2.
Era una noche fría, y más si estabas vigilando desde lo alto de las murallas, el viento que corría desde allí arriba era realmente gélido y se colaba entre las costuras del haori. Era un trabajo que todos los alfas y betas del clan tenían que realizar, para proteger sus tierras y sus familias. Habían pocos omegas y había alfas de clanes rivales que los robaban para hacerlos suyos. Además muchos de los que tenían estaban en espera o a punto de tener a sus cachorros, por lo tanto era importante, más que nunca, la protección de los suyos. Por esas nuevas generaciones de Senju que iban a nacer y por esos omegas fértiles que poseían y que pronto darían crías a sus felices y orgullosos alfas.
En el clan Senju, incluso el líder y el segundo líder realizaban dicha función, aunque en estos momentos estarían mejor en sus catres, ese trabajo era importante y era algo que Tobirama sabía muy bien, su padre se lo inculcó desde pequeño. Se frotó las manos intentando darse calor, mientras seguía moviéndose por su sector, ojo avizor ante cualquiera chakra hostil o desconocido que captara. Era noche cerrada y las antorchas cada cinco metros no alumbraban demasiado con esa negrura, de ahí que Tobirama estuviera tan concentrado en captar algo. Ellos no poseían buenos ojos capaces de ver en la oscuridad como esos malditos Uchiha, en los cuales prefería no pensar para no recordar su mal sino. Y tampoco poseían un gran sentido del olfato como los salvajes Inuzuka. En cambio su percepción de chakra era muy buena y tenía que confiar en eso.
Una brillante luz cegadora, que iluminó el cielo, se apreció a cierta distancia, calculó que un kilometro, máximo dos; seguida de el sonido ensordecedor de una fuerte explosión, que hizo vibrar el suelo y todo.
En un segundo Hashirama estaba a su lado, mirando esa brillante luz y el sonido, que ahora era a desprendimiento después de esa explosión tan potente. Más alfas del clan se pusieron en guardia, listos para el posible ataque, Tobirama hinchó el pecho de orgullo, estaban bien entrenados y eran fieros y valientes. Realmente todo el clan pareció cobrar vida; perros ladrando, cachorros asustados y llorando, omegas corriendo a refugiarse y a calmar a sus crías. Y de pronto el silencio. La luz a lo lejos se había desvanecido y ya no se oían piedras retumbar, ni árboles crujir.
Hashirama miró a su hermano y saltó las murallas hacía el lugar de la explosión.
-Estad atentos a cualquier enemigo - Ordenó Tobirama a sus subordinados antes de seguir a Hashirama.
No estaba muy feliz de abandonar la fortaleza tan precipitadamente, aunque era cierto que tenían que comprobar que había sido esa explosión tan, relativamente, cercana. Si era el ataque de otro clan y, su siguiente lugar de explosión era al lado de la fortaleza Senju sería muy peligroso para la protección de los suyos. Por lo tanto era mejor salir a explorar y detenerlos cuando aún había distancia, si es que se podía cesar tal... lo que fuera. Cuando más se acercaban al lugar de los hechos veía que fuera lo que fuera esa anterior luz y lo que había causado, no se repetiría de nuevo pues sólo estaba captando un chakra muy debilitado, una energía que se iba consumiendo poco a poco.
-Lo que sea que ha ocurrido, esta matando a su usuario o a quien se haya visto afectado-Nombró a su hermano.
Hashirama no respondió, pero se afanó en llegar antes. Su alfa interno así se lo pedía y él confiaba en el animal, en el instinto que éste poseía.
-¡Hermano!-Se dio prisa en alcanzarlo -Debemos ser precavidos.
Su ciervo bramó para que fuera más rápido.
-No, Tobirama -Se tocó su pecho -Quiere que me de prisa, esta muy inquieto.
-Ignora su impaciencia... podría ser una trampa. Debemos analizar y explorar, y no lanzarnos de cabeza.
-Es importante que nos demos prisa, se muere. Confía en mi, en nosotros.
-Hashirama -Advirtió con voz dura - Si yo hiciera todo lo que mi lobo quiere, ya haría tiempo que mi cabeza estaría clavada en una pica adornando las puertas del hogar de ese maldito.
Gruñó con molestia. El destino definitivamente le odiaba... y su lobo, su pobre alfa estaba tan frustrado y molesto con toda su situación, lo mismo que él... bueno, él aún más que su bestia.
Estaban llegando, lo que causó que se concentrara en su entorno. Piedras y árboles destrozados empezaban a verse, tierra removida... definitivamente ese era el lugar. A medida que avanzaban más... el terreno se hacía más desolado, los árboles habían sido arrancados y la tierra removida era aun mayor. Hashirama se paró de golpe, con el corazón amartillando su pecho y su vista fija en un lugar. Encendieron una antorcha para ver mejor... enterrado entre tierra y ramas caídas asomaba un brazo y una cabellera clara, diría que de un rubio muy brillante dado el color que adquiría con el alumbrado de su antorcha. Hashirama se acercó y tocó su cuello con mano trémula.
-Esta vivo... -Empezando a apartar los cascotes y la maleza.
-Hashirama, ¿que haces?
-Es mi omega, Tobi... lo noto. Es lo que mi alfa quería decirme.
-Podría ser un enemigo... ¿No te ha enseñado nada mi situación?
-Cállate ya, Tobirama.- le ordenó mientras apartaba un tronco - Éste omega ni es Izuna, ni ningún Uchiha.
Tobirama de mal humor fue a ayudar a su líder a apartar el tronco y otros materiales.
-Eso se ve.–Observando ese pelo alborotado y rubio, esa piel que aunque macilenta y blanca por la perdida de sangre, mostraba que el omega estando saludable era de piel bronceada. –El problema es que ni sabemos de que clan es, ni de donde viene. Y esos ropajes no los había visto por ningún lado.
-Lo mantendremos vigilado, además esta malherido así que ahora mismo no es un problema para nosotros, tampoco creo que solucionemos nada discutiendo aquí, en esta oscuridad y a merced de posibles atacantes.
El segundo líder asintió estando de acuerdo, y mientras su hermano realizaba las primeras curas al omega desconocido para parar su hemorragia, él exploró los alrededores. Encontrando un cuerpo algo "desmembrado", específicamente encontró un torso sin cabeza y con sólo un brazo. Buscando un poco más, halló la cabeza. Al igual que el omega rubio tenía unos ropajes extraños y un protector frontal con un símbolo marcado en el metal. No sabía que había pasado, pero viendo la "similitud" en su forma de vestir, era evidente que venían del mismo lugar, y analizando que sus protectores de frente eran diferentes posiblemente habían sido enemigos. O quizás ese beta desmembrado había intentado robar al omega para los suyos, una práctica muy común en esa época de batallas por el territorio y el poder, donde alfas solteros robaban omegas fértiles y sin marcar para convertirlos en sus parejas y que tuvieran a sus cachorros. Eran tiempos duros y morían los más débiles a causa de las mismas guerras, las inclemencias del tiempo y, los omegas debilitados podían morir en los partos, por lo cual, era importante conseguir omegas sanos que fueran capaces de parir para aumentar el número de miembros en los clanes. Cuantos más omegas y más alfas apareados, más crías nacían, de esta forma asegurabas las generaciones futuras, sin eso los clanes morían con población cada vez más envejecida hasta que llegaba un clan mayor y más fuerte y los acababa aniquilando para conseguir su territorio y riquezas. Además los alfas apareados y con parejas preñadas solían pelear con más ahínco y de forma más cruda y territorial.
Pero se estaba desviando y, no ganaría nada haciendo conjeturas... lo mejor era preguntarle al omega cuando despertara, si Hashirama conseguía salvarle la vida. Pues aunque el rubio había tenido más suerte que el otro hombre, seguía estando mal herido y había perdido mucha sangre. Eso era malo.
–Vale, podemos irnos.– Hashirama se levantó con el omega en brazos, bien sujeto para que no se le cayera en su viaje de regreso –Esta débil y a perdido mucha sangre, pero he conseguido detener su hemorragia hasta que lleguemos y pueda ocuparme de él en lugar seguro.
Tobirama se acercó y vio la ligera y superficial respiración del joven, miró a su hermano con una mueca.
–Esta muy débil… Hashirama, no te hagas ilusiones.
–Es fuerte, ya verás. –Empezó a correr con su preciada carga en brazos, intentando no moverlo mucho. Su hermano tenía razón, pero tenia… no, necesitaba mantener sus esperanzas. Había encontrado a su omega y eso le hacía feliz, por fin tenía a su destinado en brazos y… saber que podía morir en cualquier momento por lo débil que estaba era demasiado para asimilar.
–Resiste… se que eres fuerte. Tu espíritu es fuerte. –Susurró cerca de su oído.
Su avance era más lento para no tener movimientos bruscos que podría causar más lesiones internas al rubio en sus brazos. Cuando los divisaron en las murallas les abrieron las puertas de entrada. Miraron como su líder entraba cargando a un chico malherido, por el olor era un omega. Tobirama que entraba detrás de su hermano, ordenó que volvieran a sus puestos y mantuvieran los ojos abiertos, si sucedía algún hecho extraño de nuevo que le avisaran inmediatamente. Luego siguió a su hermano.
Hashirama entró en su hogar seguido por Tobirama.
–Rápido, calienta agua.–Ordenó mientras se dirigía a los aposentos.
Recostó al omega en su futón y empezó a rasgarle la ropa para poder desvestirlo, si se la quitaban con cuidado, corría el riesgo de fracturarle algún hueso que ya estuviera quebrado, empeorando sus lesiones internas. El omega quedó desnudo con la ropa bajo su cuerpo, su hermano le había ayudado a cortarle esas prendas. En otra situación habría gruñido cabreado porque otro alfa se acercara al que tenía que ser su futura hembra y madre de sus crías, pero tenía que ser consciente que si actuaba en solitario tardaría más en poder curar y poner fuera de peligro de muerte al omega.
Éste tenía cicatrices antiguas, eran de batallas; ellos como guerreros experimentados eran capaces de reconocerlas bien.
–Tiene una buena condición física y muscular, definitivamente ha entrenado bien su cuerpo, es un omega guerrero. –El sonido molesto de su hermano le hizo dejar su escrutinio del cuerpo del omega –Hermano… Sabes que mi intención sólo es ayudarte, jamás buscaría que te ofendieras o molestaras.
–Lo siento, Tobi, sabes que esto es instintivo, intento controlarlo lo mejor que puedo. Así que gracias por tu ayuda, te lo agradezco mucho.
Tobirama prosiguió y mientras su hermano usaba su chakra para explorar y curar las graves lesiones del rubio. Él se dedicó a lavar y curar los cortes que presentaba el cuerpo. Sobretodo tenía uno muy feo en la frente, imaginaba que causado por los escombros, pues no poseía la limpieza que causaba un corte hecho con una katana o con un kunai. Le fue vendado las heridas que más o menos había conseguido cerrar con su conocimiento médico, por respeto a su hermano evitó zonas como pectorales y el bajo vientre y muslos superiores, eran zonas erógenas y que solían estar destinadas al placer y, por lo tanto, no era bien considerado que un alfa que no fuera el del omega los tocara. Fue su hermano quien se ocupó de esos sitios después de curar las lesiones graves y que causaban que el omega de desangrara.
–Ayúdame a girarlo con cuidado –Hashirama quería revisar que no hubiera ninguna lesión en su espalda y nuca.
Con sumo cuidado y evitando que el cuello hiciera movimientos bruscos, pusieron al rubio de cara al futón y Hashirama revisó la cabeza, encontrando chichones de los golpes que se había dado al ser repelido por la explosión, pero nada más grave que algún pequeño corte que cerró. Tampoco presentaba heridas graves en cuello ni espalda. Y para suerte de Hashirama, el omega, su omega no estaba marcado. Era suyo para reclamar cuando ya estuviera sanado y consciente. Tobirama sintió la alegría de su hermano por ese descubrimiento, se alegraba mucho por él; aunque no quería que se emocionara de más, pues faltaría que el omega no fuera un enemigo y lo primero que hiciera al despertar es intentar matar al que iba a ser su alfa destinado. Sabía que si sucedía eso su hermano se vería muy afectado, Hashirama era muy poderoso pero era demasiado emocional y tendía a deprimirse ante el rechazo. Suspiró, luego le tocaba a él consolarle y subirle la moral.
Giró la vista para darle intimidad a Hashirama al ver que iba a revisar la entrada de su futura pareja, mientras se dedicó a revisar el material que llevaba el omega en sus bolsas de batalla.
–No es virgen… Pero no tiene síntomas de que haya sido forzado, ni recientemente, ni nunca quizás.– Tobirama enrojeció por el descaro de su hermano… y por el del omega, un omega sin compañero y que ha estado ya con alguien en alguno de sus celos anteriores. Su hermano parecía levemente molesto por conocer esta situación del rubio.–Esta perfectamente sano y es muy fértil, me gusta su olor y sabor. Es muy apretado, lo que es extraño… lo más seguro es que o se haya masturbado él o que quizás en una batalla se le rompió la membrana que marca su pureza. La otra opción es que haya pasado su celo con una hembra alfa.
También podría ser, los penes de las mujeres alfa solían ser estrechos, mucho más estrechos que los de los alfa machos, pensó Tobirama.
–Hermano, podrías dejar de palpar la entrada de tu omega y acabar de revisar sus piernas para ver que no tenga nada roto y cubrirlo.
–Estoy en mi derecho como su futuro alfa, Tobirama. Además, es importante hacerle un reconocimiento en profundidad, su aparato reproductor y sus paredes anales podrían haberse dañado con la explosión, lo que causaría una infección y su posterior muerte de forma agónica. –En lo cual tenía totalmente razón, aunque no dejaba de ser incomodo para él recibir esos informes del líder.
Le cubrió los glúteos al rubio para que Tobirama pudiera girarse. El omega tenía unas muy buenas piernas, fuertes y torneadas, lo mismo que también había podido apreciar un buen trasero lleno y duro, su hermano era afortunado si el omega no era un enemigo y estaba dispuesto a dejarse cortejar por el Senju, pues sabía de sobras que su hermano nunca, jamás, sometería ni obligaría a un omega a aceptar la marca, el apareamiento y su nudo por dominancia. Hashirama Senju era demasiado correcto y bueno, él buscaría cortejar y seducir al omega para que le aceptara como alfa.
Luego de revisarlo, vendarle los cortes superficiales y cerrar las hemorragias internas, limpiaron con agua caliente al joven y le cubrieron con varias mantas, la perdida de sangre masiva hacía que el cuerpo del omega estuviera muy frío y le costara mantener el calor. Se quedaron sentados al lado controlando su evolución y analizando su ropa, su badana y las herramientas ninja que portaba.
Tobirama le mostró uno de esos extraños shurikens de tres púas, con el sello que contenían en su base.
–Esto es muy extraño, demasiado extraño. –Miró de forma sospechosa al joven inconsciente –Cuando despierte tiene mucho por contar.
–Le interrogaras cuando este lo suficientemente fuerte como para responderte.–Ordenó
–Y lo tengo en cuenta, lo último que quiero, sino es enemigo, es causarle mal al que puede ser tu compañero y madre de tus cachorros. Pero ves este sello– Mostrándole el kunai, a lo que Hashirama abrió los ojos sorprendido.
–Es parecido a tu técnica Hiraishin no Jutsu.
–Exacto. Aunque los sellos varían, reconozco algunos de ellos en estos kunais. –Es como si ese omega, hubiera conseguido hacer suya su técnica y a la vez variarla a su propio estilo. Si era así demostraba que era alguien muy habilidoso y a tener en cuenta.–Tu omega es interesante, Hashirama.
Y si eso era cierto… sólo había conocido otro omega con tantas habilidades para el combate y que fuera tan fuerte y/o habilidoso, el maldito de su destinado.
Hashirama agarró de forma distraída la badana de ese hombre y resiguió con su dedo la marca en la zona metálica.
–¿Qué crees que significa este símbolo?–Le gustaba ese diseño, no podía dejar de mirarlo y tocarlo con sus dedos.
–El cadáver que quedó en el lugar de la explosión tenía otro símbolo, debe ser la marca que usan sus clanes. También parecía tenerlo en la ropa, aunque esa prenda sin mangas lleva en la espalda del símbolo de los Uzumaki.
–¿Uzumaki? Si lleva el símbolo de ese clan entonces es que no es uno de nuestros enemigos.– No tenían problemas con el clan de los pelirrojos, incluso a veces realizaban intercambios comerciales.– También lleva un extraño tatuaje en el hombro*.
–Lo he visto, quizás es una marca que realizan a sus guerreros, o a los omegas guerreros.
–Puede.– Era muy tarde ya– Descansa, Tobirama, yo me quedaré vigilando que pase bien la noche y que siga evolucionando favorablemente.
Por la mañana tenía que realizar su trabajo, además del entrenamiento rutinario a los jóvenes alfas y betas. Así que no se negó a obedecer esa orden y se tumbó en un futón en esa misma habitación, tardando pocos minutos en quedarse dormido.
Hashirama se quedó vigilando la inconsciencia de su omega, ahora respiraba algo más profundamente que cuando lo encontraron o durante el viaje a la fortaleza Senju, eso era una muy buena señal. Alargó la mano apartándole el pelo del rostro. Tenía unas facciones finas y delicadas, era de una gran belleza y poseía unos pómulos altos y elegantes. Se los acarició con suavidad con el dorso de la mano.
–No te mueras, mi omega. Se que eres fuerte y si has llegado hasta aquí, puedes despertar perfectamente. Tenemos que conocernos, tenemos que enamorarnos y tengo que convencerte de que soy el alfa idóneo para ti y que tu eres el omega perfecto para mi.–Susurró suavemente en la piel descubierta de su frente antes de depositar un suave beso.
Sus labios sintieron la piel suave del rubio y eso le gusto, a su nariz llegó un muy suave olor a mar y arena, era algo muy tenue teniendo en cuenta que estaba malherido y débil, era un olor que le encantaría oler en profundidad cuando el omega estuviera sano. Pero, al tocarle con sus labios hubo algo que le preocupó, notó que estaba muy frío, había perdido demasiada sangre. Abrió las cobijas y quitándose la parte superior del kimono se metió en el futón a su lado y volvió a cubrirlos a ambos. Le abrazó con sumo cuidado, necesitaba hacer que recuperara algo de calor, sino podría enfermar de gravedad y entonces si que no superaría ese día, por la mañana o en días posteriores moriría si pasaba algo como eso.
–No te dejaré morir, soy alguien muy terco cuando me lo propongo.– Notó movimiento y como una manta más era puesta por encima de ambos. –Siento haberte despertado, hermano. Esta muy frío.
–Si me dejas, alfa– Pidió respetuoso.– Podría ayudarte a que entrara en calor, dejándolo entre nuestros dos cuerpos.–La mirada de Hashirama durante un instante fue fría y amenazante. –Por supuesto vestido y no tocaré nada del cuerpo de tu omega, sólo tumbarme junto a vosotros para que aproveche mi calor corporal.
Lo que le pedía era algo muy peligroso, que otro alfa quisiera yacer junto al omega de uno, podía causar un grave enfrentamiento, por suerte Hashirama era calmado y sólo había provocado una mirada de advertencia. Enseñó su cuello de forma instintiva en sumisión ante el alfa de más rango, para mostrarle que no era una amenaza. Hashirama asintió y levantó las cobijas del otro lado de su omega. Tobirama se tumbó lentamente y mostrándole las manos a su hermano para tranquilizar a su alfa, agarró las mantas y los tapó a los tres, mientras les daba la espalda y pegaba la misma al cuerpo del joven rubio. Con las mantas por encima crearían un espacio caliente, gracias a su temperatura, que ayudaría al herido a no morir de hipotermia.
Hashirama se relajó en ese espacio tan cálido que habían creado y se dispuso a descansar, pero no dormir. Tenía que ir controlando las constantes vitales y la evolución del omega rubio.
