Capítulo 11

A pesar del oscuro recordatorio del conocimiento en su cabeza que tenía sobre los Horrocruxes, Harry adoptó una rutina en Grimmauld Place: Moody era generalmente el que venía y entrenaba con él, ya que estaba retirado de la fuerza de aurores, pero Harry todavía tenía visitas regulares de tanto Tonks como Kingsley cuando estos podían dedicar una parte de su tiempo en él. Estaba progresando a pasos agigantados, trabajando para que usar su magia sin varita fuera tan fácil como respirar, aprendiendo todo tipo de hechizos y tácticas de los tres aurores. Era el tipo de entrenamiento que siempre había imaginado que Dumbledore le daría, una vez que estuviera claro que Harry se enfrentaría a Voldemort sin importar cuánta gente quisiera mantenerlo a salvo.

Dumbledore todavía lo estaba evitando, asegurándose de que no se le permitiera a Harry acercarse a las reuniones de la Orden, y de que no se quedara más tiempo del necesario. Harry se preguntó si estaba cuestionando a los aurores sobre sus sesiones de entrenamiento; se preguntó qué le estaba diciendo el trío al director. Conociendo a Moody, él le estaría diciendo a Dumbledore por dónde meter sus preguntas.

Cuando no estaba trabajando con los aurores, Harry todavía se mantenía ocupado; él y Remus devoraban sistemáticamente la biblioteca Black por cualquier cosa que pudiera ser útil. Todavía no habían encontrado mucho sobre magia del alma, y nada sobre horrocruxes, pero Harry había encontrado muchos hechizos y teorías interesantes que Harry reservó para dedicarle más tiempo en otro momento. No todo lo que había en esa biblioteca eran Artes Oscuras sedientas de sangre.

Aun así, no le mencionó nada a Hermione sobre los tipos de libros que estaba leyendo. Definitivamente no estarían en la lista aprobada de la biblioteca de Hogwarts, y ella se enfadaría. O le pediría que se los envíe.

De manera preocupante, Hedwig había regresado de Hogwarts con las últimas cartas de sus amigos, algo ásperas en los bordes, con las plumas arrugadas y una mirada molesta en los ojos. Parecía casi como si la hubieran agarrado. Pero las cartas estaban selladas y sin estropear, así que Harry se olvidó del asunto.

Sus días se estaban volviendo más completos y él no podría estar más feliz por eso. La señora Weasley todavía pasaba por allí con regularidad, generalmente con comida, pero Harry estaba empezando a acostumbrarse a sus quejas. Tenían una especie de tregua; él no intentaba entrar en las reuniones de la Orden, y ella fingía no escuchar nada sobre la magia que estaba aprendiendo. Tampoco preguntaba si había salido al Londres muggle de nuevo o a cualquier otro lugar.

No es que Harry saliera mucho. Realmente no tenía a dónde ir, no quería mostrar su rostro en ningún lugar mágico, y la idea de salir al mundo muggle había perdido su brillo una vez que se dio cuenta de que no tenía a nadie con quien compartir las experiencias. Sirius todavía estaba confinado en Grimmauld Place, y Harry se sentía mal por dejarlo atrás. En cambio, tenía una lista mental de actividades que podía hacer con su padrino cuando el hombre estuviera libre. Y otra lista, de cosas muggles para presentarles a los gemelos algún día, cuando se sintiera particularmente necesitado de caos. Estaba ansioso por ver cómo reaccionarían ante un cine.

Así que se batió en duelo con los aurores, y leyó libros sobre magia oscura y dudosamente legal, y él y Sirius destriparon sistemáticamente a Grimmauld Place de todo su empapelado descolorido y su extraña decoración de sangre pura. Con la promesa de destruir el relicario de Regulus, Kreacher era prácticamente un elfo nuevo y estaba feliz de servir la mayor parte del tiempo. Él y Sirius todavía no se llevaban bien, pero ya no se insultaban abiertamente, y Kreacher no tuvo reparos en dejarlos mover muebles o levantar alfombras o pintar paredes. Harry supuso que ahora le había asegurado al elfo que no iba a tirar nada importante, solo ponerlo en las bóvedas, era más fácil para Kreacher aceptar los cambios.

Y así, el tiempo pasó. Harry aprendió a ser más abierto con su magia sin varita, ahora que ya no tenía que esconderla. El Profeta parecía haberse aburrido de burlarse de él ahora que estaba casi ausente del mundo mágico, prefiriendo arrastrar el nombre de Dumbledore por el barro. Eso estaba bien para Harry; si a Dumbledore le importaba, él mismo podría hacer algo al respecto.

Actualmente era viernes por la tarde, que era el día libre habitual de Tonks, lo que significaba que estaba en Grimmauld, poniendo a Harry a prueba en un combate cuerpo a cuerpo.

—No siempre puedes confiar en tu varita —le dijo, luego vaciló—. Quiero decir, ya sabes. Tu magia. Definitivamente tienes la ventaja, con tu magia sin varita, pero nunca sabes a qué te puedes enfrentar. Además —agregó, sonriendo con malicia—, la mayoría de las personas criadas por la magia, especialmente los sangre pura, son inútiles en una pelea física. Nunca saben qué hacer cuando alguien directamente golpea en el rostro.

Harry tuvo un vívido flashback de Hermione golpeando a Malfoy en su tercer año y se rió.

—Razón suficiente para mí —gorjeó, levantando los puños para protegerse la cara.

—Cuida tus pulgares, los romperás así —corrigió Tonks, estirando la mano para ajustar las de Harry. Él, que estaba mucho más acostumbrado a esquivar y correr más que a contraatacar, escuchó con atención.

No esperaba que Tonks, con su naturaleza jovial y su torpeza general, fuera tan buena en las peleas al estilo muggle como lo era. Cuando él dijo eso, ella sonrió.

—Mi abuelo, del lado paterno obviamente, estaba en el ejército. Le enseñó a papá cómo lanzar un golpe adecuado y lo puso en clases de boxeo cuando era un adolescente. No quería que confiara demasiado en su magia, dijo que lo volvía perezoso. Papá realmente no quería que yo aprendiera a pelear, pero, ah, cuando comencé a meterme en peleas a pesar de todo, le dijo a mamá que era mejor si al menos sabía cómo hacer las cosas correctamente —dijo con una sonrisa tímida. Harry aún no había conocido a Andrómeda Tonks, pero había escuchado mucho sobre ella tanto de Tonks como de Sirius, y no podía imaginarla feliz de que su hija peleara como una muggle.

—Ella estaba contenta de que yo tuviera un lugar donde poner toda mi energía —dijo Tonks, esquivando el golpe que Harry le lanzó, apuntando una patada a su muslo—. Papá y yo nos las arreglamos para conquistarla cuando logramos entrenar mis habilidades de metamorfomaga también, aprender a luchar en diferentes formas y tamaños. Por supuesto, siempre fui un poco torpe cuando estaba en un cuerpo al que no estaba acostumbrada.

—¿Cuál es tu excusa ahora? —Preguntó Harry antes de que pudiera esquivar el ataque. Tonks lo golpeó con fuerza en las costillas.

—¡Cúbrete! —regañó ella, sonriendo— ¿Quién dice que este cuerpo tiene la forma correcta? —Ante sus ojos, ella se encogió varios centímetros, volviéndose delgada y como una niña abandonada. Ella esquivó su siguiente golpe, luego se transformó de nuevo, en la viva imagen del propio Harry. Harry se detuvo, atónito.

—¡No sabía que pudieras cambiar tanto! —Se quedó observando. ¿Era realmente, así como se veía él? ¡Ahora sí era lo suficientemente alto como parecer de quince!

—Oh, sí —confirmó Tonks, volviendo a la forma que Harry conocía—. Se necesita concentración para sostenerlo, pero eso ya es viejo. Puedo hacer casi cualquier cosa con mi cuerpo si me esfuerzo lo suficiente.

Alguien con una mente más sucia que Harry podría haber hecho una insinuación al respecto. El hecho de que incluso lo considerara demostró que había estado pasando demasiado tiempo con Sirius.

—Apuesto a que fue un infierno en la escuela. Tratando de averiguar cómo realmente querías lucir. Ya es bastante difícil cuando estás atrapado en el cuerpo que tienes —Había escuchado a Lavender y Parvati quejarse sobre sus narices, su cabello y su piel; vio a las chicas ser intimidadas por tener senos demasiado pequeños o muy grandes o un poco más alrededor de la sección media. Incluso los niños no fueron inmunes a eso, especialmente cuando llegaron a la edad en la que empezaron a preocuparse por las opiniones de los demás. Había escuchado rumores durante su tercer año sobre el niño de séptimo año de Hufflepuff que prácticamente se había matado de hambre después de ser objeto de burlas por ser regordete. El solo hecho de escuchar el nombre del chico había hecho que Neville pareciera mareado durante semanas.

Tonks se quedó inmóvil, mirándolo con una expresión considerada, algo casi como aprobación en sus ojos.

—La mayoría de la gente me dice lo bien que debe haber sido poder lucir como yo quería —comentó—. Qué fácil debe haber sido conseguir una cita.

—Tengo la sensación de que no eras del tipo al que le importara una mierda impresionar a las citas, incluso entonces —señaló Harry, haciéndola reír.

—Suficientemente cierto. Nadie se molestó conmigo, de todos modos, todos pensaron que Charlie y yo estábamos saliendo. Como si alguna vez él pudiera estar interesado en otra cosa que no fueran dragones —Ella puso los ojos en blanco—. Incluso Molly comenzó a prepararse para que yo fuera su nuera, a los siete años. La confundió muchísimo cuando Charlie dijo que se iría a Rumanía, pero yo me quedaría aquí para entrenarme como auror. Ella todavía no sabe muy bien qué hacer conmigo —Tonks se encogió de hombros y se apartó de la cara su cabello púrpura, actualmente eléctrico—. Eres alguien inusual, Harry Potter.

—¿Gracias? —Harry no sabía si eso era un cumplido. Eligió tomarlo como uno de todos modos—. Sin embargo, tus poderes son realmente geniales. Es una pena que sea algo genético; me encantaría aprender.

—Apuesto a que darías un brazo por parecerte a cualquier otra persona que no seas tú, ¿verdad? —dijo ella a sabiendas.

—Si tan solo pudiera —suspiró Harry. Apartó el pensamiento; no tiene sentido querer cosas que no podría tener—. Espera, si se necesita concentración para cambiar, ¿tú, o sea, regresas a tu apariencia natural, o lo que sea, cuando estás dormida? —Harry no pensó que fuera educado preguntarle a Tonks cuánto cambiaba de su apariencia en el día a día, aparte de su cabello, obviamente. Por lo que él sabía, ella se veía completamente diferente cuando no estaba transformada. Sin embargo, lo dudaba, eso tenía que ser agotador, y no veía que Tonks estuviera tan concentrada en su apariencia.

—Se necesita concentración para cambiar, no para retenerlo; no se revierte si estoy dormida, pero lo hará si estoy agotada mágicamente —confirmó—. Y a veces si estoy enferma o con un montón de dolor, o si estoy inconsciente. Es por eso que Kingsley no me dejó salir de Sigilo y Rastreo con un pase fácil por mis poderes. Se aseguró de que pudiera mantener mi tapadera sin importar nada —Ella se encogió de hombros—. Además, paso la mitad de mi tiempo sin ser molestada —Ella captó la mirada de Harry, sonriendo con complicidad—. No me ofende si tienes curiosidad. Este es mi cuerpo natural, además del cabello. Oh, y mis ojos —Hubo un latido, y su cabello se volvió negro azabache y ligeramente ondulado, mientras que sus ojos se desvanecieron de un azul brillante a un gris tormentoso.

—Merlín, te pareces mucho a Sirius —espetó Harry. Ella se echó a reír.

—¡Eso es lo que mamá siempre decía! —Ella sonrió, volviéndose hacia su yo de cabello púrpura—. Pasé por fases, tratando de descubrir qué era lo que más me gustaba. Fui un niño todo el verano después del sexto año —Eso hizo que Harry arqueara una ceja—. Fue agradable, pero no es algo que haría de forma permanente. Solo de vez en cuando. Cuando quiero orinar de pie y todo eso.

Harry se atragantó.

—Esa fue más información de la que necesitaba, gracias.

Tonks se rió de nuevo.

—¿Te estoy haciendo sentir incómodo? —preguntó dulcemente, luego se rio—. Fue tanto para el beneficio de Charlie como para el mío. Estaba tratando de averiguar cuál era la diferencia, y él pensó que podría gustar de mí si yo fuera un chico. No funcionó así. Sin embargo, ambos aprendimos mucho.

Había una expresión en su rostro que hizo que Harry se desesperara por volver a su lección de lucha, antes de que lo trataran con más detalles de los que jamás hubiera querido sobre las inclinaciones íntimas de Tonks o de Charlie Weasley. Debe haber parecido temeroso de eso, porque Tonks se rio disimuladamente, extendiendo la mano para despeinar su cabello.

—No te preocupes, no te traumatizaré —Luego le guiñó un ojo, luciendo completamente como el padrino de Harry incluso sin el cabello y los ojos—. Sin embargo, la oferta siempre está abierta si quieres información. Cómo manejar a chicas y chicos, de alguien que lo ha experimentado todo en ambos sentidos —dijo con lascivia.

La mayor parte de la sangre de Harry ya tenía que estar en su rostro.

—Yo... estoy bien, gracias —farfulló.

—Oh, ¿ya tienes esa información? Cuéntamela —dijo Tonks en tono juguetón, sonriendo burlonamente ante el gruñido que Harry soltó en respuesta.

—¡No! Quiero decir... yo solo...

La risa de Tonks resonó en el salón de baile.

—Solo estoy jugando contigo, amigo —aseguró—. Tus asuntos son tus asuntos, no soy una idiota como mi primo. Supongo que siento que tus opciones de aprendizaje se han acortado un poco, eso es todo, ahora no estás en la escuela. Quinto año siempre parecía ser el momento en que todos se convertían en pequeños maníacos cachondos.

—El noventa y nueve por ciento de la escuela iría directamente al Profeta si yo los mirara así —señaló Harry. Decididamente no mencionó que no quería más opciones para aprender, gracias; lo había reducido para sí mismo.

—Ah, juego limpio —Eso hizo que Tonks pareciera triste—. Sin embargo, es probable que haya alguien brillante en el uno por ciento que no lo haría. Un tipo encantador como tú. Lástima que seas un poco joven para mi gusto —Su tono era burlón y Harry no se dejó avergonzar.

—Es una pena que seas un poco mujer para mí —replicó con picardía. Sus ojos se abrieron por un momento y luego sus labios se curvaron.

—No tengo por qué serlo —De repente, su voz fue varias octavas más bajas, su mandíbula más cuadrada y sus hombros se ensancharon mientras tomaba una forma claramente masculina. Harry habría estado fascinado por la facilidad de la transformación, si no estuviera demasiado ocupado horrorizándose.

—Te pareces demasiado a mi padrino, gracias; voy a tener pesadillas durante años.

Tonks dejó caer los ojos de venganza con los que lo había estado golpeando, riendo tan fuerte que se dobló.

—Oh, Merlín, ¡le voy a decir que dijiste eso! —gritó ella—. Él piensa que muy guapo, estará devastado.

—¿Devastado porque no me atrae? —Preguntó Harry, levantando las cejas— ¿Debería preocuparme?

—No empieces con eso, sabes a qué me refiero —Tonks puso los ojos en blanco—. Bueno, eso me relaja un poco, tienes gustos similares a los de él, él puede ayudarte con todas estas cosas. Tuve la horrible imagen mental de él tratando de hablarte de chicas, o peor aún, él consiguiendo que Arthur y Molly lo hicieran.

Eso era realmente digno de una pesadilla, y él lo dijo. Esta vez, Tonks estuvo de acuerdo, estremeciéndose teatralmente.

—Charlie me contó sobre las conversaciones que sus padres intentaron tener con él cuando era niño —dijo con complicidad—. Hizo que Bill prometiera contárselo él mismo a Percy y al resto, para que no sufrieran lo mismo.

—¿Quiere que Bill hable con Ginny sobre sexo? —Harry lo comprobó dubitativo, haciendo una mueca.

—Oh, Merlín, ¡no! Hizo de ese mi trabajo —aseguró Tonks—. Por eso decidí ver si necesitabas algo de ayuda. Me vendría bien un poco de práctica.

—Gracias, pero estoy bien. Bien informado —fue la seca respuesta de Harry—. Además, fue un inútil, de todos modos. Se acobardó e hizo que Moony lo hiciera —Sirius había hecho un valiente intento, solo unos días después de que la casa se despejara al comienzo del período escolar. Aparentemente, bajo el conocimiento de que Harry no negaba lo que se estaba gestando entre él y George, se había encargado de asegurarse de que Harry estuviera debidamente educado sobre el tema, solo para tartamudear algunas excusas y empujarlo en dirección a Remus. Remus, para su crédito, se había reído y lo había sentado para tener una conversación abierta y sorprendentemente fácil; luego le dio un libro sobre todo eso y lo dejó seguir por sí solo.

—Oh, bien —dijo Tonks, aliviada. Luego hizo un puchero— ¿Puedo practicar contigo de todos modos? Sé mucho sobre chicos. Y chicas. Ginny podría necesitar información sobre ambos.

—¿Qué tal si te limitas a enseñarme cómo romperle la nariz a alguien? —Harry recordó, tratando de volver a encarrilarlos.

—Ooh, sí, nos desviamos un poco. Lo siento —Tonks miró a Harry contemplativamente— ¿Crees que debería enseñarle eso a Ginny también?

Harry pensó en la Weasley más joven y en lo aterradora que ya de por sí era.

—Estoy bastante seguro de que ella ya lo sabe —Después de todo, había crecido con seis hermanos.

—Sí, probablemente tengas razón —suspiró Tonks—. Ah, bueno. Supongo que, después de todo, tendrás que dejarme impartir algo de mi sabiduría.

—Mientras no sea sabiduría sexual, estoy de acuerdo con eso.

Dejando de lado las incómodas conversaciones con Tonks, Harry estaba disfrutando de su tiempo en Grimmauld Place. Había suficiente para mantenerlo ocupado para que no se sintiera solo, y los gemelos parecían tener un sexto sentido para llamar al espejo justo cuando estaba empezando a ponerse melancólico. Por lo que le habían contado, sonaba a que iban a hacer una broma a Umbridge, y George estaba convencido de que los otros profesores los estaban ayudando. Aparentemente Flitwick le dio una coartada cuando Umbridge lo acusó de encantar los botones de su abrigo para que soplaran frambuesas cada vez que ella decía la palabra "Ministerio".

El único contratiempo en la paz que había encontrado fue cuando Dumbledore intentó enviar a Remus con una manada de hombres lobo durante un mes más o menos. Afortunadamente, Remus se libró eso señalando que cualquier hombre lobo olería a Harry Potter por todas partes, y no querían poner a Harry en peligro de esa manera. Harry deseó haber podido ver el rostro de Dumbledore.

Hasta ahora, el director no le había ofrecido a Harry más información sobre su conexión con Voldemort, o su aparente búsqueda de la inmortalidad de Voldemort. Por otra parte, Harry no había preguntado. Dumbledore claramente no lo creía capaz de hacer una investigación real o dañar a la Oscuridad, a pesar de su conversación después del juicio de Harry. Probablemente estaba encantado de tener a Harry distraído con su falso entrenamiento de auror. No tenía idea de que Harry ya iba varios pasos por delante.

Él y Remus no habían encontrado mucho más sobre horrocruxes en la biblioteca, pero habían comenzado a aprender sobre signos en historias de antiguos magos oscuros y brujas, referencias a "objetos sagrados" y acusaciones de magia del alma. No era nada que pudieran usar, pero había sido suficiente para darle una idea a Harry.

Se suponía que iba a ser uno de sus "días libres"; también conocidos como "días en los que todos los demás estaban demasiado ocupados con sus propias cosas y pensaban que Harry debería tomarse un descanso del entrenamiento, por lo que se divertía aprendiendo hechizos que había visto en los libros o en los apuntes de Hermione". No es que estuviera siguiendo el plan de estudios, para nada. No creía que McGonagall aprobaría su método de transfiguración sin varita, que no involucraba hechizos o movimientos específicos y se trataba principalmente de pensar mucho en querer que una cosa se convirtiera en otra. Cuanto más trabajaba en usar su magia instintivamente con los aurores, más aprendía que se trataba menos de detalles y más de intención: en una pelea, la mayoría de las personas no tendrían tiempo para gritar los hechizos que estaban lanzando o hacer movimientos elaborados con varita, aunque estos ayudaban a dirigir la magia para un trabajo más intrincado.

Era todo lo contrario a la magia que le estaban enseñando en este momento. Había invitado, o persuadido, Sirius había insistido en ello, a Bill Weasley a Grimmauld con la solicitud de una lección de protección, que era magia completamente diferente a todo lo que había estudiado antes, dependiendo de runas, cálculos y detalles. Fue fascinante, y realmente estaba interesado; solo no era la verdadera razón por la que quería hablar con Bill.

—Debes haber visto todo tipo de magia oscura realmente antigua en las tumbas de Egipto —comentó, una vez que Bill terminó de explicar cómo se fabricaban y colocaban las piedras de protección. Bill se mostró confundido ante el cambio de tema.

—Obviamente. El tipo de cosas que hacían los antiguos faraones o que otras personas hacían por ellos... algunas de ellas son cosas realmente horribles —Parecía emocionado por eso, con la misma cara que tenían los gemelos cuando hablaban de las nuevas bromas que habían inventado. Probablemente la misma cara que Charlie pondría al hablar de dragones, si Harry alguna vez tuviera la oportunidad de preguntarle. Cuanto más conocía a los hermanos Weasley, más estaba estableciendo conexiones entre ellos, dándose cuenta de lo similares que eran a pesar de la gran diferencia de edades—. Sin embargo, no todo es oscuro. Muchas de las cosas por las que se les pide a los Rompemaldiciones son simplemente magia complicada. Aunque incluso las maldiciones que no son realmente oscuras suelen ser bastante peligrosas, la mejor manera de proteger algo es hacer que la gente se arrepienta de haberlo tocado.

—¿Alguna vez te has encontrado con algo llamado horrocrux? —Harry trató de mantener su voz casual. Sabía que era un riesgo preguntarle a Bill sobre eso, pero había discutido con Sirius sobre el asunto: Bill era la persona más probable que conocía de haber oído hablar sobre ese tipo de magia. O si no lo había hecho, podría conocer a alguien más que sí.

El pelirrojo frunció los labios, pensativo.

—Podría haberlo hecho. Ciertamente suena familiar. ¿Qué es?

Harry respiró hondo. No había vuelta atrás, ahora.

—Es cuando alguien divide su alma y pone parte de ella en un objeto. Voldemort tiene algunos. Es por eso que no murió cuando yo era un bebé.

Bill se quedó boquiabierto.

—Yo… Merlín —suspiró aturdido. Sus ojos azules se entrecerraron —¿Por qué me estás diciendo esto?

—Porque necesito saber cómo encontrarlos y cómo destruirlos, y Remus y yo no podemos encontrar nada al respecto en la biblioteca que hay aquí. Tenemos uno de ellos. Quizás dos. No sabemos cuántos más hay.

Rápidamente, para que Bill no se asustara demasiado por todo esto, Harry la carta de Regulus y el relicario, y le contó sobre lo que había descubierto sobre su cicatriz. El hermano mayor de los Weasley parecía horrorizado cuando Harry dejó de hablar.

—Y no vas a hablar con Dumbledore sobre esto porque…

—Porque probablemente él ya lo sepa, y no me está diciendo nada porque cree que no estoy listo todavía —dijo con un irritado giro de ojos—. Aunque no creo que sepa cómo destruirlos, o ya se habría encargado de mi cicatriz.

A menos que solo pueda ser destruida con la muerte, susurró una voz en el fondo de su mente, un pensamiento que había estado ignorando firmemente durante semanas. Se negó a pensar en esa posibilidad. No hasta que no tuviera otra opción. Y si eso sucedía, bueno... él se ocuparía de eso cuando llegara el momento.

Iba a hacer todo lo posible por sobrevivir a esta guerra.

—Los duendes tienen registros sobre casi todas las ramas de la magia conocidas en el mundo —le dijo Bill—. Incluso sobre magia no humana. Si estos horrocrux han sido hechos por quienes han practicado magia oscura antes, como dijiste, entonces probablemente tengan alguna información sobre ellos en alguna parte. Puede que tenga que preguntar un poco —Los labios del Rompemaldiciones se fruncieron—. Querrán saber por qué estoy preguntando. Especialmente si es tan oscuro como parece.

Harry ya había anticipado eso.

—¿Puedes confiar en ellos? ¿En tu equipo, los duendes con los que trabajas?

—Con mi vida —dijo Bill sin dudarlo—. He estado con el mismo equipo desde que empecé a trabajar para Gringotts; no fui solo yo quien se trasladó al Reino Unido este verano, todos lo hicimos. Dejé que mis padres pensaran que era por la guerra, pero estaba en planes de todos modos; hemos estado trabajando en algunos sitios de excavación bastante desagradables en el norte de Gales, sé que mamá se volvería loca si lo supiera.

—Ella no lo oirá de mí —prometió Harry—. Y... Si confías en ellos, si estás absolutamente seguro de que puedes obtener la información sin correr el riesgo de que llegue a oídos equivocados de alguien que esté haciendo preguntas sobre los horrocruxes, entonces, por favor, puedo usar toda la ayuda que pueda obtener.

—Nadie que trabaje para Gringotts se pondría del lado de Voldemort, ni siquiera un poquito —le aseguró Bill—. Tenemos todo tipo de especies: duendes, magos, veela, vampiros, incluso alguna gente del agua en el banco, trabajando por los tesoros submarinos y esas cosas. No es el lugar para cualquiera que crea en la supremacía mágica de cualquier tipo.

Harry no debería haberse sorprendido tanto de lo diverso que era Gringotts. Hablar con Stonehook había dejado muy claro lo poco que a la Nación de los Duendes le importaba las opiniones cerradas de los magos. Sin embargo, no había pensado que fuera posible trabajar con gente del agua. Probablemente no era legal según los estándares del Ministerio. Los duendes se reían de los estándares del ministerio.

—Todo lo que pueda averiguar será útil. Estoy más preocupado por cómo localizar el resto que por destruir el que tengo; por más enojado que esté Voldemort, podría tener docenas de cosas —Ninguno de los libros que Harry había leído discutía los posibles límites de la división del alma u otras formas de magia del alma. Solo contenían vagas advertencias sobre la cordura fracturada y sobrecargar tu magia, consumiéndose si te excedías demasiado.

El rostro de Bill estaba sombrío.

—Veré qué puedo averiguar —Jugueteó con el extremo de su cola de caballo, de repente luciendo vacilante— ¿De verdad querías aprender sobre la protección, o solo necesitabas traerme aquí?

—¡Oh, no, claro que quiero aprender! —Harry aseguró rápidamente, no queriendo perderse de esta nueva rama de la magia—. Tendré que estudiar más las runas si quiero tener la oportunidad de entenderlas, pero me encantaría aprender sobre barreras protectoras al menos —La idea de poder proteger un espacio para hacerlo seguro era muy atractiva para Harry. No le interesaba tanto lo que conllevaba ser un Rompemaldiciones, no tenía la paciencia para eso ni la delicadeza mágica requerida ahora que no tenía su varita, pero protegerse era fascinante.

Eso pareció animar a Bill, y se arremangó hasta los codos, sumergiéndose de nuevo en la explicación. Harry intentó con todas sus fuerzas mantenerse al día y no tener esperanzas demasiado pronto. Si Bill tenía razón, si los duendes tenían algún registro sobre los horrocruxes, entonces podría estar en camino de terminar la guerra mucho antes de lo que se había atrevido a creer.

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¡Hola! Perdón por la demora en la actualización de los capítulos. Esta semana ha sido complicada para mí y no me ha dado tiempo de revisar la traducción ni de corregirla. Sin embargo, durante el transcurso del día, voy a publicar otros dos capítulos más para recompensar el atraso. Pido disculpas, nuevamente.

Espero que estén teniendo un lindo día:D