Disclaimer: Los personajes y mundo de Shingeki No Kyojin no me pertenecen.

Déjamelo a mi

2: Sobre Erwin.

Su trato con los otros fue cuestionado siempre y únicamente por él mismo. No porque no permitiera que los demás hicieran juicio de sus acciones, sino que su don de la palabra era tan grande que sabía dejar callada a su víctima y lograr de ella lo que fuera que se le ocurriera, para así solo salir victorioso ante los ojos del público y mantener su reputación.

Erwin Smith definitivamente abusaba de sus encantos y era un experto en jugar con la moralidad y legalidad de las cosas y de las personas, por lo que no caía en tentaciones que podían atentar a su intachable conducta e imagen, pero él mismo no podía considerarse una buena persona, a pesar de todo el éxito que le rodeaba.

Entonces cuando Levi se presentó esa tarde en su oficina para entregarle su carta de renuncia, pensó en mil argumentos para atacar esos tan conocidos puntos débiles que poseía y hacer que se quedara. Sin embargo, los ojos oscuros del pequeño hombre que alguna vez fue su marido mostraban un brillo que no veía en él desde antes de que ellos fueran pareja y algo se removió en su interior, generando un ardor desagradable en su pecho y en su orgullo.

- Creí que nuestros asuntos personales nunca se interpondrían en nuestro trabajo, Levi. – Dijo calmado, indiferente dirigiendo su vista de la carta a la figura del pelinegro. - ¿Me puedes explicar a qué se debe esto?

- Solo recordé algo que no debí olvidar nunca. – Explicó imitando el tono serio y gélido, sin ni una duda. – O como dicen también: Se me presentaron nuevos desafíos y parece un buen momento para tomarlos.

- Entiendo. – No, no entendía. Levi de todas las personas no podía dejarlo. - ¿Eso es todo?

- ¿Debo decir algo más? – Preguntó arqueando una de sus finas cejas.

- Esperaba algo más elaborado.

- Se terminó, Erwin. – Aseguró a secas. - ¿Qué te hizo pensar que debía quedarme aquí y seguir dándote explicaciones después de todo lo que pasó?

''Tú y tu maldita forma de ser fiel a mi sin cuestionamientos'', quiso decir, pero eso claramente había cambiado. Al menos agradecía que siguiera sin cuestionar esas decisiones que él tomó por ambos sin consultarle.

¿Lo agradecía? En esos momentos no estaba tan seguro.

Si era sincero, no debería sentirse así de dolido, traicionado y molesto. Levi le había hecho el favor de demorarse más de un año en tomar la decisión más razonable y sana que debía tomar una persona que pasa por una separación como la que vivieron, pero él, como siempre, solo abusó de esa mente inconscientemente sensible y herida que lo acompañó más a él que a su pobre dueño.

Erwin podía engañar a los otros, más nunca a sí mismo, por lo que, por el respeto y, aunque nadie le creyera si lo confesara, cariño que guardaba por Levi, sabía que debía dejarlo ir de una vez por todas.

Porque Erwin llegó a amar a Levi, pero nunca llegó a hacerlo lo suficiente al punto de hacerlo perder la cordura. Si hubiera sido así, no lo habría dejado nunca.

Sin embargo, el rubio estaba seguro que la decisión de su exesposo no venía desde su propia voluntad. Era imposible que alguien como Levi, quien incluso había permanecido tercamente utilizando su argolla de matrimonio hasta después de su divorcio, pudiera tomar la determinación de dejar ir 13 años de su vida cuando no tenía en qué sostenerse. Por eso Erwin siempre se sintió seguro con respecto al rol que tenía el pelinegro dentro de la firma, porque nada podría hacerlo renunciar a la lealtad que sentía por él. Era algo más allá que solo serle fiel a tu pareja y apoyarla, sino que era una entrega en tantos sentidos que ni el propio Erwin podía explicar bien.

Quizás, entonces, la responsable del cambio de parecer de Levi era Petra Ral y nadie más.

Su don de ir tres pasos por delante en cada situación le alertó, por supuesto, que la pequeña mujer a quien había contratado como secretaria tenía sentimientos fuertes por Levi. Observaba cada acción de ella cuando se cruzaban por los pasillos y la dedicación hacia su trabajo traspasaba los límites normales. Le reconocía la gran inteligencia que poseía y sinceramente, creía que toda su capacidad se estaba desperdiciando al solo dedicarse a ser una secretaria; además, él mismo había sido el encargado de su entrevista y vio su historial.

Pero no podía culparla de que el lazo entre Levi y él se hubiese roto. El culpable era él y su incapacidad de no prever que un simple movimiento podía cambiarlo todo, al punto de quebrar como a un cristal la vida que había creado.

El aire suave y cálido anunciaba el cambio de estación y el destino logró reírse en su cara cuando Marie, con sus brillantes ojos azules y cabello largo, ondulado y rojizo, se presentó en frente de él casualmente una tarde en un café, como si no hubiesen pasado 16 años desde que cada uno siguió su camino y volver para darle vuelta todo su mundo.

Erwin se percató muy tarde de lo que realmente significó Marie en su vida. Eran jóvenes y con metas diferentes, en donde lamentablemente las oportunidades y el dinero jugaron en contra de la joven para querer aspirar a seguir estudiando y Erwin, en cambio, creía que era muy joven aún para querer sentar cabeza y empezar una familia con ella cuando en su mente solo existía su carrera profesional.

Marie terminó con él una relación larguísima y a sus ojos, en su momento, creyó que exageraba, que volvería a él y esperaría a que él se sintiera satisfecho con sus metas, sin embargo, ella nunca lo hizo y tres años después, la noticia de su matrimonio con Nile Dok llegó rápidamente a sus oídos gracias a sus ex compañeros de licenciatura, lo que terminó por renunciar dolorosamente a la esperanza de verla regresar.

Fue en ese momento que Erwin, con el ego completamente destrozado, tomó la decisión más irresponsable de su vida y en el periodo más bajo de Levi, lo atrajo a él de la peor forma.

Sabía que había alejado a Marie por razones demasiado superficiales y que fue egoísta al no querer lidiar con los distintos problemas que estaba teniendo ella con toda su situación familiar y económica.

Entendió también que Nile, siendo amigo de ambos por mucho tiempo, siempre estuvo enamorado de ella y cuando tuvo la oportunidad, le dio todo lo que él le había negado.

Y por todo lo superficial que Marie no podía darle, como alimentarlo intelectualmente y tener ambiciones similares, se convenció a sí mismo que Levi Ackerman era el compañero que necesitaba tener al lado y que mientras estuvieran alineados, nada malo podría pasar.

Los tres amigos cercanos a Erwin de la facultad de Leyes eran Hange Zoe, Mike Zacharias y Levi, pero él nunca les mencionó siquiera su pasado amoroso, aunque fuese como anécdota en medio de una borrachera. Incluso, después de muchos años, Erwin no fue capaz de contarle esa historia a Levi y era exclusivamente porque no quería verse débil ante nadie, ni siquiera ante su esposo, porque eso podría perjudicar en su camino al éxito.

Pero Marie conoció a ese Erwin vulnerable. Fue capaz de verlo muchas veces y su sensibilidad se había ido con ella.

Y así como se fue, volvió en el instante en el que sus ojos se reencontraron.

Una conversación de media hora fue lo necesario para que este Erwin más maduro y realizado, anhelara las mismas cosas que Marie le había pedido años atrás y que se le abriera la posibilidad con ella al enterarse que hacía dos años, con tres hijas por criar, Nile y ella habían decidido separarse definitivamente.

Y Erwin no perdió oportunidad en ir por aquello que deseaba.

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La presencia de Petra Ral en las oficinas de Paradis era tan sutil como la de Levi, con la diferencia clara de que era mucho más amigable, ganándose el cariño de todos desde el primer momento que hacía contacto visual con alguien. Era responsable, amable y, porque Erwin no era ningún ciego, tenía una belleza no tan exagerada, pero que en su conjunto la hacía lucir simplemente encantadora.

Hange y el rubio estaban nuevamente en esa sala de reuniones debido a la poca delicadeza de Levi para tratar con la única persona que estaba a su cargo durante su trabajo. Era la quinta vez en el año que entrevistaban candidatas para el puesto de secretaria y aunque luchaban por que el pelinegro escogiera personalmente a su empleada directa, este no mostraba ni un interés en siquiera tener una.

La mirada de la castaña viajaba entre la chica pelirroja y las hojas que tenía en sus manos con toda la información de ella, estudiándola para ver si encontraba algo que no encajara en su persona. Erwin suspiró sonoramente, cansado y le arrebató las hojas a la mujer para leer personalmente de qué iba la postulante y un dato llamó inmediatamente la atención del rubio, haciendo que su rostro se iluminara curiosamente, levantando sus perfectas cejas a la par.

- Señorita Ral, aquí dice que tiene una especialización en Psicología ¿Qué la hace postular a este puesto?

- Estaba haciendo el camino para llegar a estudiar Psicología luego de sacar mi licenciatura, pero... – la chica torció los labios en una sonrisa forzada y bajó la mirada a sus manos. – Cosas pasaron y no pude seguir. Hice un curso en línea de secretaría durante la pandemia y cuando vi que tenían una vacante, me pregunté ¿Por qué no?

- Es decir que no tienes experiencia como secretaria fuera de este curso. – Afirmó Erwin, acomodando sus codos encima de la mesa, juntando ambas manos y apoyando su mentón en ellas. Las mejillas de Petra se colorearon levemente.

- Sí, pero aprendo rápido, sé algo de leyes y soy bastante ordenada. – Se apresuró en decir, lo que hizo que ambos abogados se miraran de reojo por unos segundos y que la mujer botara todo el aire de sus pulmones.

- Debemos ser honestos contigo. – Habló Hange mirándola seriamente, Petra solo se mantenía atenta a lo que cualquiera tuviera que decir. – De trabajar aquí, no será para alguno de nosotros, sino para un colega bastante... peculiar. – La chica ladeó levemente su cabeza y la observó confundida. – No sé si justamente necesitemos a alguien sin experiencia...

- Hange, debemos aceptar que el problema no ha sido que las secretarias anteriores carecieran de habilidades para hacer su trabajo. – Interrumpió Erwin, volviendo su vista a la información de Petra. – La clave es saber si tienes paciencia.

- Y si cumples con los excéntricos estándares de Levi para que no se comporte como un patán, otra vez.

- Bueno, la señorita Ral luce bastante limpia. – Comentó Erwin como si apuntara a algo obvio, lo que descolocó a la pelirroja. – Tenemos que cambiar la estrategia ¿No te parece?

Los tres se quedaron en silencio unos largos segundos, incómodos. Erwin se percató en los ojos miel de la chica los observaba con curiosidad y sus labios se entreabrieron un par de veces, dudando en si debía decir lo que fuera que quisiera decir.

- Si debo tener la paciencia que se debe tener para cuidar a un niño problemático, creo que soy perfecta para el cargo. – Decidió declarar finalmente la chica, enderezando su postura y demostrando determinación en sus ojos. Erwin y Hange volvieron a intercambiar miradas, esta vez incrédulas. – Perdón que lo diga, pero siento que estoy hablando con una pareja de padres que no saben qué hacer con su hijo.

Hange lanzó una risotada que de seguro se escuchó por todo el piso luego de otro breve silencio.

- El puesto es tuyo. – Aseguró la castaña, acomodando sus anteojos. – Pero asegúrate de nunca decir algo así delante de Levi.

- ¿Qué? – Exclamó la joven mujer, sin entender nada.

- Empiezas mañana a las 8:00 A.M. – Explicó Erwin poniéndose de pie, Petra lo imitó aún atontada y se encontraron frente a frente, haciendo más visible la diferencia en sus estaturas y el rubio le regaló una cálida sonrisa. – Tengo un buen presentimiento contigo, Petra.

- Contamos contigo. – Agregó la castaña, posicionándose al lado de la chica, deslizando su brazo amistosamente sobre sus hombros. – Si no aguantas a Levi, no dudes en venir hacia mi porque en serio ya me agradas y sería una lástima que nos dejaras pronto.

- Gracias por la oportunidad y la confianza. – Respondió Petra sin cambiar la expresión llena de dudas en su rostro, pero mostrando finalmente una tímida sonrisa.

El rubio también se percató desde el primer día de que Petra Ral era sumamente fácil de leer, lo que le daba la confianza suficiente para poder conocer cada una de sus intenciones y seguir manteniendo todo bajo control.

O eso creía.

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Erwin nunca le pudo confesar a Marie que estaba casado, como tampoco pudo decirle a Levi cuál fue la razón real de su propia separación. No era que esperara juicios por parte de ambos, pero sentía vergüenza y culpa por la situación que creó para los tres. Aún así, fue incapaz de serle infiel a su esposo, aunque muriera por dentro cada vez que desaprovechaba un encuentro más con la mujer de sus sueños.

La primera discusión que buscó luego de meses de estar evitando a Levi no salió como había planeado por dos razones: Una era que el pelinegro no fue capaz de llenarlo de preguntas o recriminarle algo, lo que fuera, para entender qué sucedía entre los dos. La otra razón fue que no fue hasta entonces que se hizo consciente del daño que le había hecho a Levi.

Ojalá hubiera sido solo el romperle el corazón poco a poco, pero no, el pelinegro era un ser aún más complejo, con mil problemas que fueron ocultos por muchísimo tiempo en lo más profundo de su mente. Erwin estaba acostumbrado a enfrentar a las personas con hechos, pero no era capaz de hacer lo mismo con Levi porque eso haría que su propia culpa aumentara aún más.

Y porque ver al hombre sumido en un silencio desesperante, hirió más al rubio de lo que alguna vez se imaginó.

Fue una mañana temprano, después de haber estado toda la noche en su oficina trabajando en un caso que volvió a encontrarse con Petra Ral en el área de descanso del piso en donde trabajaban él, Levi y Hange. Había olvidado el pasar del tiempo y que la chica había logrado permanecer 7 meses bajo el mando del hombre, por lo que su presencia lo sorprendió por unos momentos.

- Señor Smith, buenos días. – Saludó con entusiasmo y sorpresa la pelirroja, haciendo una pequeña reverencia, interrumpiendo su tarea en la cocina. Erwin no dejó pasar el detalle que estaba preparando té para dos. – Ha pasado un tiempo.

- ¿Qué haces tan temprano aquí? – Preguntó juntando sus cejas y mirando su reloj de su muñeca que marcaba las 07:43 A.M exactos.

- Preparo el desayuno para el Señor Ackerman. – Contestó sin inmutarse, concentrándose nuevamente en la preparación de las bebidas, dándole la espalda. - ¿Desea que le prepare una taza de té o café?

- Café, por favor. – Dijo atontado por la falta de sueño y observó cómo la chica sacaba de uno de los estantes una tercera tasa y café. - ¿Levi ya llegó?

- Él siempre está aquí antes que yo, señor. – Claro, pensó. Petra le sonrió levemente, pero sus ojos se mostraban completamente distintos, era una mezcla de preocupación y pena. – La señorita Zoe tenía razón, es un hombre bastante peculiar.

- Lo es. – Afirmó, cargando su cuerpo en una de las mesas que estaban al otro lado de la habitación. - ¿Cómo te ha ido con él?

- Bien, supongo. – Respondió soltando un suspiro y se acercó a él y extendiéndole la taza humeante de café. Erwin le agradeció y la chica volvió al mesón. – No habla más de lo necesario.

- Ha sido así el último tiempo. – Dijo sin pensarlo mucho, llamando la atención inmediata de la joven y lo observó expectante, esperando a que dijera algo más. - ¿Estás intrigada?

- Estoy preocupada. – Confesó firmemente, luego arrugó su entrecejo y lo observó acusadoramente. – No sé qué le estará pasando ni sé si deseo saberlo, pero necesita terminar con lo que sea que le está haciendo daño.

Erwin sostuvo su mirada, pero sin demostrar la misma energía que ella, dándole una impresión despreocupada, supuso, porque se le notaba claramente molesta.

¿Por qué era ella quien le hacía la escena? Siendo que no tenía ni idea de lo que estaba sucediendo, era esta desconocida la que le recriminaba y le hacía ver el dolor de su esposo.

Petra terminó rápidamente de preparar la bandeja que llevaría, colocó en un plato rebanadas de pan, junto a las tasas de té. Sin decir ni un comentario más y al no recibir respuestas por parte de él, solo pasó por su lado sin mirarlo, dispuesta a salir de la habitación.

- Sigue haciendo lo que estás haciendo, Ral, por favor. – Dijo antes de que la chica cruzara el umbral de la puerta, deteniéndola, pero no logró que lo encarara. – Si has logrado que tolere tu presencia y tus atenciones, es porque...

- Es porque no le importa, señor Smith. – Interrumpió, su pequeño y delgado cuerpo tembló ligeramente y reforzó el agarre de la bandeja que estaba sosteniendo. – Cuando dije que no habla más de lo necesario es porque es así. No he hecho más que mi trabajo estos meses y no he recibi...

- Nada de esto es parte de tu trabajo. – Cortó levantando su voz ligeramente, para recordarle a la chica que justamente era con Erwin Smith que estaba hablando. – Si quieres limitarte a organizar su agenda y contestar llamadas, hazlo. No tienes por qué forzarte a ser considerada con Levi, menos si él no te da nada a cambio.

- Claramente no tiene ni idea de lo que está pasando. – Vociferó para terminar riendo irónicamente y lo miró finalmente, juzgándolo por quién sabe qué, pero Erwin no creyó que vería una expresión como esa en el dulce rostro de Petra. – El señor Ackerman está mal. – Dijo remarcando sílaba por sílaba las últimas palabras, exasperada. - Sufre de insomnio, bebé té y whiskey todo el día y no se preocupa ni siquiera de comer algo decente por la pila eterna de trabajo que se esfuerza tanto por mantener, sobre exigiéndose cada día más.

Esas palabras fueron lanzadas a quemarropa y un balde de agua fría para el rubio.

Él conocía el comportamiento de Levi. Siempre tuvo problemas del sueño y era sumamente difícil verlo comer en público, saltándose muchas veces los horarios e incluso demoró años en sentirse en confianza con él para compartir relajadamente una cena. Para Erwin, el trabajo y el té eran parte de las pasiones del Ackerman, eran partes innatas en él que nunca se detuvo a pensar en si estaba bien o no, porque él mismo desaparecía días por los deberes que tenía.

Sin embargo, a Petra Ral le tomó solo unos meses ver lo que él no fue capaz de reconocer en 12 años, poniendo mil cuestionamientos al estilo de vida que ambos habían decidido seguir y que normalizaron por tantos años.

- ¿Cómo es que sabes todo eso? Y ¿Por qué te importa tanto? No son nada el uno para el otro... - Preguntó descolocado, sin entender la lógica de la pelirroja.

- A veces no necesitas tener un lazo con otra persona para sentir compasión y empatía por ella. – Explicó y Erwin vio su indignación en todo su rostro blanquecino y sus ojos acuosos por la afirmación descabellada que había lanzado para después agachar su cabeza, fijando su vista al suelo. – Ver a alguien en ese estado duele y no me puedo quedar de brazos cruzados cuando quiero que ese dolor se detenga.

¿Podría considerar que Petra tenía una verdadera vocación para servir? Quién sabe. Pero esa naturaleza en su motivación por ayudar le estaba dañando el ego enormemente y aunque no quería reconocerlo, esta chiquilla le estaba dando la lección de su vida, al punto de noquearlo con lo que él creía era su debilidad.

- Intentaré hablar con Levi un día de estos. – Dijo después de no sabía cuánto tiempo de quedarse en completo silencio. La chica levantó su rostro, mostrando una expresión difícil de descifrar. – Continúa haciendo lo tuyo como has hecho hasta ahora. – Y su confianza, determinación y decisión regresaron completamente a él e intentó traspasárselas a la chica que tenía en frente al afirmar. - El resto déjamelo a mí.

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Días después Erwin llegó al apartamento que compartía con Levi con la intención de finalmente enfrentarlo y hacer lo correcto en lo que respectaba a su vida sentimental y marital.

El contraste de ambos siempre fue notorio en cada aspecto de sus vidas, siendo lo único que los unía sus personalidades tranquilas y centradas y esa noche no fue la excepción.

Como era de esperarse no hubo discusiones, ni preguntas, ni intentos de ruegos. Levi estaba sentado en el sofá, claramente más cansado, más delgado y derrotado, leyendo palabra por palabra lo que decía la solicitud de divorcio. En realidad, no existían detalles importantes que analizar, ya que se aseguraron desde un principio tener sus bienes por separado y no existía nada que los uniera más allá del trabajo.

Y ahora, después de un año de haber separado sus caminos, no los uniría ni siquiera las extensas horas de planificación de defensas ni las noches enteras que compartían estudiando e intercambiando consejos. Erwin perdía a su mano derecha y compañero de ''crímenes''.

Por primera vez se sentía inseguro por lo que iba a pasar con él a futuro, pero no podía negarle su libertad a un hombre que la necesitaba con todas sus fuerzas para finalmente encontrarse a sí mismo.

Porque Erwin le había mentido a Petra cuando le prometió que hablaría con él para ayudarlo. Él no era así de desinteresado ni sincero, pero al menos podía asegurar que haber encontrado una persona como ella para Levi fue la mejor de las suertes para salir sin más remordimientos de los que ya tenía debido a su pequeño gran error.

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¡Hola a todos!

Dejo el segundo capítulo aquí, como siempre trasnochando, pero con más tiempo libre para escribir todo lo que quiera, ya que al fin estoy de vacaciones.

Como dije anteriormente, esta historia está avanzada, por lo que no debería demorar más de una semana en subir una nueva actualización.

Hasta entonces, espero sus comentarios, favs y follows.

Que estén muy bien y nos estamos leyendo.

Cariños.