Tropa de exploraciónAño 851

El frío gélido y las construcciones de antiguos castillos, era la atmósfera de la cuál hoy en día ella se rodeaba. La residencia que compartía todo aquel soldado que estaba dispuesto a dar la vida por el avance y la prosperidad de los humanos.

El cielo en completa calma anunciaba el pronto atardecer y con él se oían los ruidos que anunciaban el regreso de uno de los grupos de elite después de 2 años de estar fuera recolectando información, ese del cuál ella estaba tan ansiosa por conocer, aunque jamás en su vida demostraría tales ansias, le habían hablado de él, y estaba ahí presenciando la llegada de "El soldado más fuerte de la humanidad".

Su escuadrón estaba congregado y ansioso, se escuchaban rumores por doquier.

No obstante, de todas esas personas que vivían en ese castillo, habían cuatro que eran las personas más importantes de su vida, los suyos y de nadie más. Era el grupo más prometedor según los superiores que se deshacían en elogios por su talento demostrado en batalla. Tan diferentes las unas de las otras, de forma física y emocional, aún así su vínculo era tan formidable que cualquiera pensaría que se trataba de una familia. ¿Sus nombres?

Sasha, Historia, Annie y Mikasa.

Sasha era muy dulce y divertida, le encantaba cambiarle los nombres a las cosas y comer.

Historia la dulce, la hija secreta del rey, un caramelo delicioso, pero era poseedora de una furia brutal.

Annie, el ojo que todo lo ve. Esa rubia de ojos azul celeste, la volvía loca. Era irascible y temperamental, poseedora de una lengua brutal, era peligrosa para la humanidad y para ella misma y su don era algo que debia esconderse hasta de ella misma porque tiene un propósito y aún no es tiempo de cumplirlo.

Y después estaba la princesa de hielo, la mujer que te congela con su mirada, Mikasa. No tenían como saber su poder, ni el de nadie pero si de algo estaban seguros ella y Erwin, era que sin importar lo que suceda Mikasa debía estar de su parte sin hacerla enfadar, para su suerte era una de las mujeres más fieles y leales que tuvieran el placer de conocer y estaban seguros que el pacto que tenía con Annie era irrompible, porque la amaba con todo su corazón como si fuera parte de ella.

Ella era el cable a tierra de Annie, siendo la única capaz de detenerla, tenían un nivel de empatía tan grande la una con la otra que prácticamente no podían ocultarse nada.

Sin embargo más temprano que tarde la presencia de ese hombre tosco e indomable pondría todos los planes en peligro, pero estaban destinados y nada ya se podía hacer.

Lo peor de todo es que llegaría un punto en donde se pondrá en juego su hermandad y su amor. Y por supuesto, ella tiene una misión de la cual no dudará ni un segundo en cumplir, dando como resultado, drama y dolor.

Todos los involucrados sufrirán.

Su llegada estaba próxima y era inevitable, el día de su encuentro ya había llegado.

Entre la multitud de soldados y presentes que daban la bienvenida al líder de escuadrón Levi se encontraba ella, observaba anonadada la magnitud de ese ejemplar que se presentaba frente a sus ojos, jamás pensó sentir celos de gente por estar cerca de alguien que al parecer ella sentía como suyo, nunca creyó ser una persona territorial y al parecer ni siquiera era consiente de ello.

¡Oh Dios! era tan hermoso. No, esa no era la palabra, esa espalda era tan amplia y ese uniforme pareciera que quisiera explotar con la fuerza que sujetaba todos sus músculos, parte de su ropa estaba rota y dejaba ver parte de esa hermosa piel pálida y firme.

Mientras ella estaba distraída con su llegada, él posó su mirada llena de pecado y oscuridad en su persona, buscándola y ella había caído ante él, cuando quisiera se pondría de rodillas y podría someterla. Se quedó petrificada viendo esos ojos de un azul tan intenso llegando a parecer negros, los cuáles le otorgaban esa enorme aura de poder, pero ahora podía verlo por completo y le gustaba tanto lo que veía que se juró que sería suyo y eso sería ley, porque definitivamente no le gustaba compartir.

Mikasa se relamió los labios y le sonrió.

— Vaya, vaya... Así que te gustan los tipos brutales —murmuró Annie, mientras posaba su brazo sobre sus hombros —tienes músculos y un carácter de mil infiernos para inclinar y poner bajo tu pie. La mujer más cruel y dominante...

—Bájale dos rayas, Annie.— dijo mikasa con una sonrisa en sus labios.

— Cómo deseo ver a ese hombre postrado a tus pies, Mikasa. —sentía un enorme orgullo por su hermana y sabía que se merecía eso y más.

— Oh Dios... —murmuró Historia — estas segura de que lo quieres para ti, yo no sabría que hacer con alguien como él, creo que sería intimidada de por vida.

— Si, claro que si —Sonrió cínicamente —, por eso pequeña Historia solo aléjate y ve como las libró del mal.

—Que noble— la miró fijamente— ese tipo muerde Mikasa y estoy más que convencida de eso.

Mikasa solo pudo levantar una ceja y observar orgullosa todo lo que sería de ella.

«Definitivamente seria así».

Sus amigas creían que no le gustaban los hombres pero la realidad era que no había conocido a un hombre que no le tuviera miedo o se sintiera inferior a ella, era muy difícil ser fuerte y tener una pareja, por esto y más él era perfecto, un desafío, y al parecer él no era un hombre que se acobardara ante nada y le pareció fantástica la idea de tenerlo.

El comandante Erwin y la líder de escuadrón Hange se dirigieron a recibir y dar la bienvenida al líder de escuadrón, se posaron frente a él y le indicaron que debía acompañarlos a una junta donde debería presentarse a pesar de haber llegado hace unos minutos. Mikasa sintió como la mirada de Levi se posaba en ella y dejaba una advertencia de peligro que ella devolvió de la misma manera, logrando así que le devolviera una sonrisa cómplice antes de partir.

Había soportado muchos años de soledad, en tanto todas sus compañeras y amigas comentaban lo bien que se sentía tener a un hombre o mujer en ciertos casos a su lado y es que ella tenía que esperar a su pareja o al menos eso le dijo su madre antes de morir.

"Hija se que es difícil entender porque, este no era el momento en el que debías enterarte de estas cosas. Pertenecemos a un linaje muy antiguo y parte de las tradiciones, es que desde tu nacimiento se te encomendó a un hombre, quizás creas que somos malvados, pero al crecer comprenderás que no hay nadie mejor que él, fue forjado para ti y tú para él, sentirás como tu soledad es llenada solo con su mirada. Pero eso no es todo mi pequeña, esta relación te traerá mucha felicidad pero si en algún caso después de su unión se alejan, parte de sus dones perderán fuerza, a tal punto que no sanarán ni podrás pertenecer a otra persona por el dolor que esto provocará, es por esto pequeña que te pido, si no estás segura de querer pasar el resto de tus días a su lado, simplemente aléjate de él".

Su madre debió ser más puntual en sus últimas palabras, ella no mencionó nombre, edad, ni lugar. Llego un punto en el que creyo que la mujer que le dio la vida solo fantaseo en sus últimos minutos, pero luego llegó la soledad y nadie fue capaz de llenar ese vacío, de hecho ya se había dado por vencida, hasta que lo vio, ¿Qué diablos era todo ese magnetismo?, nunca en sus miserables 18 años había deseado a un hombre, los encontraba atractivos ¡si! Claro que sí, pero de querer seducirlo descaradamente como ahora, Dios ¡no! , definitivamente nunca había sentido algo asi.

Camino por los pasillos púes debía moverse, era consciente de lo atrevida que había sido allá afuera y ahora sentía el peso de la vergüenza por comportarse así con su superior.

De pronto vio como alguien se acercaba y ella solo la ignoró y pasó por su lado.

— ¿Quién eres tú para creerte con tanta confianza con el sargento Levi eh? — siseo una mujer de baja estatura, cabello corto y ojos claros.

Jamás la había visto, seguro y pertenecía al grupo de elite.

— ¿Perdón?, desdé cuándo en más, tengo que darle explicaciones a alguien de mi comportamiento. — vi como su rostro enrojecía, seguramente no le gustó su respuesta ¡Ja!

— Eres una cadete, compórtate cómo tal, no estás en un prostíbulo ofreciendo tus servicios. — gritó enfurecida.

Que diablos le pasaba a está.

Se acercó a ella con una mirada mordaz, que rayos se creía esa tipeja.

— Petra, retírate. — sintió su voz tras de ella y le dio un escalofrío el tono duro y agresivo que utilizo. ¡Oh maldición! porqué debía aparecer justo ahora que estaba siendo juzgada por esa idiota.

— Pero señor... — se sonrojo — porque no está descansando, se acercó a él y le acarició su brazo.

— ¿Que haces? ¿Porque me tocas? No recuerdo tener esa confianza contigo.

Retírate ahora — repitió.

La idiota le fusiló con su mirada antes de desaparecer de su vista.

Por primera vez estában solos y no pudo evitar sentir nerviosismo.

— Así que, eres tú. — le atravesó con su mirada mientras sonreía.

Había llegado el momento. Nunca creyó en la historia que habían profesado para él, simples patrañas pensó, pero ahora lo veía claro y es que nunca en su vida una mujer le había importado lo suficiente como para buscarla y mucho menos reclamarla como suya, y está chica lo miró por un minuto y eso fue todo, lo demás solo desapareció. Que afortunado se sentía de que la mujer a la que estaba destinado sea ésta guerrera hermosa de lindos ojos grises y labios seductores. Una de las cosas de la dichosa historia que más lo marcó, fue el saber que cuándo la encontrará se forjaría un lazo, no sólo de amor sino de protección, ella sería capaz de sanar sus heridas y deberían luchar siempre juntos, eso parecia demasiado perfecto.

— Así que, ¿cuidarás de mi? — murmuró él.

— Así es.— asintió mikasa acercándose a él, el magnetismo entre ellos era impresionante; sólo ellos y su instinto.

— ¿Cuál es tu nombre mujer?

— Mikasa —contestó ella posando su mano en su pecho buscando su contacto porque sentia que lo necesitaba — soy la mujer más fuerte de este lugar. — mencionó ella con orgullo.

— Yo soy Levi, líder de escuadrón.

— Lo sé — afirmó mikasa mientras acariciaba toda la extensión de su torso con los dígitos de sus dedos.

— ¿Crees poder contra mi?

La chica lo miró seductoramente, entendiendo a que se refería con esa pregunta.

— Claro que si —. se encogió de hombros.

Levi tensó su expresión para luego sonreír, Gracias Dios... Una mujer que no le temeriá nunca. Fue lo único que pudo pensar en ese momento.

— Y a ti, — preguntó Mikasa — ¿te gusta mandar?

— No estoy hecho para obedecer, cariño. Pero me gusta jugar.

Las tres muchachas que escuchaban la conversación de su amiga, escondidas como viles espías, se sonrojaron por la tensión sexual y las insinuaciones que venían por ambas partes involucradas en esa rara y excitante charla. Annie que era todo descaro las delató saliendo de su escondite para pasar por el lado de Mikasa.

—Ahora Mikasa— le susurró, la joven emocionada —, ¡métele la lengua en la boca!

Pero mikasa estaba perdida en esos ojos oscuros y penetrantes, completamente ajena a su alrededor, nisiquiera pudo evitar morderse el labio mientras lo observaba.

— Entonces juguemos.

Él sólo la miró con posesividad y ella le sonrió con complicidad.

Esto, definitivamente se estaba volviendo interesante.