11.
Después de todo un invierno sin una gran pelea con sus mayores enemigos, ahí los tenían de nuevo. Senju versus Uchiha, Uchiha versus Senju.
Tobirama percibe esos ojos rojos sedientos de sangre y se estremece.
–No les miréis a los ojos.– No sabía porque avisaba a sus shinobis, cuando casi todos eren ninjas experimentados en enfrentarse al clan del abanico.
–¡Madara!– Gritó su hermano a su lado– No tenemos porque pelear. Ambos somos líderes de clan y podemos terminar con estás estúpidas peleas.
–No se para que te esfuerzas... Es ridículo– Le dijo a su mayor.
–¡Tobirama, basta! No pierdo nada por intentarlo.
Más la respuesta del Uchiha fue sacar su katana y ponerse en posición.
–Que te decía...– Observé a Izuna al lado de Madara también ponerse en pose defensiva. Olfateé, pero estaba demasiado lejos aun para captar su aroma. ¿Llevaría alguno de esos nauseabundos aceites o su delicioso aroma natural? Pronto lo descubriría, imaginaba.
La batalla inició, ambos clanes chocaron espadas. Izuna miró a su hermano y se lanzó al ataque, dejando al líder más atrasado. Eso era extraño... Pero no tuve tiempo de analizarlo en mayor medida cuando mi katana chocó con la del Uchiha. A mi nariz llegó su magnifico aroma.
–Veo que por fin has dejado de usar esos horribles aceites.– Le comenté mientras nuestras espadas chocaban soltando chispas en cada una de nuestras acometidas.
–No tengo porque esconderme, ya se descubrió todo.– Sonrió con burla– Además es más divertido ver como te afecta mi olor.
–Maldito cabrón... Pero te recuerdo que tu también sufres por tu cabezonería– Esquivó un puñetazo y le lanzó una patada en barrido bajo para desestabilizar su equilibrio.
Izuna saltó hacia atrás, separándose unos metros de mi antes de volver al ataque.
–¡Tsk! Yo no soy el que se queda impotente, Senju.
–No pero dentro de poco sufrirás tu celo... Y tengo entendido que es muy doloroso sino tienes a nadie para saciarte, jodido Uchiha.
–¡Maldita rata albina, jódete! Nunca te podrás reproducir porque nunca te dejaré tocarme y tampoco podrás copular con nadie.– Sus labios mostrando una sonrisa cruel.– Sólo por eso estoy dispuesto a aguantar todos y cada uno de esos dolorosos celos que sufriré en mi vida.
Un puñetazo del Uchiha le alcanzo y salió despedido hacia atrás. Maldita hembra cabezota y tozuda... ¿Y así quería su hermano que lo robara? ¿Que se raptara a ese hijo de puta y lo marcara como a su pareja?
Se levantó enseñándole los dientes y un barullo de emociones internas; se sentía excitado por estarle oliendo, pero también agresivo y violento, cabreado. Tenía tantas ganas de poner en su lugar a ese omega, de demostrarle que él era su macho, de enseñarle a respetar al que era su alfa... ¡Maldito Uchiha de los cojones! Gruñó buscando imponerse, pero el Uchiha le soltó un rugido en respuesta.
Izuna no se acobardaría por el comportamiento del macho que el destino le marcaba como alfa, por mucho que su omega maullara sintiéndose atraído y por mucho cosquilleo interior que le provocara el aroma, el sonido y la visión del albino. ¡Jodido 'alfista' Senju!
Se iba a lanzar contra el omega Uchiha, sus emociones a flor de piel, su instinto desatado... Ya no quería contenerse, estaban cerca de la temporada de celo e Izuna ya estaba empezando a desprender un aroma un poco más intenso de lo habitual. Pero algo llamó su atención, giró el rostro para analizarlo... Algo no iba nada bien. Madara se mostraba esquivo ante los ataques de su hermano. El Uchiha nunca se mostraba esquivo, siempre se lanzaba a atacar con fiereza, en cambio ahora parecía no tener interés en pelear... Como si estuviera haciendo tiempo. Concentrado en analizar eso y el posible motivo del actuar del líder del abanico, casi se quema con una gran bola de fuego lanzada por Izuna Uchiha, la esquivó usando su Hiraishin y miró a Izuna, se lanzaba de nuevo a atacarle, aunque sus ojos se desviaron unos milisegundos a su hermano. Ahí había gato encerrado.
–¡HASHIRAMA!– Llamó, más su hermano estaba concentrado y lejos.
¿Que estaba pasando?
Izuna se lanzó a la pelea de nuevo de forma muy agresiva. Con unos ataques rápidos y sin treguas. Estaba claro que algo pasaba ahí.
Se apartó del Uchiha al sentir el ligero corte en su hombro, le miró molesto. Izuna le atacaba con velocidad y saña, sin permitirle distracciones... Pero él no podía evitar estar observando todo lo que ocurría en ese campo de batalla.
Le lanzó un potente chorro de agua al omega que le dio de lleno, lanzándole bien lejos y de esa forma tuvo tiempo de analizar lo que estaba ocurriendo.
"¡Mierda!" Madara estaba haciendo todo lo posible por no ser golpeado, a la vez que peleaba. Ahora lo entendía todo.
–¡Hashirama, es un clon!– Su hermano le miró unos segundos y luego comprendió porque su antiguo amigo se comportaba algo diferente en esa batalla.
Gruñó cabreado, esa era una técnica creada por él... Tendría que haberlo notado antes, ahora la duda era... ¿Que pretendían con eso?
Observó de nuevo el campo de batalla viendo la confusión en sus hombros... Muchos de los Uchiha con los que peleaban no estaban allí realmente.
–¿Qué narices?–Sus hombres habían estado peleando contra ilusiones. Un potente genjutsu.
La fuerte risa maquiavélica le hizo mirar a Izuna que se incorporaba mojado por su técnica acuática.
–Que lento has estado, Senju– Se escurrió el pelo mientras seguía burlándose –Aunque ya no os servirá de nada haber visto nuestro engaño. –Miró a sus hombres –¡Nos vamos!
Los Uchiha que si estaban en el campo de batalla se retiraron ante unos Senju estupefactos y sorprendidos, aunque reaccionaron rápidamente y empezaron a perseguirles... Hasta que Hashirama les detuvo.
Él se lanzó a por Izuna, que al notarle cerca se lanzó a encararle. Hashirama corrió hacia ellos, uniéndose a la pelea y consiguiendo retenerle con sus raíces.
–¿A que estabais jugando Uchiha Izuna? – El pequeño omega se revolvió y les siseó.–Apriétale más.
–Tobirama... Es tu destinado–Le había atrapado si, pero no quería herir al omega Uchiha.
–No tengas tanta consideración por él... Además Izuna es fuerte –Miró al airdado omega –¿Verdad que esto no es nada para ti, querida hembra?
No deseaba dañar a su destinado, por mucho que le diera rabia, le gustaba el pequeño omega Uchiha... Por algo el destino les había unido; su aroma, su físico, su mente ágil, su resistencia... Le atraían demasiado. Definitivamente Izuna sería un buen omega que le proporcionaría buena descendencia; si tan solo no fuera tan malditamente arrogante, orgulloso, terco y odioso.
Pero que no quisiera dañarle en profundidad, no significaba que el Uchiha no mereciera un buen escarmiento, algo que le enseñara cual era su maldito lugar, y que aprendiera a su vez a respetarle... Él era su macho, por mucho que el omega se lo quisiera negar.
–¡No... Me... Llames así, cabrón!– Siseó entre dientes.
–¿Te molesta que te recuerden cual es tu maldito lugar? Tu, maldito Uchiha, tendrías que estar en casa gestando a nuestro cachorros, después de haberte entregado a mi cuando te quise reclamar.
–¡Nunca! –Se revolvió con mayor fuerza y rabia.
Le hizo un gesto a su hermano para que no le soltara
–Eso ya lo veremos.–Me giré a mirar a Hashirama –Nos vamos y él vendrá con nosotros.
Parpadeó observando a su menor.
–¿Te lo vas a robar? –La de veces que le había dicho a Tobi que hiciera eso, al verle sufrir de esa forma después de cada encuentro, en sus celos o al ver como no podía saciarse por mucho que deseara culminar.
–Así es... Ya va siendo hora de que lo ponga en su lugar y reclame lo que me pertenece.
–¡Hijo de puta! ¿Como te atreves? ¿Ahora eres un maldito violador?–La rabia en la voz del azabache era palpable. Eso no podía estarle sucediendo, él no deseaba eso... No así al menos.
–No te voy a violar, omega. –Que repulsivo que le creyera capaz de tal cosa. Que mal concepto tenía de él.
–Es lo que estás insinuando. Porque será la única manera en que puedas tocarme. No te lo voy a poner fácil, te la arrancaré si la acercas a mi... –Le bufó.
Se acercó a Izuna, agarrando su largo pelo azabache y tirando de él, obligándole a doblar la cabeza.
–No voy a hacer tal cosa... Porque tu te entregaras a mi de buena cuenta.–Me acerqué a su oído a susurrarle –Cuando tu celo llegue, me vas a presentar ese culo escuálido que tienes para que te monte y te llene ese útero fértil con mis crías. Tu mismo maullarás por mi y me ofrecerás este pálido cuello para que te marque como mío.
Acarició ese cuello con su nariz de forma suave, mientras aspiraba ese dulce aroma.
–Estás tan cerca de tu celo... Huelo como tu cuerpo se prepara para aceptarme y para albergar cachorros, Izuna. Pero eres tan jodidamente terco, podríamos estar ya formando una manada... Tu y yo, Izuna.
El Uchiha se había quedado quieto al tenerle retenido por el pelo, hasta que con un gruñido volvió a revolverse, mientras el aire crujió a su alrededor con el sonido de relámpagos. Se apartó antes de ser alcanzado por la corriente eléctrica de la técnica del omega.
Sonrió para si, Izuna era pequeño pero matón, muy fuerte y rebelde. No se aburría con ese omega como rival y destinado.
La madera crujió y un borrón negro salió de entre ella corriendo veloz, alejándose lo máximo posible de ellos.
Una vez ya lejos se detuvo a mirar a ambos hermanos, mientras la punta de su cola se movía de forma inquieta de lado a lado.
Izuna se había transformado en su animal interior y estaba observándoles desde encima de una cima rocosa, ya a cierta distancia de ellos. Era una pantera estilizada y elegante, con unas fuertes extremidades y un bello pelaje negro brillante que tornasolaba con los rayos del sol. Tan diferente al pelaje que poseía él cuando se transformaba, era un pelaje de un blanco invernal.
–Perdona... No sabía que podía hacer eso. No me lo esperaba–Su técnica madera tenía base tierra con lo cual se había visto afectada por la electricidad. Su hubiera sabido que el omega Uchiha poseía tal naturaleza de chakra podría haberlo contrarrestado, pero no se lo había esperado.
–No te preocupes hermano, Izuna es astuto y escurridizo... Hubiera encontrado otra manera de escapar igualmente. Además no has luchado nunca contra él y no conoces sus tretas.
Tampoco le habría gustado abusar del omega en su celo, aunque sabía que era la única forma de conseguir que el Uchiha se rindiera a él.
Le vio ahí parado mientras su lobo se entristecía de nuevo y aullaba. Lo había tenido tan cerca y su pareja volvía a despreciarle a renegar de él. La pantera pareció dudar al oír al lobo interior del albino, pero enseguida se repuso y volvió a emprender su marcha, alejándose más y más, sin volver a mirar hacia atrás de nuevo.
Miró como se iba el que tendría que ser pareja de su hermano. Tobirama se hacía el fuerte y el que no le importaba, pero ese aullido lastimero y lleno de dolor, liberado de forma instintiva al ver marcharse a su omega, luego del desprecio, le mostraba que estaba mucho más dolido de lo que quería aparentar. Le puso una mano en el hombro y presionó ligeramente para darle su apoyo.
–Hermano... Podemos seguirle y capturarle, no tienes porque aguantar más ésta tortura. Sabes que cuando le marques durante el celo y si, las cosas salen bien y queda embarazado, todo sería diferente... La situación entre vosotros iría cambiando a mejor, te aceptaría con el tiempo. –Además él no había visto a Izuna tan reacio. Había olido su excitación cuando Tobirama se acercó a él y se hizo valer como alfa. Y sabía que una vez realizado el apareamiento y la unión, era cuestión de tiempo que las asperezas se fueran limando.
–¡No! Sería un hipócrita si te aconsejo que dejes espacio a tu omega destinado para que se aclare y en cambio fuerzo al mío a aceptarme por estar enlazados.
–Tu situación y la mía y la de nuestros destinados es diferente. Yo no llevo años sufriendo porque el que tendría que ser mi omega le gusta torturarme por cabezonería. Además Minato no viene de la misma época que Izuna. Allí no están familiarizados con el robo de omegas.
Tobirama negó, no pensaba cambiar de opinión. Aunque sabía que Hashirama tenía razón... En esta época robar un omega para hacerlo tuyo era algo natural y aceptado, en cambio en la época de Minato, según habían hablado, era una práctica en desuso y penada por ley.
–¿Que crees que pretendían con este teatro?–Cambió de tema para dejar de pensar en su mala situación. No quería pensar y sufrir más por Izuna. Debatiéndose entre hacer lo que su hermano le decía o seguir en sus trece.
Suspiró y comprendió. Se sentía orgulloso de Tobirama. Él no estaba de acuerdo en que se hiciera eso con los omegas... Pero tampoco le gustaba ver sufrir a su menor, le dolía ver lo mal que lo pasaba Tobirama luego de cada encuentro al pasar los días y volverse impotente, como sufría en sus celos al querer culminar y no conseguirlo sino se masturbaba por detrás, llamando a un omega que no quería saber nada con él. Y si, reacio a sus creencias le aconsejaba siempre que raptara al Uchiha. No le gustaba aconsejarle tal cosa, pero aun le gustaba menos el ver sufrir a su adorado hermano.
Sonrió con tristeza al ver la aceptación de nuevo y el cambio de tema para no seguir hurgando en la herida.
–No lo se, Madara es muy astuto y seguro que ha sido por algún buen motivo. Por ahora volvamos al clan y esperemos no tener que verlo.
Hashirama no estaba preocupado por su clan y los miembros que habían dejado en el asentamiento, Madara aunque fuera su enemigo tenía honor.
–Estaba su aroma donde encontremos a Minato herido –Recordó Tobirama de pronto– No le di importancia pues seguramente sólo fueron a inspeccionar por curiosidad y para estar seguro de que no era una amenaza para los suyos. Pero... Minato parecía nervioso, afectado, al olerlos.
–Mmmm. ¡Volvamos! ¡Ahora! –Empezó a correr seguido de los suyos hacia el clan, eso le había preocupado.
–Nosotros nos adelantamos. Shiro, guía a los nuestros a casa. Id con cuidado–Ordenó él antes de atrapar a su hermano, ponerle una mano en el hombro y desaparecer al usar su jutsu.
Llegaron al clan y observaron la creciente agitación y movimiento por parte de sus miembros, apagando algunos fuegos menores y ayudando a restablecer el orden reinante. Alterados es como estaban.
–¿Que ha sucedido?– Preguntó a un alfa mayor.
–Hashirama-sama, Tobirama-sama... Uchiha Madara nos ha atacado, iba con algunos de sus hombres. Uno de los suyos. Han penetrado en la fortaleza y aun causado algunos destrozos.
–¿Cuantas bajas? –Preguntó con aspereza, no se le había pasado por la cabeza que Madara fuera a hacer tal cosa.
–Ninguna señor, solo algún herido leve en las escaramuzas y pequeños fuegos y destrozos, nada grave. Parecían querer sembrar el caos en el clan. –Realmente había más agitación y nerviosismo al ver al poderoso líder Uchiha e imaginarse lo peor, que no daño real.
–Señor Hashiramaaa –Llegó una criada de su hogar, agitada –¡Señor! Se han llevado a Minato, a su futuro omega. Lo he visto, he visto como el líder Uchiha se lo llevaba.
Hashirama apretó los puños y bramó con rabia. ¿Que pretendía Madara? Tan bajo caía como para raptar al que era su destinado. ¿Así pretendía vencerle?
La criada se tapó los oídos y tembló ante el sonido lleno de rabia de su líder. También percibía que el segundo líder estaba muy molesto.
–Ha-Ha-Hay más mi señor –Se encogió ante esos ojos normalmente bondadosos llenos de ira y ese aroma agrio y penetrante.
Hashirama al ver lo que causaba, suspiró y buscó el sosiego.
–Sigue, por favor... Mi rabia no es en contra tuya, ni contra nadie de aquí.
–Oí-Oí como antes de llevárselo decía "Mi omega. He esperado muchos años para encontrarte".
Hashirama abrió la boca sin creérselo y miró a su hermano.
