antes y porque era malo que estuviera pensando en ese hombre de aquella forma porque estaba casado, era padre de dos niñas y tenía una familia a la que ella debía respetar.

-¿Qué diablos fue eso? - se preguntó Rin en voz alta mientras trataba de normalizar su respiración- Definitivamente me estoy volviendo loca.

Rin se levantó de su cama y decidió bajar para prepararse un té y leer un libro antes de dormir. Solo estaba usando una camisola de seda, ya que supuso que tanto su abuelo como su amigo estarían durmiendo, además solo prepararía un té y volvería a su habitación para leer.

Mientras ella comenzaba a lavar la taza en el lavaplatos, Sesshomaru se acercó a la cocina para buscar algo que pudiera servirle de cenicero. Llevaba tres días en Okinawa y planeaba irse durante el fin de semana, pero no había encontrado nada en su cuarto que pudiera servirle para fumar.

-¿Rin?

La mujer dio un brinco asustada que terminó con la taza hecha trizas en el fregadero y con sus manos cubiertas de sangre.

-¡Mierda!

-Lo siento.

Sesshomaru se acercó para poder evaluar el daño, pero Rin insistía en mantener sus manos bajo el agua.

-No pasa nada, no se preocupe, me corté solo un poco, pero voy a estar bien. Vuelva a dormir antes de que mi abuelo se despierte.

-Déjame ver.- Rin asintió antes de hacerle espacio junto al lavaplatos- ¿Tienes un botiquín?

-¡No se preocupe!- Rin no quería que él la tocara: era incómodo después del sueño que había tenido- No es necesario.

-¿Lo tienes o no?

Rin suspiró resignada.

-En el mueble del baño hay uno.

Ambos se sentaron en el sillón del salón, iluminados solo por una de las luces y la luz que emanaba desde la cocina. Sesshomaru se dedicó a desinfectar la herida de Rin, quien no dejaba de mirarle de reojo porque aquello era demasiado incómodo para ella.

-Debes tener más cuidado- le aconsejó él mientras aplicaba una nueva capa de antiséptico-, no creo que necesites puntos pero tendré que vendar tu mano.

-No debe molestarse en eso, lo puedo hacer yo sola- se quejó Rin pensando en que debía odiarla por no dejarle dormir-, de todas formas yo no podía dormir.

-Ya estoy en medio de esto...

Rin optó a dejarlo curar su mano mientras trataba de no ponerse más ansiosa de lo normal pensando en aquel sueño tan impertinente. En su lugar, decidió iniciar una conversación completamente diferente.

-Señor Sesshomaru...

-Dime.

-Usted... su... ¿cómo es...? ¿cómo está su esposa?

Sesshomaru miró a Rin un momento mientras pensaba en qué responder.

-¿Por qué quieres saber sobre ella?

-Oh, bueno... porque soy muy curiosa- añadió sonriendo- y porque siempre habla de sus hijas, pero jamás me ha contado sobre la madre de ellas, por lo que se me ocurrió que podría ser un gran tema de conversación.

-Sara está bien, en casa supongo.

La última vez que su esposa le había escrito a Sesshomaru era para comentarle que iba a hacer un viaje con una amiga a Shanghái, pero no sabía si ya había regresado o si continuaba de vacaciones.

-¿Cómo la conoció?

-Un tío me la presentó: prestaba sus servicios como consultora legal para mi empresa.

-Ya entiendo... ¡Espero que un día pueda venir con ella! Okinawa es muy bonita y es un gran lugar para tomar vacaciones.

-Ya veremos... Rin, ¿por qué no me hablas sobre ti?

-¿Sobre mí?- ella sintió los colores subir a su cara mientras intentaba encontrar algo que decir- Yo... no tengo mucho que decir, en realidad no soy nada interesante: trabajo haciendo guías turísticas a los extranjeros que vienen a conocer este sector de la provincia y me dedico a pintar en mis días libres.

-Voy a quedarme por tres días más, ¿cuánto cobras por un tour privado?

-Esto... depende, porque a los turistas les gusta ir mucho a las islas que están deshabitadas, pero es muy costoso y en realidad la isla principal tiene muchos lugares históricos a los que ir.

-Ya he visto los sitios históricos, así que prefiero ver las islas deshabitadas.

Rin asintió, pensando en que se había metido en un problema al hablar sobre su trabajo con el amigo de su abuelo que era de Tokio.

-Yo... mis honorarios son costosos- explicó ella buscando una cifra en su cabeza que fuera lo suficientemente alta para hacerlo desistir-: debo rentar una embarcación o lancha, sin contar con la alimentación y el hecho de que puede tomarnos todo el día.

-Eso no importa: puedo pagar la cantidad de dinero que estimes conveniente.

Rin sintió su corazón latir acelerado, no sabía por qué le emocionaba tanto acudir a una isla desierta con Sesshomaru, pero le sorprendió mucho que una parte de ella sí deseara hacerlo.

-Voy a calcular bien los costos para mañana, ¿está bien?

-Claro.

-Yo... creo que voy a intentar dormir ahora- anunció Rin poniéndose de pie-, que pase una buena noche, nos vemos mañana...

En su cuarto, Rin se apoyó contra la puerta cerrada mientras pensaba en que se había metido en un gran problema: no podía ignorar al señor Sesshomaru ni tampoco evadir el tour porque su abuelo podía enfadarse con ella y el anciano ya no estaba en una edad en que las rabias pudieran serle beneficiosas.

Además, no podía negar que un poco de dinero extra le venía bien, ya que podría comprar un poco más de materiales para sus pinturas, pero solo esperaba que la situación no fuese tan rara en el recorrido de la isla.


Setsuna estaba haciendo su tarea en la cafetería de la familia de su amigo Hisui, mientras aún pensaba en que conocía a alguien con el nombre de la artista de la galería.

No podía explicarlo, pero había escuchado ese nombre antes y su corazón latía más rápido cada vez que escuchaba esa palabra y, aunque no quería hacerse ilusiones, ya comenzaba a pensar en que ella podría estar relacionada con su madre.

-¿En qué piensas?- quiso saber su amigo- ¿La tarea de biología es tan interesante?

-No, es que... fui a una exposición de arte con Moroha a la galería de su familia y la artista era muy parecida a mi mamá.

-¿Cómo sabes que era parecida a tu mamá? ¡¿Recordaste algo más de cuando eras pequeña?!

-No, es que tengo una fotografía suya desde que mi padre nos dejó en el hogar y la artista se parecía mucho a la mujer de la foto... Además tiene un nombre que he escuchado antes...

-¿Qué nombre es?

-Rin.

-Rin...- repitió el joven intentando hacer memoria- Rin... yo creo que también lo he escuchado... ¡ya sé! Es el nombre de la amiga de mi tío, ¿te acuerdas? El de la chica que era esposa de un empresario y que la tal Towa está buscando.

-Es verdad...- suspiró Setsuna desanimada- quizás me quedé pensando en eso cuando esa chica vino... ¿Tu tío sigue hablando con ella?

-Ha venido algunos días: vino con su familia hace como dos días... yo creo que puede agradarte: es muy dulce y buena y...

-No creo que podamos ser amigas jamás: no he sido muy buena con ella y...

-¡Es increíble!- un grito de emoción desde el interior de la cafetería los sorprendió a todos. Era el tío de Hisuí quien salió rápidamente a la terraza para buscar a su hermana.

-¿Por qué estás gritando?- quiso saber Sango mientras lo miraba preocupada- Si sigues así vas a espantarme a la clientela.

-¡Rin me respondió el correo!- explicó el hombre muy emocionado- Está viviendo en una de las islas de Okinawa con su abuelo, ¡¿puedes creerlo?!

-Por cosas como estas sigues soltero...- Sango suspiró antes de negar levemente con su cabeza- ¿qué más dijo? ¿tiene pensado venir a Tokio alguna vez?

-Me dijo que se alegraba mucho porque la hubiera contactado y que podríamos coordinarnos para que vaya a visitarla a la provincia.

-¿Vas a ir a Okinawa?

-Pueden ser unas buenas vacaciones... ella dijo que podría organizarse en un par de semanas para hacernos tours guiados y llevarnos a los lugares más bonitos de la provincia.

-¿Quieres que vayamos todos?- Sango parecía muy consternada con las ideas de su hermano- Hermano yo no puedo cerrar la cafetería, es una locura, yo creo que si quieres viajar tendrías que hacerlo solo.

-Tío yo quiero ir contigo- declaró Hisui de pronto-: Okinawa tiene muy buenas playas y es un lugar que se ve muy bello...

-Claro... ¡También Setsuna puede venir!- sugirió Kohaku mirando a la chica que observaba la conversación en un profundo silencio- ¿Qué dices? ¿Te gustaría ir a Okinawa?

-Yo... tendría que preguntarle a la señorita Shiori- apuntó Setsuna mirándoles con una pequeña sonrisa- y no creo que esté bien interrumpir vacaciones familiares.

-Setsuna, eres amiga de Hisui hace bastante tiempo - Sango apretó suavemente los hombros de la chica-, no es una molestia que pases las vacaciones con nosotros.

-Gracias.

-Tengo que escribirle a Towa- pensó Kohaku en voz alta-, quizás quiera venir con nosotros o viajar por su cuenta.

-Creo que tienes que tener cuidado con las expectativas de esa chica- sugirió Sango-, ya que es posible que Rin no sea su madre y no es justo que le creemos falsas expectativas.

-Tienes razón: le escribiré contándole que Rin respondió a mi correo, pero que no mencionó nada sobre ella... en realidad yo tampoco creo que Rin hubiese abandonado a su bebé; ella estaba muy ilusionada con su embarazo.

-Por eso te lo digo: darle muchas expectativas a esa chica no será bueno. Lo mejor que puedes hacer es comentarle lo sucedido, pero no decirle nada sobre el viaje hasta que no veas a Rin y puedas confirmar que ella y su hijo se encuentran bien.

-Tienes razón... entonces iría con Hisui y Setsuna- Kohaku miró a los chicos con una sonrisa-, será muy divertido: podremos bucear, quedarnos en una hostal y Rin les caerá muy bien porque es muy agradable.

-No podemos ir a una hostal - apuntó Setsuna temiendo con ello arruinar la diversión-: Hisui y yo aún somos menores de edad y difícilmente nos permitan quedarnos en una de ellas.

-Consultaré con Rin, ¿está bien?... De momento tú pregunta a la señorita Shiori y no te preocupes por nada más.

Setsuna asintió, aunque no se sentía segura de que le dieran permiso para viajar tan lejos por un periodo de tiempo aún indefinido.