MOMENTANEA DEBILIDAD

Omegaverse

2ª parte

¿Otra vez esa técnica? Una maldita técnica creada por él mismo y ahora empleada contra él mismo... ¡Por segunda vez!

¿Por qué había creado ese jutsu? ¡Ah, si! Un momento de desesperación dentro de su dolor. Por suerte no llegó a utilizarla para el fin con el que fue creada. Hubiera sido injusto y cruel para la memoria de su amado omega, usar la resurrección impura con él. Izuna se merecía más que estar por la vida como un cadáver, por mucho que deseara abrazarlo, verlo, olerlo, amarle. Así que justo después de crearla y estar a punto de usar un efecto personal de su amado azabache para traerlo de vuelta en su afán de volverle a tener entre sus brazos, desistió y se dio cuenta del gran error que habría cometido. Así que guardó el pergamino donde estaba su creación para no usarla jamás... Pero parece que sus compañeros shinobis, esas generaciones futuras que dejó al cargo de cuidar y proteger Konoha, no comprendían lo perjudicial y dañino que era ese jutsu.

Encima desde ese ataúd podía percibir que su invocador volvía a ser esa criatura repulsiva llamada Orochimaru, ¿Es que ese hombre no aprendía?

También percibió el chakra de su hermano, de Sarutobi y de otros más, desconocidos para él.

Gruñó frustrado y en cuanto la tapa de madera cayó al suelo, salió "matando", con la mirada, a ese shinobi de larga lengua, piel lechosa, ojos dorados y melena negra, lo odiaba. Más su objetivo de atravesarle con la mirada se vio frustrado, cuando sus ojos se desviaron ante un estímulo novedoso y muy llamativo, ese estímulo era un omega de piel blanca, pelo azabache... Un Uchiha. Un Uchiha que poseía tal similitud a su amado Izuna que disimuladamente olisqueó para ver si los recuerdos y el anhelo le estaban jugando una mala pasada, pero no lo era, no era su Izuna. Ese joven omega era una burla del destino, sólo era alguien del clan del abanico que era muy parecido a su amado. Ni su nariz, ni su capacidad para percibir el chakra se habían equivocado al decirle que ese joven omega no era su omega. ¿Como había podido ser tan tonto y dejarse engañar, durante un solo segundo, por el recuerdo? La respuesta era sencilla, anhelaba a su pareja... Desde que murió no había podido verle de nuevo. Dar la vida en la batalla contra los hermanos Oro y Plata no le llevó al mundo puro donde podría haberse reunido con su amado y su hijo no nacido. Tampoco pudo reunirse posteriormente a ser una resurrección de ultratumba, en esa primera vez que el maldito de Orochimaru los invocó para pelear, su alma había quedado atrapada sin poder alcanzar el descanso eterno, sin poder reunirse con su amado y su cachorro. ¿Y ahora esa maldita serpiente volvía a molestarle con sus putos cuentos? Cabreado era poco para lo que sentía en esos momentos.

Y encima esa pseudo-mala imitación de Izuna era un jodido arrogante y engreído, además de un descarado con esas ropas mostrando su pecho. ¿Había dicho que se parecía a su Izuna? ¡Jamás! Izuna poseía más clase y belleza, también era más astuto y elegante. Y le iba con esas preguntas estúpidas...

Miró mal a su hermano al escucharle soltar una ligera carcajada, era evidente que le divertía esa situación, esa tensión entre el omega y él.

–Cierra la boca, Hashirama– Su hermano se deprimió de esa ridícula manera suya–Mira, mocoso... Todos los problemas los causó Madara. Así que vas a buscarle, que lo siento allí fuera y le preguntas.– Le gruñó sin paciencia para esas tonterías.

El chico levantó una ceja y le encaró con esa arrogancia que poseían en ese clan. Sólo en Izuna quedaba bien esa característica, en sus demás miembros era odiosa.

–Fuiste tu quien empezó con ese odio hacia los Uchiha, al haber matado a Izuna Uchiha.

Su chakra se elevó y soltó un fuerte gruñido.

–¡Tobirama!– Le detuvo su mayor al ver las paredes de la caverna desmoronarse.– ¡Eso no es cierto chico! Es una vil mentira.

Su hermano le sujetó al ver que estaba dispuesto a ir hacia ese bocazas Uchiha para destriparle. Y al verse impedido le encaró.

–¡Yo amaba a Izuna! Le amaba más que a nada en el mundo... ¡Y él, él me lo arrebató! Ese maldito monstruo de Madara... Mató a su propio hermano... Y todo por conseguir poder.

Su hermano le apartó y le obligó a alejarse para no atacar al joven.

–Mira chico, no se quien te ha contado eso, pero es falso... Madara fue el que mató a Izuna Uchiha para arrebatarle sus ojos, él estaba perdiendo la luz en los suyos y deseaba no quedar sin su doujutsu. Le mató cuando Izuna estaba de parto. Pero incluso estando en esa situación de desventaja peleó por su vida y la de su cachorro no nacido. No consiguieron sobrevivir, no pudimos llegar a salvar a ninguno de los dos. Mi hermano lo perdió todo ese día.

–Es cierto Sasuke. Tobirama fue mi maestro y, aunque no conocí a Izuna porque eso había ocurrido muchos años antes, Tobirama-sama siempre amó a su omega. Nunca volvió a emparejarse de nuevo.

–Yo también había oído esta historia.– Secundó Minato Namikaze.–Lo siento mucho, Niidaime Hokage.

Ya más calmado me giré al joven Uchiha.

–¿Quién te contó esa mierda?–Interrogó.

–El hombre enmascarado, el que se hace llamar Uchiha Madara– Respondió con su sharingan activado. Y aprovechando esos segundos que se quedaron mirando a los ojos con el alfa albino, se introdujo en sus recuerdos. Viendo todo lo sucedido.

–¿Cómo te atreves?– Avanzó de nuevo hacia ese mocoso insolente. Había profanado su mente y se había colado en los amados y, a la vez, dolorosos recuerdos que tenía de su querida pareja.– No tenías derecho, Uchiha. Eso era privado, maldito.

Sasuke se dio la vuelta como si no le importara, caminando hacia el exterior. Ya tenía sus dudas saciadas.

–Vamos a la guerra.– Respondió a la pregunta realizada por su grupo.

Se detuvo unos segundos, había visto el gran amor que se tenían el alfa Senju y el omega Uchiha, y había visto la desesperación y tristeza del alfa cuando murió su familia. Se sentía miserable por haber profanado esos recuerdos, mismos que le llevaron a recordar cuando perdió a sus padres y luego a su hermano, junto a todo el clan. La presencia a su lado le sacó de esa miseria, era el albino. Sus miradas se cruzaron, los dos percibieron el dolor del alma del otro en sus respectivas miradas.

Tobirama suspiró para si y dejó su rabia contra ese torturado joven, era evidente que el mocoso Uchiha cargaba con una gran perdida en su corazón, un dolor que le atenazaba el alma. Sasuke apartó la mirada avergonzado por su actuar, realmente no tendría que haberse metido en los recuerdos del Senju.

–Yo...– Se detuvo ante el suave murmullo del joven que parecía no saber como continuar y le miró por sobre el hombro, un leve asentimiento hacia él, un ligero movimiento que significaba que lo dejara correr.

– Te le pareces mucho– Soltó Hashirama alcanzándoles. Miró al primer Hokage y escuchó el gruñido del segundo– A Izuna.– Aclaró.

–No se parecen en nada– Masculló el albino antes de ponerle la mano en el hombro a su mayor y aplicar su jutsu espacio-temporal.

Hashirama sonrió para si, su hermano en estado de negación total... Luego el inmaduro, el dramático y el idiota era él.

...

Aparecieron en el campo de batalla y fueron recibidos por Madara y otro miembro de ese clan.

–¡Madara, maldito cabrón! Voy a destrozarte por lo que le hiciste a Izuna.– Ésta vez su hermano no le detendría de pelear contra ese desgraciado.

El que antaño había sido líder Uchiha sonrió con sorna.

–No pudiste hacer nada entonces y no podrás hacer nada ahora, mi plan será llevado a cabo con éxito patética rata albina.–Sonrió como una desquiciado. –Mi hermano si que tuvo pelotas y peleó por su vida y la del engendro que estaba pariendo hasta su último aliento... Mientras tu estabas arriba afectado por mi genjutsu, sin poderte mover... Eres tan ridículo, no se como Izuna pudo escogerte... A ti... De entre todos los pretendientes que llegó a tener.

Con un rugido me lancé al ataque, siendo secundado por mi hermano.

Los demás fueron a pelear ayudando al ejército aliado y contra el otro Uchiha, que también era muy poderoso.

La pelea era salvaje y violenta, pero Madara Uchiha nos hacía bailar a su ritmo y nos llevaba por donde deseaba. El muy cabrón era demasiado poderoso; tenía su propio poder, el poder ocular de Izuna y el de mi hermano, Hashirama. Ya había perdido la cuenta de las veces que había destruido mi cuerpo, suerte que al ser un edo tensei volvía a reconstruirme.

Era claro que esa pelea estaba entreteniendo a Madara, pues el puercoespín parecía estar jugando con ellos. Divirtiéndose a costa de ellos y del ejercito aliado.

–¿Te gustan mis ojos, Senju?–Mirándome con su sharingan activo –Tendrían que gustarte mucho, son los de Izuna. Seguro que cuando te apareabas con él te los mostraba. ¿Te excita verlos de nuevo?

Me guiñó un ojo, mientras yo gruñía lleno de furia por sus palabras, antes de atravesarme con una cuchilla de su Susanoo y luego arrojarme lejos con un movimiento poderoso de lanzamiento de esos brazos esqueléticos.

No sentía dolor pero si como mi cuerpo se partía en dos al volar por los aires para luego caer con un golpe seco contra unas rocas. Tardaría unos minutos en recomponerme.

...

Mientras Madara selló a Hashirama y atacó a su aliado Obito Uchiha, quitándole el control del Juubi y dejando al joven y manipulable Uchiha moribundo. Ya había conseguido lo que quería de él, ahora le era prescindible.

–Fuiste una buena marioneta Obito, hiciste bien tu papel de Madara Uchiha. Pero ahora ya estoy aquí y voy a tomar el control.

Era momento de empezar su plan ojo de la luna.

Las raíces rodearon al agotado y acabado ejército aliado, inmovilizando sus cansados miembros, mientras la luna brillaba en un antinatural tono rojizo. Uno a uno todos fueron cayendo en esa masiva y potente ilusión, cualquiera que estuviera bajo la luz de la luna.

Tobirama, que ya se había recompuesto observaba la caída de todos esos ninjas en esa fuerte ilusión proyectada por la luna, todos y cada uno cayendo bajo su influjo. Pero parecía que los resucitados eran inmunes, eso era una chispa de esperanza para todos. Podrían mirar de vencer a Madara y liberar a esos shinobis, y así terminar con la guerra.

Estaba apunto de aplicar su Hiraishin para volver a donde creía que estaba su hermano y Uchiha Madara, cuando un agradable y atrayente aroma dulzón lo hizo detener y enfocar sus ojos hacia la entrada de una caverna. Unos gemidos adoloridos llegaron a sus oídos al moverse unos metros en la dirección de donde percibía dicho aroma dulzón. Y le vio...

Ahí en el suelo, acurrucado y encogido en la entrada de esa cueva, estaba el joven y arrogante Uchiha, ese tal Sasuke que se parecía a su Izuna. Le vio levantar la cara y gruñir hacía esos seres deformes blancos que poseían un chakra parecido a su hermano mayor, aunque en mucha menor medida.

El joven omega rugió mientras pequeños relámpagos recorrían su piel y los lanzaba hacía las criaturas que se le acercaban. Luego intentaba en vano levantarse para alejarse o quizás para penetrar más en la oscuridad y así no caer en la potente ilusión de la luna. Pero parecía que sus extremidades inferiores temblaban en demasía como para poder sostenerle.

Los engendros esos aprovechaban para acercarse al joven omega y tiraban de su cuerpo por las piernas para desestabilizarlo y que no se les escapara. Era claro lo que sucedía allí... El azabache había entrado en celo y esos desgraciados estaban siendo espoleados por el aroma del omega en necesidad.

Era asqueroso.

Miró al joven en problemas y como luchaba y se revolvía, todo y sentirse mal.

A él también le atraía ese dulce aroma, sentía la excitación recorrerle y como su bestia interior arañaba para poder ir hacia donde estaba el azabache. Quería eliminar a la competencia y hacer suyo al omega, copular con él, llenarle con su nudo y esperma para garantizar que gestara sus crías, gruñó ante esos pensamientos y apretó sus puños clavándose las uñas en las palmas de las manos. Por suerte él poseía un férreo autocontrol, siempre había poseído un fuerte autocontrol. Sólo con Izuna y su dulce aroma se había permitido descontrolarse y ser el alfa, el macho, que deseaba su bestia interna y eso sólo sucedió cuando Izuna le aceptó como pareja. Luego de su muerte, su animal interno había entrado en una especie de hibernación hasta su muerte, años después, a manos de su propia técnica para vencer a los hermanos Oro y Plata.

–¿Y ahora despiertas de nuevo?– Se dijo a si mismo– Ahora, en esta situación, ante ese crio arrogante y estando muertos.–Rio por la ironía que representaba eso. Era un resucitado y su bestia despertaba interés por un caprichoso omega por el cual les habían hecho "volver a la vida".

Miró en la dirección donde estaba la batalla real, la que podría terminar con esta técnica ilusoria y liberar a todos esos shinobis atrapados en ella, bueno... Imaginaba que todo habitante que estuviera bajo la luna estaría afectado. Pero no podía moverse, su bestia gruñía agitada y rabiosa.

–¡Joder!

Un nuevo gimoteo del joven azabache le hizo girar la cabeza viendo como más de esos engendros se acercaban, debían ser unos seis de ellos que intentaban reducir al omega y someterlo. Se notaban excitados, dispuestos a abusar del Uchiha.

Gruñó molesto, no deseaba que lo tocaran.

"¡Mierda! Definitivamente si se parece a mi Izuna". Quizás por eso no podía dejarlo a su merced, no quería dejarlo a su suerte y que esos lo violaran.

–Suiton: Suiryudan no jutsu.

Su potente ataque alejó a esos malditos del Uchiha y corrió hacia ellos, usando un kunai destrozó esas abominaciones que terminaron transformándose en árboles.

Vio que el omega, mojado por su jutsu de agua, se incorporaba un poco para mirarle, a la vez que unas ramas iban a por él... Las que le inmovilizarían en ese genjutsu lunar.

–Agacha la cabeza –Ordenó mientras corría hacia él y cortaba esas raíces.

Se puso encima y agarrándolo por la cintura y los omóplatos, lo levantó entrando en las profundidades de la cueva.

Se aseguró de que no entraba la luz solar construyendo un muro de tierra en la entrada.

–Madara ha activado el plan ojo de la luna. Una gran ilusión que se proyecta en la luna... Aunque si estabas entrando en la caverna es porque te diste cuenta y buscabas un sitio oscuro para protegerte, ¿O me equivoco?

El omega al soltarle se había apartado a un rincón alejado, mientras intentaba controlar su cuerpo, la frialdad del agua por la técnica del Senju le había ayudado a calmar un poco su malestar. Se abrazó a sus rodillas, aunque enseguida cambió de postura al sentir como de su interior salía más humedad y se filtraba en sus pantalones, por suerte estos ya estaban mojados por el jutsu.

–Si... Y también por este male... Malestar repentino. –Jadeó con dificultad.

Levantó una ceja al oírle y al verle removerse y cambiar de postura.

–Ja...–Soltó sin sentir humor realmente–Estás en celo. Este es el malestar que te aqueja. –El desconcierto en la cara del joven, cara donde se mostraba su dolor. Le hizo continuar –¿Es tu primer celo?

Un leve asentimiento por parte del azabache le hizo negar sin creerse lo cachorro que era aun ese joven. Era un cachorro recién entrando en su madurez sexual.

Con un casi imperceptible gruñido se sentó en el lado contrario. Decir que se sentía frustrado era poco. El omega olía muy bien y le atraía, no solo su físico le recordaba a su único amor, sino que su personalidad era parecida y su aroma igual. Pero era un cachorro apenas y, estaban en una guerra, lo que significaba que se había encerrado en una cueva con un joven en celo al que no debería tocar, no era adecuado.

Sasuke se había quedado callado, comprendiendo lo que buscaban esos Zetsu blancos. Aunque joven y en estado de negación cuando empezó a sentir calor y dolor, no era estúpido, sabía que en algún momento sufriría un celo, sólo que no había pensado que fuera en ese momento, ni en ese lugar. Miró hacia el rincón donde estaba el albino.

–¿Tu... A ti no te afecta...? –Enrojeció al sentir curiosidad y al hacerle tal pregunta a ese imponente macho.

El Senju le devolvió la mirada, una intensa mirada roja de forma significativa y le oyó soltar el aire fuerte, en una feroz exhalación. El olor del hombre le llegó al centrarse en él, comprendiendo que como alfa también estaba afectado por su celo.

–Me controlo–Soltó entre dientes de forma gutural. Se controlaba, pero le estaba costando muchísimo.

¡Mierda! ¿Por qué había tenido que ocurrirle eso ahora? Cómo podía haber sido tan descuidado... Él que se jactaba de ser inteligente y astuto, y ahí estaba, vencido por un jodido celo, incapacitado para hacer nada más que no fuera desear que un alfa le montara.

Se encogió más en su lugar, sintiéndose muy incómodo por el malestar que nacía de su bajo vientre y por la humedad que salía de su interior. Y escuchó el gruñido del alfa.

–Por favor, no te muevas...–Que tuviera autocontrol no significaba que fuera de piedra. Cada vez que el joven se movía su dulce aroma se esparcía con fuerza, oler la necesidad y lo listo que estaba su cuerpo para la cópula era demasiado a soportar.

Sasuke se quedó quieto ante la petición, pero es que no podía evitar moverse. Gimió quedo por el dolor que sentía en su ¿útero? Era como si estuviera en llamas, el agua del jutsu sólo le había aplacado unos segundos. El sudor le recorría y le costaba respirar de forma normal y cada vez su interior segregaba más y más lubricante, mojando más sus pantalones con su sustancia interior, que era muy aromática y algo pegajosa.

–Ngh– Llevó sus manos a la zona abdominal, intentando calmar el dolor.

El Senju se removió tenso y se levantó como resorte luego de haber escuchado su profunda inhalación, era claro que el aroma que segregaba a través del lubricante afectaba demasiado al alfa, por mucho que se contuviese. Le vio caminar como león enjaulado todo lo lejos que podía de él, lo que le permitía esa cueva.

–Ahora ya estas a salvo. Mejor que me vaya... Quédate aquí, no creo que nadie venga a hacerte nada en éste lugar.

Sasuke se sintió tenso y nervioso, ansioso. Intentó levantarse, pero sus piernas temblaban demasiado y soltó un quedo quejido. No quería quedarse solo, sabía lo que sufriría, lo había visto y además quería ayudar, era un shinobi.

–Yo... Yo también... Voy. Tengo que pelear... –Dijo testarudo. Quería vencer a Madara, su hermano había muerto para defender Konoha y por sus creencias. Él también pelearía por esos ideales.

–¡No! Serás totalmente inútil si vas, no puedes pelear, primero por el celo, luego por el genjutsu que aun permanece activo. Además cualquier alfa, no afectado por la ilusión, podría abusar de ti. – Y los que quedaban para pelear eran alfas todos, excepto Sarutobi que era un beta.

–No me tocaran sino lo deseo y puedo luchar.– Sus últimos cartuchos de orgullo y arrogancia, le gustaba valerse por si mismo, siempre se había sentido orgulloso de ser tan autosuficiente, aunque había acabado siéndolo a la fuerza.

–Lo único que harías es distraer a los alfas. Espérate aquí tus tres días de celo. Si estuvieras marcado aun podrías salir.

El Uchiha le miró interrogante. Suspiró, ¿En serio tenía que estar educando al cachorro en celo?

–Si un alfa te mordiera, solo ese alfa podría oler tu aroma. Solo a él le afectaría.

–Tu, tu mismo lo has dicho... Puedes controlarte... Muérdeme.–Así podría salir a pelear y estaría a salvo de que otros alfas quisieran abusar de él.

Le frunció el ceño con molestia.

–¿Te crees que esto es un juego? No sabes el esfuerzo que estoy haciendo para no lanzarme contra ti. Estoy excitado mocoso, tu olor me excita.–Se entre giró a mirarle, haciéndole notar como estaban sus pantalones.–Y aunque te hiciera una marca temporal, que podría durar desde unos meses hasta un año... Seguirías sintiendo dolor y deseos de aparearte.

Le dio la cara completamente.

–Esto que sientes irá a más y tienes dos opciones, o quedarte aquí solo y soportar este dolor por ti mismo.–Y lo que eso conllevaba, masturbarse para intentar que no le doliera tanto –O hacer lo que tu cuerpo te pide. Y si te marco me buscaras aun con más ahínco para que te monte y anude en ti hasta saciarte lo suficiente como para ser capaz de controlarte.

–Lo resistiré –Dijo entre dientes, aunque sabía que no era cierto. Sus piernas apretadas habían empezado a frotarse entre ellas para buscar algún tipo de alivio.

Le negó.

–He visto a muchos omegas, más tercos que tu... Todos acaban cediendo y llamando a un alfa para que les llene. Aquí, estando solo, sufrirás... Te dolerá mucho y pedirás un alfa. Pero al menos no te sucederá nada que no desees y nadie te tocara.

Sasuke se quedó callado, sabia que ese hombre no le estaba mintiendo. Él mismo había podido comprobar que su necesidad estaba yendo cada vez a más. También era algo que había visto en las guaridas de Orochimaru. Los omegas cada vez se volvían más irracionales hasta que terminaban ofreciéndose a un alfa, por mucho que odiaran a ese alfa cuando estaban en sus cinco sentidos, cuando estaban en perfectas condiciones para razonar. Sabía que eso le ocurriría también a él. Y ese Senju en vez de hacerle promesas para que le dejara montarle... Prefería irse para que pudiera seguir manteniendo su orgullo ahora que aun era capaz de pensar. Pero él deseaba ir a pelear y el alfa albino era un buen prospecto de macho, con lo cual cada vez tenía más claro lo que debía hacer. Cualquier omega estaría deseando que ese alfa mostrara interés por ellos. Hasta a él mismo le había llamado la atención ese aspecto tan varonil y regio que poseía el albino. Le resultaba un macho muy atractivo.

Su ano pulsó con necesidad ante sus pensamientos y se mordió los labios antes de llamar al alfa. Le vio tensarse más, en respuesta a sus acciones.

–Me voy mocoso Uchiha. Antes de que haga algo que nos haga arrepentirnos a ambos. –Su voz sonó un poco gangosa al haberle crecido los colmillos, deseaba enterrarle los dientes en el cuello y marcar esa piel nívea.

Sasuke se decidió. Era un buen macho, era atractivo, fuerte, astuto, capaz, considerado, honorable... Además de fiel. Pues la historia con uno de sus antepasados fue de amor auténtico y al morir Izuna el alfa Senju se quedó solo hasta su propia muerte.

Una marca temporal y un apareamiento para calmarse, no era algo definitivo como una marca de enlazamiento con la que sería su futura pareja. Podía hacerlo... ¡No! Necesitaba y quería hacerlo, no había otra. Le agarró un tobillo.

–Sien-to haberme me... Metido en tu mente. Por favor... Ayúdame. –Su sharingan brillaba como nunca por su necesidad y excitación.

–¿Sabes lo que me pides? No podré parar hasta hacerte mío, Uchiha.

–Sasuke... Me llamo Sasuke.

–Sasuke.– Asintió, el chico había demostrado potencial y capacidad, además de estar controlándose con gran entereza. Le merecía un respeto.

Estuvieron mirándose durante unos segundos más, ninguno queriendo ceder, aunque los dos deseando dejarse dominar por su parte más animal e instintiva.

–Eres apenas un cachorro que tiene el celo por primera vez. Hay mejores candidatos que yo para esto, Sasuke.

–Lo se.– A su mente vino una tez bronceada de ojos azules como el cielo y brillante cabello rubio.– Pero eres el que está aquí en estos momentos y, además me pareces perfecto para ayudarme ahora, en mi primer celo. –Estaba claro que el alfa Senju tenía experiencia, después de todo había estado a punto de tener una manada, sino hubiera sido por el desgraciado de Madara.

Sasuke se bajó el haori y lo dejó resbalar por sus hombros, el aire fresco de la cueva fue un bálsamo para su piel ardiendo. Se quitó las sandalias ninja y con mucha dificultad se bajó los pantalones húmedos por las piernas.

Respirando de forma pesada miró al alfa aun de pie, sin saber si tumbarse en el suelo y abrirse de piernas o presentarle su entrada como le dictaba el instinto, aunque a su vez esto último le parecía un poco humillante. El albino estaba respirando de forma jadeante mientras le recorría con la mirada, así que decidió quedarse arrodillado tal como estaba, mostrando su cuerpo con orgullo y sin avergonzarse.

–Me duele... Senju. Tienes que ayudarme.

–Tobirama.–Rectificó. Y fue el turno de asentir quedo del Uchiha.

–Tobirama, te nece-sito–Le maulló.

Un profundo gruñido retumbó desde el pecho del alfa albino antes de agacharse al mismo nivel que el orgulloso Uchiha, separados por dos palmos de distancia. El aroma era muy atrayente y había estado luchando tanto contra si mismo para controlarse y mantenerse lejos del azabache.