Residencia de los soldados.Días después
Levi invitó a mikasa a su habitación.
El comandante Erwin y los demás superiores lo atiborraron de información tratando de mantenerlo al día respecto a todo lo que se había perdido durante sus dos años fuera. Mientras él los ponía al corriente respecto a la situación fuera de los muros.
Pero después de todo el ajetreo, al fin llegaba la hora de regresar a su habitación en la cuál con un poco de suerte, encontraría a Mikasa en ella.
Mikasa estaba expectante y nerviosa, consideraba que dormir con él a tan pocos días de su encuentro era un poco demasiado, pero por otro lado que importaba ahora su timidez, prefería mil veces poner fin a ese apetito sexual que traía cada día por su culpa.
Cuando lo vio entrar, ocupando todo el espacio y llevándose todo el aire de la habitación con él, la dejo sin palabras. Él la devoró con su mirada , poniendo sus pelos de punta.
-Definitivamente eres demasiado sensual -dijo con voz ronca.
Ella solo pudo observar esos hermosos ojos, tan agresivos y afilados.
-Eres libre de quedarte aquí conmigo todo lo que gustes -continuó Levi -, al parecer tenemos una relación y no pienso perderme nada de esto, pero tampoco pienso obligarte a nada, por lo que debes pensarlo y darme una respuesta. Como sabrás lo nuestro no es convencional y prácticamente tenemos que experimentar ¿cual es la magnitud de nuestra unión? ya sabes, los dones y todo eso -dijo esto mientras tocaba su nuca con expresión de confusión y lo sabia, porque ella estaba en la misma situación que él.
-Quiero quedarme justo aquí - contestó rápidamente -contigo.
Levi no había reparado en como iba vestida Mikasa y es que ese pantalón de cuero negro ajustado con esa blusa burdeo que hacía resaltar cada curva de ese exquisito cuerpo le gustó en demasía y se le vinieron a la mente todas las cosas que le gustaría hacer con esa mujer: en el suelo, sobre la cama y contra la pared... Y en todas las formas que le fuese posible.
Mikasa se acercó a él, que aún se encontraba cerca de la puerta de su habitación y acarició su barbilla con la punta de sus dedos. El sonrió y la miró fijamente devolviendo el gesto hasta posar toda su mano sobre su cuello ejerciendo la suficiente fuerza para que no pudiera moverse de su lugar.
-No me gusta compartir -dijo él acercándose a sus labios.
-Ya somos dos -respondió ella junto a una sonrisa.
Sintió su aliento golpear sus tibios labios haciéndole temblar de anticipación y sin poder moverse, recibío el primer contacto de sus labios contra los suyos, permitiéndole sentir con perfecta claridad esa primera caricia húmeda. Besos cortos viajaron desde su barbilla hacia sus labios y a lo largo de su cuello. Sus manos fueron directamente hacia su rostro, no sabía cuanto de normal hubiera en el sentir a una persona que apenas conocías, tan perfecta; Pero simplemente deseaba dejarse llevar.
Acercó su rostro hasta sentir su respiración, fue un beso suave donde sus labios acariciaban los suyos, no pudo evitar arrimarse a su cuerpo, necesitaba sentirlo cerca de sí y profundizar esa deliciosa sensación.
Sus manos fuertes sostuvieron su espalda baja mientras su otra mano aprisionaba y jalaba los cabellos de su nuca con fuerza logrando que abriera los labios para introducir su lengua ejerciendo pequeños movimientos junto a la suya "ojalá y no necesitáramos aire para respirar", era en lo único que podía pensar, solo deseaba más tiempo junto a la tibieza de su boca, pero al separarse y abrir sus ojos logró entender que nunca se había sentido tan débil, sus piernas desfallecían con ganas de ser sostenidas pero su brazo le sostenía firme junto a su pecho y ella solo quería volver a ser besada por él.
-Soy demasiado... -Exhalo por todas las cosas que le hacía sentir esa mujer, era encantadora y esa aura de niña mala, lo tenía al borde de la locura -posesivo, soy demasiado cruel y fiel. De hecho solo cuidó lo que es mío por eso exijo lo mismo, ¿crees poder corresponderme de la misma forma? -cuestionó él mientras acariciaba su rostro -Eres extremadamente fuerte para tu propio bien.
-En mi defensa, te puedo decir que no te quería asustar amarrándote tan pronto -rio Mikasa -, pero créeme seré posesiva y muy exigente, y sí, cuidaré tu espalda todo lo que sea necesario.
Él era perfecto para ella, no solo físicamente, estaba segura de que él era la persona idónea para entregarle su corazón.
-Soy rudo -mencionó inexpresivo -pero nunca te dañaría.
-Si ya veo -asintió -, yo puedo ser muy difícil a veces.
-Podremos manejarlo -susurró él mientras besaba su mejilla -solo hay una cosa más...
Mikasa lo observó atentamente.
Levi tomó una distancia para verla directamente a los ojos.
-Nunca me traiciones Mikasa. -sus ojos se oscurecieron con esa pequeña advertencia llena de grandes promesas.
-Nunca lo haré -juró ella en un asentimiento silencioso.
-¿Me deseas?
-Desde que te vi entrar por esa puerta. -respondió ella con honestidad.
Levi se acercó rápidamente, colocando su cuerpo entre su pecho y la pared.
-Quítame la camisa -le ordenó él.
Se encontra tan excitada que su cuerpo solo reconocía la ansiedad.
-Nunca me han dados órdenes - sentenció con gracia en sus ojos.
-Pues yo lo haré y te encantará. -él le aseguró.
Mikasa solo trago saliva y sonrió.
-Soy virgen.
-Lo sé -la estudio como el mejor de los regalos -, me encantaría respetarte pero en cuanto te ponga las manos encima, suplicaras que me meta dentro de ti.
«Oh, maldito petulante, como le encantaba».
-Entonces hazme suplicar.
Levi se la puso al hombro aprovechando la hermosa oportunidad de acariciar ese trasero de infarto que tenía en sus manos, deslizando sus dedos con mimo entre sus nalgas disfrutando cada uno de los apretones que hacían suspirar a Mikasa.
Tomó una silla deslizando el cuerpo de la joven hasta quedar sentado con ella sentada sobre su regazo dándole la espalda, casi acostada sobre su cuerpo dándole acceso a su cuello que él llenó de besos y mordiscos, sus senos fueron manoseados con pericia mientras su otra habilidosa mano frotaba a mano abierta su centro.
Mikasa sólo podía dejarse llevar por las explosivas sensaciones que su inexperto cuerpo le sentía y es que sus ojos se nublaban, su respiración intermitente solo le provocaba deseo y necesidad.
-Tocaré todo tu cuerpo -decía mientras la ponía de pie -, ahora me perteneces.
Mikasa ronroneo, en tanto era despojada de sus ropas, dejándola solo en ropa interior mientras él se sentaba y introducía sus dedos entre ellas acariciando su vello púbico suavemente, deslizando la tela entre sus pliegues, que ya se encontraban húmedos ante la estimulante mano de su acompañante.
-Déjame verte, Mikasa -dijo mientras la instaba a poner su pie sobre el reposabrazos de su silla, exponiendo su vagina ante su rostro.
-Precioso -mencionó para él.
Su mano paseo por toda su extensión provocando caricias largas y lentas mientras observaba como ella se sonrojaba y tensaba cada uno de sus músculos.
Cuando sus dedos friccionaban de arriba hacia abajo, Levi bajo su rostro hasta obtener el acceso a su clítoris, donde su lengua se encargó de castigar su botón entre saliva y dientes provocándole suaves gemidos que iban aumentando de volumen. Cuando mikasa sentía que algo dentro de ella quería explotar, Levi simplemente se alejó y sopló su estimulado clítoris provocándole escalofríos, ella solo pudo observarlo desconcertada.
Levi se puso de pie, quitando la ropa que aún quedaba en su cuerpo y la levantó en vilo para sentarla a la orilla de su escritorio y apresar sus pezones en su boca mientras su mano volvía a tomar el control de sus pliegues torturando su clítoris con la palma de la mano mientras sus dedos abrían y dilataban la zona que estaba próxima a ser penetrada, su cuerpo ya no sabía a cuál de todas las sensaciones reaccionar, sólo oía sus descontrolados gemidos escapar de sus labios.
Cuándo su cuerpo estaba tan caliente que parecíera que estallaría en cualquier minuto la volvió a dejar, mientras le mostraba una sonrisa burlona y desafiante.
-Ven aquí -dijo mientras se sentaba en la orilla de la cama.
Cuándo estuvo frente a él, beso su vientre y la acerco hasta que se encontraba a horcajadas sobre él.
-Déjate caer -dijo mientras con su mano acomodaba su pene en la entrada de su sexo.
Asintio y se concentró en lo que tenía que hacer. Sus músculos apretaban cada centímetro de su palpitante miembro y ella podia sentír como su vagina se humedecía con sus fluidos tratando de aceptar al intruso. En medio de su éxtasis personal bañado de gruñidos y suspiros en las que sentía sus caricias en su vientre, junto a sus dientes estirando sus pezones hasta el punto exacto entre el dolor y el placer, vio como le sonreía de medio lado poniendo sus manos firmes en sus caderas y las acariciaba para luego levantar su cadera con fuerza introduciendo todo su falo en lo profundo de su ser, ¡Dios! solo pudo suspirar, sintiendo un pequeño malestar que fue perdiendo matiz al sentir esa lengua traviesa sobre su cuello y su mano acariciando su cabello, no se dio cuenta de esa pequeña lagrima hasta que sintio como le besaba el rostro quitando la humedad.
-Muévete preciosa -y ella solo obedecío.
Se acomodó, buscando poder moverse con libertad pero cada vez que su cuerpo descendía sobre su sexo, se sentía tan llena y extasiada que su cuerpo reaccionaba por instinto buscando su propio placer.
Él recostó su cuerpo sobre uno de sus codos y ella solo podía sentir como en cada estocada sus ojos observaban como su consciencia iba perdiendo terreno, para darle rienda suelta a la contracción de cada uno de sus músculos, permitiéndole ser consiente del momento exacto en que sus dedos presionaban y tiraban de su clítoris haciéndola explotar en un orgasmo tan intenso, que sus piernas fallaron estrepitosamente en su tarea de sostenerla.
Mientras su cuerpo tomaba consciencia de su exterior pudo observar como Levi se masturbaba cerrando sus ojos, tensando su quijada mientras gruñía y su mano subía y bajaba hasta lograr la liberación deseada sobre su cuerpo.
-Porque no dejaste que te ayudara - le dijo ella un poco confundida.
-No te exijas tanto en tu primera vez -dijo él con expresión seductora -, porque la próxima vez no habrá nada que te salve de mi. -sonrió.
-No sabes cuanto lo deseo...
