10.

Minato relajó su postura visiblemente al ver de quien se trataba. No cubrió su desnudez con sus manos, más al ver el nulo interés de ese alfa en él.

–Mi hermano esta preocupado porque no te encuentra por ningún sitio.–Le miró de arriba abajo, analizando ese cuerpo desnudo. Antes de girar la vista hacia otro lugar sin interés por ese omega rubio. Le lanzó la ropa que había recuperado cuando su hermano le había dicho que no hallaba a su omega, él era el mejor rastreador y sensor del clan–He creído que estarías aquí, Namikaze.

Agarró la ropa al vuelo y se vistió.

–No era mi intención crear preocupación y daros más trabajo, Tobirama-san.–Observó el claro de nuevo, sintiéndose frustrado.– Estaba investigando… Pero no encuentro nada que me ayude.

–¿Estás buscando la manera de volver a tu tiempo?– El asentimiento del rubio omega, le hizo achicar los ojos… Su hermano se deprimiría, y esta vez en serio, no como cuando fingía hacerlo.–Comprendo.

–Se que…– Suspiró, cambiando su discurso– Todo lo que conozco es de donde vengo; tengo amigos, familia, sueños que se estaban cumpliendo… Y ahora, todo ha desaparecido y esto– Mostró su alrededor– Es todo extraño para mi. Yo llegué a conseguir ser líder de la aldea. Obtuve, gracias a mi esfuerzo, el cargo más alto y el mayor reconocimiento. No soy alguien que quiera el poder por ambición, yo… Yo deseaba proteger a las personas importantes para mi y cambiar la situación de las mujeres betas y de los omegas.

Tobirama escuchó con atención mientras observaba su alrededor, había captado el aroma de los dos líderes Uchiha en ese lugar, el aroma suave y agradable de Izuna. Eso le preocupaba, podían volver en cualquier momento y tenía que estar preparado por si ocurría tal cosa.

Definitivamente ese omega era diferente, su forma de pensar y lo que le contaba así lo demostraban. Si había llegado a dudar de que no pertenecía a esa época, aunque con los indicios estaba cada vez más seguro de que no era así… Ahora estaba absolutamente seguro de tal echo. Minato Namikaze venía del futuro, un futuro muy diferente al que estaban acostumbrados ellos. Cerró los ojos y se giró a mirarle por fin.

–Lo investigaré, pero… Hazte a la idea de que lo más seguro es que tengas que quedarte aquí.– La mirada algo apenada del otro le hizo añadir–Mi hermano sería un buen alfa, sois destinados, es algo que debes haber sentido.

–Si, lo se… Pero no es tan sencillo– Mientras olfateaba cuidadosamente el aroma de ese otro alfa extraño que aun perduraba en el claro de forma leve.– Te agradecería la ayuda Tobirama-san y… Sino es posible, bueno… Ya lo asumiré cuando llegue el momento.

Quedó satisfecho con esa respuesta.

–Volvamos…

El asentimiento del omega le hizo alargar la mano para ponerla en su hombro y poderle llevar al clan, más antes de que posara la mano encima del rubio, éste ya había desaparecido. Sonrió un poco, si definitivamente era un omega muy diferente a los usuales, exceptuando siempre al que estaba destinado a si mismo. Izuna tampoco era como los omegas que trataba normalmente en el clan. Era un guerrero, como ese rubio y como él mismo. Negó algo divertido mientras desaparecía con su Hiraishin.

Llegó al clan apareciendo al lado de Minato que le miró.

–Gracias por irme a buscar, Tobirama-san.– Se inclinó de forma respetuosa.

Unos pasos se oyeron y vio a su hermano aparecer ante ellos, la mirada de alivio en su rostro era patente, Hashirama había pensado de todo; que Minato se había marchado para no volver, que había salido fuera de las murallas desoyendo sus consejos y había sido raptado o herido de nuevo pues aun no estaba recuperado del todo… Y verlo allí, ver que había vuelto le hacía mostrar una ilusión y alegría que iluminaba su cara. Entró en el hogar para dejarles privacidad. Era muy tarde ya, y tenía que lavarse antes de cenar.

–Minato, me tenías preocupado. Tengo que revisar tus heridas y es tan tarde, pensé que te había sucedido algo o que te habías…– Torció un poco la boca, sin querer decir que temía que el omega se había marchado de su lado para siempre.

–Estaba volando y se me ha pasado el tiempo, también he ido al lugar donde me encontrasteis.

–Oh…– No sabía que decir, estaba seguro que el rubio deseaba investigar más sobre su situación, seguramente para volver con los suyos. No, tenía que dejar de deprimirse por eso, lo tenía delante.–Espera, ¿has dicho que estabas volando?

Eso era alucinante.

–Si, soy un águila dorada.

–¡Increíble! ¿Qué tal las vistas desde ahí arriba? ¿Y que se siente?

Y entrando en la casa de los líderes, Minato empezó a contarle con una emoción verdadera, una emoción que se notaba en sus gestos, mirada y palabras, lo que sentía al volar. Le apasionaba poder compartir sus sentimientos sobre algo que le llenaba tanto el corazón.

Esa noche Minato se fue a dormir de forma plácida, sin llantos. La amena conversación durante la cena, a la que también se unió Tobirama, le resultó gratificante. Primero hablaron del vuelo, las corrientes de aire y la vista de las cosas desde tal altitud; además de la potente visión que poseía como águila. Hashirama compartió lo que llegaba a sentir cuando corría con sus fuertes patas por el bosque cuando se transformaba en su animal interior. Su capacidad de sortear obstáculos con facilidad de un solo salto. Y hasta Tobirama compartió lo que más le gustaba cuando se transformaba en su lobo, y lo fácil que le resultaba desconectar por unas horas de los problemas cuando recorría el bosque en forma animal, le resultaba gratificante poder dejar su mente en blanco y solo gozar de sus patas devorando terreno a medida de trotaba.

También hablaron de anécdotas de entrenamientos y batallas, fue una velada en la que todos disfrutaron y pudieron ir a dormir de forma tranquila.

Hashirama dio una última ronda, pues le había tocado lavar los platos y entró en el cuarto con una sonrisa.

–Hoy no ha llorado, muestra un rostro plácido y pacifico– Eso le hacía sentir complacido. Su pareja no estaba sufriendo por la tristeza de estar en un lugar desconocido, parecía que se estaba adaptando y eso le llenaba de esperanza.

–Voy a tomar unos minutos el aire…– Miró significativamente a su hermano, y éste se sonrojó al captar la indirecta.

–Yo… Lo lamento. Pero es que…– Una suave sonrisa burlona apareció en el rostro severo de su menor y resopló al verla– Gracias, Tobi.

–No te preocupes, lo entiendo… Somos alfas que han encontrado a su destinado, a mi me ocurre igual y tu nunca me lo has recriminado.– Y vaya que se ponía ansioso y caliente tras un encuentro con Izuna.

Cuando Tobirama volvió al cuarto, Hashirama ya estaba dormido y el cuarto ventilado, por suerte... Quizás es que había estado mucho rato ensimismado en varios pergaminos buscando una posible ayuda para el omega rubio. Sabía que si Minato se marchaba, su hermano se deprimiría; pero también entendía el sentimiento de grave perdida y desconcierto del rubio al encontrarse en un lugar extraño y sin nadie familiar cerca, un lugar en el que no tendría ni que existir, pues aun faltaba demasiado para que ese omega naciera. Además le había prometido que buscaría si había alguna manera de que pudiera volver a su tiempo. Por ahora no había hallado nada…

Esa mañana luego de desayunar, llegó la vieja matriarca omega para revisar las heridas de Minato y saber su evolución y adaptación, había quedado preocupada al ver la primera reacción al despertar, aunque el joven rubio había sido muy comedido y calmado teniendo en cuenta su situación.

Shio les echó de su propio hogar para quedarse con el omega rubio. Tobirama sólo reviró los ojos, pero aceptó irse a cumplir sus obligaciones diarias. Hashirama si que protestó un poco, él deseaba estar con el que sería su futura pareja, tener la posibilidad de cortejarlo, pero la vieja omega no aceptó quejas por mucho líder que fuera. Minato sonrió algo azorado de ver a esa vieja y diminuta mujer algo encorvada deshacerse de ambos líderes de clan.

–Esto son cosas de omegas, mejor que no haya machos presentes– Le dijo mientras le guiñaba un ojo y le ponía un vaso de té humeante delante.– Te veo bien jovencito, ¿Te has encontrado bien?

–Si, me encuentro bastante bien. Aun me noto algo debilitado y con sensación de mareo, pero es perfectamente soportable.

–Perdiste mucha sangre, es normal que tengas esos síntomas… Nada que una buena alimentación no solucione.

Estuvieron hablando de nimiedades durante horas, sobre el clan, sobre los Senju, historias antiguas que vivió una Shio de joven. De esta forma Minato se fue relajando en su presencia, ganando más confianza en la anciana mujer. Revisó sus heridas que estaban prácticamente cicatrizadas gracias a la capacidad de su líder.

–Dime que te inquieta– Le sonrió amigable, había notado a Minato nervioso, habiéndolo conocido al despertar y durante esas horas de charla, había comprendido que el rubio era un joven tranquilo y astuto, pero hacía rato que le notaba cierto desasosiego.

–Yo… Se acerca la temporada del celo y, no tengo con que suprimir mi calor.– Frunció su ceño preocupado.

–¿Y por qué lo querrías suprimir? El celo es algo maravillosamente placentero, una ocasión para disfrutar de unos días de intensa cópula junto a un buen alfa o algún beta.– Realmente estaba confundida de que aquel muchacho quisiera reprimir algo así–¿No disfrutas de tus celos en el lugar de donde vienes?

–No es tan fácil como piensas y menos ahora... He suprimido el celo, por comodidad, a base de píldoras. Tenía algunas de esas en mi ropa… Pero la quemaron al terminar demasiado maltrecha.

–¿Píldoras para suprimir un celo? Me parece algo tan antinatural, con lo placentero que resulta disfrutar de tal acto.

–¿No quieres sufrir el celo? ¿Es por mi? Sino lo quisieras no te marcaría…– Esa nueva voz que se mostraba desanimada y depresiva les interrumpió al entrar en el comedor.

Hashirama le miró apesadumbrado. Lo había escuchado.

Al realizar sus tareas fuera de la fortaleza Senju había visto unas flores amarillas preciosas y al terminar sus trabajos se había acercado de nuevo donde estaban esas flores, había excavado la tierra para desenterrar con cuidado la raíz. Había realizado un tiesto de madera con su mokuton y había plantado las flores en el mismo. Ese color amarillo de las flores le recordaban a Minato y su bonito pelo rubio. Se las quería regalar y esperaba que el omega las aceptase, pues eso significaría que realmente aceptaba su cortejo.

Se acercó a la mesa donde ambos omegas estaban conversando y dejó las flores allí, con la cabeza baja y sintiéndose rechazado por el que tenía que ser su pareja.

Minato no sabía que decir, no se esperaba que el alfa llegara en ese momento, ni tampoco que les escuchara. Su corazón se estrujó dolorosamente al sentir su tristeza, su propio omega se sentía dolido por saberse el culpable del estado afectado de su destinado. Pero no le salían las palabras.

–Lo siento… Es que... Es todo tan raro. En mi lugar me tomo supresores y ya no sufrimos del celo.

–¿Nunca?

–Bueno... El primero si, porque lo recomiendan los médicos por salud y puede que algún otro, cuando no había misiones o guerras si que me permití sufrirlo. Pero aquí... En mi situación…– Es un sitio extraño y aun guarda la ligera esperanza que volvería a casa, por mucho que su águila no estuviera de acuerdo a irse sin su alfa o, según los aromas, sus alfas. No quería atarse o arriesgarse a enlazarse con nadie. –Tampoco quiero acabar embarazado... No estoy preparado.

–Tenemos tés anticonceptivos, suelen ser bastante efectivos... Sobretodo sino hay mordida – Interrumpió la vieja matriarca.

Hashirama está decaído, y aun más a medida que le escucha, sabe porque el que tendría que ser su omega no quiere arriesgarse, que quedara embarazado de él sería terrible cuando el omega quiere volver al futuro; también sería desastroso que se diera una mordida, pues quedarían enlazados para siempre... Pero, él si quiere enlazarse con su hembra y que esta se preñe con su semilla. La vida de un shinobi esta llena de peligros y muerte, y no desea esperar para formar una familia y tener cachorros porque nadie sabe lo que te deparará el mañana.

–Disculpad...– Se aleja cabizbajo.– Las flores son para ti, si las quieres.

Su hermano está fuera, en el jardín de la casa principal Senju esperándole de brazos cruzados y una mirada algo seria.

–No hagas eso– Le dice al verle tan apesadumbrado.

–No estoy de humor, Tobi. Yo…

–¿Estás así porque el omega tiene otros planes?¿Por que piensa en su hogar y como puede volver?– Le agarra del brazo con fuerza y lo hace detenerse.–¿Qué esperabas Hashirama? ¿Esperabas de que un día para el otro, Minato, se entregue a ti? ¿Qué deje de pensar en su vida anterior, su familia, sus sueños y se tire a tus brazos para cumplir tus sueños? ¡Madura hermano! Deja de ser un egocéntrico y un caprichoso. Dale tiempo a aceptar su nueva vida, escucha sus inquietudes y sus deseos… Y no te desanimes ni te rindas.

Dichas sus palabras, Tobirama soltó a su hermano y se marchó a comer junto a los demás shinobis del clan.

Su mayor era un gran líder, fuerte, justo, a veces excesivamente suave cuando no debía serlo; en definitiva era un hombre demasiado bueno y preocupado por los suyos… Resopló, pues otras veces era como un crío pequeño y caprichoso. Sabía que estaba emocionado por haber hallado al que era su pareja destinada, pero tal como decía la palabra 'pareja', una relación era cosa de dos. Él otro también tenía sus derechos en esa posible y futura relación y, estaba claro que en el caso de Minato necesitaba tiempo para aceptar y procesar que lo más seguro es que no podría marcharse de ese tiempo, un lugar totalmente diferente a lo conocido hasta ahora. Y su hermano mayor, tendría que estar apoyando y animando al omega rubio, en vez de deprimirse porque él otro pensara en como volver o en seguir llevando una vida como a la que estaba acostumbrado en ese futuro.

Hashirama miró la espalda de su hermano, su menor tenía razón. Suspiró y sonrió con tristeza. Era un tonto y Tobi era el listo de los dos… Por suerte ahí lo tenía, a su lado, para ayudarle a que no siguiera estropeándolo de esa forma tan estrepitosa. Estaba actuando de forma tan caprichosa con Minato, pero es que se sentía muy emocionado por haber hallado al fin a su destinado. Suspiró soltando el aire de forma lenta. Le daría tiempo y comprensión a Minato y… Si necesitaba ayuda para intentar volver a su tiempo… Le ayudaría aunque le partiera el corazón que se fuera, pero tal como decía su hermano tenía que dejar de pensar en lo que él deseaba y escuchar lo que su omega necesitaba.