Ahora tengo que declarar como siempre que los personajes no son míos, pertenecen a la autora Stephenie Meyer y la historia fue escrita por la asombrosa autora pattyrose, yo solo la traduzco.

Y como en cada una de mis traducciones, le agradezco enormemente a mi compañera de armas, mi porrista personal y querida amiga, Erica Castelo. ¡Quién diría que tus jalones de orejas seguirían después de once años! T.Q.M!


Capítulo 9 – La chica que recibió una mención en Page Six

Abrir. Cerrar. Abrir. Cerrar. Abrir…

Es una guerra que mis ojos y yo hemos librado toda. la maldita. noche.

Y empieza a parecer que ganarán los ojos. Aunque gano algunas batallas aquí y allá, pegando los ojos unas cuantas veces sin sueño REM, unos cuantos minutos en los que mi corazón, mis pulmones, etc., se relajan… y mis ondas cerebrales se calman…

Pero entonces las sinapsis se contraen y conectan, los malditos ojos se abren y lo recuerdo a él

No, no ese él. Ese él nunca me mantuvo despierta así, no cuando estaba roncando ruidosamente junto a mí, ni siquiera después de toda una noche de fo— Ejem. Como sea.

Me refiero a Edward, por supuesto. Hablo del dulce provocador, caballeroso, arrogante y respetuosamente entrometido Edward Cullen – también conocido como lord Masen.

Bueno, no me importa esa última parte, pero en serio, ¿quién puede culpar a mis pobres ondas cerebrales por estar tan exaltadas? ¿Cómo no podrían estarlo? ¿Cuándo has experimentado tu propia noche de ensueño como en un cuento de hadas, en ese momento, para qué dormir? ¿Por qué desperdiciar nuestras preciosas horas en la Tierra con sueños ficticios, o alternativamente, con un vacío mental tan trivial como el sueño regenerador de la salud y la piel? Es mucho mejor darle a tu mente rienda suelta para repetir cada segundo de la noche. Dejar el tratamiento para las sombras y las arrugas en los ojos por la mañana.

Entre luchar con mis ojos y ciclos de períodos no REM, me siento ansiosa, tratando de no sacudir el lado de la cama de Alice cuando abro las persianas de la ventana de mi lado. Afuera, la noche negra está iluminada en el fondo por una brillante ciudad centelleante. Relucientes gotas de agua golpetean rítmicamente contra el cristal, creando una capa iridiscente y satinada que la punta de mi dedo no puede evitar seguir hacia arriba y hacia abajo y a través. En alguna parte debajo, se escuchan risas compartidas y cuando presiono mi frente en el cristal, veo a un hombre y a una mujer parados en la acera, sus rostros muy… muy cerca. Me hace sonreír.

"Bella, acuéstate y duérmete ya." Desde el otro lado de la cama, cómo consigue Alice hacer que un susurro suene exasperado, no lo sé; pero lo hace.

"Lo siento. No fue mi intención despertarte."

Ella murmura algo incoherente, lo que, por supuesto, es una invitación para iniciar una conversación.

"¿Sabes? Nunca antes había notado cómo Londres de noche se parece a un salón de baile. Desde las luces a la lluvia hasta la risa," susurro, "es como una hermosa y deslumbrante fiesta—como un castillo pintoresco con una lustrosa y pulida pista de baile donde los invitados ríen y circulan mientras admiran al guapo… aunque entrometido príncipe mientras él baila un vals con una peculiar princesa haciendo piruetas."

Los proverbiales y estoicos grillos británicos reciben mi soliloquio por falta de sueño, lo que está bien. Me respondo yo misma tarareando bajito la melodía de ese maravilloso vals. Y justo cuando me he olvidado por completo de Alice, ella se asoma por encima de mi hombro.

"De acuerdo, dar vueltas en la cama, sentarte inquieta y volverte a acostar, los suspiros, podría haber lidiado con todo eso. Pero el tarareo es ir demasiado lejos. Bella, esos de sangre azul deben preparar sus bebidas con un alucinógeno de categoría prémium, porque o estás todavía ebria o estás drogada de am—"

"¿De qué estás hablando?" Sonrío.

"B, Londres de noche no se parece en absoluto a un puto salón de baile." Se ríe entre dientes y estira su mano alrededor de mí para abrir más las persianas. "Vamos a analizar este escenario, ¿quieres? Echa un vistazo a esa neblina que llega y envuelve a la mayoría de las luces de la ciudad. Diría que le da más una atmósfera a lo Jack el Destripadore que de sensación del Ballet de Cascanueces que tiene danzando hadas de azúcar en tu cabeza."

"No estoy segura que puedas añadir esa mona 'E' al final de Jack el Destripador. Pero sí, puedo ver que tienes razón en eso. Pero el golpeteo de la lluvia—"

"B, ese no es un golpeteo. Eso es un diluvio, y se escucha más como tambores de guerra que como un vals."

"Supongo que es bastante frenético… Pero había un par de amantes allá abajo—"

Un par de voces fuertes me sobresaltan—es la pareja que reía hace unos minutos, aunque ahora elevaron más sus voces, para escucharlos por sobre el diluvio, empiezo a sospechar que no están precisamente compartiendo risas.

"¡Miranda, trae tu trasero aquí y sal de la maldita lluvia, ahora! ¡Te ves como una vaca empapada!"

"¡No hasta que te disculpes, tú, maldito cabrón!"

Soltando las persianas, Alice y yo nos alejamos de la ventana. Alice palmea mi hombro al volverse a acostar.

"Vete a dormir, B," se ríe entre dientes. El colchón se mueve y se hunde mientras ella se vuelve a poner cómoda. Mientras tanto, yo me quedo ahí sentada, con mi mente todavía dando vueltas pero ahora pensando en cómo he convertido esto en un cuento de hadas—cuando no lo es.

Está el hecho de que, me recordaron más de una vez durante la velada, que el pintoresco castillo era más una vieja casona. Y tengo que admitir, que la peculiar princesa no era tanto una princesa como una estadounidense en vacaciones que no dio piruetas sino más bien se tambaleaba por la pista de baile.

Además, si uno miraba de cerca lo de anoche, habría notado que los invitados no admiraban mi baile con Edward tanto como verlo con mala cara. Si te dignabas a ver aún más de cerca, habrías visto a la abuela lady dragón respirando fuego y la lady exnovia en rojo de lengua venenosa entre esos que miraban con mala cara. Finalmente, el guapo príncipe caballeroso no era tanto un príncipe sino un jurista, y aunque un día tendrá el título no real de barón, ese título parece conllevar algún tipo de responsabilidades.

Quizás, como Clara con el príncipe Cascanueces, mi imaginación alimentada por la fantasía creó una noche que no transpiró de forma tan mágica.

La noche brumosa y lluviosa dio paso a una mañana londinense de plata nacarada. La neblina gris se adhiere al cristal yendo y viniendo como el Támesis para finalmente disiparse, dejando atrás la casi luz del día de un nuevo amanecer.

Mi móvil vibra sobre la mesita de noche.

"Hijo de puta, finalmente empezaba a quedarme dorm…"

Cuando leo el mensaje de texto, mi rabieta se detiene.

Buenos días, mi peculiar americana. Feliz Víspera de Navidad. Espero que hayas dormido bien. Yo, por el contrario, no lo hice. Pero no pasa nada.

Sí. A diferencia de Clara y el Príncipe Cascanueces, recibí más que un juguete de madera como recordatorio de la aventura de la noche anterior.

Alice abre los ojos y encuentra los míos ya abiertos.

"Querido Jesús, B, ¿has dormido algo?"

Simplemente le encojo mis hombros mientras escribo.

»Es muy extraño que no durmieras bien, ¿porque adivina qué? ¡Yo tampoco dormí bien!

«Entonces, debe ser algo en el aire. O quizás fue culpa del wassail.

»Sip. Definitivamente fue culpa del wassail.

"¿Quién es y por qué tienes esa sonrisa tan grande estando desvelada? Tengo miedo," dice Alice.

«Bien, bien, obstinada americana. Seré el primero en mostrar todas mis cartas. No fue el wassail el que me mantuvo despierto. Fue recordar los dos hermosos pies izquierdos de la mejor pareja de vals que he tenido en mi vida.

»¿En serio? Porque para mí, fue totalmente el wassail.

Me rio entre dientes al enviar ese, y espero a que los puntos suspensivos de respuesta se conviertan en palabras.

«Y hasta aquí llegó el adular a una chica para cortejarla. No pareció llevarme muy lejos.

»¿ESO es lo que era? ¿Adulación y cortejo? Porque si lo era, tu estrategia de adulación y cortejo es patética.

«¿Llamas patética mi estrategia de cortejo cuando yo llamo a tus pies hermosos—ambos, tu pie izquierdo Y el que se supone sea el derecho? ¿O debería decir, que lo que pude ver de ellos asomándose de tus zapatos eran hermosos? También se veían tersos. Y tus arcos parecían tener justo la curva perfecta.

»De verdad, estás hablando de la curvatura de mis arcos. Amigo, si así es como los hombres ingleses adulan y cortejan, entonces todos esos rumores sobre su cultura siendo sofisticada y cautivadora ha sido notablemente exagerada.

«Una vez más, nos confundes con los franceses.

Mi espalda se arquea levantándose del colchón cuando estallo en carcajadas.

"De acuerdo, lo que sea que estás leyendo, ¿es realmente tan gracioso, o a estas alturas solo estás delirando?"

"No tengo idea," me rio entre dientes. "Él está siendo ridículo."

"Con él te refieres a—"

"¡No! Con él me refiero a Edward. Edward."

«Que te parece si prometo cortejarte adecuadamente, con las mejores jodidas adulaciones que te harán enroscar los dedos de los pies, que jamás han sido pronunciadas por un hombre inglés de este lado del charco.

»Edward, empieza a preocuparme que tengas un fetiche de dedos y pies.

«Muy bien. Trataré de ya no cortejar a tus pies. O tus dedos. Te doy mi palabra (más o menos)

»Oh. Bueno, tener tu palabra más o menos me hace sentir increíblemente segura que no habrá más cortejo de pies.

«¿Qué puedo decir? Tus pies son tan bonitos que DISTRAEN.

»¿Ahora mis pies han sido reducidos de hermosos a meramente bonitos?

«No meramente bonitos, tan bonitos que distraen. Ambas cosas equivalen a Hermosos.

»¿Por qué sigues cortejando mis pies?

«Bella…

Envía solo esa palabra, pero los puntos suspensivos en la pantalla indican que no ha terminado.

"Bella, creo que te estás ena—" Alice empieza a decir, pero la callo con un repentino, "¡Shh!" Como si el que hablara de algún modo demorara la escritura de Edward. Mi corazón se acelera a medida que llega el mensaje de texto, y es uno largo.

«Pasé toda la noche perdido en mis pensamientos sobre ti—sobre nosotros. Recordé cada parte de nosotros. Recordé todas nuestras conversaciones y cómo tus ojos oscuros suelen brillar y añadir expresividad a todo lo que dices, por lo que no sé si mirar a tu boca o a tus ojos cuando hablas. Recordé nuestro baile y lo increíble que te sentiste entre mis brazos, lo maravillosamente que encajaste incluso mientras te tropezabas. Recordé tu risa y cómo resuena por sobre el barullo, sofocando todo lo demás alrededor de modo que cuando ríes, todo lo demás se convierte en ruido de fondo. Recordé tu boca y tus labios, y cómo besarlos es por momentos como besar la más suave de las nubes o ser consumido por la tempestad más demandante. Bella, pasé la noche recordando todo sobre ti (incluyendo tus pies).

Ahora, siento como si mi corazón fuera a salirse de mi pecho. Mi pulso está por las nubes—mi rostro arde. Por un momento, mis pulgares permanecen congelados sobre el móvil.

Alice se ríe entre dientes. "¡Mírate! Toda roja como un tomate. ¿Acaba de sextearte?"

"No," digo entre mi aliento. "No, no lo hizo. Hizo algo mejor."

Y al dejar escapar una serie de varios suspiros, él envía otro mensaje de texto.

«¿Cómo estuvo eso respecto a halagar y cortejar?

»Edward… ESA fue una excelente forma de halagar y cortejar.

«¿Ves? ¿Quién dice que los franceses lo hacen mejor?

»TÚ dijiste eso.

«En cualquier caso, creo que acabo de mostrar que no es así. ¿Te veré esta noche para continuar con el cortejo?

»Sí. Te veré esta noche. No puedo esperar.

«No tienes idea, Bella.

Mi pecho se expande, y exhalando un largo suspiro, dejo el móvil de nuevo sobre la mesita de noche. En mi vista periférica, veo a Alice observándome. Me vuelvo hacia ella con una sonrisa, abrazando mi almohada.

"Al, ¿quién demonios necesita un príncipe Cascanueces? Tengo un auténtico Entrometido de carne y hueso."

"B, haz a un lado ese trasero y deja de acaparar el lavabo. ¡Tengo que cepillarme los dientes!"

Alice me empuja con su cadera, y yo la empujo en respuesta. Se desata una especie de lucha donde terminamos apretujadas frente al lavabo del baño. Mientras ella se agacha y se cepilla, yo me inclino sobre ella y aplico un poco de corrector bajo mis ojos.

"Eso es lo que consigues por estar tarareando a mitad de la maldita noche en vez de dormir," dice ella con la boca espumosa por la pasta.

"Oh, cierra la boca."

Se ríe entre dientes y escupe en el lavabo. "No podías dejar de pensar en tu barón, ¿eh?"

"Su nombre es Edward, y no es un barón; es el heredero a una baronía—y eso no me interesa."

"Pero empieza a interesarte algo cuando se trata de Edward, ¿eh?"

Rose entra al baño de Alice y toma asiento en la orilla de la bañera. Mientras tanto, Alice me mira, sonriendo al enderezarse y limpiar su boca.

"¿Tal vez incluso más que solo empezar?"

"Ustedes dos planearon esto, ¿cierto?" Las acuso. "Solo estaban esperando una oportunidad para interrogarme en todo lo relacionado con Edward."

"No lo niego," Rose responde despreocupadamente. "Al, ¿tú lo niegas?"

"Para nada," responde Alice.

Rose sostiene su teléfono frente a ella y pretende acomodar unos cuantos mechones de cabello mientras habla, fingiendo indiferencia cuando yo sé muy bien que esto se dirige a alguna parte. No nos reunimos en un estrecho baño de mierda por nada. Quieren hablar conmigo antes que iniciemos oficialmente nuestro día.

"Como nuestros anfitriones nacionales dirían, estabas muy achispada anoche. No te he visto tan felizmente despreocupada desde… Al, ¿cuándo fue la última vez que vimos a B así de despreocupada?"

Al pretende considerar eso. "Mmm. Que te parece jamás. Y debiste haberla visto y escuchado a mitad de la noche, con todas las cosas relacionadas con Edward danzando en su cabeza. Y todavía tiene esas mejillas sonrojadas al estilo Santa." Alice pellizca mis mejillas. "Te ves tan linda cuando te estás enamo—"

Alejo sus brazos dando manotazos, lo que las hace reír a las dos.

"No sé por qué las amo tanto a ustedes dos."

"Sí, lo sabes," Rose se ríe entre dientes. "Porque también te amamos—que es la razón por la que tienes que oír esto de nosotros primero."

Apoyo mi trasero en el lavabo. "¿Oír qué?"

Una vez más, Rose ve el móvil que sujeta en su mano. Aclarando su garganta, empieza a leer en voz alta.

"De acuerdo con The Daily Sun, 'Lo que empezó como otro baile navideño anual organizado por la matriarca del linaje Masen, la Honorable Baronesa Viuda Masen, lady Charlotte Cullen, apenas habría valido la pena la tinta con la que se imprime su habitual mención de dos oraciones."

"Ooh," chupo mis dientes. "Esos tabloides británicos son brutales."

Levantado en seguida su palma, Rose me calla. "Masen Park, la residencia familiar con siglos de antigüedad, estaba bellamente decorada como siempre es el caso. Los concurrentes fue la requerida lista de invitados de la nobleza. La comida estuvo divina," - su voz asume un melodramático acento apático británico— "y la mayoría de las personas presentes exhibieron los impecables—pero arcaicamente aburridos modales que esperamos de nuestra nobleza. De hecho, la gran fiesta en conjunto tenía todos los indicios de otro tedioso y ególatra evento, el retroceso anual a épocas pasadas… por una antigua institución."

Aquí, ella se detiene.

"¿Eso es todo? Bueno, Edward mencionó que probablemente se escribirían un par de oraciones al respecto, ¿tal vez algo en las redes sociales?" No le doy importancia. "Podrían haber sido más amables al respecto; estoy segura que lady Charlotte no estará muy contenta con ese reportaje. Pero supongo que así son los tabloides, ¿eh?" Con eso, me vuelvo a dar la vuelta, con intención de terminar mi rutina de belleza, que esta mañana requerirá de dos pasos extra, gracias al problema de no dormir.

Cuando miro por el espejo, Alice y Rose todavía están sentadas en la orilla de la bañera, observándome.

"¿Bien?" Pregunto.

"Solo hay un poquitín…" Rose aprieta su pulgar y su dedo índice frente a su ojo entrecerrado, "más."

Volviendo a girarme, me recargo una vez más en el lavabo. "De a—cuerdo," digo, agitando una mano en un gesto que dice 'continúa con eso'.

Y nuevamente, Rose se aclara la garganta.

"Eso, de no ser por el aire fresco que este año le insufló el joven jurista, lord Edward Cullen, el único hijo del muy honorable lord Edward padre y heredero de la baronía Masen," con una amplia sonrisa, Rose toma una respiración profunda – "y una hermosa pero sin lugar a dudas patosa joven estadounidense."

"Santa mie…"

"El primer indicio de que este baile navideño—que también marcó el trigésimo cumpleaños del joven lord—no sería el evento habitual llegó al principio de la fiesta. Lady Charlotte, que no oculta su desdén por la palabra 'no' a menos que sea ella quién la pronuncie, al parecer ideó un plan para una reconciliación entre su nieto y lady Irina Thorpe, invitando a la dama y a sus padres, el duque y la duquesa de Thronbury, a pesar de que ella y lord Edward terminaron su relación hace meses. Sin embargo, la matriarca Masen parece haber olvidado que su nieto mayor nunca ha marchado al ritmo de su melodía aristocrática. Lord Edward frustró su primer intento por reunirlos, un plan para emparejarlo con lady Irina para el primer baile tradicional de la velada, al llevar en su lugar a la estadounidense encantadora pero sin gracia."

"¿Encantador pero sin gracia—?"

"¡Shh! 'Aunque lord Edward es conocido por ser un buen bailarín de salón, la pareja trastabilló y rio durante todo el vals. Al final, terminaron el baile con una inclinación y el que probablemente fue el beso más candente que esta antigua casona había visto desde los días de antaño cuando los lores de la casa señorial se acostaban en secreto con sus mucamas."

Rose echa su cabeza hacia atrás y estalla en tan fuertes carcajadas que casi se resbala de la orilla de la bañera. Mientras tanto, toco mis ardientes mejillas.

"Oh, mierda, por favor, dime que no escribieron eso."

"Oh, ellos lo escribieron," Alice se ríe con ella.

Mis palmas se deslizan sobre mis ojos. "Seguramente, lady Charlotte esta en medio de un infarto en este momento. Bien. De acuerdo. Supongo que podría ser peor. Al menos mi nombre…"

Rose deja de reírse y me sonríe con picardía mientras me mira.

"No puede haber más," digo entre mi aliento.

"Escucha," ordena Rose, 'Sin embargo, mientras el beso dejó a la mayor parte de la aristocracia recogiendo colectivamente sus mandíbulas del suelo, por el resto de la noche, el joven lord Edward solo tuvo ojos para su estadounidense. Desaparecieron juntos por el castillo por mucho tiempo, para reaparecer justo antes del wassailing. En ese momento, la atractiva pero descoordinada estadounidense casi hizo pedazos la antigua ponchera de cristal de lady Charlotte al distraer al pobre camarero encargado de su cuidado. ¿Pero por qué insiste esa excéntrica lady en acarrear esa pesada cosa año tras año?"

"De acuerdo. Voy a tomar el siguiente vuelo de regreso a Nueva York."

"Y un carajo que lo harás," dice Alice con una risita.

"Durante la cena de Navidad, el siguiente intento de lady Charlotte de reconciliar a su nieto con lady Irina involucró una distribución de asientos que dejó a esta última prácticamente sentada en el regazo de lord Edward. Todo un caballero, al parecer, para no avergonzar tanto a su abuela como a lady Irina, la cena tuvo a lord Edward ingiriendo malhumoradamente sus platillos principales antes de reacomodar su asiento para el postre. Y mientras el resto de la lista de invitados disfrutó de pudín de higos como su plato dulce, lord Edward fue visto una vez más coqueteando con su desconocida tarta americana."

Alice interrumpe a Rose. "¿Tarta americana? Eso es algo sexista, ¿no es así?"

"Es completamente sexista," concuerda Rose. "Malditos tabloides."

"¿Tarta? ¿En serio?" Alice sacude su cabeza. "¿No podía habérseles ocurrido algo menos—?"

"¿En serio? ¿Eso es lo que les preocupa a ustedes dos?" Siseo. "¿La mención de la tarta? ¿Es ese el final del artículo?"

"Umm…" Rose titubea, aunque veo que sus labios se retuercen en continúa diversión, "queda un poquitín más."

"¡Qué demonios! ¿Hicieron un reportaje de diez páginas?"

Rose se ríe entre dientes. "No. No precisamente." Continúa su lectura. "Esta mañana temprano, descubrimos que la fascinante pero torpe estadounidense es la joven de veinticuatro años Isabella Swan, una arquitecta junior de Arquitectura Volturi en la ciudad de Nueva York. Mis compatriotas británicos, es evidente cada vez más que para cuando termine esta invasión estadounidense en nuestra aristocracia y realeza, nuestros lores y príncipes usarán pantalones de chándal todos los días y hablarán con voz cansina. ¡Y yo digo que brindo por eso!"

Hay un largo momento de silencio.

"En caso de que te lo estés preguntando, eso es todo," sonríe Rose.

"¿Eso es todo?" Digo entre mi aliento, con mi pecho agitado. "¿Eso es todo?"

"Oye, al menos no te conocerán como la tarta americana. Eso habría apestado. Todas las connotaciones…" Alice se estremece. Después, las dos se echan a reír y yo agarro mi cabello.

"¿Ustedes creen que esto es gracioso?"

"Es un poco gracioso," dice Rose. Una vez más, hace eso de su pulgar con su dedo índice frente a su ojo entrecerrado, pero la expresión en su rostro dice que lo encuentra mucho más que un mínimo de gracioso.

"¡No es gracioso!"

"Oh, vamos, B," dice Alice. "¿Qué importa que unos cuantos tabloides y sitios web estén publicando historias tontas?"

"¿Unos cuantos tabloides y sitios web?" Chillo. "¿Quieres decir que hay más que solo este? ¿Quieres decir que toda Gran Bretaña sabe de Edward y de mí?"

"Y Escocia, Gales e Irlanda del Norte—básicamente todo el Reino Unido," Rose aclara. "Y los Estados Unidos también tienden a recibir estas publicaciones. Y vivimos en un mundo global—"

"Ya entendí, Rose," sonrío con suficiencia. Luego sacudo mi cabeza. "Todo el mundo lo sabe."

"¿Cuál es el problema?" Alice se ríe entre dientes. "Eres soltera, y Edward es soltero." Enfatiza ese hecho. "En esta relación, no tienes que ocultar nada."

"Es solo que… espero que Edward y su familia no estén muy avergonzados."

"Avergonzado es lo menos que se veía anoche cuando estaba sobre ti," resopla Alice. "En cuanto a su familia, sus padres parecieron encantados contigo."

"Y por lo que Emmett y Liam dicen, la abuela Charlotte solo estaría contenta si Edward se casara con Irina o alguien con un pedigrí similar."

"Mm," murmuro. "Básicamente, eso fue también lo que dijo Irina anoche."

Rose me mira con sus ojos entrecerrados. "No estás realmente creyendo esa mierda, ¿o sí? ¿Qué él es demasiado para ti? No estás así por eso, ¿cierto?"

"No. ¡Por favor! ¿Qué, estamos viviendo en una novela de Jane Austen?"

"Exactamente," Alice concuerda.

"Exactamente," repite Rose. "Han pasado doscientos años de empoderamiento femenino, ropa interior apropiada e inodoros desde que dejamos todo eso atrás."

"Eso lo sé. No tiene nada que ver con la posición de Edward como miembro de los lores."

"Entonces… ¿qué es?" Pregunta Alice, consciente de que hay algo.

"Es solo que… tú y Alice tenían razón; nunca debí haberle permitido a él que me convenciera con palabras dulces a siquiera considerar la posibilidad de volver con él. ¿Qué dice eso sobre mí?"

"Dice que eres humana, Bella," dice Alice simplemente.

"Y todos cometemos errores. Vives, y aprendes de ellos," agrega Rose.

"Y no olvides que en realidad no hiciste nada con él cuando te enteraste que él estaba casado. Eso cuenta mucho," continúa Alice.

"Sí," suspiro. "Supongo que sí."

Rose se levanta de la orilla de la bañera y se acerca a mí. "Bella, deja de torturarte por eso. Y no dejes que las mentiras que otro pendejo te dijo te hagan dudar de tu valía—o dudar de la valía de Edward."

"No dudo de su valía, pero, ¿y si él no quiere que sus asuntos los sepa todo el mundo? ¿Y si quería mantener esto en privado hasta—?"

"B, solo porque el otro era solapado—"

Justo en ese momento, vibra mi móvil. Con cansancio, lo agarro de la orilla del lavabo.

"Es Edward," digo entre mi aliento.

La bilis sube por mi garganta cuando empiezo a leer, temerosa de lo que dirá. Tal vez él también estaba un poco ebrio… y sintiéndose un poco quijotesco anoche, y en realidad, no hablaba en serio cuando mencionó tan despreocupadamente el que relacionaran nuestros nombres en la prensa.

«Hola, Bella. Eh… noticias. Escribieron algo, como mencioné anoche que podrían hacerlo. Espero que no te sintieras muy avergonzada por ello. Los tabloides británicos pueden ser bastardos sanguinarios. Así que, solo quiero asegurarme que no me odias totalmente y todavía estás de acuerdo en que vaya al pub a verte esta noche. (Por favor, di que lo estás)

Estoy sonriendo mientras escribo mi respuesta.

»Hola, Entrometido. Sí, leí algo de lo que escribieron, y me preocupaba un poco que estuvieras molesto por eso.

Su respuesta viene en seguida.

«¡Dios, no! ¡Me conseguiste un reportaje de media página! ¿Cómo podría molestarme?

»¿Qué hay de tu abuela?

«Bueno, si acaba de llamarme para darme un sermón quiere decir que está vivita y coleando, así que no me preocuparía por ella. Afortunadamente para mí, la envíe directamente al buzón de voz.

»¿Y qué hay de tu papá? ¡Él es un miembro del parlamento! Y tu mamá…

«De nuevo, los envíe directo al buzón de voz, pero papá está encantado de que Masen Park recibiera más que una mención de dos oraciones, y mamá no pudo dejar de reír el tiempo suficiente para expresar lo que pensaba en realidad. En serio, Bella, no vivo mi vida en secreto, y ellos lo saben.

"Él es tan diferente al otro," digo entre mi aliento mientras Edward continúa escribiendo.

«Bella, no puedo esperar a verte esta noche— ¡Qué se joda Page Six!

»Sí. Muerte a Page Six.

«Y también a las páginas del 7 al 10.

Me rio en voz alta mientras Alice y Rose conversan a mi alrededor.

"Él no parece molesto. ¿Qué piensas tú, Al?"

"Nop. A mí no me parece que esté molesto, para nada."

»También estoy deseosa de verte, Edward.

«Estupendo. Hasta entonces, hermosa (pero algo patosa) americana. ;)

Mi subsecuente sonrisa me hace sentir como si mi rostro pudiera partirse en dos. En realidad, no estoy segura cuánto tiempo me quedo parada en el pequeño y angosto baño, solo sonriendo como una puta maniática. Finalmente, con un profundo suspiro y todavía sonriendo, me vuelvo hacia Alice y Rose.

"No está molesto."

"¡No!" Rose exclama. "¿No me digas?"

"En serio, B. No permitas que lo que otro tipo hizo afecte tu confianza en Edward," sonríe Alice. "Eso no sería justo para él."

"Tienes razón," concuerdo en voz baja. "Tienes razón."

Rose desliza un brazo alrededor de mis hombros y los de Alice.

"¡De acuerdo, mis perras, vamos a prepararnos para tremenda víspera de Navidad!"


Y como dijo Bella, qué diferente es Edward de Él ¬¬ Qué bueno que Bella empieza a ver las cosas claramente, y que las chicas están allí para ayudarla a ver que es de humanos errar, tampoco debe torturarse por una equivocación, ahora tiene la oportunidad de tener una verdadera relación, sincera y honesta, que evidentemente está construyendo con Edward. ¿Y a ustedes qué les pareció ese artículo de Page Six? Jajajajaja, pobre Bella, siempre después de un halago venía la mención a lo patosa y torpe que se vio la pobre jejeje. Y ya se imaginarán como estará la abuela Charlotte, sin mencionar a Irina. Ya veremos cuál será la respuesta de lady Charlotte, pero antes, veremos cómo esta bella relación se fortalece :) Espero que hayan disfrutado del capítulo, y como siempre, estaré esperando ansiosa para saber qué les pareció y así poder leer pronto el siguiente. ¡FELIZ AÑO!

Muchas gracias a quienes dejaron su review en el capítulo anterior: AnnieOR, Aislinn Massi, Cassandra Cantu, Vianey Cullen, Missannie L, MichelleGutierrezs, Adriu, Sully YM, PRISOL, Brenda Cullenn, JessMel4, bealnum, kaja0507, alejandra1987, Tecupi, NarMaVeg, malicaro, Lupita Pattinson Cullen, Isis Janet, Cherryland, DobleRose, Cinti77, Lizdayanna, Idrt12, Adyel, BereB, Car Cullen Stewart Pattinson, Mafer, Maryluna, saraipineda44, Ali-Lu Kuran Hale, aliceforever85, Rose Hernandez, Mio1973, Noriitha, Liz Vidal, Bertlin, kassplz, mrs puff, E-Chan Cullen, EriCastelo, Lady Grigori, Lectora de Fics, tulgarita, y algunos anónimos. Saludos y nos leemso en el siguiente capítulo, que espero sea muy pronto, pero DEPENDE DE USTEDES.