El departamento de aurores ya estaba a toda marcha cuando Harry y Draco se aparecen ahí. Aurores corriendo de aquí para allá, gritos de discusiones que provenían de algunas puertas mientras que de otras fuertes risotadas, un par de chicos intentando tranquilizar a una docena de libros que lloraban y a la vez lanzaban fuego, un inefable coqueteando descaradamente con un auror, entre otras cosas que hacían que el lugar fuese un caos.
Sin embargo, aquel desorden parecía ser una costumbre para el departamento porque Harry Potter avanza por el largo pasillo sin inmutarse por nada en concreto, mientras esquivaba -la mayoría de las veces- a los avioncitos de papel que llevaban mensajes.
Casi al final del corredor, a las puertas de una sala de trabajo, se encuentra con Ron y Hermione.
—Hola, chicos
—Harry, hola -saluda Hermione —¿Ya estás mejor?
—Hola, compañero.
—¿Granger es auror? -pregunta Malfoy, perplejo.
—Sí ¿Qué tiene de malo? -le responde, pero inmediatamente repara en sus amigos quienes, a juzgar por sus expresiones, imaginaban que hablaba solo. —Quiero decir ¿Parece que me veo mal?
—No, claro. -responde Hermione, poco convencida. Harry intenta cambiar de tema inmediatamente.
—Ron, tú estarás presente en la declaración de Nott y Zabini ¿no?
El pelirrojo niega con la cabeza antes de responder.
—No, Harry, lo siento. Estoy a punto de ir a Hogsmeade. Lehner me envió a investigar un robo que sufrió Honeydukes.
—Alumnos de Hogwarts. ¿no?
—Espero que no. Ha sido muy violento. Pero Nev sí estará ahí.
Harry asiente. No alcanza a agregar nada más cuando oye su nombre a sus espaldas.
Se voltea y ve a Reece Lehner caminando hacia ellos.
—Potter, Weasley, Granger -les dice a modo de saludo, inclinando levemente la cabeza. —Potter necesito que vengas conmigo a mi oficina. Necesito hablar contigo.
—Claro, voy en seguida -responde e intercambia una mirada confundida con sus amigos, quienes se encogen de hombros.
En cuánto llega a ésta, cierra la puerta tras él y toma asiento en la silla frente al escritorio. El mayor le mira desde la suya mientras lo escruta con la mirada antes de decir cualquier cosa.
—¿Cómo estás, Potter?
—Bien, gracias ¿y usted?
—Bien. Aunque un poco cansado -suspira —Mucho trabajo, ya sabes.
—Oí del robo en Honeydukes -dice y Lehner niega la cabeza con expresión de disgusto.
—Fue horrible. -le cuenta —No solo atacaron con magia, el chico que atendía en ese momento recibió una puñalada que le perforó el pulmón.
—Vaya…
—Ahora mismo irán Weasley y Craig como apoyo. -comenta —En fin, quería hablar contigo, Potter, sobre tus días de descanso…
—Esta semana se acaban -se adelanta él —Y regresaré, no se preocupe.
—Claro que me preocupo, Potter -responde, ordenando un par de carpetas que estaban sobre su escritorio. Sube la vista hasta él —Como te dije, estamos con muchísimo trabajo, hay casos que están al límite del plazo establecido y desde arriba me están presionando. Es por eso que los necesito a todos bien y con la mente fresca —Harry no está muy seguro de hacia dónde se dirigía la conversación ¿Lo despedirían? Era la primera vez que se tomaba días de descanso y, hasta donde sabía, había estado haciendo todo bien. No podían despedirlo. —Necesito que seas sincero conmigo. No quiero que entres en detalles, por favor no, eso sería incorrecto, pero quiero saber si necesitas más días para estar en casa. O, por el contrario, si quieres volver pero no estás seguro de rendir como se debe, puedo asignarte un caso que no requiera mayor exigencia.
Harry se apresura por responder.
—Estoy bien, se lo puedo asegurar -dice —Y me gustaría colaborar en el caso de Draco Malfoy. Creo que puedo ser de ayuda.
Reece no responde de inmediato. Por el contrario se le queda viendo con el ceño fruncido, como si intentase descifrar algo. Finalmente, se aclara la voz.
—Sé que no eres el culpable, Potter, pero fuiste parte de los que tuvo que declarar. -suspira —El protocolo no permite que colabores, mucho menos que seas parte del caso.
—Confesé bajo veritaserum, lo que comprueba mi inocencia -le recuerda
—Te insisto, confío en que eres inocente, pero sabes muy bien que debo actuar según el reglamento -Harry lo mira sin entender —Además, el veritaserum no detecta que, por ejemplo, hayas estado bajo una imperius y no lo puedas recordar.
—Se me preguntó si había periodos que no recordase, y la respuesta fue que no.
—Potter, lo sé, pero no te puedo permitir que colabores. Estás en los registros de ese caso. -el mayor sube las cejas —Y no te estoy diciendo que creas que eres culpable, pero no puedes solicitar ni siquiera información sobre la investigación hasta que no se haya cerrado. -El hombre vuelve a tomar las carpetas y las alinea con un golpe sobre la mesa. —Ahora tengo dos casos aquí. En este puedes estar de apoyo -apunta hacia la carpeta azul- y en este, si quieres, te puedo dejar a cargo, tú me dices… -agrega, tajante, dándole a entender que el tema ya está zanjado.
—No puedo estar a cargo de nada…
—Vale. Pues te quedas con éste -le tiende la carpeta amarilla. Harry la toma, leyendo vagamente el nombre de la portada.
—Me refiero a que, según el reglamento, ningún auror con menos de cinco años de experiencia y con la aprobación del Jefe de seguridad mágica, puede estar a cargo de un caso. Son las reglas.
—Puedo hacer una excepción, Potter, tienes las habilidades. -dice, moviendo la mano para restarle importancia al asunto.
Draco, quien estaba a un lado del escritorio miraba con cierta gracia de Lehner a Harry cuando nota que éste último parece estar aguantándose las ganas de decir o hacer algo. Y siendo Potter un Gryffindor de pies a cabeza, dudaba que fuese hacerlo por mucho tiempo.
—Pero no puede hacer la excepción en el caso de Malfoy. -le hace notar casi como si lo estuviese reprendiendo.
—Joder, Potter, que cojones tienes -suelta el rubio entre una carcajada.
El mayor frunce el ceño con evidente enojo.
—¿Estás cuestionando mis decisiones? ¿O es idea mía?
—No. Solo comentaba.
Lehner chasquea la lengua.
—Abajo los humos, Potter -le dice, molesto mientras agita la varita para que las carpetas regresen al archivador. —Ahora, te puedes retirar. -agrega, mientras abre la puerta con un conjuro no verbal.
—Hasta luego, señor.
—Adiós.
A penas la puerta se cierra tras Potter, el rubio le mira divertido.
—Te lo has pasado por el culo, Potter. -ríe —Si yo fuera él te despido. Eso seguro.
—Oh cállate -replica de mala gana. —Aunque, es cierto lo que dice. No puedo estar dentro si me interrogaron, pero ya que no estoy en calidad de sospechoso, no habría problemas con solicitar información sobre el caso.
—Lehner es un jodido obstinado, no escucha a nadie. -opina Draco, alisándose la túnica.
—¿Lo conoces? -pregunta Harry, sorprendido.
—Tiene un hijo en Hogwarts. Un niñato insoportable… y no lo digo solo porque sea de Gryffindor -le guiña un ojo —Un día intentó jugarme una broma, pero lo descubrí a tiempo de que la llevara a cabo, así que lo envié con su jefa de casa para que se hiciese cargo del castigo que le puse. Y al otro día tengo a este subnormal en el castillo solicitándome que se lo quite porque el niño técnicamente no hizo nada.
—¿Qué le dijiste?
—Claramente, mandé al infeliz a besar mandrágoras. -Harry le dedica una mirada divertida —Bueno, no se lo dije así exactamente, pero me entiendes.
—Te creo, ahora vamos a la sala de interrogaciones antes de que el infeliz salga de su oficina.
XXX
Se encuentran con Neville en el camino.
El chico iba tan distraído que Harry tiene que hacerle señas con las manos y plantarse frente a él para que se detuviese.
—Nev, hola ¿Cómo estás? -el aludido sube la vista, confundido, pero su semblante se relaja cuando se da cuenta de quién se trata.
—Harry, hola. Bien ¿y tú? ¿Sigues con descanso? -pregunta —¿Qué te ocurrió? No he podido pasar por tu casa. He estado muy ocupado.
—Bah, no te preocupes. El lunes de la semana que viene regreso al trabajo.
—Vale, me alegro que descanses, Harry. -le dice dedicándole una débil sonrisa —Han sido tan estresantes estas últimas semanas.
El pelinegro asiente, de acuerdo.
—Nev, necesito hacerte una pregunta
—Sí, sí dime. -responde, luego sus ojos se posan tras él —Buenos días, jefe.
Harry se voltea y ve a Lehner muy cerca de ellos hablando con una chica. Los saluda con la mano.
—Cuando termine tu turno ¿Puedes pasar por mi casa?... -dice, dándose cuenta de que no podrá hablar de lo que quería con Reece ahí detrás. —o si quieres yo puedo pasar por la tuya, como gustes…
—Claro, Harry, no hay problema. Yo paso por la tuya. ¿Todo bien? -pregunta, preocupado.
—Sí, sí. Todo bien.
XXX
Varias horas más tarde, Neville llega a su apartamento.
Se reúnen en la sala y el chico lo pone al tanto de las novedades en el ministerio; como por ejemplo qué pasó finalmente con el asalto de Honeydukes y quién había sido despedido ese día.
—Neville, ¿Tienes hambre?
—No, no.
—¿Quieres una cerveza?
—No le dices que no a una.
Harry va por un par de botellas a la cocina y por un cuenco con maní salado. Cuando vuelve, su antiguo compañero de casa se masajeaba ambas sienes con una mano, como si estuviese próximo a una jaqueca. Harry le tiende la botella y es ahí cuando repara en lo cansado que Neville parecía, con el cabello despeinado y enorme sombras bajo sus ojos, como si se hubiese pasado varias noches sin dormir-
—¿Cómo está Hannah? -pregunta, intuyendo que la razón de su aspecto se debía al estado en que se encontraba su novia.
—Hace unos días tuvo una nueva recaída -comenta, desviando la vista hacia su cerveza. Harry siente un arrebato de compasión por su amigo en ese instante, y es que, a su juicio, Neville ya había pasado por muchas malas situaciones como para que le siguiesen ocurriendo otras. —No tan grave como las anteriores, pero los medimagos dicen que ya no hay nada más que hacer.
—¿Han ido a algún otro hospital? ¿Al extranjero? -pregunta. El rubio asiente.
—Todos concuerdan en lo mismo. La enfermedad de Hannah no tiene cura -vuelve a suspirar.
—Neville, lo siento muchísimo. -comenta —Y si hay algo en lo que necesites ayuda, lo que sea, por favor, cuenta conmigo.
El chico asiente y sube la vista a él dedicándole una sonrisa que jugaba entre la resignación y la satisfacción.
—Nos vamos a casar -le cuenta —Aún no se lo contamos a nadie -se apresura por añadir —Pero pronto daremos a todos la noticia.
—Felicitaciones, Nev -le dice, manteniendo la efusividad a raya porque sabe que en otras condiciones no hubiesen tomado la decisión en ese momento. Pero ahora, Hannah estaba tan enferma que no había certeza de poder realizar la ceremonia en unos cuantos meses más.
—Gracias, Harry.
—¿Se lo has contado a tu abuela?
—Si, y creo que ha sido un error porque si no damos nosotros la noticia ella lo hará primero. -ríe —Creo que no hay nadie en todo el país a quien no le haya contado que ya me gradué de la academia de aurores y estoy seguro de que ayer le estaba contando sobre la boda a alguien por red flu.
—Seguro ya debe estar planeando todo -Neville se ríe y asiente.
—Queríamos una boda pequeña en un comienzo, pero ya qué, la haremos en grande. -le cuenta —Y aunque hubiésemos querido invitar solo a cercanos, de todas formas serían muchos. Hannah tiene una tía con complejo Weasley.
—¿Familia numerosa?
—Ocho hijos. Todos casados y con niños -dice —La pareja con menos hijos tiene dos niñas así que ahí te lo dejo. Tenemos para armar unos cuantos equipos de quidditch.
—Tendrás boda y fiesta infantil.
—Ya lo creo -asiente y bebe un sorbo de su cerveza antes de agregar—¿Y bien? ¿Qué te ocurrió, Harry? La última vez que nos vimos te veías fatal. Luego ya no volviste a trabajar y Ron y Hermione no me cuentan nada.
Harry se esperaba esa discreción por parte de sus amigos. Sólo ellos sabían que intercambiaba cartas con Draco y solo a ellos les había comentado los sentimientos que tenía por el Slytherin. No se lo había contado a nadie más principalmente porque, en primer lugar, disfrutaba de esa intimidad cómplice que tenía con Draco, y en segundo, porque a pesar de que esperaba comenzar una relación seria con él, aún no tenían ni la primera cita.
—Lo que sucede, sucedía -se corrige —era que Draco y yo estábamos saliendo. Bueno, casi. Aún no salíamos realmente pero había intenciones -Harry sube la vista hacia el rubio quien estaba tras Neville y se había mantenido callado hasta el momento, y se lo encuentra haciendo gestos de burla.
—No puedo creer, Potter, que no le hubieses contado antes a Longbottom de lo nuestro. -le dice, llevándose una mano al corazón con cierto dramatismo mientras finge estar dolido. Parece estar a punto de agregar algo muy divertido, pero lo que dice Neville a continuación lo detiene abruptamente.
Más bien es el cómo lo dice.
—¿Malfoy? -pregunta, como si pronunciar el nombre le diese dolor de estómago. Harry debe admitir que se siente ofendido.
—Si ¿Qué tiene de malo? -replica
—Es Malfoy -le dice el otro, como si aquello fuese demasiado obvio como para tener que agregar alguna palabra más.
—Sí. Draco Malfoy -repite Harry —¿Por qué? ¿Cuál es tu problema?
—¿No me digas que no recuerdas todo lo que hizo en el colegio?
—Oh, Longbottom. Tú eras un bobo y aquí estás, de auror -le escupe Malfoy, a sabiendas de que no lo oirá.
—Era un niño, Neville.
—Un niño despreciable -le responde luego de beber un sorbo de cerveza y dejar la botella con demasiada brusquedad sobre la mesa de centro —Y, por si no lo recuerdas, cuando ese niño creció se convirtió en un asqueroso mortífago que hizo que se colaran sus compinches a Hogwarts. Nos habríamos ahorrado mucho si no fuese por él, como la muerte de Dumbledore para empezar y… -Harry en ese minuto lo interrumpe, molesto.
—Lo de los mortífagos no fue nada bueno, te lo reconozco, pero todos tienen motivos para actuar y Malfoy no tenía muchas opciones para elegir. -exclama —Y te equivocas con lo de Dumbledore pues él de todas formas moriría. Tenía una maldición por culpa de un horrocrux.
Para ese entonces Malfoy había desaparecido de la sala y, muy probablemente, de su apartamento. Tiene el impulso de correr a Neville de ahí y salir en busca del rubio, pero se arma de paciencia y decide no hacerlo. De todas formas, tampoco sabría donde buscar a Draco.
—Nada quita lo que hizo -le dice
—No era perfecto, Neville, pero es mucho más que sus actos. -le suelta. Tan furioso como agotado —Además, podrías tener un poco más de respeto. Murió, por si no lo recuerdas.
Neville va a replicar, pero tiene la decencia de parecer arrepentido y avergonzado.
—Lo siento, Harry, pero no puedo cambiar mi opinión sobre él -le responde —Lamento si te molesté.
—Lo hiciste.
—Perdón. Es solo que… -suspira, va a agregar algo, pero a último minuto se arrepiente —olvídalo.
—Mira, quería hacerte una pregunta sobre el caso… pero si no me quieres ayudar, bien.
—¿Sobre qué? -pregunta, rodando los ojos con fastidio. Harry decide morderse la lengua solo porque necesitaba su ayuda.
—¿Qué ocurrió en la declaración de Zabini y Nott? La de hoy, bajo veritaserum.
Neville va a responder, pero una idea repentina se le cruza por la cabeza.
—¿Por eso estabas en la declaración?
A Harry la pregunta le hace pensar un poco más.
—¿No has leído todas las declaraciones?
—¿Qué?
—En ella cuento que tendría una cita con Malfoy. -le recuerda. —Si hubieses leído las declaraciones ya sabrías lo que te acabo de contar.
—Mira, lo de Hannah me ha consumido más tiempo ¿sabes?
—Entonces, deja el caso si no lo puedes atender.
—Eso no quiere decir que no haré mi trabajo, Harry. -replica, las mejillas se le encienden ligeramente, señal de que está molesto —Pospuse un poco lo de Malfoy. De todas formas, yo solo soy un asistente.
—Esto… -Harry inhala. —¿Qué ocurrió con lo de Zabini y Nott?
—Zabini ya no figura en la lista de los sospechos, lista la cual sólo lo tenía a él. -responde, de mala gana —Nott pudo asegurar de que efectivamente Zabini se apareció junto a él en cuanto se despidió de Malfoy.
—¿Nadie más es sospechoso?
—No. No hay rastros de magia, ni de aparición, además de la de Zabini. Malfoy no tenía "enemigos" en ese momento ni estaba en cosas turbias. Supongo.
—Bien.
—Gracias, Harry, por la cerveza. -le dice, incorporándose del sofá —Volveré con Hannah.
—Gracias por la visita -responde igual de hostil que Neville. El rubio se viste el abrigo y luego, antes de salir, agrega.
—Y encontrarán al culpable. -dice, como si las palabras le causaran asco —Los padres de Malfoy están metiendo una cantidad exorbitante de oro al ministerio para que las cosas se agilicen.
—Bien.
Neville no agrega nada más, y antes de que pase mucho tiempo desaparece de la sala.
Harry chasquea la lengua. No solo se siente molesto por la reacción de Neville y sus comentarios sobre Draco, sino que también porque no consiguió ni una sola pista nueva. Y ese paso jamás encontraría al culpable.
