Dije que la mayoría de los capítulos aquí estarían orientados a Charlie x Vaggie, la mayoria...
Por lo general, no pondría advertencias en mis historias porque, ¿Dónde esta lo divertido en eso? Pero en este caso:
Gore y bastante violencia en este capítulo, se recomienda discreción.
Sinopsis: Los inicios de Angel Dust con Valentino.
""Espera aquí."
"No me iré a ningún lado, cariño." Flirteó Angel Dust a un guarura a la vez que le guiñaba.
"…Perra estúpida," Dijo el guarura antes de irse a buscar uno de sus compañeros, dejando a Angel Dust en la parte trasera de un set de grabación. Sacó un paquete de cigarrillos para aparentar naturalidad y evitar verse como un maniquí idiota parado todo solo.
Un rato después los actores y el director del set llegaron y empezaron grabaciones. Angel Dust supo a lo que se metía cuando buscó llamar la atención de Valentino, uno de los más grandes, si no es que el más grande proxeneta de Ciudad Pentagrama. Su dinero se estaba acabando, al igual que su suerte en conseguir algún empleo, que no tuviera aspectos sexuales.
"Oye, esa no es la puta de Angel." Alguien confundió su genero. Otra vez.
Los tipos detrás suyo continuaron hablando, Angel evitó voltear a ellos y fingió oídos sordos para evitar más problemas de los necesarios.
"Ahora que lo dices creo que sí, ¿Viste cuando se la jaló a seis tipos a la vez?"
"¿Seis? Yo conté 9."
"Yo digo que me pasa su número."
"Uff, seguro podría hacer que saliera conmigo, me la puedo jalar de tan solo imaginarlo."
"Guarro hijo de puta…"
Los dos sujetos continuaron discutiendo entre sí, Angel tan solo continuó ignorándolos.
La puerta se abrió y el guarura salió y le hizo el ademan de que entrara a Angel. Al pasar entre los dos guardias Angel tan solo les levantó los cuatro dedos de en medio de sus manos y se alejó.
Apenas al entrar, Angel fue recibido por el humo de un puro que alguien fumaba en la entrada. Joder, ni él estaba acostumbrado a cigarros tan fuertes. A pesar de sus mejores intentos no pudo evitar toser un poco de ese humo y terminó con los ojos llorosos por unos momentos, se sentía como si le hubieran metido bolsas de excremento por las fosas nasales. Y lo peor es que el hedor no era solo del cigarro del tipo que se fue. Estaba impregnado en toda la habitación.
Las oficinas de Valentino más que oficinas per se eran un pequeño club dentro del estudio. Varias strippers en tubos con demonios rodeándolas, y aún más varios pares de mesas a lo ancho de la habitación con más demonios en ellas los cuales hablaban, se drogaban y más. Angel incluso pudo ver a una de las chicas de Valentino chupándole el coño a una mujer por debajo de la mesa, mientras esta hablaba con un demonio con cuernos mucho más bajo que ella como si nada.
Angel siguió el guarura por la habitación hasta que llegaron con Valentino, quien estaba en una zona apartada en un nivel elevado, desde donde podía ver el resto del club. Después de pasar los guardias
"D-Don Valentino," Tragó saliva antes de continuar. "Aquí está la Angel Dust como pidió."
"En realidad soy é–"
"Daniel." Llamó Valentino y le dijo que se apartara con la cabeza.
Valentino fumo de su porro antes de hablar, exhaló por la nariz y una nube de humo rojo que asestó a Ángel. La araña demonio intentó no verse afectada por el olor. Pero fue en vano. Si el puro de antes era malo, esto se sintió como si literal lo hubieran golpeado en la cara y estrujaran sus pulmones. Cayó sobre sus rodillas mientras tosía el humo rojo. El demonio polilla solo lo observaba mientras sus acompañantes solo carcajeaban.
"Ven conmigo, tengo algo que enseñarte. Daniel, Alexander, ustedes también," Llamó, y dos guardias acudieron al llamado de su jefe.
Salieron del pseudo club y pasaron de largo por los sets de grabación. Todo el mundo se quitaba del medio apenas veían a Valentino caminando en su dirección. Algunos incluso se ocultaban de su vista detrás de cajas, otras personas, lo que encontrarán.
Llegaron a la parte trasera del edificio. Valentino sacó una llave y abrió la puerta. Entraron a una habitación con varios muebles tapados con sábanas y montones de cajas polvosas, la única luz que tenía el cuarto era una lampara de techo parpadeante que iluminaba una mesa vieja en el centro de la habitación.
Desde que Angel se sentó, las miradas de los guardias se posaron sobre su nuca. El sudor frío escurrió por su cuello y empezaba a empapar su espalda. Su pierna rebotaba una y otra vez sin importar cuanto se concentrase en no hacerlo. Lentamente, acomodó su mano sobre su pierna y la estrujó hasta que quiso soltar quejido ahogado. Disimuló el dolor acomodándose en su asiento, como si estuviese en su terreno, confiado y con una gran sonrisa de dientes blancos.
Valentino se mantenía en silencio y la araña demonio no sabía qué hacer. ¿Debía sonreírle? ¿Decir algo? El ambiente aparentaba como si nadie estuviese presente y cada uno estuviese solo en la habitación. Le era difícil ignorar su latido que resonaba cada vez más y más fuerte. Ni la música de las bocinas en el club, los sets de grabación, o las voces de la gente. Ningún sonido entraba.
Lo que Angel Dust no sabía es que tampoco iba a salir nada.
La cabeza de Angel fue estampada contra la mesa. Había sido uno de los guaruras, Angel intentó levantarse y defenderse sacando sus seis brazos pero simplemente los guaruras fueron mucho más rápidos y fuertes. Su tamaño les daba la ventaja suficiente como para que cada uno pudiera agarrar 3 brazos de Angel cada uno.
"Te he visto desde hace un tiempo ya, no pensaba mucho de ti, pero no creía que fueras tan estúpido como para venir conmigo," Dijo Valentino a la vez que se acercaba a Angel y lo agarró por la cara.
"También sé que conoces a Cherri Bomb y que la has ayudado en las guerras por territorios. He intentado cazar a esa zorra durante meses pero simplemente no se deja, así que tendré que conformarme con tu patético trasero." Entonces apretó su agarre sobre la cara de Angel al punto de que las uñas de Valentino cortaron la piel de Angel y empezó a sangrar. "Cuando te vuelvas a encontrar con esa hija de puta barata, y créeme, sé que lo harás, dile que si la vuelvo a ver en mi territorio, tanto tú como ella lo lamentaran de verdad esta vez."
Angel escuchó a Valentino hablando y hablando, pero apenas podía entender que decía. Lo siguiente que sintió fue al guardia levantando por el cuello y el borde de su traje. Entre su visión borrosa distinguió el segundo guardia quitando una sábana de un mueble, y revelo una mesa con 3 pares de correas para atarlo.
Esa mesa era diseñada específicamente para él.
Lo amarraron por los pies, manos y hasta del cuello. Colocaron la mesa directamente debajo de la luz, Angel intentó zafarse, pero después de unos intentos, Valentino se acercó y le dio un golpe en el estómago que le sacó el aire a Angel y escupió algo de sangre a la vez que se quedó quieto y tembloroso.
"Oh, por favor, no te pongas así. Piensa que esto es mera formalidad, después de todo, un buen trato es aquel que se firma con sangre. No la mía por supuesto."
Angel tan solo le escupió sangre en su cara y él respondió dándole un azote en la cara.
"¡Ah! ¡Maldita puta!" Gritó antes de volverse a Angel y darle un golpe en su cara. "¡Francisco! ¿¡A qué mierdas estás esperando!?" Uno de los guardias abrió la puerta de inmediato y arrastró a un imp con un bolso adentro y lo lanzó dentro de la habitación, seguido de un pequeño grito.
Francisco se levantó con prisa y se acomodó sus lentes después de cerciorarse que no estuviesen rotos.
"Lo-lo siento, Don Valentino, eh, disculpe." Pasó al lado del otro guardia mientras acomodaba su bolso sobre su hombro. Tiró su bolso en la mesa antes de saltar encima de esta misma.
Angel intentó zafarse de las ataduras hasta que las correas empezaban a marcarse en su piel. Y solo se detuvo por el miedo cuando vio a Francisco enfrente suyo.
"Pof favo ajudame…por favoj te lo suplico." Balbuceó escupiendo sangre entre sus palabras.
"Y-yo…lamento…de verdad lamento tener que hacer esto. Por lo general la mayoría están inconscientes en este punto y yo…no tengo nada parecido a la anestesia." Se colocó unos guantes negros y sacó una especie de pinzas de su bolso. Angel intentó zafarse aún más fuerte. "Por favor, no puedo hacer esto si te estás moviendo…eh, Don Valentino, cree que podría–" Francisco fue cortado por el audible gruñido de su jefe—mientras se intentaba limpiar la sangre de su traje.
Uno de los guardias se acercó a la mesa y sujetó a Angel Dust de la cabeza y el pecho. Francisco metió las pinzas en la boca de Angel y con toda la fuerza que tuvo, tiró de uno de sus dientes hasta sacárselo.
Angel soltó un gran chillido agudo que se convirtió en un grito estruendoso que se estremecía estrepitosamente sobre sí mismo como pudo. Y tan rápido como inició, terminó. Su cuerpo cayó rendido sobre la mesa casi muerto.
El pequeño imp colocó el diente que sacó sobre una bandeja de metal. Lo siguiente que sintió Angel fue al diablillo limpiando la sangre de su boca durante unos minutos, cuando creyó que por fin había terminado, sintió como su boca fue forzada a abrirse una vez más y algo fue incrustado en el hueco donde su diente estaba. Angel se estremeció otra vez pero con menos fuerza, los guardias no tuvieron que sujetarlo, y con razón.
"Te estoy implantando un, eh, diente postizo. Uno de 'oro'," Dijo Francisco. "T-tan solo, no lo muevas, o…intentes sacártelo."
Su cuerpo estaba exhausto. Todo se sentía lejano y confuso.
Justo cuando Angel iba a caer dormido, Valentino le dio una bofetada que lo hizo espabilar y lo agarró por el pelo.
"Mírame. Y que te quede claro. A partir de ahora," Valentino se acercó más a Angel. "Tú. Eres. Mío." Dijo antes de exhalar una pequeña nube de humo roja que golpeó la cara de Angel. El humo se dirigió a su boca y recubrió el nuevo diente de Angel, dándole un manto rojizo brillante por un segundo antes de desaparecer.
Satisfecho con el trabajo, Valentino le hizo una señal asintiendo con la cabeza y el guardia desató a Angel.
Al arrastrarse afuera de la mesa, Angel cayó al piso. Batalló unos momentos antes de recuperar la fuerza para poder levantarse. Su primera idea fue gatear a la puerta, pero antes de que pudiera dar un solo paso, el segundo guardia se interpuso entre él y la salida. Entonces escuchó una pequeña risa.
"¿Quién dijo que te podías ir?" Valentino dijo. El guardia que le impidió salir lo forzó a darse la vuelta y tan pronto como vio a su nuevo jefe, este le agarró por la mandíbula.
Ante el dolor de Angel, la vil sonrisa de Valentino se hacía más grande a la vez que apretaba su agarre.
"Si yo te digo que poses, posas para la cámara. Si yo te digo que cojas, coges. Y si te digo que hagas a Papi feliz…"
Angel tan solo musitó balbuceos de su boca.
"Así es, haces a Papi muuuy feliz."
Desde ese día Angel se volvió prostituto de Valentino, sufriendo y aguantando cada uno de sus órdenes y caprichos. Hasta que un día Charlote Magne, la hija de Lucifer, abrió el Hazbin Hotel.
Angel estaba en su habitación viéndose al espejo mientras intentaba atar un pequeño nudo alrededor de su diente dorado, pero fallaba en hacerlo una y otra vez por sus manos que no paraban de temblar.
"Déjame hacerlo." Dijo una voz detrás de Angel.
"Me cago en…te dije que puedo hacerlo."
"Dame esa cosa." Gruñó y se puso enfrente de Angel.
"¡Ugh! ¡Por una mierda, Husk!"
Angel mantuvo la boca hasta que Husk se aseguró de acomodar bien el nudo dándole unos ligeros tirones.
Agarró el otro extremo de la cuerda y lo ató a la perilla de la habitación.
"¿Listo?" Preguntó Husk y Angel le dio un pulgar arriba.
Husk abrió la puerta y rápido la cerró de un portazo y el diente cayó el suelo.
"¿De verdad te puso un diente de oro?" Preguntó Husk mientras Angel lo recogía.
"N-no. Esto es solo una baratija que usaba para…marcarnos. Hasta donde sé, su diente si es de oro. Pero Cherri dice que conoce a alguien que puede ayudarme a ponerme un diente normal."
"¿Y crees que esa mierda va a ser segura?"
"Bueno, no es como que quiera andar sin un diente. Debo verme fabuloso, duh," Dijo mientras señalaba su propio cuerpo." En especial para mi pequeño Husky." Bromeó provocando un esperado rubor en su cara que inútilmente intentó disimular.
"Si…necesitas algo de ayuda yo, ah, puedo, ah, acompañarte…" Ofreció Husk.
Eso sí que era algo que Angel no esperaba.
"Eso me encantaría."
Pero no algo que iba a rechazar, y lo abrazó allí mismo. Se quedaron en esa posición un buen rato hasta que una voz los interrumpió.
"¡Husk, mi buen amigo! Por mucho que me encanta que te revuelques en tus pecados con nuestro colega sabandija, necesito que me eches la mano con una pequeña tarea." Dijo Alastor con su típico tono entusiasta parado en la puerta de la habitación.
"Vete a la mier–"
"AHORA." Impuso con una voz sobrenatural grave.
"Me lleva la…" Maldijo en voz baja.
"Está bien, ve." Le susurró Angel.
Husk le hizo caso y Angel se quedó sólo. Pronto su mente no tardó en hesitar sobre si lo del nuevo diente era una buena idea.
En más de una ocasión Angel se había quitado el diente que Valentino le puso por su propia cuenta, pero Angel había muerto varias veces en su estancia en el infierno y en cada ocasión el diente de Valentino seguía con él; efecto del brillo rojo que le colocó cuando le puso el diente.
Entonces si cada vez que moría, aparecía con el diente de oro, todo lo que tenía que hacer era no morir más, no ponerse en ninguna situación que pusiera su vida en peligro. ¿Fácil no?
"Esta chupado," Se dijo Angel a sí mismo confiado. "Eso…sonaba mucho mejor en mi cabeza."
Probablemente esta no sea mi última historia con Angel Dust, pero definitivamente no será tan sangrienta como esta.
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Nos vemos.
