06
El tiempo había pasado tan rápido que apenas si era consciente del momento que cruzaba nuevamente las puertas de Konoha. Los guardias de la puerta lo vieron de arriba a abajo pero no hicieron ningún comentario, era bien sabido que Sasuke Uchiha no eran de los que saludaban y ni los que se detenían a charlar. Su típica seriedad acababa cualquier inicio de conversación y presentía que sería peor cuando se entera de lo que había pasado con su familia, bueno con su ex-familia.
Sin embargo, un Shinobi lo esperaba reclinado en una pared cercana, su postura no delataba nada, trataba de simular que la presencia del Uchiha no le importaba, pero la realidad es que posiblemente lo mataría después de haberse estado guardando una valiosa información. Nunca supo cómo decírselo sin verse perjudicado y así pasaron los años pensando en que el jamás regresaría. Realmente estaba equivocado.
—¡Sasuke-san, no lo esperaba tan pronto! —Expreso un poco nervioso.
Sasuke lo escucho, pero no sé detuvo, siguió de largo, su mente no estaba puestos en el Shinobi que lo mantenía informado si no en todo lo que la aldea había cambiado en el tiempo que estuvo fuera y se preguntaba internamente si su familia también lo había hecho. Pensaba en lo grande que debía estar Sarada y como había sido su progreso cuando la dejó aun siendo un bebé. Ha este tiempo si el tiempo no le fallaba, ella debía estar por lo menos el tercer año de la academia. También había algo que rondaba sus pensamientos y eso era una hermosa mujer de cabellos rosas a la cual no se había tentado el corazón en abandonarla. ¿Cómo estaría? ¿Cuánto había cambiado? ¿Cuánto había envejecido? Aunque esto último lo dudaba, ella permanecería joven mientras tuviera el byakugou en su frente.
—¿Sasuke?
Las palabras de su informante lo devolvieron a la realidad. Suspiro pesadamente y se detuvo observando como el tiempo había pasado en aquel Shinobi. Sus rasgos ahora ya eran más maduros y pensó en el mismo. Cuando se marchó cometió muchos errores pensando en esa misma juventud, pero ahora que habían pasado los años y regresaba. Solo podría voltear hacia atrás y mirar al viejo Sasuke, no podía estar menos satisfecho al respecto. Había sido un completo insensible, pero en su beneficio él siempre las había estado cuidando desde afuera.
—¿Qué novedades hay? —Le pregunto esperando que no hubiese nada relevante. Igual él lo había estado informando y confiaba plenamente que no hubiese cambiado nada. Quizá el corazón amable de Sakura lo terminara entendiendo y todo volvería a ser como antes. Ella siempre había sido así comprendiendo cada una de sus malditas decisiones, pero se juraría que está sería la última. No más, se acabaron las malas decisiones y le recompensaría todo.
—Yo...—Empezó el Shinobi, pero no pudo terminar, el parecía tan distraído en sus pensamientos que no se atrevía a traerlo de vuelta a la dura realidad.
El Shinobi sudo la gota fría y trato de permanecer tranquilo ante su escrutinio, pero no fue fácil. Nada se podía esconder ante esos ojos y lo mejor era decirle la verdad aún que intentará matarlo. Empezaría por las nuevas noticias y luego le diría el resto. De todas formas, nada podía tomarse bien. Su hija no lo reconocía y su ex-esposa ya tenía a alguien más.
Podía tratar de suavizar las cosas contando de lo ejemplar que era su hija o de como Sakura había logrado transformar el hospital de Konoha en el mejor del mundo Shinobi pero nada podría retrasar la realidad. Aunque estaba más que claro que su cuello estaba en juego, así que solo pudo tragar duro para comenzar a decir.
—Su hija es la mejor estudiante de su generación, es una digna Uchiha. A demostrado grandes habilidades desde el principio y también ha dejado en claro que quiere ser la próxima Hokage.
Sasuke no pudo evitar que el corazón se le calentará, saber que Sarada había seguido sus pasos como estudiante era excelente y más siendo hija de Sakura. También no podía pasará por alto que seguía los mismos sueños de Itachi, los sueños frustrados al tomar la decisión de acabar con su clan. Ella retomaría esos sueños y sería una grandiosa Hokage.
—Cada día se parece más a usted—Susurro el Shinobi con un poco de zalamería, para suavizar un poco el ambiente.
Sasuke se tensó, eso último no le hizo mucha gracia, lo que menos deseaba es que Sarada se pareciera a él y que cometiera sus mismos errores. Era imposible ya que no tenía un clan que vengar, pero de todas maneras no quería que se pareciera a él. Que el odio la consumiera hasta convertirla en la persona fría que era él.
El Shinobi pareció entender su cambio drástico y se apuró a explicarle de lo que hablaba.
—Me refiero físicamente, señor –corrigió su error de manera rápida.
El ya no contesto, pero pareció relajarse hasta que decidió preguntar por ella. La mujer que había abandonado por tercera vez.
—¿Y ella?
Ahora fue el turno del Shinobi, sus músculos se entumecieron y empezó a balbucear cosas acerca de lo popular que se había vuelto luego de su partida, de su nuevo nombramiento como directora del hospital al haberse jubilado la quinta Hokage. Trato de hacerle ver qué ella había seguido su vida perfectamente después de su divorcio, pero trato de no decirle de buenas a primeras de como lo había logrado. Cómo había logrado superar su divorcio y su relación con el doctor. Ante los ojos de todo el mundo, Sakura Haruno había madurado al dejar por fin su tóxico amor por Sasuke permitiéndose nuevamente amar. Ella ya tenía una nueva vida y el no pertenecía a esta.
Sasuke no pudo evitar sentir una punzada de tristeza al ver como así de fácil había dejado por un lado su fallido matrimonio y había continuado. Ella siempre había sido más fuerte de lo que quería reconocer y esto lo probaba una vez más. Pero no podía pensar que ella lo hubiese olvidado, nunca lo había hecho.
Estaba a punto de dar por finalizada la conversación, pero una mirada a las temblorosas manos de su informante le hizo darse cuenta que le estaba escondiendo algo y temía que fuera algo muy malo.
—¿Algo más?
A mal paso darle prisa, pensó su informante y dejó que la bomba que había estado guardando provocará la destrucción que había estado reteniendo.
—Sakura-san no ha estado sola este tiempo...
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No sabía cómo sentirse al respecto luego de haber escuchado como hablaba Sakura en sueños, inconscientemente murmuró ese nombre que alguna vez creyó olvidado. Podía bien ser una pesadilla, pero eso no dejaba de ser menos perturbador. ¿Cuántos años habían pasado después de su divorcio?, Ya habían sido varios y en todo ese tiempo luego que formalizarán nunca había vuelto a escuchar ese nombre hasta ayer.
—Hola, ¿puedo pasar? —pronuncio esa voz melodiosa proveniente de esos hermosos ojos verdes.
—Ya sabes que no tienes que pedir permiso.
Sakura entro en el despacho y se acercó para darle un beso en los labios.
—Voy a salir con Ino, quizá más tarde podríamos ir a cenar a algún lado.
Kiyoshi sonrió de manera tierna. Era realmente encantador.
—Me encantaría—afirmo mientras veía como se daba la vuelta para marchar, pero la detuvo antes que no tuviera el valor suficiente para preguntarle después — Anoche estuviste algo inquieta, ¿Soñaste algo en especial?
Sakura se quedó pensativa por un rato, casi no recordaba nada de lo que había soñado como casi todas las personas que tienen el sueño profundo. Así que no recordaba nada en concreto, solamente dijo que no recordaba lo que había soñado.
—¡Está bien! Te veo más tarde—le contesto haciendo que Sakura se perdiera por la puerta.
Sus pensamientos permanecían rondando en lo sucedido mientras dormía y no dejaba de sentir sospechosos sus argumentos después de su sonrojo.
La puerta volvió a sonar, pero de manera distinta algo que solo le atribuía a su nana. La abuela Hoshi.
—Pasa.
—Niño le traigo noticias—dijo con urgencia mientras miraba hacia los lados para ver qué nadie escuchara haciendo que Kiyoshi se alarmarse.
—¿Que sucede?
—Niño fui a hacer las compras, pero cuando venía de regreso me di cuenta que él había regresado.
—¿De quién hablas?
—De Sasuke Uchiha
Las alarmas se encendieron en su cabeza. ¿A qué había venido? ¿Cuál era sus intenciones? ¿Estará arrepentido? Kiyoshi se levantó de su silla y empezó a caminar por el estudio con preocupación.
—¿Niño?
—¿A qué vino? –dijo apenas en un susurro.
—No lo sé mi niño, pero estoy segura que Sakura no lo dejara por alguien que en el pasado la abandonó.
—No lo sé, debo hacer algo para evitar que se encuentren.
―No creo que realmente sea necesario, lo mejor será que dejes que eso pase.
― ¿Cómo quieres que yo…? –pero antes de que pudiera decir algo más su nana lo interrumpió.
―Ella necesita cerrar el ciclo completamente, debes ser comprensivo con ella. Ella necesita eso.
Takeshi vio a su nana un tanto inseguro, él realmente amaba a la peli-rosa con locura, todo ha estado bien durante los últimos años. Él y Sakura ahora viven juntos, la relación con la pequeña Sarada aunque al principio fue algo tensa ahora hay un mutuo respeto. Él no se entrometía tanto en la vida de ella queriendo suplantar a un padre ausente que, aunque lo niegue, lo extraña y ella no decía nada acerca de su relación con su madre mientras la hiciera feliz y así se fue llevando todo y en todo ese tiempo le agarró cariño a la pequeña que conocía desde que era una bebé.
Era realmente aterrador el solo pensar que Sakura tenga una recaía en un abismo que ha sabido superar por años, que lo perdone y lo deje a él.
Podría ser la prueba definitiva para probar que logró entrar en su corazón, más profundo de lo que llegó a estar Sasuke Uchiha. Por todos esos años de amistad y amor que tuvieron, estaba más que decidido a dar el siguiente paso, su nana tenía razón. Eso era lo que necesitaba para que Sakura pudiera ser libre de esa sombra que no se había aparecido por años.
―Creo que tienes razón.
―Me alegro que lo entiendas mi niño –dijo con ternura la señora.
―Si todo sale bien, quiero dar el siguiente paso.
La señora lo miró sin entender, pero cuando logró captar el mensaje abrió los ojos impresionada y se cubrió la boca con ambas manos. Lanzó un grito de emoción y lo abrazó eufórica.
― ¿Y cuándo planeas pedírselo?
―Tenía planeado hacerlo cuando Sakura pidiera unas vacaciones del hospital para pasar tiempo con Sarada, pero si sale bien el encuentro de esos dos se lo pediré esta noche –dijo Kiyoshi sacando de su pantalón una cajita.
Ya era hora de ser felices.
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Los últimos rayos de sol alumbraban la hermosa estructura de la casa que pudieron comprar entre Sakura y Kiyoshi, era algo sencillo, pero era acogedor como un hogar de verdad. Algo que se sentía un poco lejano para una pequeña pelinegra que estaba en un parque cerca de la academia con su amigo rubio.
—Papa dice que ha este paso talvez te saltes unos años de la academia y te gradúas de Genin.
Sarada resopló con un poco molestia.
—Mi mamá dice que me parezco a mi tío Itachi, pero yo quería graduarme al primer año de la academia, así como él, pero me falta más preparación –cruzándose de brazos y haciendo un puchero.
—No creo que debas sobre esforzarte, mi papá dice que tu papá nunca fue Chunin y es el mejor ninja de la aldea.
Sarada rodó los ojos.
—Pero esas son palabras del Séptimo, además no creo que realmente mi papá sea tan fuerte. Porque si huyó de responsabilidades cuando era una bebé, de seguro volverá a huir si se tiene que enfrentar en un combate con el séptimo.
Boruto no supo cómo contradecirse, si bien Sasuke era la única persona que podía enfrentarse a su padre y darle una paliza, no había duda que había sido muy egoísta y realmente cobarde de su parte al abandonar a su familia estando tan pequeña Sarada. Si no fuera por el Doctor Kiyoshi quizá su familia no sería la que hoy en día era.
—Bueno me imagino que consideras como padre al doctor Kiyoshi.
Eso la puso un poco incómoda, su convivencia con él se basó en el respeto, si hacía feliz a su mamá entonces no tenía nada que reprocharle. Se comportaba de maravilla con ella, pero no podía verlo cien por ciento como su padre porque realmente no lo era y eso siempre le quedó claro, aunque le hubiera gustado que así fuera.
—No como mi padre, pero tengo mucho que agradecerle, el apoyo que ha sido para mamá. Si no fuera por eso, mi madre seguiría sufriendo.
Las palabras de Sarada habían sido con un tono amargo, algo que le dejo claro a Boruto que Sarada le tenía un profundo rencor a su padre y hasta quizá podía odiarlo, pero, aunque lo negara también una profunda tristeza por sentirse olvidada por quien se supone debía amarla y protegerla. No podía ponerse en sus zapatos y no después de todas esas historias que le contaba su papá acerca de Sasuke Uchiha pero si de algo estaba seguro era que había cometido un grave error.
—Y si tanto detestas a tu padre por qué sigues usando el símbolo del clan Uchiha en tus prendas. Quizá sea el momento que cambies de clan.
Sarada abrió los ojos ante sus palabras, no es que no lo hubiese pensado, pero su padre le había robado una vida con él y por lo mismo se negaba a que le robara lo que le correspondía como la heredera del clan Uchiha. Ella era una legítima Uchiha y la única que merecía el honor de portar el apellido. Ella restaurativa el clan y haría que se sintieran orgullosos de ella.
—El será mi padre biológico, pero creo que ya no puedo considerarlo verdaderamente mi padre ya que al final nunca le he interesado y no dejaré que siga enlodando el nombre de la familia que tanto amo por las historias que me ha contado mi mamá. No permitiré que nadie restaure el clan Uchiha más que yo.
Si a Boruto le quedaban dudas de los sentimientos de Sarada hacia su padre, ahora los tenía claros. Ella estaba profundamente dolida y entendía su postura, pero eso no dejaba que una pregunta se formará en su cabeza.
—¿Has pensado en la posibilidad de que regrese algún día?
Sarada río mirando los profundos ojos azules de si amigo. Eso se le hizo un poco divertido, su mamá siempre le ha dicho que no debería tenerle rencor a su papá por la decisión que había tomado, pero aun así no puede evitar sentir esa punzada de enojo y tristeza.
—Él lo regresara –dijo ya resignada.
—¿Cómo estás tan segura? —pregunto ante la inminente seguridad de la pelinegra.
—Él nunca ha pensado en nosotras, se de buena fuente que la única que amaba en ese matrimonio era mamá, tampoco le retuvo que yo hubiera nacido. ¿Por qué tendría que regresar ahora?
Boruto se rasco la cabeza, todo con lo referente a la familia de Sarada era muy confuso, a veces hasta daba dolor de cabeza pensar en toda la historia y procesarla de la mejor manera, pero no podía imaginar a un padre abandonando a su hija así por así.
—Eso no responde mi pregunta. Qué pasaría si en el caso más remoto, si tu padre decidiera regresar.
—¡ÉL NO VA A VOLVER! —le grito Sarada casi queriéndose arrancar los cabellos. Había ocasiones que Boruto se ponía en plan intransigente
Boruto levantó los brazos en señal de rendición, además de que quiere seguir con sus huesos intactos. Porque Sarada aparte de heredar el mal carácter de su madre también había heredado su fuerza descomunal.
—Como digas, debes estar muy segura de que jamás regresara –le volvió a contestar Boruto
La charla animada que tenía con Boruto se había caldeado un poco, pero cuando pensaba contestar la puerta de la mansión fue abierta por Kiyoshi interrumpiéndolos. Hace solo unos minutos había bajado para ir en busca de un buen restaurante a donde llevar a su novia, pero cuando llego a la puerta, no pudo evitar escuchar la conversación que mantenía Sarada con Boruto.
La conversación que tuvo con la abuela le dejó muchas cosas en que pensar, pero no podía evitar sentirse nervioso nuevamente porque tenía una sensación en el estómago de que esos dos se encontraran y que de alguna manera Sasuke lograra convencer a Sakura de que le perdone el abandono y logre tenerla devuelta. Debe de tener confianza en su novia, pero ya había sido testigo de lo puede provocar esa sombra de viejo amor por tanto tiempo y todo lo que habían construido durante años se desboronaría cual castillo de arena.
Sasuke Uchiha podía desaparecer de sus vidas para siempre si Sakura lo ponía en su lugar, solo debía ser paciente y confiar en ella. Pero por el momento en lo que tendría que enfocarse sería en preparar la sorpresa que le tenía preparada para esa noche si es que las cosas salían a la perfección, pero también para eso debía saber la opinión de la persona más importante en la vida de su amada. La pequeña Sarada.
—¿Cómo has estado Boruto? —le pregunto Kiyoshi en forma de saludo.
—Todo bien—dijo levantándose y despidiéndose de Sarada. —Tengo que irme, te veo mañana Sarada.
Sarada entró a la casa en silencio, la conversación con Boruto la dejó un poco mal, no se había puesto a pensar en su padre en mucho tiempo, inconscientemente vio la única fotografía que su mamá tenía de él a parte de la que cuando eran Genin, tal vez había cambiado más o si seguiría igual al de la foto, frunció un poco el ceño con molestia y apartó la mirada para ya no verle la cara, sintió que alguien estaba a su lado y vio a Kiyoshi.
― ¿Sucede algo Sarada? –le preguntó.
Algo que estaba en el acuerdo, era que no se metiera en sus asuntos, pero no podía evitar preocuparse por esa niña que conocía desde que era una bebé.
―No me pasa nada.
Kiyoshi la invitó a sentarse en la sala. Ambos se quedaron en silencio esperando que el otro se animara a hablar.
― Sabes que puedes confiar en mí.
―No estoy tan segura de eso –realmente esa actitud de altanería y sarcasmo esa cien por ciento Uchiha.
Kiyoshi siempre ha tenido paciencia con ella.
― ¿Cómo te fue en la academia? –decidió cambiar de tema.
―Bien, dicen que tal vez en poco tiempo sea Genin.
Muy bien, ya habían roto el hielo y como Sarada no era de muchas palabras de confianza con él podría decir que ya suavizó el terreno para decirle la noticia.
―Sarada debo hablarte de algo importante.
Al escuchar el tono tan serio que utilizó debía de ser algo importante. Así que ambos se vieron frente a frente para hablar de ese asunto.
― ¿Te agrada que esté con tu mamá? ¿Te gusta vivir aquí conmigo?
Sarada se encogió de hombros.
―Mi mamá sonríe siempre desde que te conoció, siempre has sido respetuoso conmigo y mi mamá nunca me ha hecho a un lado. Así que sí, creo que si estoy a gusto aquí.
Y era cierto, era lindo tener un calor de hogar y tener una ilusión de un papá que la quería y la cuidaba, aunque lo que le molestaba era que no era verdad. Porque Kiyoshi no era su papá y nunca lo sería.
― ¿Crees que esté bien si yo tengo una relación más formal con tu mamá?
―Pero si ya son novios desde hace años.
―Me refiero a que puedas llegar a verme como un padre, yo te vi desde que eras una bebé, acompañe a tu mamá, te atendí cuando te enfermaste de gravedad, he estado contigo todos estos años y quisiera saber si puedes llegar a verme así cuando le haga esa pregunta tan importante a tu mamá.
Lo dijo mostrándole esa pequeña cajita, Sarada por fin entendió. Kiyoshi marcaba una hermosa etapa en la vida de ellas sacándolas de tanta tristeza y dolor.
― Quiero que seamos realmente una familia, pero para eso quería saber tu opinión ya que eres lo más importante para Sakura y no quería hacer nada sin que tu estuvieras de acuerdo.
El que Kiyoshi pidiera su opinión significaba mucho para ella, puede que la conversación con Boruto le haya dejado un mal sabor de boca, pero en casase olvida de esos mínimos detalles y para ella sería una nueva oportunidad de una nueva vida donde no tendría que esperar nada de un padre que nunca volvería.
―Hazlo de una manera muy dulce y más te vale no hacerla llorar.
Con esa última advertencia le dio un abrazo rápido.
Kiyoshi se sintió feliz por eso, el aprecio que Sarada le tenía era una gran ventaja que el Uchiha no podría quitarle, pero aún más importante.
Tenía el corazón de Sakura.
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La pelirrosa iba de los más contenta, la salida con Ino fue de lo más provechosa, habían ido a una tienda de ropa para comprar un vestido nuevo y también compró un par de prendas muy sexis por si acaso. Después de despedirse de ella fue a comprar algunos ingredientes para la cena de esa noche.
Prepararía el platillo favorito de Sarada que incluiría postre para felicitarla por sus excelentes calificaciones. Aunque también estaba pensando en dejarla encargada con sus padres por un fin de semana para que ella y Kiyoshi celebraran su aniversario.
Por un pequeño descuido de le cayó la bolsa del mercado y se le cayeron unas verduras, maldiciendo por lo bajo se agachó y comenzó a recoger lo que se le cayó. Una vez terminó de recoger sus mandados y emprender su camino de regreso a casa para tener lista la cena.
La brisa fría del atardecer la alcanzó y acarició su piel sintiendo un escalofrío, tal vez no debió salir sin suéter.
―Sakura.
Al escuchar esa voz sus manos fallaron y dejó caer las bolsas. Tenía miedo de voltear, tal vez se estaba volviendo loca y ya estaba alucinando. Otra brisa sopló en su dirección poniéndola aún más nerviosa.
Con mucho miedo volteó y ahí lo vio.
―Sasuke…
CONTINUARÁ…
