Martin Taylor y Jessica Clark, una prueba de fe
Por doce años, un matrimonio ha experimentado la mayor de las angustias: la incertidumbre sobre el paradero de su único hijo como eje, pero rodeados de cualquier inimaginable cantidad de retos, desde el cierre del caso por parte de la policía, el abandono de familiares y amigos que insistían en que aceptaran que jamás volverían a ver a su hijo, hasta el desgaste económico de mantener una investigación en otro país.
No obstante, su persistencia ha dado sus frutos, y Stephen, ahora de dieciséis años, está de vuelta en casa, y ante un hecho, tristemente, poco frecuente, no es posible evitar el preguntarse, ¿qué fue lo primero que pensaron cuando recibieron la llamada de Grecia?
Martin Taylor, un hombre recién en sus cuarentas, no tiene reparos en confesar que no lo creyó.
"Por años recibimos tantas llamadas", dijo Jessica, "que si lo habían visto en Roma, que lo habían adoptado en España. Siempre seguíamos todas las pistas, aunque, la verdad es que cada vez era más doloroso. La esperanza nunca la perdimos, pero llegar a una nueva ciudad, y ver que era falso, o una confusión..."
Su esposo la tomó de la mano, demostrando que uno de los factores que mantuvieron su persistencia en la búsqueda, fue el apoyo mutuo.
"Nos hicimos la promesa de investigar todas las pistas, por pequeñas que fueran, hasta que lo encontráramos".
Sería de suponer que, cuando tomaron el vuelo a Grecia, realmente no tenían ninguna certeza, pero, de acuerdo con Jessica, una marca de nacimiento descrita por el médico que la contactó, fue el punto de inflexión: ese muchacho era Stephen.
"Uno como padre, tiene ese presentimiento, nosotros sabíamos que Stephen estaba vivo, y cuando subimos a ese avión, estábamos seguros de que lo volveríamos a ver por fin.", aseguró la mujer.
Sin embargo, no todo parece tan fácil. La última vez que habían visto a Stephen, tenía solo cuatro años de edad, las posibilidades de él los reconociera con claridad eran escasas, sobre todo si no conservaba algún recuerdo que estimulara su memoria.
"Sí. Realmente lo pensé.", reconoció Martin mientras suspira. "No solo porque era muy pequeño, sino porque perdí mucho cabello, soy más viejo, no soy el hombre que podría recordar."
Jessica, en cambio, era más optimista.
"Pero somos sus padres, nosotros lo podríamos reconocer entre cien muchachos, y él sabría, él lo sentiría."
El reencuentro no fue como en las películas, según lo describen. Aunque el médico ya había hablado con Stephen, advirtiéndole de su visita, se mostró realmente confundido, aunque abierto a enfrentar la nueva situación... con otro problema de por medio.
Entre risas, Jessica recuerda estar sorprendida al descubrir que Stephen apenas recordaba hablar inglés, y asegura que tenía más vocabulario cuando era niño. A Martin le pareció más natural, después de todo, creció lejos de casa, en un pequeño pueblo griego, donde se habituó al idioma local.
Increíblemente, por doce años, Stephen estuvo al cuidado de un pescador que vivía casi aislado, por lo que nunca se enteró de la frenética búsqueda que realizaban sus padres a miles de kilómetros de ahí.
"Stephen dijo que se habían adentrado en el mar para tender las redes, pero los atacó otra embarcación. La policía cree que fueron traficantes. Hundieron su barco, y hasta ahora, no hay rastros de él", explicó Martin sobre las causas que llevaron al muchacho a acabar en la playa.
"Oramos porque puedan encontrarlo, pero no podíamos permitirnos quedarnos más tiempo en Grecia", aseguró Jessica.
Desde el día del incidente no hay rastros aún de Nikolaos Nastos, el hombre que había cuidado de Stephen todo ese tiempo. Al día de hoy aún se realizan campañas de búsqueda en la que participa la guardia costera, embarcaciones particulares e incluso los bomberos.
Respecto a la campaña de recaudación, Help Steph come home, Martin asegura que aún cuenta con algunos fondos, mismos que se incrementaron con la noticia de la recuperación del menor, "ya hemos hablado con nuestros benefactores" dijo, "se usarán para ayudar a Stephen a adaptarse, ya sabes, incluso nos han sugerido a algunos doctores, por el cambio abrupto en su vida."
"Lo más importante es que la campaña cumplió con su objetivo", agregó Jessica, "y quizás en un futuro la convirtamos en una fundación para ayudar a otros padres que lidian con pérdidas de sus hijos en el extranjero. ¡Es horrible! Sucede más a menudo de lo que se cree, y es tan difícil, porque no puedes estar ahí todo el tiempo que quisieras, a veces me quedaba yo sola por semanas porque Martin volvía para trabajar. Nosotros tuvimos el apoyo de algunas personas, algunos completos extraños que, como nosotros, nunca perdieron la fe."
Martin no puede más que estrechar la mano de su esposa. Una pesadilla de doce años por fin llega a su fin, y tal como lo expresó, solo quiere concentrarse en Stephen, recuperar el tiempo, volver a ser la familia que eran.
"Si no fuera por el profundo amor de Dios, nos habríamos rendido hace mucho. La fe mueve montañas, logra lo imposible, y ahora lo demostramos.", concluyó Jessica, que tiene la fortuna de volver a abrazar a su hijo.
MELISSA MATCH
MAYO 1982 ● LA VIDA
