CAPITULO 5: INSULTO
POV ISABELLA
Me sorprendió la forma decidida que lo decía, espero en algún instante ser igual. Solo asentí con mi cabeza. Entonces di mis primeros pasos hacia adelante, para poder alejarme del lugar. En todo mi recorrido personal, solo vi algunos empleados que inmediatamente me veían solo me lanzaban miradas de rareza. Es probable que no me hayan reconocido. Continúe con mi tour personal, hasta que de alguna manera llegue a un gran jardín, es hermoso. Sin embargo, al costado se veía como una pequeña casa de dos pisos. Comparada con la mansión este lugar se veía mejor. había una pequeña casita. Parecía algo acogedor, estaba a punto de ir hasta que escuche que una muchacha me grito:
- ¿Qué haces tú aquí?
- ¿Disculpe? – mencione para darme vuelta y tratar de disculparme
La chica rubia que se podía decir que algo más alta que yo, se acercó a mí con molestia y se paró de frente para hacerme ver su ceño fruncido. Tenía un uniforme, parecido al de mi casa. Supe que es una empleada con algo de rango.
- Muchacha, tú debes ser la nueva – comento para verme de pies a cabeza. Sé que no estoy tan presentable pero no es la forma de hablarle a una persona. – Eres una distraída, no duraras mucho.
Me quede sorprendida por los gestos y la forma en que se conducía, pero ¿Quién es ella? Me sentía incomoda y cuando estaba dispuesta a retirarme, me tomo del brazo y para jalarme hacia adentro de la mansión.
- Está cometiendo un error, y no es manera de tratar a alguien así – hable para que me soltara del brazo.
- No te hagas la interesante muchacha – dijo para sacudirme un poco y hacerme entrar a una pequeña habitación. – entra y cámbiate de una vez, tenemos que servirle la merienda al señor Cullen
- ¿Qué? ¿Cómo dijo? – pregunte una vez más estando dentro de la puerta. – Entiendo que no me conozcas, pero yo soy Isabella Swan
- No me interesa quién eres – me increpo para tomar el uniforme de sirvienta y tratar de ver si me quedaba – Rayos, esto no te va a entrar es muy grande, ahora regreso
Me quede sola en la habitación, para ser de la servidumbre está en muy condiciones, me gusta que piensen en el personal. Estaba a punto de irme, pero volvieron a entrar.
Sin embargo, es otra chica que entro, se le veía más amable; ya que me vio con algo más de paciencia.
- Logré escuchar los gritos desde afuera, entonces preferí ayudarte yo, disculpa a Irina
Tenía una voz dulce parecía que es nueva en el trabajo también. Ella me vio de pies a cabeza y luego vio el uniforme que traía en las manos. Entonces suspiro un poco.
- Al parecer tenía razón, Irina. No te va a quedar el uniforme – decía mas así misma que para mí – pero descuida lo arreglaremos, a pesar de que soy nueva también puedo solucionar estas cosas
- Pero no tienes que hacerlo porque yo no… – volví a comentarle para ver si ella lograba darme el tiempo de explicar
- Descuida, seguro en la agencia cambiaron tus medidas, siempre pasa, pero no te preocupes aprovechemos que tienes la blusa blanca.
Me hizo girar y me coloco un delantal tan grande que cubría desde mi cintura hasta mis zapatos. Me amarro el cabello con algo de fuerza haciéndome una coleta, sé que mi cabello puede ser algo difícil. Me observo un poco más para decirme que ya estaba lista.
- Si te detuvieras a escucharme… - volví a decir, pero la chica no escuchaba porque de golpe entro nuevamente Irina que nos veía con poca paciencia. Ella perfectamente peinada y teniendo un uniforme impecable con zapatos de taco siete. Nos sacó a puros gritos para caminar renegando por todo el pasadizo. Angela por más que se disculpaba ella simplemente la ignoraba. Se negaba a prestar atención y yo no podía zafarme de su agarre.
Nos llevó arrastras de la cocina pasando por varios lugares que no había tenido el tiempo de observar. Estábamos a la vista de todos los empleados que solo podían dar un paso al costado cuando pasábamos y comentar en murmullos el espectáculo que estábamos siendo protagonistas. Subimos por unas escaleras anexas y llegamos a una segunda planta donde se hallaba una terraza enorme, la cual apenas le eche un vistazo porque cruza el único acceso a ella como un rayo. ¿Por qué no vi este lado de la casa? Me pregunte en el instante que Irina volvió a sacudirme porque me estaba retrasando. No me sentí avergonzada, pero incomoda sí. Me molestaba que no me dieran el tiempo de corregirla para que quizás no haya problemas después. Sin embargo, el tiempo se acorto a cero cuando nos detuvimos ante una puerta de madera tallada de un color marrón caoba, tenía pigmentos chocolate con pequeños toques marrones.
- Pase – escuche desde adentro.
¡Rayos! No me di cuenta de que dejé de discutir cuando pasábamos la terraza. Por un intento más, trata de zafarme, pero eso solo hizo que entrara atropelladamente al lugar. Me quede asombrada por el lugar. Este es muy distinto a los ambientes de abajo, una habitación de color blanco, tan lleno de vida. Había varios recuadros y algunas esculturas muy hermosas. A simple vista podía ver algunos sillones con algunos juguetes. Me quede intrigada hasta que de pronto escuche a Irina.
- Señor, buenos días.
Su voz cambio completamente parecía como si quisiera llamar su atención de una manera muy diferente.
Yo me di vuelta para ver donde estaba el señor Cullen, pero no lo vi hasta que sacudió un poco más su periódico. Se encontraba sentado en el sillón más lejano de la puerta, con una postura algo seria. Al frente de él había una mesita con un juego de té. La respectiva tetera de porcelana, la taza blanca y más hermosa que había visto, incluido el platito que le acompañaba del cual solo tenía dos galletas.
- Las disculpas…
- No me interesa escuchar sus disculpas sino la forma en que lo solucionara para que no se repita – su voz salía incluso más seria de lo habitual.
- Es la nueva sirvienta, señor Cullen. Pasará más tiempo conmigo para enseñarle cada rincón de la casa.
Continuo para verme y empujarme un poco más adelante. A penas mis pies se movieron y casi me tropiezo. La voltee a ver porque no soportaba un empujón más.
- No me empujes
Salió de mis labios haciendo que el señor Cullen moviera un poco su periódico para llamar la atención de todos. Se aclaro la garganta y musito con mucha determinación.
- También habrá que enseñarle modales, aquí no nos gustan las señoritas respondonas – comento para agitar un poco el pie.
Irina enarco una ceja ya que voltee a verla y traía un rostro de agrado que me daba mucho coraje. La voz del señor Cullen volvió a retumbar en la amplia habitación capturando la atención de todos.
- Entendió, ¿Usted señorita? – menciono para colocar su periódico a un lado
Por un instante pensé que me había visto pero había recorrido con la mirada la dirección de su periódico y luego agacharse para acercarse la taza que estaba al frente. En cuanto la sostuvo, y a penas sus labios rosaron la taza, deslizo sus ojos hacia mi dirección.
Solo una fracción de segundo se quedó atónito para luego pestañear y sin querer derramar un poco de té al piso. Al instante retrocede con todas sus fuerzas alejando la taza con el líquido lejos de él. Se vio rápidamente la ropa y felizmente no se había ensuciado. Sentí la tensión en cuanto dejo la taza rápidamente y se puso sobre pies con tal fuerza que las personas que iban ayudarlo se detuvieron en el proceso. Me vio fijamente y pude notar que su respiración comenzaba a sonar fuerte. Baje la mirada ya que es muy intimidante y entonces escuche las palabras más rudas que pude escuchar de una persona de clase.
- ¿Quién mierda permitió esto?
Sus pasos comenzaron a andar hacia mi dirección. Rápidamente moví mi cabeza a un lado porque no me iba a gustar lo que iba a venir. Podía pensar en su rostro molesto, ese ceño fruncido que hacía parecer que solo llevaba una ceja y esa vena que se le notaba por la cien. Cerré mis ojos con fuerza porque sabía que me diría algo.
- Qué alguien me dé una buena explicación, ¡¿Qué clase de insulto es este?! Me lo va a explicar de una buena vez
Los murmullos de los empleados comenzaron a hacerse más fuerte y eso me hizo distraerme para saber la distancia que se encontraba el señor Cullen de mí, hasta que su murmuro al pasar por mi costado me hizo dar un brinco.
- Cuando te dije que quería verte con una ropa diferente, no me refería a esta.
Al pasar por completo de mi lado, yo abrí los ojos como platos y volteé a verlo para ver a que dirección tomaba esta vez. Se paro delante de las dos señoritas que me habían acompañado y gritando empezó a llamar al señor John. No tengo la menor idea de cómo pudieron encontrarlo, pero vino a los pocos minutos, aunque el señor Cullen ya estaba mostrando el poder que tenía en la casa, gritando.
- Señor Cullen… - comento el mayordomo perdiendo las ganas de querer terminar la frase; ya que alcanzo a verme – no puede ser.
El león comenzó a caminar de un lugar a otro, mientras escucha atentamente las cosas. Estaba furioso, sé que lo conozco a penas unos diez minutos, pero puedo decir que ese hombre vive teniendo estos problemas y resolviéndolo a gritos.
- Explícame ¿Cómo llego ella aquí? Y ¿Vestida de esta manera?
- No tengo respuesta para eso, señor Cullen, pero ya mismo lo modificamos
Note como se paró en seco para abotonarse su saco y viendo fijamente a Irina comento:
- Claro que lo modificaran, porque alguien va a hacer despedido.
- Señor Cullen por favor, disculpe mi torpeza. Sé que el uniforme no es el adecuado – contesto Irina preocupada por su puesto de trabajo.
El apenas descanso su vista porque pestañeo dos veces para aspirar de aire y botarlo
- ¿Crees que esto es por la ropa? ¿Por el tema de etiqueta?
- Si… - arrastro las palabras y de lo que estaba convencida, cambio a estar dudando.
Hasta yo cerré los ojos un poco, al notar que contorneo los suyos y vi sus manos cerrándose como puños. Ahora comprendo, no es bueno equivocarse con el señor Cullen.
- ¡MIERDA! ¡ELLA NO ES EMPLEADA, VA A HACER MI ESPOSA! ¡Y ENCIMA TE HAS ATREVIDO A EMPUJARLA!
En ese instante las dos señoritas voltearon a verme mientras yo solo me quedaba quieta esperando que esquivaran miradas porque me incomodaban. Sobre todo, la forma en que estaba Irina conmigo. Angela inmediatamente me vio y agacho la vista para darme un saludo con la cabeza parte de los protocolos que teníamos. De pronto, una voz femenina se acerca alzando un poco la voz.
- ¿Pero que tanto escandalo hay aquí? No ven que este es el cuarto del señor Cullen…
La señora lo quedo viendo y poco a poco fue guardando silencio, ya que le tomo unos segundos entender las cosas que estaban pasando. Suspiro fuerte trato de hacerlo calmar. Moví mi cabeza para ver que quien se trataba, pero la espalda del señor león no me dejaba ver nada. Solo podía escuchar cómo les decía ambos. ¿No son ustedes los reemplazables de toda la casa? Tanto el mayordomo como la ama de llaves, ambos incompetentes.
Ni mis padres habían sido tan rudos, me perdí en mis pensamientos tratando de recordar si alguna vez los escuché hablar con la servidumbre de esa manera, pero nada llegaba a mí. Solo podía ver el rostro de Angela, sumamente preocupada, debajo de esos lentes solo estaba una mirada con mucha tensión por el regaño que estaba recibiendo. A comparación de Irina que debes en cuando me lanza unas miradas que querían ahorcarme.
- Bueno, ya que estas personas no me sirven, están despedidas – hablo súbitamente el león
- Señor Cullen, la señorita Irina lleva dos años con nosotros – alego el mayordomo para poder cuidar a su personal – y la señorita Angela es un miembro recién por favor considérelo.
Por un instante me vi siendo tan ajena a la situación y a la vez tan cercana. Como la historia que viví esta mañana. Todos tomando una decisión pasando sobre las cosas que yo quería. Sin nadie dejarme hablar o escucharme. Solo ver como las personas tenían todo acomodado para mí.
- De acuerdo, no te despediré – la chica sonrió como si le hubieran dado un aumento – pero si vuelves a cometer alguna tontería como esta, ni si quiera tendrás tiempo de poder refutar porque tu carta de despido estará en tus manos.
Ella dio una ligera inclinación para poder dar un paso hacia el costado y hacerle ver que estaba Angela con las manos juntas hacia adelante con todo su cuerpo comprimido.
- Tu no me sirves, lárgate
- ¡No!
Comente antes que diera un paso adelante. No me percate que mi acción fuese más rápida que mi pensar. Capture la atención de todos y sobre todo del león que traída las ganas de querer ahorcar a cualquier. Tenía el corazón en la boca porque ahora la atención estaba hacia a mí. El león se movió un poco para poder verme con curiosidad e intriga. Yo instintivamente tome un poco de mi cabello, esperando que alguien comentara un ¿Qué? Pero nadie se atrevió a decir nada. El señor Cullen me vio y colocando una mano en su bolsillo se paró con mayor presencia para con la otra mano moverla indicando que prosiguiera.
- Yo… no quiero que la despida
- No soporto los errores – comento de pronto para verme algo curioso. ¿Me estaba probando?
Puse mis labios en forma de una línea, no me atrevía a contradecirle, pero entonces él se puso con una postura más amable y comenzó a acercarse solos dos pasos hacia mi dirección.
- Me gusta que mi personal trabaje de manera correcta y no equivoca.
- Si es así… entonces Irina no debería tener una segunda oportunidad – susurre un poco, pero sé que todos los escucharon
- Me quieres decir que si despido a una tengo que hacerlo también con la otra – afirmo para verme algo desafiante, me estaba sintiendo incomoda con esto.
Aprete un poco el mandil que tenía en mis manos sin darme cuenta de que ya había bajado mis manos.
- No, solo quiero comentar que… todos nos podemos equivocar. Ante esa perspectiva, Irina teniendo más años aquí, debió ser responsable, pero… - mi voz se apagaba cuando sus ojos los ponía inflexibles y me hacían sentir más pequeña esquive la mirada y continúe -. Aun así, me trajo aquí como sirvienta, sin escucharme.
- Sé más directa, por favor, no puedo perder más tiempo con esto
Solo comento para colocar sus brazos cruzados y así verme más poderoso antes todos. Si él sabía que ganaría esta batalla, pero no quería dejar interceder por parte de alguien que la venia indefensa, aunque la más indefensa del lugar fuese yo.
- Ambas pueden equivocarse indistintamente si tienen años de servicios o no. Es mejor verlo que… - arrastre las palabras porque trataba de acomodar mis ideas para poder expresarme mejor, pero al parecer, ya estaba siendo muy paciente y se le acaba eso dentro de poco – Irina puede seguir mejorando y Angela puede seguir aprendiendo.
- ¿El mejorar y aprender por cuanto tiempo le bastara? ¡Cuánto tiempo le servirá esa frase para que no fuesen despedida!
- Nadie nace sabiendo y tampoco manejando todo a la perfección.
Termine por decir para verlo un poco. Suspirando para que no me vea con ganas de querer botarme a mí también, ya que al parecer no tengo a ningún lugar donde ir. Dudo mucho que Rene me reciba después que prácticamente me botaron de mi propia casa y el poco dinero que tengo no me alcanzaría si quiera para pagarme un cuarto. Es un problema no tener a nadie.
- Está bien – se giró a sus pies para ver a ambas señoritas y musitar – no van a ser despedidas, agradezcan a la confianza que les ha depositado mi esposa a ambas.
Me quede sorprendida, no pensé que lograría hacerle cambiar de opinión. Fue entonces que tan solo girar la cabeza hacia la derecha volvió a decir.
- ¿Qué tiempo te parece que estuvieran aprueba?
- Pues…
- Soy un hombre de negocios – dijo rápidamente – todo debe tener una tasa de resultados. Todo se mide por resultados.
- Dentro de tres meses – solté de pronto porque ya no quería continuar con la conversación. Sentía que ya no iba a sostenerla por mucho tiempo más y de nuevo me volvería a quedar muda.
- Perfecto, tiempo suficiente para que ayuden realizar los preparativos de la boda.
Una vez más quede sin aliento, ¿Él dijo boda? En realidad ¿Menciono la palabra? Yo me volví a quedar muda y perpleja. Mi tiempo de valentía se agotó con lo último que acaba de decir para poder volver a sumergirme en el silencio y solo ver lo que sucedía.
- Y pensar que ella va a ser tu sucesora
Hablo el señor Cullen para ver a la señora que aún seguía sin saber quién es, refiriéndose a la chica rubia. Paso a un costado del señor John y solo indico que no podía volver a estar en este lugar y que de una vez me presenten. En cuanto se fue, todo pudieron botar un suspiro, pero fue entonces que me deje caer en el sillón que estaba a mi lado, el más cercano para poder descansar un poco. La señora se acercó a las chicas para darles indicaciones y el señor John se adelantó para darme el encuentro.
- Señorita Cullen ¿Se encuentra bien? ¿Quiere un vaso con agua?
- No, solo quiero ir a mi recamara, por favor – comente cuando mis pulmones se llenaron de aire y luego lo bote con lentitud.
- Si señora, yo la acompañare… y, antes que nada, gracias por lo que hizo
Me sonrió y sentí que alguien podía ser más amable de lo que en un inicio fue, alguien que solo estaba cumpliendo el protocolo ahora estaba siendo genuinamente amable. Yo solo asentí porque sabíamos lo difícil que podía sostener la conversación con el león, no me sentí la presa por completo, porque quizás yo no estaba siendo el foco de atención pero si pude percibir el poder que tenía el señor Cullen, los demás podrían parecer sus gacelas pero yo soy su cordero, cumpliendo las mismas función de ser sumisa, de seguir lo diga y mande con la única diferencia que yo llevo su apellido y quizás merecía un poco más de respeto y distinción del resto.
Buenas buenas a todos! Quiero agradecerles por el aprecio que le tienen al fic. Les comento que cada semana actualice dos capítulos. Así que me gustaría seguir viendo sus comentario. Muchas gracias por el apoyo!
Un dato: Lo adicionales son extras que estan para completar un poco mejor el punto de vista de cada personaje
