Ahora tengo que declarar como siempre que los personajes no son míos, pertenecen a la autora Stephenie Meyer y la historia fue escrita por la asombrosa autora pattyrose, yo solo la traduzco.
Y como en cada una de mis traducciones, le agradezco enormemente a mi compañera de armas, mi porrista personal y querida amiga, Erica Castelo. ¡Quién diría que tus jalones de orejas seguirían después de once años! T.Q.M!
Capítulo 4 – La chica que eligió el desayuno inglés
"Y entonces, ¿cómo estuvo tu siesta?"
Me alejo tanto y tan rápido de Entrometido que mi espalda golpea contra la persona a mi derecha. Afortunadamente, la persona está noqueada y no despierta. Por otro lado, es como si me hubiera topado con una colmena, salvo que en vez de abejas, la sacudida envía una corriente de nocivas emanaciones arremolinándose en torno a mí.
Hubiera preferido las abejas.
Lanzándome hacia el frente, instintivamente entierro mi rostro en la primera superficie con aroma a limpio que encuentro, firme… pero más que satisfactoriamente cómoda.
El pecho de Entrometido tiembla, y no me lleva mucho tiempo darme cuenta que está conteniendo un ataque de risa.
"Lo siento mucho," digo, aunque no sé qué tan sincera me escucho ya que mi voz tiembla tanto como su pecho con las carcajadas que estoy tratando de sofocar. Además, no hice el intento por moverme porque maldición, él huele bien. Ni siquiera es una colonia costosa, como las francesas que él usa todo el tiempo. Es jabón y simplemente… él.
"No hay problema, en serio," murmura, con la diversión aún presente en su voz. Pese a todo, en el relativo silencio de la cabina, creo que escucho el latido de su corazón. Él mantiene las manos a sus costados hasta que yo me retiro—una vez más—un minuto después.
En más o menos un minuto. O dos.
Me enderezo en mi asiento, él deja su libro de historietas sobre su regazo y coloca sus palmas sobre él. En la oscuridad, su mirada esmeralda centellea con los vestigios de nuestra risa compartida.
"Te conozco—y escasamente, para esto—por tan solo tres horas, y ya eres la americana más peculiar que he conocido en mi vida."
"Si estuvieras sentado en mi asiento, entenderías."
Arquea ambas cejas. "Sin embargo, ¿no es así como normalmente funciona?" Luego se acerca antes de bajar la voz a un susurro. Con las corrientes de aire en la cabina, su aliento mentolado en mi rostro es sorprendentemente… cálido. "Pero sí entiendo. Recibí un considerable olorcillo mientras dormías."
Hablando de algo cálido. Ahora mi rostro realmente quemaba y se calentó tanto que sentía como si las llamas escaldaran mis mejillas. Una vez más, me alejé de él.
"Lo juro, siempre uso desodorante. Hoy se me olvidó porque fue un día muy agitado, al tener que prepararme para el vuelo y todo. Además, no tienes idea de lo difíciles que han sido las últimas semanas—"
"No. No, no estoy hablando de ti, por el amor de Dios." Pone los ojos en blanco. "Tú hueles muy… dulce. Estoy hablando de la persona a tu derecha."
"¡Sí!" Susurro con un siseo. "¡Sí! Ves, no soy una loca americana."
"Nunca dije estuvieras loca. Soy británico; nunca sería tan descortés."
Por un momento, me quedo pensando en la forma en que pronuncia ciertas palabras—con fuerza y claridad; como si realmente las hiciera cumplir su propósito.
"Ahhh, eso es cierto," asiento. "Dijiste que era peculiar. Eso es mucho mejor. Pero tus compatriotas y colegas británicos en el avión no parecen ser tan educados como tú."
Se encoge de hombros. "No puedo hablar por toda una nacionalidad. Además, ese grupo allá atrás probablemente tienen algo de franceses en ellos."
Antes que pueda cubrir mi boca, se me escapa una fuerte carcajada, y le sigue un coro de molestos "¡Shhhh!"
"Estás determinada a ser la comidilla del vuelo, ¿cierto?" Sonríe con suficiencia.
Sonriéndole con suficiencia primero en respuesta, nuevamente me vuelvo hacia delante, determinada a ponerle fin a la sarcástica conversación. En mi vista periférica, lo veo que también mira hacia adelante. Por unos momentos, los dos nos quedamos callados. En el fondo, zumban los motores del avión, bebés lloran periódicamente, diferentes voces se elevan sobre el estruendo, y se escuchan pisadas por los pasillos junto a nosotros.
Cuando me giro de nuevo hacia él—aunque esta vez con mucho más cuidado para no alterar las emanaciones en reposo—él se gira simultáneamente de nuevo en mi dirección, sonriendo graciosamente.
"Una vez más, me disculpo por quedarme dormida sobre ti."
"Y una vez más, por favor, no te preocupes por eso. No es como si estuviera utilizando mi hombro para algo. Me alegra que te haya sido útil."
Nuevamente, me distrae momentáneamente la forma perfecta en que pronuncia sus palabras. Pero parpadeo saliendo de mi estúpido aturdimiento.
"Y gracias por ayudarme con mi equipaje."
"Honestamente, que el inmenso equipaje te cayera en la cara indudablemente habría demorado el vuelo."
"Y yo que pensé que la caballerosidad no había muerto. Aunque ya que estoy en ello, gracias por viajar con tus piernas aplastadas contra el asiento para que los regalos de mis amigas puedan caber debajo del asiento frente a ti."
"Me ofrece una excusa para practicar mis habilidades contorsionistas; unas que podría llamar un nuevo pasatiempo para que exhibir en la próximas fiestas."
A este punto, estoy luchando por mantener un rostro tan serio como el suyo.
"Y… me disculpo por mi broma en la puerta de embarque."
Hace una mueca excesivamente dramática al escuchar esa. "Ahh, vaya, eso fue un poco…"
"¿Loco al estilo americano?" Sonrío con ironía.
"Iba a decir incómodo, pero loco al estilo americano también sirve."
No puedo evitar una risita. "En mi defensa, escuchaste una conversación privada."
Abre su boca, para luego cerrarla en seguida. Cuando habla, estoy segura que lo que dice no coincide con lo que está pensando.
"Lo siento. Me disculpo por escuchar lo que no debía."
"¿Pero…?" Insisto.
"Bueno, ya que captaste el 'pero'," dice, arqueando una ceja rojiza, "en mi defensa, voy a reconocer que la conversación de la que hablas no se conducía a un volumen muy privado. Mis oídos no pudieron evitar oír por casualidad."
"¡Bajé la voz!"
"¡Shh!" Alguien dice detrás de mí.
"¡Oh, tú cállate!" Me giro y susurro en un siseo.
Cuando me vuelvo a girar, los hombros de Entrometido se sacuden con la risa reprimida. A pesar de ello, él se aclara la garganta y asiente con seriedad mientras acomoda sus largas piernas frente a él.
"Verás, no te lo tomes a mal, pero la forma en que muchos de ustedes, americanos, bajan la voz cuando tienen conversaciones privadas es la forma en que nosotros en el Reino Unido gritamos cuando ya estamos ebrios y comprando una segunda ronda en el pub local."
Cruzo los brazos sobre mi pecho. "¿Qué le pasó a los buenos modales británicos que justo estaba admirando?"
"¿Los estabas admirando?" Asiento despacio. "Sea como sea, es simplemente la verdad, sin burlas, con buenos o malos modales involucrados o intencionados."
"Mm," murmuro, frunciendo mis labios. "Entonces, supongo que siempre dices la verdad, sin importar las consecuencias."
Se ve un tanto perplejo antes de responder. "Desde luego, que hago mi mejor esfuerzo. No hay razón para no hacerlo, ¿o sí? En especial en mi profesión."
"¿Cuál es tu profesión?" Inquiero.
"Soy un jurista—es un abogado en Estados Unidos," aclara.
"Gracias por explicarlo tan condescendientemente, pero lo sé—"
Él se ríe entre dientes.
"—ya que viví en Londres por un semestre durante la universidad."
"¿Ah, sí?"
"Sí, y ahora que te he agradecido por toda tu magnánima ayuda," digo secamente, "me disculpé por mi broma y acepté tu cuasi disculpa por escuchar mi conversación. Ahora, creo que dormiré por lo que queda…" Reviso mi reloj, "mierda, ¿dormí dos horas en tu hombro?"
Sonríe de oreja a oreja en respuesta.
Sacudo mi cabeza. "Bien. Voy a volver a dormir, en mi reposacabezas," enfatizo, "por lo que queda de este vuelo. Fue un placer conocerte. Buenas noches."
"Aunque imagino que debe ser difícil de aceptar, hace mucho dejamos los Estados Unidos." Se ríe bajo su aliento cuando ruedo los ojos. "Por lo tanto, ya que viajamos en dirección al este hacia Inglaterra y hacia el tiempo de Greenwich, en esta parte del mundo, son buenos días."
"Como sea."
Él resopla, y nos sostenemos la mirada tal vez por un momento más del necesario antes que recuerde lo exhausta que estoy.
¿No es así?
Dándome la vuelta en seguida, descanso mi cabeza en el reposacabezas y cierro mis ojos con fuerza.
…
Al parecer descansé lo suficiente en el hombro de Entrometido porque media hora más tarde, abro de nuevo mis ojos sin haber dormido ni un poco. De hecho, en vez de exhausta, me siento sorprendentemente alerta y despierta. Algunos incluso dirían que estoy inquieta en este momento. Por si fuera poco, cada vez que Entrometido mueve sus largas piernas, sacude mi asiento, así que, ¿cómo se supone que descanse con todo ese movimiento? ¿Pero cómo puedo quejarme cuando es por mi culpa que sus piernas están en un espacio tan reducido en primer lugar?
Con mis ojos abiertos ahora, no puedo evitar ver a Entrometido por la esquina de mis ojos. Su presencia es muy imponente. Además, él tiene ese libro de historietas abierto sobre su regazo, no da vuelta a la página ni siquiera una vez. Debe ser un lector lento. Después de unos segundos más sin movimientos de ambos, y con un sufrido suspiro, le echo un vistazo a mi reloj.
"¡Mierda!"
"¡Shh!" Se escucha en alguna parte de atrás.
Apretando mis labios, bajo la voz. "¿Cómo es que solo han pasado diez minutos desde que cerré mis ojos para dormir? Podría jurar que al menos pasó media hora."
Entrometido cierra su libro de historietas y se vuelve nuevamente hacia mí. "Por lo general, también se me dificulta dormir en los vuelos."
"¿De ahí, el libro de historietas?"
"Sí," sonríe. "De ahí, el libro de historietas."
Girando todo mi cuerpo hacia él, doblo mis piernas y las meto debajo de mí, cubriéndome con mi abrigo y poniéndome cómoda. Vale más que lo haga. Mis ojos se posan en el colorido libro cerrado sobre su regazo.
"Pareces estar muy interesado."
Parece sorprendido. "Mis disculpas. No fue mi intención hacerte sentir incómoda al ser tan—"
"Bueno, lo has estado leyendo desde que abordamos."
"Oh. ¿Hablas del libro de historietas?"
"Sí. ¿De qué se trata?"
"¿El libro de historietas?"
"Mm. El libro de historietas."
"Oh. Uh… es apocalíptico, y… incluye zombis… y vampiros." Trato de no sonreír cuando sus mejillas se tornan tan rojizas que puedo ver el color en ellas a pesar de la oscuridad.
"Pero todo eso ya se ha usado antes, ¿cierto?"
"¿Qué? ¿Los zombis y los vampiros?"
"Sí."
Me ofrece una sonrisa tímida, titubeando como si se debatiera consigo mismo.
"Tienes razón. Ya se ha usado antes, muchas veces. He estado pensando que sería interesante introducir algo nuevo al mundo de las historietas, algo un poco más… realista como un evento apocalíptico. Haría toda la lectura más espeluznante, ¿no lo crees? Lo que quiero decir es que, la mayoría de los lectores, por más involucrados que pudieran estar en su historieta, están esencialmente consientes que este mundo probablemente no terminará en manos de zombis o vampiros. Sin embargo, si alguien introduce una verdadera amenaza, digamos—" Se detiene repentinamente y se echa hacia atrás—porque a medida que se veía más envuelto en su discusión, empezó a acercarse cada vez más a mí.
"Mis disculpas." Pasa una mano por su cabello, ahora con sus mejillas totalmente enrojecidas. "No fue mi intención entusiasmarme demasiado."
"No, no," sacudo mi cabeza con vehemencia. "Por favor, no te disculpes. Digo, no puedo decir que alguna vez me haya detenido a examinar el tema de los zombis y los vampiros en los libros de historietas de forma tan detallada, pero ahora que lo he hecho, tengo que decir que estoy de acuerdo contigo. Los zombis y los vampiros se han usado hasta el hastío. Y sí, tienes razón; en el fondo, mientras leemos o vemos películas sobre ellos, la mayoría de nosotros sabemos que en realidad no son una amenaza."
"Precisamente." Se escucha complacido con mi deducción. "Y aunque sé que al mundo le gusta leer sobre monstruos—"
"Sería mucho más aterrador si los monstruos estuvieran basados en la realidad." Me estremezco ante el prospecto, mientras sonrío simultáneamente a lo genial que se escucha todo. "Wow, en realidad, es bastante fascinante. Alguien debería ponerse a trabajar en eso."
"Me alegra que te entusiasme la idea," se ríe entre dientes. "Quizás algún día, alguien lo haga."
En el momento de silencio subsiguiente, lo examino con cuidado. "Un abogado al que le gustan las historietas. Eso es muy diferente."
"Sí, bueno…" Baja la mirada a su regazo, obviamente todavía cohibido; este hombre que hace solo unos minutos antes me estaba tomando el pelo sin piedad. Yo podría optar por tomarle el pelo en respuesta pero… la verdad es que… estoy verdaderamente fascinada por el momento, sobre todo cuando vuelve a mirarme por entre sus pestañas, todo tímido y… y por un segundo, mi mente compara la modesta incomodidad de este hombre con la personalidad siempre segura de sí misma, pulida y gallarda de él.
Sacudiendo disimuladamente mi cabeza, desecho ese pensamiento.
"¿Y viajas mucho?" Pregunto para distraerme.
Entrometido se mueve y gira la parte superior de su cuerpo, de modo que también queda totalmente frente a mí en esta cabina oscura y silenciosa.
"Más o menos. Aunque, más por negocios que por placer."
"¿Y este es un vuelo por negocio o por placer?"
Él suspira. "Empezó como uno de negocios."
"Entonces, ¿por qué no estás en clase ejecutiva o en primera clase?"
Cuando su sonrisa desaparece, muerdo mi labio.
"Lo siento. Supongo que esa es la indiscreta americana en mí, ¿eh?"
"Eres una americana peculiar, ¿recuerdas?" Dice bromeando con una sonrisa, riendo entre dientes cuando lo miro con el ceño fruncido. "No. Es solo que le decisión de tomar este vuelo fue de último minuto. Los boletos de primera clase y ejecutiva estaban agotados por las fiestas, y no tengo inconveniente con viajar en económica."
"Tus piernas tienen problema con eso."
Sus hombros se sacuden nuevamente. "Sí, mi piernas sí. No obstante, sobrevivirán la terrible experiencia."
"¿Y, por qué la decisión de último minuto?"
"Mi familia me pidió que fuera a casa."
"Tu familia…" Asiento, tragando con fuerza cuando todo lo lindo… cálido y tierno de hace unos minutos se evapora. "Entonces, eres casado."
"¿Qué? ¡No!" Resopla, enderezándose en su asiento. "No. Cuando digo mi familia, me refiero a mis padres, mi abuela y otros pocos familiares, supongo." Sus ojos miran hacia el frente por un momento, fijos en la bandeja de comida levantada.
"Oh. Está bien. Lo siento. No fue mi intención sonar peculiar," ofrezco, entrando en su línea de visión con una sonrisa porque de pronto él se ve muy… distante.
Desvía la mirada de la bandeja y me devuelve la sonrisa con picardía.
"Sin embargo, lo haces bien incluso cuando no lo intentas."
Cuando empujo su hombro con el mío, se ríe entre dientes de forma algo temblorosa, y me pregunto si acaba de sentir la misma extraña descarga que yo.
"Recientemente descubrí que es una buena pregunta para hacer desde el principio, sin importar la situación."
"Supongo que sí es una buena pregunta," concuerda después de un momento, aunque su expresión parece un tanto desconcertada. "¿Y, tú estás casada?"
"¿Quién, yo? ¡No!"
"¡Shh!"
"Oh, por el amor de…" Rodando los ojos, vuelvo a bajar la voz. "¿Y por qué te quiere tu familia en casa?"
"Oh. Hay una fiesta que ellos organizan y quieren asegurarse de que yo esté ahí."
"¿Te refieres a una fiesta navideña?"
"Algo así, sí."
"Eso suena divertido… y misterioso."
Se ríe entre dientes. "No, en realidad no es misterioso. Ellos organizan una fiesta cada año con las mismas personas presentes. Y aunque todo está bastante bien… supongo que simplemente estoy cansado de los mismos rostros." Se encoge de hombros, sosteniendo mi mirada.
"Tiene sentido."
Antes que podamos decir más, la azafata se detiene en el pasillo directamente junto a nosotros y rompe nuestra concentración en el otro. Rueda uno de esos carritos de comida, y apenas ahora huelo el aroma de la comida en el aire mientras que al mismo tiempo veo que rayos grises de la luz matutina entran a través de unas cuantas ventanas redondas abiertas en la cabina.
La azafata me ofrece una sonrisa insípida. "Señorita, ¿le gustaría un desayuno americano o un desayuno inglés?"
"Inglés, por favor."
"¿Dijo usted inglés?" Se escucha impresionada.
"Uhm, sí, por favor."
"Mm," sonríe con suficiencia. Cuando bajo mi bandeja, ella desliza sobre ella un contenedor de plástico pequeño y cubierto con aluminio como si trabajara en una línea de ensamblaje.
"¿De beber?" Pregunta.
"OJ (1), por favor."
"Oh Jay," repite ella. "¿Supongo que se refiere al jugo de naranja?"
"Uhm… sí, por favor."
Ella deja caer mi OJ, y el aliento se me atora en la garganta cuando un poco casi se derrama.
"¿Gracias?"
Cansada de mí, continúa con Entrometido, que recibe un saludo ligeramente diferente del que acabo de recibir.
"¡Buenos días, señor!" Su amplia sonrisa exhibe un brillante juego de dientes blancos que nunca hubiera sabido que existían. "¿Qué hay de usted? ¿Qué puedo ofrecerle?"
Puede que solo sean mis oídos, pero hay un toque de insinuación en su voz que no tiene nada que ver con el desayuno. Con todo, Entrometido responde de forma educada pero secamente.
"Un desayuno americano, por favor."
"¿Está seguro que quiere el desayuno americano, señor? En realidad, solo es un huevo duro y un tazón de cereal." Baja la voz a un susurro cómplice y se ríe entre dientes. "Ya sabe cómo son esos americanos."
"Un desayuno americano, por favor," Entrometido repite.
"Muy bien, señor. ¿Y de beber?"
"Una taza de té, por favor."
"Ahh, té—la bebida de sociedades civilizadas," dice ella enfáticamente, colocando elegantemente el recipiente y el té en su bandeja. "Si necesita algo, señor, por favor, no dude en llamarme."
"Uh, sí, gracias."
Cuando se aleja—sacudiendo ese trasero cubierto por una falda ajustada un poco más de lo necesario si me preguntan – dejo que la burbujeante risa incrédula que había estado conteniendo salga a la superficie.
"¡Shh!"
"Dios mío, ¿van a callarme hasta que aterricemos?"
"A estas alturas, sí, lo más seguro es que lo harán," se ríe entre dientes. "Nosotros los británicos podemos ser hinchapelotas."
"A este punto, tal vez me lancen del avión antes que siquiera aterrice."
"No te preocupes; no lo permitiré," él sonríe.
Nos sostenemos la mirada, y yo la desvío para abrir mi bandeja.
"Debo admitir que me sorprende que no ordenaras el desayuno americano."
"No soy toda una cerda inculta como todo este avión parece creer. Me encantan mis frijoles horneados, tomates y champiñones para el desayuno."
"Supongo que desarrollaste el gusto durante tu semestre en el extranjero."
"Sí," sonrío, tomando un bocado de salchicha. "Estabas prestando atención."
"Lo estaba," sonríe en respuesta.
"Y supongo que tu desarrollaste el gusto por…" Miro su bandeja de lo que se considera desayuno americano, "cereal frío," sonrío.
"En realidad, no," admite. "Es solo que no me agradó su actitud contigo."
Mi corazón se acelera un poquitín.
"Bueno, te has ganado uno de mis bangers." Cuando pincho una salchicha con mi tenedor de plástico y se la tiendo, él sonríe y la saca cuidadosamente.
"Vaya, gracias—pero solo para que quede claro, solo se le llaman bangers cuando las comemos con puré, lo que llamamos bangers y mash, puré. De otro modo, es solo una salchicha."
Mirándolo con el ceño fruncido, sacudo mi cabeza. Y cuando él se ríe con fuerza, nadie lo calla.
…
Durante los siguientes minutos, mientras comemos nuestros respectivos desayunos, conversamos sobre nuestro tiempo en el extranjero y respectivas carreras. Él está impresionado cuando le digo que soy arquitecta, y hace todo tiempo de preguntas como… si realmente estuviera interesado. Nuestras bandejas y basura fueron recogidas, sin embargo, seguimos enfrascados en nuestra conversación. Él saca un paquete de goma de mascar de su bolsillo, me da una y toma una para él.
"¿Tratas de decir algo?" Bromeo.
"Solo que hemos estado en un vuelo por horas y acabamos de desayunar," sonríe.
"Cierto." Me rio entre dientes y meto la goma en mi boca. "Así que, ¿estás obligado a usar una de esas pelucas blancas rizadas en la corte? ¿Es por eso que titubeaste antes de responder cuando te pregunté antes por tu profesión? ¿En el fondo odias ser abogado?"
Solo estoy bromeando—aunque sí titubeó. Pero la repentina caída de sus cejas me hace temer que nuevamente he dicho una estupidez cultural.
"¿Qué te hace pensar que en el fondo odio ser abogado? Me refiero a que, en realidad, nunca lo he disfrutado, ¿pero odiarlo?"
"Oye, solo estaba—"
"Porque… porque tienes razón." Suspira, su pecho subiendo y bajando con fuerza antes de pasar una mano por su cabello. "Demonios, tienes razón. No es solo que no haya disfrutado en realidad ser abogado, sino que es algo más intenso que eso. Realmente lo odio."
Por unos largos minutos, nos quedamos callados. Pero él no hace que el silencio se sienta incómodo; en cambio, me da una sonrisa avergonzada.
"De hecho, no creo que alguna vez haya admitido eso… mucho menos decírselo a alguien más. Y por cierto, no, no estoy obligado a usar un peruke—una peluca blanca," aclara con una sonrisa. "Esas son para los legistas, otro tipo de abogados que debaten procedimientos legales en los tribunales. Yo trato con los clientes fuera del tribunal."
"Ahh," asiento. "Gracias por la lección de cultura sobre la distinción. Y… Supongo que a veces es más fácil admitir algo con un extraño que con aquellos que son cercanos a nosotros." Por un momento, mis propios oscuros y profundos secretos amenazan con salir a la superficie. "¿Pero por qué lo haces, si no lo disfrutas?" Una vez más, le pregunto más como una forma de distraerme, sin esperar en realidad que responda una pregunta tan personal. Cuando responde, creo que nos sorprende a los dos.
"Bueno, mi padre fue abogado, como lo fue su padre, y el padre de él, etcétera, etcétera. Es una tradición," agrega al ver mi mirada inexpresiva. Luego, se ríe entre dientes. "Y no me había dado cuenta de lo arcaico que se escucha ese argumento dicho en voz alta hasta ahora." De nuevo, pasa la mano por su cabello. Aunque es un grandioso cabello, así que no lo culpo en realidad. Si tuviera la oportunidad—hablo de si tuviera ese tipo de cabello, pasaría mis dedos por él todo el tiempo.
"Solo un poquitín arcaico," sonrío. "Pero creo que me es difícil entenderlo porque mis padres se divorciaron cuando era muy joven, y viví con mi mamá, que básicamente es una niña en un cuerpo adulto. La más grande tradición que me confirió es asegurarme que haya suficientes malvaviscos en mis patatas dulces para el Día de Acción de Gracias."
Ahora es él quién me mira inexpresivo.
"Es delicioso, créeme. Luego, cuando tenía dieciséis años, ella se volvió a casar y decidió que quería viajar por el país con su nuevo esposo jugador de béisbol menor de las Ligas Menores."
"¿Jugador de béisbol menor de las Ligas Menores?" Pregunta.
"Oh. Mi turno para dar una lección cultural. Los jugadores de béisbol de las ligas mayores, los famosos, a los que les pagan los billetes grandes y que son reclutados por un equipo y luego otro—sabes cuáles son esos, ¿cierto?"
"Por supuesto," sonríe con suficiencia.
"Sí. Bueno, Phil no es uno de esos."
Él se ríe entre dientes, para luego señalar con mucho tacto. "Solo me refería a que no parece ser el entorno más estable para una chica de dieciséis años."
"No lo era," resoplo. "Así que me fui a vivir con mi papá, que era un estable jefe de policía en un lindo pueblecito, pero él siempre estaba ocupado, además que era muy retraído."
"Disculpa que lo diga," murmura cuando hago una pausa y miro directamente hacia el frente, "pero suena un poco solitario."
"Lo era." Lo miro a los ojos, sorprendida no solo por el tono dulce de su voz y la simpatía en su mirada, sino también por el hecho de siquiera estar compartiendo esto cuando solo se lo he dicho a Alice y a Rose. Incluso con ellas, por lo general no le doy tanta importancia. "En realidad, no me gusta estar sola."
Asiente despacio. "Yo crecí con mi mamá y mi papá, y además, tengo una familia bastante grande. Pero… a veces también me siento solo, sobre todo cuando sus expectativas para mí y mis deseos nos han puesto en contra."
"Oh. Bueno, eso es algo de lo que nunca he tenido que preocuparme. Ninguno de mis padres esperó nunca mucho de mí. No quiero decir que pensaran que era inútil, pero…" Me encojo de hombros.
"Ya veo," asiente. "Entonces… básicamente has tomado todas tus decisiones la mayor parte de tu vida."
"Básicamente. Bueno, en la universidad conocí a mis dos mejores amigas, y las tres nos ayudamos la una a la otra con todas nuestras decisiones más importantes en la vida, aunque las dos están viviendo en Londres ahora."
"Eso suena bastante liberador."
"Supongo que lo es, aunque, admitiré algo que, como tú, nunca comprendí hasta ahora."
"¿Qué es?"
Hace la pregunta en voz baja pero con franca curiosidad—un tipo de curiosidad sobre mi vida a la que no estoy acostumbrada—bueno, salvo por Rose y Alice. Incluso con… él, la mayoría de nuestras conversaciones, aunque fascinantes para mí, giran en torno a sus experiencias en la vida.
Ahora, me encuentro examinando los diferentes tonos que componen el increíble color de ojos de Entrometido—espirales de azul, gris pardo y gris bordean los irises verdes, luego se mezclan y fusionan. De hecho, mientras observo sus ojos, también noto que mientras hemos estado conversando, una vez más nos hemos movido inconscientemente hacia el otro. Nuestros rostros se ciernen sobre el reposabrazos que nos divide—un artefacto muy estrecho desde un punto de vista general. Así de cerca, creo ver la barba creciendo en sus mejillas y su mandíbula que no estaba ahí antes, ni en la puerta de embarque ni cuando abordamos. Es… inexplicablemente emocionante estar consciente de ese cambio físico en él.
"No me habría molestado un poco más de estructura, un poco más de orientación en mi proceso de toma de decisiones. Por ejemplo, ¿cómo sabes que estás tomando la decisión correcta a diferencia de la incorrecta?"
"Mm," dice, dando golpecitos en su barbilla con su dedo. "Esa es una pregunta brillante y una que me he hecho infinidad de veces. Verás, mientras que tus padres nunca te ofrecieron su opinión en tus decisiones de vida, algunas veces me parece que es todo lo que mi familia puede hacer."
"Y tú decides ignorarlos," digo.
"Demonios, claro que lo hago."
Me rio entre dientes. "Entonces, ¿has encontrado una respuesta que nos ayude aquí?"
"Desafortunadamente, no," sonríe en respuesta. "Tal parece que las consecuencias de las decisiones se determinan por ensayo y error."
"Mm," lo imito, dando también golpecitos en mi barbilla con mi dedo. "Suena como el tipo de pésima respuesta que se le ocurriría a un abogado."
Se ríe entre dientes. "Me disculpo, pero es lo que soy."
De nuevo, como ha estado ocurriendo cada vez más, nos miramos en silencio.
"Así que, tus mejores amigas viven en Londres. Por eso vas a pasar las fiestas en el extranjero."
"Estás prestando atención," sonrío.
"He estado prestando atención por un rato—incluso más de lo que debería según tú," sonríe con suficiencia.
Una vez más se me escapa una fuerte carcajada, está provocada por mis nervios agitados por su confesión. A ninguno de los dos nos importa la correspondiente ronda de sonidos para callarnos.
"Sí, viven en Londres. Las tres habíamos planeado mudarnos a Londres después de la graduación. Pero, estuve de pasante en un despacho de arquitectura, y un par de proyectos en los que colaboré captaron la atención de Sulpicia Volturi."
Nuevamente, él me mira inexpresivo. Pero sus ojos son tan asombrosos, que ni siquiera me importa.
"Créeme lo que te digo; ella es importante en el mundo de la arquitectura."
"Te creo," dice. "Continúa."
"En resumidas cuentas, su despacho me hizo una oferta que habría sido una idiota si la rechazara. Así que… me quedé en Nueva York, mientras mis amigas se fueron a vivir a Inglaterra."
"¿Te arrepientes de la decisión? Dices que no te gusta estar sola, y también dejaste claro que tus dos amigas son parte de una corta lista de personas en quién confías."
Es extraño, no solo el que haya hecho una pregunta tan directa y deducido tanto de lo que le he dicho… sino el que yo continúe respondiendo con tanta honestidad.
"He pasado por… un periodo un poco difícil, y aunque hablamos y hacemos videollamadas todos los días, habría sido bueno tenerlas cerca. Ellas son más mi familia que mi verdadera familia."
"Lo comprendo," asiente. "Tengo unos primos a quienes considero casi hermanos. Sería difícil si ellos vivieran en otro—"
Suena un timbre por los altavoces del avión. "Damas y caballeros, les habla su piloto. Pronto estaremos aterrizando en el Aeropuerto Heathrow de Londres. En preparación para nuestro aterrizaje…
Entrometido y yo miramos alrededor de la cabina como si esperáramos encontrarnos en una cálida sala y sobre un cómodo sofá en vez de en la sección económica de un vuelo transatlántico. A través de las pequeñas ventanas más allá, el panorama británico ya es visible a través de una ligera neblina, exuberantes verdes avivados por el clima húmedo similar al del pequeño pueblo donde pasé un par de mis años de adolescencia.
"Casi llegamos," murmura Entrometido, su mirada también en las ventanas.
La azafata nos reparte los formularios de aduana necesarios y cuando nos miramos el uno al otro, le ofrezco una sonrisa.
"Pronto te librarás de practicar tus habilidades de contorsionista."
"Sí. Gracias a Dios." Puede que solo sea yo, pero él no parece como si le agradeciera a Dios, para nada.
"Supongo que será mejor que llenemos estos formularios."
"Sí. Supongo que sí."
Y cuando los dos volvemos a bajar nuestras bandejas para poder escribir, sonrío para mis adentros.
…
El vuelo aterriza sin incidentes, y cuando las luces de abrochar los cinturones se apaga, Entrometido se levanta y estira esas piernas. Mueve sus hombros y su cuello, mientras yo me quedo ahí y… observo. Después, mete la mano en el compartimento de arriba de dónde saca su equipaje de tamaño normal así como mi equipaje de tamaño americano.
"Voy a sacar estos, sino te importa. No quisiéramos otro incidente internacional."
"Qué caballeroso."
Pretendo mirarlo con el ceño fruncido, pero sinceramente, mi corazón se acelera al preguntarme qué nos diremos el uno al otro una vez que salgamos del avión.
Nos ponemos nuestros abrigos.
"Después de ti," sonríe cuando suena el timbre, indicando que debemos descender del avión. Luego, caminando detrás de mí, él tira de nuestras maletas mientras yo cargo con mi bolso sobre uno hombro y balanceo los regalos de Alice y Rose en el otro.
Mi teléfono zumba mientras camino por el estrecho pasillo y de prisa le echo un vistazo a mi teléfono, esperando que sean Rose y Alice.
»Hola, cariño. Aquí pasa de la medianoche, y debería estar durmiendo, pero en todo lo que puedo pensar es en ti. Mándame un mensaje de texto tan pronto como aterrices, ¿está bien? Solo tengo que estar seguro que aterrizaste bien. Te extraño mucho, Bella. No podré concentrarme en el trabajo o en cualquier otra cosa hasta que tenga noticias de ti. Solo dos palabras es todo lo que necesito de ti. Bueno, si quieres escribir más—
"Bien, ¿ahora qué pasa ahí?"
"Bueno, a riesgo de que este amigo aquí me golpee en la cara, es ella de nuevo, deteniendo la fila."
Gemidos se escuchan detrás de mí y solo entonces me doy cuenta que he dejado de caminar. Cuando me vuelvo y miro por sobre mi hombro, los ojos de Entrometido me miran con curiosidad.
"¿Todo está bien?"
"Uhm…" Guardo el teléfono en mi bolsillo. "Sí. Sí, todo está bien."
…
Cuando salimos del avión y estamos en la terminal, Entrometido se vuelve hacia mí con una sonrisa que desaparece cuando me ve, parada ahí. Él tira de las maletas de vuelta hacia mí.
"Las cosas son… complicadas," digo.
Se queda completamente quieto por unos momentos. Entonces, simplemente asiente.
"¿Los mensajes de texto?"
Tragando con fuerza, asiento.
Él asiente sagazmente en respuesta. "¿Parte de ese tiempo difícil que mencionaste?"
De nuevo, asiento. "Y no sería justo de mi parte…"
"No, supongo que no lo sería," concuerda en voz baja.
"Hay cosas que necesito resolver."
"Hay algunas cosas que probablemente también debería resolver," dice después de unos segundos, pasando una mano por su cabello. "Así que, ¿por qué no hacemos esto? Puedo darte mi número de móvil," él ofrece tranquilamente y con cautela, con su mirada esmeralda en la mía, "y… cuando creas que las cosas son menos… complicadas… cuando estés lista, llámame y podemos… charlar. No puedo garantizar nada," sonríe, "en especial si llamas dentro de diez años."
A pesar de la sequedad de mi garganta, me rio bajito.
"Pero me encantaría tener noticias de ti más pronto que eso," dice con seriedad. "Creo que podríamos…"
"También lo creo," murmuro.
"Excelente." Toma una respiración profunda y la libera, bañándome en su calidez. "¿Estás segura que no puedo ayudarte a llevar tu maleta a un taxi?"
"No, gracias. Yo puedo," digo, justo como dije cuando nos conocimos. "Mis amigas deberían estar aquí en alguna parte, de todos modos."
Él asiente. "De acuerdo. Pero, ¿puedo pedirte un favor?"
"Por supuesto," digo en seguida.
"Bien, ¿me puedes dar tu nombre? No puedo seguir refiriéndome a ti como te he llamado en mi cabeza."
Ahora, suelto una fuerte carcajada. "Oh-oh. ¿Cómo me has llamado en tu cabeza?"
"Chica Peculiar Americana," sonríe orgulloso.
Rodando mis ojos, saco mi teléfono. "Mi nombre es Bella."
"Bella," repite, asintiendo. "Me gusta. Mucho."
"Y cuál es tu nombre para poder programarlo aquí como algo más que 'Entrometido'?"
Se ríe. "Bella… mi nombre es Edward."
(1) OJ es 'Orange Juice' jugo de naranja, así se le llama normalmente en Estados Unidos
Y sí, creo que la mayoría lo sabía, pero Entrometido es Edward :) y parece que ha dejado una fuerte impresión en Bella. Sé que seguramente quieren abofetear a Bella por no aprovechar la oportunidad, pero como dijo ella y él reconoció, no es justo, antes tiene que resolver la confusión en su cabeza y su corazón, y tal parece que él también tiene algunos asuntos sin resolver. Al menos tienen el número de teléfono del otro y como probablemente ya se dieron cuenta, Bella ya ha empezado a ver la gran diferencia entre la humildad y verdadero interés de Edward en ella a Él, como ella lo llama. ¿Y pudieron captar lo que llevó a Bella a cometer semejante error? Alguien ya lo había mencionado en su review, Bella se sentía sola, por eso fue fácil que el tipo se aprovechara de ella, y que ella se cegara a ver la verdad de la situación. En fin, al menos podemos ver que este viaje ya empieza a serle de mucho bien, la pregunta es, ¿volverá a ver a Entrometido? Ya lo veremos. Espero que hayan disfrutado del capítulo, y como siempre esperaré ansiosa sus reviews para saber qué les pareció y así poder leer pronto el siguiente capítulo ;)
Muchas gracias a quienes dejaron su review en el capítulo anterior: Paola Lightwood, Car Cullen Stewart Pattinson, miop, Aislinn Massi, Tata XOXO, injoa, bbluelilas, Adriana Molina, somas, JessMel4, alejandra1987, Yendry Villachica, Yoliki, PRISOL, Leah de Call, dobleRose, Isis Janet, MichelleGutierrez, ConiLizzy, Sully YM, angryc, Mafer, Lectora de Fics, Noriitha, EriCastelo, AnnieOR, aliceforever85, kasslpz, Arlette Cullen Swan, Idrt12, Rose Hernandez, EmilyChase, Lizdayanna, quequeta2007, Adriu, , Missannie L, malicaro, NarMaVeg, eli, Jade HSos, Adyel, tulgarita, Ali-Lu Kuran Hale, Cherryland, Hanna D.L, saraipineda44, Mio1973, Bertlin, E-Chan Cullen, BereB, Liz Vidal, Lady Grigori, mrs puff, y algunos anónimos. Saludos y nos leemos en el próximo capítulo, que espero sea muy pronto. DEPENDE DE USTEDES.
