Después de la cumbre de Victoria con la ONU la situación siguió empeorando. Las críticas más suaves fueron que aunque estaban de acuerdo en que tenían que solucionar el conflicto, la forma en la que había actuado Victoria era reprochable. Las más duras fueron que Victoria les había lanzado una declaración de guerra, y que no dudarían en matarla si se atreve a atacarlos. Además, los días siguientes, Estados Unidos, China, Rusia y Corea del Norte hicieron detonar bombas atómicas en lugares deshabitados para demostrar su potencia, diciendo que tenían miles de ellas, y que ni todas las chicas mágicas del mundo juntas podrían hacer nada contra ellas, que Victoria mintió cuando dijo que sí. Ese mismo argumento fue el que utilizaron los de extrema derecha. Algunos yendo un poco más lejos y diciendo que no había que esperar a que las chicas mágicas atacaran, que debían atacar ellos primero y acabar con ellas. Otros, no tan radicales pero también en contra de las chicas mágicas, decían que había que prohibirlas en todo el mundo. Eso causó que algunas chicas mágicas dejaran de actuar. Renunciaron, viendo que su oposición creía cada vez más, reduciendo el número de sus integrantes en muchos grupos, e incluso desapareciendo por completo algunos grupos, causando que varias regiones quedaran desamparadas de chicas mágicas, donde los ladrones y otros criminales podían actuar más fácilmente, ya que la policía no era tan eficaz como las chicas mágicas, causando el aumento del rechazo a las chicas mágicas, ya que mucha gente pensaba que si no actuaban no servían para nada. "¿Para qué las queremos si no nos ayudan cuando las necesitamos?" decían la mayoría de las personas que entrevistaban.
Akari apagó la tele. No podía soportar ver esos programas por más tiempo. Cogió a Akako y se estiró en el sofá, con Akako encima suyo.
–Vaya mundo nos está quedando, ¿eh, Akako?
–¡Ogee-shan! – Respondió la pequeña con una sonrisa.
Akari sonrió levemente. En ese mundo cada vez más desagradable Akako era una de las pocas cosas que aún hacían que Akari pudiera encontrar algunos momentos de felicidad.
–Akari, ¿puedes oírme?
–¿Eh? – Akari se incorporó y miró a ambos lados. – ¿Quién es?
Esa voz, de chica, que debía tener alrededor de 20 años, volvió a hablarle.
–Te espero esta noche, a las 10, en la azotea de la escuela Nanamori.
–¡Espera, ¿quién eres?! – No hubo respuesta. – ¡Oye, ¿me escuchas?!
De nuevo, nada. Akari se quedó algo inquieta ante esa comunicación tan repentina, mientras Akako miró algo confundida a su hermana.
–¿Ogee-shan?
MAHOU SHOUJO AKARI MAGICA
·
El encuentro con Ajla
Ayano y Kyouko estaban en casa de la primera, estiradas en la cama, besándose. Las dos chicas eran pareja desde hacía 2 años. Ayano se le declaró a Kyouko, tomando a esta por sorpresa, y tras unas semanas de salir juntas, terminaron siendo pareja de manera oficial. Llevaban besándose ya hacía varios minutos, pero aquello no parecía cansar a ninguna de las dos.
–Ah… Kyouko… – Susurró Ayano, pues desde que salían juntas la llamaba solo Kyouko. – Te quiero… Te quiero mucho.
–Yo también… Ayano…
Tras varios segundos más de besarse finalmente pararon por falta de aire, respirando las dos agitadamente y con la cara bastante roja. Ya se habían besado otras veces, e incluso habían hecho otras cosas, pero besarse de esa manera tan apasionada durante tanto rato les seguía pareciendo un poco vergonzoso, a la vez que excitante. Ayano se apoyó en el hombro de Kyouko.
–Me encanta nuestra relación. Que nos amemos tanto, que nos apoyemos mutuamente, que no haya secretos entre nosotras… Me alegra que confiemos tanto la una en la otra que nos lo podamos contar todo.
–Ya…
Kyouko no pudo evitar sentirse algo mal por ello, pues no le había dicho a Ayano que era una chica mágica. Ayano notó que su tono de voz era algo apagado.
–¿Kyouko? ¿Te pasa algo?
Kyouko tenía la mirada algo triste. Se sentía mal porque Ayano confiara en ella de tal forma que le podía contar todo y ella no podía contarle que era una chica mágica. Kyouko no soportó más esa mentira y se levantó.
–Ayano… Perdóname. Te he estado mintiendo.
–¿Eh?
Kyouko avanzó unos pasos en dirección a la puerta, pero no llegó a salir.
–Hay algo que no te he contado. Algo que te he estado ocultando desde que empezamos a salir. Pero no puedo más… – Kyouko se giró para poder mirar a Ayano. – No puedo más, Ayano. No soporto que tú confíes tanto en mí que me lo cuentes todo y yo te esté ocultando esto. Es como si te estuviera engañando.
–Kyouko, ¿qué dices? Estás empezando a asustarme.
–Ayano… Yo… – Kyouko respiró hondo antes de decirlo. – Formo parte del Holy Quintet.
Ayano se quedó unos segundos sin saber qué decir. Finalmente, tras unos segundos suspiró aliviada.
–Jooo, qué susto me has dado…
–¿Eh?
–Por un momento pensaba que era algo serio. Dios, Kyouko, no hagas esto. Me has hecho preocupar de verdad.
–Me lo imaginaba, no me crees. No puedo decir que me sorprenda.
–Venga, va, no sigas con esto.
–¿Entonces qué tal si te lo enseño?
–¿Qué dices?
–Si me transformo en chica mágica delante de ti me creerás?
–Déjalo ya, Kyouko.
–Contéstame. ¿Me creerás si me transformo en chica mágica delante tuyo?
–Por supuesto. – Dijo Ayano mientras se incorporaba, sentándose en el borde de la cama.
–Muy bien, entonces mira.
–Vamos, Kyouko, déjalo de una v…
Antes de que Ayano pudiera terminar la frase, la ropa de Kyouko brilló y un segundo después apareció vestida de chica mágica, dejando a Ayano alucinada.
–¿Qué? ¿Me crees ahora?
Kyouko volvió a transformarse, haciendo brillar su vestido de chica mágica nuevamente durante un segundo, volviendo a llevar la ropa de antes. Ayano tardó unos segundos en contestar.
–N-N-No… Re-Realmente… Eres… Del Holy Quintet…
–Así es. – Dijo Kyouko mostrándose algo decepcionada.
Ayano, que ya se estaba recuperando del shock inicial, iba a decirle algo, pero antes de que pudiera, Kyouko hizo una reverencia de 90 grados.
–¡Lo siento! ¡Lo siento mucho! ¡Siento habértelo ocultado!
–Kyouko…
–¡Lo siento mucho, de verdad!
Ayano, con la mirada seria, se levantó y se dirigió hacia Kyouko.
–No pretendía ocultártelo, es solo que no podía decírtelo, entiéndeme… ¡Por favor, perdóname!
Ayano se paró delante de ella.
–Kyouko, mírame.
Esta, temerosa, volvió a levantarse, y Ayano le dio un golpecito en la frente.
–¡Ay! – Kyouko se llevó las manos a la frente.
–¿Se puede saber por qué me lo has contado?
–¿Eh?
Eso dejó a Kyouko descolocada. No era para nada la respuesta que esperaba oír.
–¿Por qué me lo has contado? Las chicas mágicas mantienen sus identidades en secreto para protegerse a ellas y a sus seres queridos. ¿Qué harás ahora si un villano me secuestra y me inyecta un suero de la verdad o algo para que les diga si conozco la identidad de alguna chica mágica? ¡Les diría que eres tú!
Kyouko, con los ojos como platos, parpadeó un par de veces. Realmente no esperaba esa reacción.
–Pe-Pensaba… Que te molestaría que no te lo hubiera contado hasta ahora.
–No deberías habérmelo contado nunca, Kyouko.
–Es que… Me sentía mal que tú confiaras tanto en mí que me lo pudieras contar todo y yo te estuviera ocultando esto. Me sentía como si yo no pudiera confiar realmente en ti por no contarte eso.
–Kyouko… – Ayano la miraba con algo de lástima. – Entiendo lo que quieres decir… Pero no deberías habérmelo dicho.
–Bueno, ¿entonces qué tal si te borro la memoria?
–¡¿Qué?!
–No recordarás que soy chica mágica, así que es como si no te lo hubiera contado. Eso es lo que quieres, ¿no? – Dijo Kyouko acercándose a ella.
–¡N-N-No-No-No hagas eso! – Exclamó Ayano alejándose y moviendo rápidamente los brazos para impedir que Kyouko se le acercara. – No deberías habérmelo contado, pero… Estoy feliz de que lo hayas hecho. Me alegra mucho que confíes tanto en mí como para que me cuentes esto.
–Por supuesto. – Dijo Kyouko abrazándola. – A ti te lo contaría todo.
Ayano se puso algo roja, pero pronto cerró los ojos y se limitó a disfrutar del cálido abrazo en el que la envolvía su amada, mientras Kyouko también se relajaba. Estar con Ayano le hacía olvidar todos los problemas que tenía con sus amigas.
Dos días antes
Victoria publicó en mensaje en la Red Mágica. Básicamente decía que después de la cumbre quedó demostrada la nula voluntad de los gobiernos por encontrar una solución al conflicto, así que llamaba a las chicas mágicas que no estuvieran dispuestas a dejar que se sigan vulnerando derechos fundamentales a contactar con ella para formar un grupo y preparar una estrategia para tomar ellas las riendas de la situación y solucionar ellas el problema al margen de los políticos, para estar listas para actuar si en 6 meses no convocan una nueva cumbre. En pocos días, decenas de chicas mágicas se unieron al llamamiento de Victoria. Y eso solo de las representantes de países. Teniendo en cuenta todas las chicas mágicas en el mundo fueron cientos. Eso causó la reducción de miembros en muchos de los grupos de representantes, ya que había grupos en las que unas estaban de acuerdo con Victoria y otras no, quedando como representantes de su país solo las que no estaban de acuerdo con ella, y también causó la desaparición de grupos completos, en los que todas se unieron a Victoria, quedando en pocos días más de 20 países sin ninguna representante.
–Esto va cada vez peor… – Dijo Akari.
–Pues yo pienso que nosotras también deberíamos unirnos. – Dijo Kyouko.
–¿Qué? – Se sorprendieron todas excepto Sakurako.
–¿Es una broma, Kyouko? – Preguntó Yui.
–Para nada. Victoria tiene razón. Los gobiernos no tienen ninguna intención de resolver el conflicto con las chicas mágicas. La única solución es hacerlo por nosotras mismas.
–Espera, Kyouko, piénsalo un momento. Si actuamos por nuestra cuenta, ¿te crees que los gobiernos se quedarán de brazos cruzados? Es obvio que nos atacarán. Podemos provocar una guerra.
–No es cierto, Victoria dijo que las chicas mágicas podemos destruir todos los ejércitos del mundo en cuestión de minutos, y sabes que tiene razón.
–¿Entonces qué estás proponiendo? ¿Qué matemos a todos los militares de todos los ejércitos del mundo?
–No digo que haya que matarlos, pero podemos destruir todas sus armas y sus vehículos para que no puedan atacarnos.
–Dices eso como si fuera fácil de hacer.
–Somos chicas mágicas.
–Eso no significa que seamos inmortales. Mira lo que les pasó a Las 5 Rosas. Y no solo a ellas, hay más chicas mágicas que han muerto a manos de criminales a lo largo de la historia. Imagínate lo que pueden hacer los ejércitos.
–Pero si no hacemos nada seguirá muriendo mucha más gente inocente. La solución es tomar nosotras el control, que los gobiernos vean que no pueden hacer nada, para que así se vean forzados a hacernos caso.
–¿Y cómo crees que dejaría eso la imagen de las chicas mágicas?
–¡Da igual la imagen que demos! ¡Las vidas humanas son más importantes!
–¡Toshino-senpai tiene razón!
Todas miraron a Sakurako.
–Sakurako, ¿tú también?
–¡Es que es verdad! Mucha gente inocente está muriendo por culpa de la inacción de los gobiernos, y no nos dejan actuar con la excusa de los temas políticos. Eso no es política, son genocidios. Debemos poder salvar a la gente, sin excusas políticas de por medio.
–¡Bien dicho, Saku-chan!
–No cuestiono eso, solo digo que esa no es la forma. – Intervino Yui.
–¿Y qué propones, entonces? – Siguió Kyouko. – ¿Tienes una idea mejor?
–No, pero tampoco se me ocurre una idea peor. Puede ser peor el remedio que la enfermedad. Así podemos causar más muertes que las que intentamos impedir.
Yui y Kyouko se miraban seriamente, con Sakurako mirando de igual forma a Yui, mientras Akari y Himawari miraban preocupadas a sus amigas.
–No sé cuál es la solución, Kyouko. No sé cómo podemos resolver esto, pero esta no es la solución, estoy segura. Debemos encontrar otra forma.
–¿Y cuál es esa otra forma?
–No lo sé, por eso digo que debemos encontrarla. – Las 5 chicas se seguían mirando de igual forma. – Esperad un poco más. Seguro que se nos ocurre algo mejor.
Kyouko no se veía convencida, pero terminó aceptando.
–Está bien, pero que sea poco tiempo. Como dijo Victoria, no podemos esperar más, Yui. Si no se te ocurre otra forma de solucionar esto rápido voy a unirme a Victoria.
–Yo también. – Añadió Sakurako.
Akari y Himawari miraban algo tristes a sus amigas. Temían que el Holy Quintet también se rompiera. Yui estaba igual, pero lo disimulaba mejor. Como líder del grupo no podía mostrar fragilidad.
Hoy
Ya eran las 10 de la noche, y Akari estaba en la azotea de la escuela Nanamori, tal como le había dicho esa desconocida. Llevaba una máscara de kitsune, para evitar que alguien la pudiera reconocer, tal como dijo Victoria.
–Puedes quitarte la máscara, aquí no hay cámaras ni nadie nos está viendo.
Akari se giró rápidamente hacia donde provenía esa voz, la misma que se había comunicado antes con ella. En uno de los bordes de la azotea estaba una chica de pelo y ojos azules, la misma que la del final del capítulo anterior. La chica, que tenía 23 años, tenía una voz más grave que la de Ayano, pero más aguda que la de Yui, y llevaba un vestido de chica mágica muy parecido al de Nanami Yachiyo, de Magia Record, uno de los spin-off de Madoka Magica, aunque con menos adornos. Al igual que Yachiyo, también llevaba zapatos abiertos, lo que extrañó algo a Akari, pues ya era diciembre, y no era normal llevar zapatos abiertos con ese frío, pero no le dio importancia. La chica sonreía de una forma algo extraña. No era una sonrisa malvada, pero tampoco era una sonrisa inocente o de felicidad. Si Akari tuviera que definirla hubiera dicho que se parecía a la de alguien que está plenamente confiada y segura de sí misma. Akari hizo desaparecer su máscara, y la chica empezó a hablar.
–Buenas, vengo de parte de Victoria.
–¿De parte de Victoria? – Exclamó Akari sorprendida. – Entonces… Intuyo que eres Altair, ¿verdad?
–Ese es mi nombre de chica mágica, sí, pero puedes llamarme Ajla, es mi nombre real.
Nota: Se pronuncia Aila.
–¿A-Ajla? – Akari hizo una pausa. – Ni tu nombre ni tu aspecto son de aquí. ¿De dónde eres?
–Bueno, no me considero de ningún sitio realmente, pero nací y crecí en Albania, así que si quieres puedes decir que soy albanesa.
–¿Albanesa? ¿Y cómo es que sabes hablar japonés?
Ajla soltó unas risitas.
–No digas tonterías, no tengo ni idea de japonés. Estoy hablando albanés. – Eso extrañó a Akari. – ¿No ves algo raro en mí cuando hablo?
Akari se fijó bien y pudo ver que, efectivamente, algo no encajaba. Los movimientos de su boca no se correspondían con los sonidos que emitía, y además, se podía oír otra voz igual que la suya pero más flojo.
–¿Qué… ¿Qué es esto?
–Es gracias a la magia. Es lo mismo que utilizó Victoria para hablar en la ONU y entender a todos. – Akari recordó entonces eso. – Yo hablo en albanés, pero tú me entiendes en japonés. Y tú hablas en japonés, pero yo te entiendo en albanés.
–¿Cómo es eso? ¿Cómo lo hacéis para hacer esta magia?
–Pues de la misma forma que en la Red Mágica. – Akari no entendía. – Piénsalo, en la Red Mágica todas las chicas mágicas escriben en su idioma, pero en cambio todas pueden ver los textos en sus respectivos idiomas, ¿no?
Akari asintió.
–Sí, pero eso es porque Adrienna hizo un programa que traduce automáticamente los textos a todos los idiomas.
–Exacto. Ella misma es la que he hecho esto.
–¿Eh?
–Modificó su propio programa para que pudiera traducir voces en vez de textos, y con la magia nos lo introdujo en nuestra Gema del Alma. Así que nuestra Gema del Alma traduce automáticamente cualquier idioma que escuche para que todas las personas que estén cerca lo puedan entender. Una vez aclarado esto, a lo que iba. Supongo que sabes que Victoria está formando un grupo con las chicas mágicas que no quieren que se sigan cometiendo injusticias para tomar nosotras las riendas de la situación, ¿verdad?
Akari asintió.
–Bien, pues quiero que te unas a nosotras.
Eso sorprendió a Akari.
–¿Qué?
–Eres la chica mágica más poderosa del mundo, Akari. Contigo de nuestra parte podríamos dominar el mundo en cuestión de minutos.
Akari se sorprendió más.
–Espera. ¿Dominar el mundo?
Ajla asintió.
–Eso es lo que pretendemos. Los líderes mundiales son un peligro para el mundo. No solo matan a quienes suponen una amenaza para ellos y no nos dejan intervenir con la excusa de los temas políticos. Muchos de ellos pasan olímpicamente del Acuerdo de París, contaminando y llevando el planeta a la destrucción, haciéndolo inhabitable en pocas décadas, solo por dinero, porque a las grandes empresas les sale más barato pagar la multa que cumplir con la normativa. Y como ellos ya son mayores no sufrirán las peores consecuencias, importándoles solo vivir lo mejor que puedan lo que les queda de vida, aunque esto sea a costa de contaminar el planeta y hacerlo inhabitable para futuras generaciones, como nosotras. Gente así no está capacitada para gobernar el mundo. Debemos matar a todas estas personas y tomar nosotras, las chicas mágicas, el control del mundo. Solo así podremos salvar el planeta y asegurar una vida mejor para la gente.
–¡¿P-Pero qué dices?
–Esto es lo mejor para todas, Akari. Los políticos no están capacitados para gobernar. Solo nosotras, las chicas mágicas, podemos garantizar un futuro mejor para todas. Y tú eres la chica mágica más poderosa del mundo, contigo lo conseguiríamos en un santiamén. ¿Qué me dices? ¿Te unes a nosotras?
–¡¿Estás loca?! ¡Claro que no! – Esto sorprendió a Ajla. – ¡No pienso unirme a vosotras! ¡Y tampoco me creo que Adrienna os haya dado voluntariamente su programa de traducción!
–¿Y eso?
–Conozco a Adrienna, ella nunca haría eso para alguien como vosotras.
–Ya… Pues parece que no la conoces tan bien como dices, porque ella forma parte de las Representantes del Mundo.
–¡¿Qué?!
–Fue una de las primeras que se unió. Ya que hizo ese programa pensamos que iba a ayudarnos mucho, así que le explicamos nuestro plan y lo aceptó encantada.
–¡Mientes!
–Es la verdad. Entiende esto, Akari, nosotras no somos las malas aquí. Hablas como si lo fuéramos.
–¡Estás hablando de matar gente! ¡Claro que lo sois!
–A veces matar gente es la única solución.
–¡No es verdad! ¡Eso nunca es la solución!
–¿Ah, no? ¿Y qué me dices de los asesinos y violadores? De la gente que secuestra niñas y las explota sexualmente. O de los asesinos que mataron a cientos de chicos y chicas inocentes solo para poder matar a Las 5 Rosas. ¿No crees que gente así merece morir?
–¡No!
Eso sorprendió a Ajla.
–¿No?
–No.
–¿Ni siquiera gente que si sigue con vida puede causar la muerte de cientos de personas cada uno? ¿No crees que es mejor matar a unas cuantas personas si con esto puedes salvar a miles?
–¡Por supuesto que no! La gente que hace eso es horrible, sí. Y merecen ser castigados. Pero no merecen morir. Nadie lo merece. Nadie tiene el derecho a quitarle la vida a otra persona. Que ellos lo hagan no nos da derecho a hacérselo a ellos.
Ajla miró a Akari en silencio durante unos segundos. Finalmente habló.
–Ya veo, así que ahora piensas eso. – Ajla bajó un poco la mirada y cerró los ojos. – Pues no pensabas lo mismo… – Tras una pausa Ajla volvió a levantar la cabeza y miró a Akari con los ojos entrecerrados. – Cuando mataste a Hiroshi, Mitsuru y Masaki.
Música: "Umbra nigra – Mahou Shoujo Madoka Magica"
Akari abrió los ojos como platos y se quedó congelada al oír eso.
–C… C-C… C-Có… C-Có-Cómo…
Ajla sonrió.
–Sí, lo sé.
Akari, aún impactada, se calmó un poco.
–¿Cómo es posible? Nadie más aparte de mí debería saberlo. ¿Cómo es posible que tú lo sepas?
Ajla aumentó su sonrisa.
–Eso es un… – Ajla se llevó su dedo índice delante de los labios y pronunció marcando todas las sílabas en perfecto japonés: – Hi-mi-tsu. – Akari la miraba con una cara entre enfado y miedo, pero al ver que no decía nada, Ajla siguió. – Los mataste, Akari. Mataste a tres personas para salvar la vida a más gente. ¿Y me estás diciendo que no puedes volver a hacerlo?
–E… Eso fue diferente.
–¿Ah, sí? ¿Fue diferente? – Preguntó burlona Ajla, aún sonriendo.
–Lo hice porque era la única forma de detenerles. No tenía alternativa.
–Eso, sigue autoengañándote repitiéndote eso.
–¿Eh?
–Eso no es verdad, y lo sabes.
–¡S-Sí que es verdad! ¡No había otra forma de detenerles! Aunque los hubiera encerrado en algún sitio, Kyubey hubiera podido aparecer en cualquier momento y concederles sus deseos, por lo que no habría servido de nada. Matarlos era la única forma.
–No es cierto. Podrías haberles cambiado los recuerdos.
–¡No! La magia no funciona con gente con potencial mágico. Y ellos lo tenían. No hubiera funcionado con ellos.
–No me refiero en ese momento.
–¿Eh?
–Viajaste al pasado para matarlos antes de que se convirtieran en chicos mágicos. Pero la gente no nace con potencial mágico, lo adquieren con el tiempo. Si podías viajar en el tiempo habrías podido viajar hasta cuando eran solo unos niños y cambiarles los recuerdos antes de que obtuvieran potencial mágico.
Akari abrió los ojos como platos al oír eso. Ajla siguió.
–Los mataste… Porque querías hacerlo.
–¡No! ¡Eso no es verdad!
–Los mataste por venganza. – Akari se asustó ante eso. – Después de todo lo que te hicieron, después de todo el daño que te causaron, querías vengarte, y por eso los mataste.
–No… No es verdad…
–Tranquila, es una reacción bien natural. No tienes por qué avergonzarte. Por eso me extraña que ahora no pienses así.
–¡No es verdad!
–Entonces por qué los mataste, ¿eh? – Akari no podía decir nada. – Si podías retroceder en el tiempo, ¿por qué no retrocediste hasta que no tuvieran potencial mágico y les cambiaste los recuerdos?
–Y-Yo… No… Pensé en ello…
–Sí, claro. Y yo voy y me lo creo. Los mataste porque querías hacerlo.
–¡No!
–Los mataste por venganza.
–¡No!
Akari estaba empezando a desmoronarse, y Ajla empezó a caminar lentamente hacia ella.
–Podías haber retrocedido en el tiempo y cambiarles los recuerdos para que fueran unos buenos chicos. E incluso podrías haber hecho que Hiroshi se enamorara de ti. – Akari quedó petrificada frente a aquello. – Todo el tiempo que pasaste con Hiroshi desde que lo conociste, todas vuestras quedadas, vuestras citas, vuestros besos… Todo aquello podría haber sido real. Hiroshi podría haber sentido eso por ti si hubieras querido. – Al darse cuenta de esto Akari se tapó la boca con las manos y se dejó caer de rodillas al suelo mientras lágrimas empezaron a caer de sus ojos. – Todo el amor que Hiroshi decía sentir por ti, hubiera podido ser real. Hubieras podido tener una vida feliz con él, ser una pareja de verdad… Pero en vez de eso decidiste matarle. – Ajla quedó justo enfrente de Akari. – Porque querías venganza.
–No… Eso no…
–Podías haberlo hecho cambiar para que su actitud real fuera la de cómo fingía ser cuando fingió estar enamorado de ti. Pero en vez de esto decidiste matarle para vengarte de todo lo que te había hecho. Querías vengarte. Querías que sufriera por todo lo que te hizo a ti y a tus amigas. Por eso lo mataste aunque no era necesario.
–No…
–Entre preferir estar con él y que fuera como cuando estabas enamorada de él, y matarlo para vengarte por lo que te hizo, elegiste la segunda opción. Se puede decir que el odio es más poderoso que el amor.
–N-No…
Akari lloraba cada vez más. Ajla se agachó y le susurró al oído:
–Eres una asesina, Akari.
–N-No… Yo no…
–Sí, lo eres. – Dijo, sonriente. – ¿Ya lo saben tus amigas?
Akari abrió mucho los ojos mientras Ajla se levantaba nuevamente.
–¿Ya lo saben, tus amigas, que mataste a tres personas? – Preguntó Ajla, burlona, aunque ya sabía la respuesta. – No se lo has contado, ¿verdad? – Me pregunto qué pensarían de ti si lo supieran. – Dijo mientras empezaba a andar de nuevo hacia el borde de la azotea.
Cerca del borde se detuvo y se giró para mirar a Akari.
–Aquella vez asesinaste a tres personas, aunque no tenías por qué hacerlo, solo por venganza, así que no me vengas con lecciones de moralidad. Tú no eres nadie para hablar de eso. Si aquella vez no tuviste problemas en hacerlo, no te supondría ningún problema ahora. Piénsalo. Volveré en una semana. Para entonces espero que hayas tomado la decisión correcta.
Luego de eso, Ajla se fue de allí de un salto, desapareciendo de la vista de Akari, la cual siguió llorando de rodillas en el suelo.
Kyouko ya se había puesto el pijama y estaba lista para ir a dormir. Pero entonces una voz la llamó.
–Kyouko, ¿puedes oírme?
–¿Eh? ¿Quién es?
–Abre la ventana. Quiero hablar contigo.
–¿La ventana?
Kyouko ya había cerrado las cortinas, así que las volvió a abrir, asustándose un poco al ver una chica allí fuera. Era Ajla. Kyouko abrió la ventana.
–¿Quién eres?
–Seguramente me conoces con el nombre de Altair.
–¿Altair? – Kyouko entonces cayó. – Tú eres la chica que trabaja para Victoria, ¿no?
Ajla se molestó.
–No, no trabajo PARA Victoria, trabajo CON ella. – Ajla suspiró. – Como sea, puedes llamarme Ajla, es mi nombre real. La cuestión es que quería hablar contigo.
–¿Conmigo? ¿Para qué?
Ajla sonrió.
–Quiero que te unas a nosotras.
Akari ya estaba en su cama. Aunque más tranquila, seguía sollozando. No podía evitar pensar en lo que dijo Ajla. Si hubiera viajado en el tiempo antes de que Hiroshi, Mitsuru y Masaki tuvieran potencial para ser chicos mágicos, hubiera podido cambiarles los recuerdos a los tres, convirtiéndolos en buenas personas, y podría haber hecho que Hiroshi se enamorara de ella de verdad. El amor que sintió Akari hacia él después de que empezaran a salir sería correspondido.
Akari odiaba a Hiroshi. Con toda su alma. Pero durante unos meses lo amó. Estuvo enamorada de él, y aunque después le rompiera el corazón, aún podía recordar lo que sentía cuando le quería. Pensar que ese sentimiento podría serle devuelto por Hiroshi, que sería como creía que era, amable, buen chico, simpático, alegre… Akari empezó a pensar en ello.
–Hiroshi…
Pero de pronto recordó cómo era en realidad, un ser despreciable que la engañó a ella y a sus amigas, que jugó con sus sentimientos y la hizo sufrir solo por diversión aunque era innecesario. En menos de un segundo la expresión de Akari pasó de tristeza a odio y golpeó su almohada con tanta fuerza que casi la rompe. Tras esto, Akari siguió sollozando. Ajla tenía razón. Había matado a Hiroshi, Mitsuru y Masaki por venganza. Quería que pagaran por lo que hizo. Sin embargo, ahora que cayó en que esto no era necesario la había dejado destrozada. No solo mató a tres personas sin que fuera necesario, sino que podría haber hecho de Hiroshi el chico del que se enamoró, pudiendo hacer realidad lo que fue solo una ilusión. Pero en aquel momento Akari odiaba tanto a Hiroshi que simplemente no pensó en eso. Su odio la cegaba tanto que no pensó en ningún momento en salvarle. Ahora, ya 2 años y medio después, aunque no había olvidado por lo que pasó, podía pensar con más calma sobre aquello, y vio que Ajla tenía razón. Si hubiera retrocedido más tiempo, ahora ella y Hiroshi podrían ser pareja, siendo Hiroshi como el chico que fingía ser, pero esta vez de verdad.
–¿Por qué? Si solo hubiera retrocedido más tiempo habría podido salvar a Hiroshi, Mitsuru y Masaki. Los hubiera podido llevar por el buen camino, y Hiroshi podría ser mi pareja, la pareja que quería… – A Akari se le escaparon más lágrimas. – Si solo… Hubiera retrocedido más tiempo…
Akari dejó de llorar en seco. ¿Cómo no lo había visto?
–Claro… Eso es… – Dijo incorporándose. – Puedo hacerlo. Puedo regresar en el tiempo ahora y hacerlo. – Akari se levantó de la cama. – Sí, puedo hacerlo…
Akari se transformó en su forma diosa de chica mágica, con el largo vestido blanco, que flotaba como si soplara viento desde el suelo, y dos alas transparentes detrás de la espalda. Los ojos de Akari casi no tenían brillo, y parecía que la chica estuviera en una especie de trance.
–Puedo hacerlo… Y entonces Hiroshi y yo… Hiroshi y yo… Sí, lo voy a hacer.
Akari empezó a emitir un aura blanca, que rápidamente empezó a brillar con más intensidad.
MAHOU SHOUJO AKARI MAGICA
CIVIL WAR
