Inimaginable

Karin maldijo, el teléfono pitando en su mano la ponía de mal humor, pero no se armaba del valor necesario, por mucho que ya había deliberado que era lo correcto, era una promesa que se habían hecho.

Pero...

El que la hubiera invitado específicamente a ella debería ser una señal, aunque siempre quedaba abierta la opción de que solo hubiese sido la cortesía por la confusión en los últimos dígitos de sus respectivos contratos.

Dejó el teléfono sobre la mesa y se llevó las manos al cabello, podía hacer lo que había hecho toda su vida: sacar la mayor ventaja posible, garantizar su propio éxito sacrificando lo que fuera necesario, pero ese sentimiento de imaginar lo que a todas luces era una traición, le causaba repulsión.

¿En qué momento todo había cambiado?

¿Por qué sentía que su mundo ya era más grande que ella misma?

La paz que había sentido en esos meses viviendo una vida ordinaria, era algo con lo que jamás había soñado, poniendo en perspectiva todos sus sentimientos, las cosas que creía que quería y las convicciones que había mantenido por años.

Comparándolo con todo lo que había vivido desde que su madre murió, podía decir que era feliz.

Volvió a tomar el teléfono, y marcó el número.

.

Sasuke respiró profundamente.

Ya había terminado de ordenar las compras, y en cuanto llamaron a la puerta, supo que no había manera de echarse para atrás. Sin embargo, lo que estaba al otro lado, no era lo que esperaba.

Con una sonrisa pícara, Karin le mostró un tazón de palomitas, y detrás de ella, Suigetsu entró llevando en una mano una rejilla de sodas y en la otra un enorme vaso de slush verde tan fosforescente que debía ser indicativo de que algo le iba a provocar a su hígado.

Comprensiblemente confundido por los nuevos niveles de rareza que estaba alcanzando su relación con ellos, cerró la puerta y pasaron a la sala, donde se instalaron como siempre, uno a cada lado del sofá, dejándole el sitio del medio para que fungiera como mediador, precisamente.

Encendió el televisor, como ya había visto la película, al menos tenía la certeza de que no tenía nada realmente imposible de sobrellevar, más allá de que no dejaba de ser extraño ver una película romántica con esos dos. Casi prefería ver otra vez la de las liebres zombificadas que arrasaban un pequeño pueblo del País de la Hierba.

Todo transcurrió con calma. Demasiada calma. Tanto que se estaba volviendo incómodo.

Karin se rio de un chiste que al parecer solo ella había entendido, y Suigetsu se burló del idiota que, por jugar al indeciso, había perdido toda oportunidad con dos chicas.

Pero eso no era normal de nada. No se habían peleado ni siquiera porque Suigetsu se había quedado el tazón de las palomitas y Karin tenía que cruzarse para tomar, ni tampoco él había hecho cometarios comparándola con las actrices, algo que solía molestarla bastante porque "no todas las mujeres podían ajustarse a los estereotipos de belleza del mundo de los espectáculos".

No lo dijo ni siquiera con el primer desnudo, Yukie Fujikaze era mucho más curvilínea que Karin, y su manera de moverse no hacía más que enfatizar una feminidad elegante que su compañera realmente no poseía.

Cuando Karin se ponía en modo coqueto, daba más la impresión de ser una pantera esperando a saltar sobre su presa, de la que no quedaría nada.

Giró el rostro levemente, Suigetsu estaba tan tranquilo. Seguramente se iba a burlar de él toda la vida porque su único referente respecto a la industria del porno era el libro de esa película que ni siquiera tenía un plano completo del cuerpo de nadie.

Como quiera que fuera, el mal estaba hecho, y solo se sumió en el sofá, volviendo la atención a la pantalla.

.

Karin miró de soslayo, Suigetsu notó que buscaba su mirada, y cuando hicieron contacto, ella se puso completamente roja, pero vio en sus ojos violetas una determinación que no esperaba, y su corazón empezó a latir con fuerza, como si se le fuera a salir del pecho.

Por un segundo se acobardó, todo lo que podría salir mal en su vida, estaba por ocurrir en los siguientes minutos, podría arruinar esa felicidad en la que flotaba, pero tampoco querían vivir en la incertidumbre para siempre.

—¿Qué diablos les pasa? —preguntó Sasuke, mirando a uno y otro, apenas se percató de que parecían tener una conversación sin él.

Karin tragó grueso, no se dejó amedrentar por el miedo y se inclinó hacia la derecha al mismo tiempo que Suigetsu lo hacía a la izquierda.

Suigetsu atrapó su labio inferior con algo de brusquedad. No la mordió, solo lo hizo para abrirle levemente la boca y meter la lengua. Karin gimoteó, había sido mucho más intrusivo de lo que había imaginado, estaba completamente helado por el slush, con el sabor extraño entre dulce y ácido del saborizante. Pensó en apartarse, tantear el terreno y saber si los iba a echar de su departamento, pero Suigestu la tomó por la nuca, halándola hacia él, casi poniéndola sobre Sasuke, y el simple hecho de saber que él seguía ahí, entre ellos, ni siquiera intentando escaparse, fue todo el indicativo que necesitaban para seguir hasta las últimas consecuencias.

Con la mano que tenía libre, Suigetsu tiró de la blusa con fuerza, de modo que la fina tela se rasgó.

—¡Oye! —chilló Karin, pero él no le dio tregua, tomándola por una pierna la puso a horcajadas sobre él, terminando de arrancarle la prenda.

—Vista desde acá —dijo con malicia —. No estás tan mal, ¿no crees, Sasuke?

Suigetsu giró para verlo: quieto, tranquilo, como si estuviera analizando la situación de la misma manera en que analizaba a un oponente.

Puso las manos en las piernas de su compañera, deslizándolas de modo que le provocó un escalofrío.

Él nunca había sido de ir con sutilezas, así que arremetió con todo, la sujetó por las caderas y se incorporó, cargándola y girándose para sentarla en las piernas de Sasuke, usando su propio cuerpo como peso extra para inmovilizar a los dos mientras se empujaba suavemente en su pelvis.

Los dos escucharon solo un jadeo y Karin abrió mucho los ojos, haciendo contacto con los de Suigetsu, este pareció preguntar tan solo con la mirada y ella asintió, podía sentir perfectamente cómo el cuerpo de Sasuke había reaccionado ante el movimiento y se echó para atrás con cuidado, recargando la cabeza en su hombro para poder verlo.

El trato era que no forzarían nada, pero eso era difícil determinar eso si no hacía ni decía nada.

Volvió a chillar cuando Suigetsu enfocó su atención al cuello, seguía frío y su contacto le erizó la piel, estaba segura de que la iba a morder, otra vez había empezado a moverse con brusquedad y sintió cómo se deslizaba por sus piernas, jugando con el borde del pantalón, y supo que ya no quería esperar, volvió a mirar a Sasuke, que respiraba pesadamente, con el rostro empezando a colorarse.

Era claro que sabía que Suigetsu no estaba tocándolo por mero "daño colateral", y decidió ser más colaborativa con la causa de su compañero. Deslizó la mano derecha por el sofá hasta alcanzar la de Sasuke, moviéndolo hacia la parte frontal de sus muslos, provocando con ello la misma incidencia que ocurría abajo, solo que de ese modo era Sasuke quien tocaba a Suigetsu.

Sasuke no retrocedió ni un ápice, Karin podía escucharlo sobre su hombro y solo hasta entonces su cuerpo dejó de resentir la tensión, luego levantó la mano, acariciando su rostro perlado de fino sudor, pensando en lo lindo que veía cuando no estaba la sombra de amargura.

Llegados a ese punto, pidió un beso y su corazón saltó cuando accedió a dárselo.

A diferencia de Suigetsu, él estaba tibio, y solo tenía un toque salado que contrastaba con el azúcar del slush. Pero no solo eso, también fue más suave, más amable, mucho mejor de lo que jamás había imaginado.

Suigetsu gruñó por lo bajo, mirándolos con recelo, determinado a luchar por no quedarse al margen, y para romper su enlace tomó el pecho de la chica con brusquedad, de modo que emitió un grito ahogado, aprovechando para reclamar de nuevo su boca. Ella no tuvo más remedio que aceptarlo, era un cabrón y no se molestaba en ocultarlo.

Se detuvo solo un momento. Algo en su mirada había cambiado, parecía suplicante, Karin casi lo encontró enternecedor, así que tomó su rostro entre sus manos y lo acercó.

Sasuke lo recibió, primero contuvo el aliento mientras sus labios se tocaban, luego solo el contacto superficial que fue dando paso a un beso pausado, bastante torpe pese a que Suigetsu ya había demostrado ser el más aventajado de los tres.

—Así me gusta, chicos, llévense bien —les dijo, a modo de broma.

—Eso es más para ustedes —repuso Sasuke, desviando la mirada.

Karin se rio, moviéndose de su sitio, ya no había necesidad de fungir como barrera, y había otras cosas que quería hacer, como quitarle la camisa a Sasuke.

Él no se resistió, por el contrario, se inclinó levemente al frente para que la prenda saliera con facilidad.

Su torso, tan blanco y suave, nunca había tenido una musculatura excesivamente marcada, pero a Karin siempre le había gustado y se pegó contra él, dándole un beso en la clavícula, pasando una pierna por sobre las de él.

Suigetsu, de pie frente a ellos, se quitó la camiseta solo, denotando qué él tenía más trabajado ese aspecto.

—Creo que alguien se puso celoso —dijo Karin, sabiendo perfectamente que lo estaba provocando.

—Te gusta lo que vez —reprochó, enlazando los brazos en su nuca, de modo que los pectorales y los bíceps se marcaron aún más —. No creo que a esta altura importe que lo aceptes.

Karin hizo un mohín, mientras Suigetsu volvía a acercarse a ellos. Recargando una mano al costado izquierdo de Sasuke, acercando su rostro lo más posible.

—Además, Sasuke-kun hace tiempo que me dio un buen repaso.

Sasuke resopló, Suigetsu sabía que odiaba que le llamara de ese modo, con el tono burlón en el honorífico, aun así, no dijo nada, y aprovechó la cercanía para ir de nuevo por la boca de Karin, enganchando el dedo índice y medio en la unión de las copas del sostén, empezando a tirar de él.

—No lo rompas —suplicó Karin, pero antes de que pudiera ella misma quitárselo, Sasuke ya se había deslizado hasta el broche, liberándolo, luego, sin mayor prisa ni exaltación, se incorporó un poco para darle un beso en la comisura de los labios.

La chica sintió, con esa simple acción, que le temblaron las piernas y la realidad se desdibujaba.

Suigetsu la arrancó de su ensoñación con brusquedad, tomándola por la cintura y echándosela al hombro.

—No cabemos aquí.

Esa declaración conllevaba muchas implicaciones, y los tres lo sabían, después de aquellos ligeros pero significativos preliminares, claramente Suigetsu debía tener alguna idea en mente, que, por la reacción de Karin, no parecía haber sido considerada previamente.

Sasuke permaneció en el sofá por unos instantes, y solo hasta que Karin se quejó por la forma en la que la había arrojado en la cama, fue capaz de reaccionar.

Despacio, se acercó hasta la puerta de su propia habitación. Se veía con cierta claridad debido a la ventana despejada, aunque no fue plenamente consciente de ese detalle sino hasta la mañana siguiente.


Comentarios y aclaraciones:

No estoy segura de qué decir para salir de esta extraña situación, así que, ¡es hora de un reto!

Si alguien escribe un POV de Sasuke, de esto, y lo que vendrá en el siguiente capítulo... pues no sé, algo podré darles.

¡Gracias por leer!