Kyouko estaba en la preparatoria, pero su mente estaba en otro sitio, pues no podía dejar de pensar en lo que le dijo Ajla la noche anterior.

Flashback

–Quiero que te unas a nosotras. – Dijo Ajla.

–¿A vosotras?

Ajla asintió.

–Supongo que sabes que Victoria está formando un grupo con las chicas mágicas que no quieren que se sigan cometiendo injusticias para tomar nosotras las riendas de la situación, ¿verdad?

Kyouko asintió.

–Sí, y la verdad es que yo pienso lo mismo.

–Perfecto, ¿entonces te unes a nosotras?

–¿En qué consiste exactamente el plan?

Tras terminarle de explicar el plan, Kyouko dudó unos segundos antes de responder.

–No quiero tener que matar a nadie… Pero si es la única forma de hacer un mundo mejor… Estoy dispuesta a hacerlo si es necesario.

Ajla sonrió, y alargando el brazo dijo:

–Entonces, ¿vienes con nosotras?

–Lo siento, pero aún no puedo.

Eso extrañó a Ajla.

–¿Eh?

–Yui ya se imaginaba que el plan de Victoria era algo así, y no está de acuerdo con eso.

–Yui es la líder del grupo, ¿no? – Preguntó Ajla.

–Así es.

–¿Y qué? ¿Por qué tiene que importarte lo que ella diga? Ella que crea lo que quiera. Si tú estás a favor de esto deberías unirte a nosotras sin importar lo que ella piense.

–No es por eso. Cuando le pregunté a Yui qué proponía entonces, me dijo que quería encontrar un plan mejor. Algo con lo que no hiciera falta llegar tan lejos ni tomar el control del mundo. Que aún no había pensado en nada, pero que seguro que se le ocurriría otra idea, así que le di unos días de tiempo para que presentara alguna alternativa antes de decidir si me unía o no a vosotras.

–Ya veo. ¿De cuánto tiempo estamos hablando?

–No lo especificamos, pero eso fue hace dos días, así que aún esperaré un poco más.

–Entiendo. – Ajla hizo una pausa antes de seguir. – ¿Tienes acceso a la Llave?

–Sí. La tiene Yui, pero cualquiera de nosotras puede cogerla libremente si la necesitamos.

–Bien, si cambias de opinión contacta con Victoria en la Red Mágica. Tan pronto como pueda pasaré a buscarte en el lugar donde digas.

–Está bien.

–Solo te pido que lo decidas rápido. Cada minuto que pasa hay personas que mueren por culpa de los gobiernos. No podemos perder más tiempo.

–Lo sé.

Después de eso, Ajla se fue.

Fin del flashback

Kyouko no sabía qué hacer. Le había dado a Yui unos días de tiempo para que presentara otra alternativa al plan de Victoria, pero mientras no presentaba ese plan, el tiempo iba pasando y la gente iba muriendo, y el plan que le contó Ajla le parecía prácticamente perfecto. Solo esperaba que a Yui se le ocurriera pronto alguna alternativa para poder decidir qué hacer, si poner en práctica el plan de Yui o el de Victoria.

MAHOU SHOUJO AKARI MAGICA

·

La decisión de Akari

Al igual que Kyouko, Akari estaba en su respectiva preparatoria, y al igual que Kyouko, su mente estaba en otro sitio.

Flashback

Akari estaba en su habitación, transformada en su forma diosa.

–¿Eh? ¿Qué? – Se extrañó Akari.

La chica se volvió a esforzar, pero nada.

–¿Qué… ¿Por qué?

Otra vez la chica lo volvió a intentar, pero nada. Y otra vez, y nada.

–¿Por qué…? ¡¿Por qué?!

Da igual las veces que lo intentara, no pasaba nada. Akari seguía allí. En su habitación y en su tiempo. Akari se estaba empezando a poner nerviosa, incluso un poco histérica, lo cual hizo que empezara a desprender más energía descontroladamente, haciendo brillar toda su habitación con mucha más intensidad que si la luz estuviera encendida. Viendo que seguía sin pasar nada, la chica empezó a perder los nervios y a gritar.

–¡¿Por qué?! ¡¿POR QUÉ?!

La chica oyó entonces unos pasos rápidos detrás de la puerta, y pudo reaccionar justo a tiempo cuando vio que el pomo de la puerta giraba. La puerta se abrió, y entró Akane, claramente preocupada.

–Akari, ¿estás bien? ¿Qué son esos gritos?

Akari estaba en su cama, con el pijama puesto.

–Lo… Lo siento… He tenido una pesadilla…

–Estabas gritando muy fuerte, debía ser horrible. – Dijo Akane mientras se acercaba a ella.

–Lo era… – Akari se inventó una pesadilla creíble. – Soñaba… Que todas me abandonaban… Mis amigas, mi familia, incluso Akako y tú… Me quedaba sola, y no entendía por qué. Preguntaba por qué, pero no me respondíais, simplemente me abandonabais…

A Akari se le escaparon algunas lágrimas, pero no por esa historia que se acababa de inventar, sino por una mezcla de entre haber matado a tres chicos sin necesidad de hacerlo y de no poder viajar al pasado para evitarlo. Akane se acercó a su hermana y la abrazó. Esta le devolvió el abrazó.

–Ya está, Akari. Ha sido solo una pesadilla. Eso nunca pasará. Yo nunca te abandonaré, pase lo que pase. Y estoy segura de que tus amigas tampoco.

–Onee-chan…

Tras unos segundos abrazándola, Akane le preguntó a su hermana:

–¿Quieres… Que durmamos juntas esta noche?

Akari, apoyada en el pecho de su hermana, solo asintió.

Fin del flashback

Ya de vuelta en casa, Akari volvió a subir a su habitación y volvió a transformarse en su forma diosa, para intentar nuevamente retroceder hasta antes de que Hiroshi. Mitsuru y Masaki obtuvieran el potencial para ser chicos mágicos. Akari se esforzó todo lo que pudo, cerrando los ojos, deseándolo con toda su fuerza, pero nada funcionó.

–No lo entiendo. ¿Por qué? ¿Por qué no puedo retroceder en el tiempo? Aquella vez lo hice. Aquella vez, cuando Akako estaba dentro de mí, lo hice. ¿Por qué ahora no puedo?

Akari entonces cayó. Se le quedó una cara como si le acabaran de dar una bofetada y no supiera de dónde.

–No… No me digas que… ¿Puede ser… Que quien realmente tuviera el poder de retroceder en el tiempo… Fuera Akako?


El día siguiente, las integrantes del Holy Quintet se reunieron con Kyubey para liberar energía, como cada semana, para que este pudiera recolectarla. Al estar tan perdida en sus pensamientos, la energía de Akari era aún más baja de lo normal. Kyubey estaba intrigado. No entendía cómo era posible que la energía de Akari fuera tan baja (o sea, mucho más baja de lo que debería, pues seguía siendo la chica mágica más poderosa del mundo). Había algo que Kyubey estaba pasando por alto. Algo que tenía que estar obviando para que la energía de Akari fuera tan alta aquella vez y luego tuviera una diferencia tan grande el resto de las veces. Había algo que no estaba considerando, pero ¿el qué?

Cuando terminaron, como siempre, se dispusieron a volver a sus respectivas casas, pero mientras estaban volviendo, Akari se comunicó mentalmente con Yui.

Yui-chan, ¿puedes oírme?

¿Eh? ¿Akari?

¿Puedo venir un momento a tu casa? Quiero hablar contigo.

Yui se extrañó un poco, pero no tuvo inconveniente.

Claro, ven.


Ya en casa de Yui, esta se dirigió a Akari.

–¿Y bien? ¿De qué querías hablar?

Akari se sentó en el suelo, apoyada en la pared, y Yui se sentó a su lado.

–Yui-chan, ¿alguna vez has hecho algo de lo que después te hayas arrepentido?

Yui se extrañó ante esa pregunta.

–¿Eh?

–Algo que hiciste de una forma, y después viste que podías hacer de otra forma mejor, y te arrepientes por haberlo hecho de la otra forma.

–Bueno… Sí, varias veces. ¿Pero por qué me preguntas esto?

–Verás… He hecho algo malo.

–¿Tú algo malo? Me cuesta imaginarlo. – Dijo Yui sonriendo. Sin embargo, al ver que Akari no sonreía, Yui también dejó de hacerlo. – Akari… ¿Qué pasa?

–He hecho algo muy malo, Yui-chan… Algo horrible. Y hace poco me di cuenta que no tenía por qué hacerlo.

–Akari, ¿qué dices? Estás empezando a asustarme.

–Creía que era lo único que podía hacer, que no tenía otra opción… Pero ahora me he dado cuenta que sí que la tenía, pero no la tomé. Tomé esa otra opción, y ahora me siento como una persona horrible por haber hecho eso. – Aunque Akari no estaba llorando, se podía ver que tenía los ojos humedecidos, y por su voz se podía ver claramente que estaba muy triste. – ¿Qué debo hacer, Yui-chan? ¿Cómo puedo seguir adelante después de eso?

Yui no sabía qué decir. Miraba a su amiga con sorpresa. No tenía ni idea de qué debía haber hecho Akari para sentirse así.

–Akari… – Yui intentó decir algo para consolar a su amiga. – Mira, no sé qué es eso tan malo que dices que has hecho, pero si no puedes repararlo no sacarás nada de torturarte de esa forma. Porque ya no puedes repararlo, ¿verdad? – Akari negó con la cabeza. – ¿Entonces por qué sigues preocupándote?

–Bueno, porque…

–Has hecho algo malo, vale, pero ya no puedes repararlo. No puedes cambiar lo que hiciste. Por muy malo que fuera lo que sea que hiciste, si ya no puedes cambiarlo, con seguir pensando en eso una y otra vez no vas a lograr nada más que deprimirte. Lo hecho, hecho está, Akari. No puedes cambiar el pasado. Nadie puede. Todos cometemos errores y hacemos cosas de las que después nos arrepentimos. Lo único que podemos hacer es seguir adelante. Debemos aprender a convivir con estos errores. Puede que el sentimiento de culpa no desaparezca nunca, pero debemos convivir con él. – Akari no sabía qué decir. – Solo vivimos una vez, Akari. No desperdicies tu vida pensando en qué hubiera pasado si hubieras hecho otra cosa o que podías haber actuado de otra forma. Te equivocaste, pero ya no puedes hacer nada para repararlo. Debes aceptarlo y seguir adelante para poder disfrutar de la vida en vez de estarle dándole vueltas una y otra vez, pues así solo conseguirás amargarte. Y no quiero verte amargada. – Yui le puso una mano en su cabeza y la acarició suavemente. – Estás mucho más guapa cuando sonríes. – Akari se sonrojó un poco ante el comentario de Yui. – Además, nos salvaste a todas, ¿recuerdas? De no ser por ti las chicas mágicas seguirían convirtiéndose en brujas. Kyouko, Furutani-san, Ohmuro-san y yo ya habríamos muerto. De hecho lo hicieron, y yo estuve a punto. Solo seguimos vivas gracias a ti, Akari. Nosotras y los miles de chicas mágicas que has salvado. Has salvado cientos de miles de vidas, Akari. No sé qué es eso tan malo que dices que has hecho, pero lo bueno que has hecho supera con creces todo lo malo que hayas podido hacer. Eres una heroína, Akari.

Akari se sonrojó más.

–No… Yo no…

–Sí, lo eres. – La cortó Yui. – Si alguien dice lo contrario, miente.

Akari recordó lo que dijo Ajla, llamándola asesina por haber matado a Hiroshi, Mitsuru y Masaki. En cierta forma era verdad, pero lo hizo porque en ese momento no se le ocurrió otra forma para salvar a sus amigas y al resto de personas inocentes que habían matado el Trío Mágico. Los mató porque era la única forma que se le ocurrió para salvar a miles de personas. Si pudiera retroceder en el tiempo de nuevo y evitar matarlos, lo haría. Pero ya no podía. Y como dijo Yui, no tenía sentido seguir dándole vueltas a algo que no podía reparar. Era fácil decirlo, pero Akari no podía sacarse tan fácilmente de la cabeza haber matado a tres personas habiendo podido actuar de otra forma. Pero Yui tenía razón, tenía que hacerlo. Akari estaba pensando en todo eso, cuando la devolvió a la realidad un beso en la mejilla de Yui.

–¡¿Y-Yu-Yui-chan?! ¡¿Q-Qu-Qué haces?! – Exclamó Akari sorprendida y con las mejillas rojas.

–Es mi forma de darte las gracias por salvarme. – Dijo Yui con una sonrisa. – Además, te veía muy obsesionada con todo este asunto, y he pensado que esto te despejaría un poco. Y también quería ver qué expresión pondrías. Estás muy linda cuando te sonrojas de esta forma. – Akari no sabía qué decir. – ¿Qué, ya estás mejor? – Preguntó Yui, aún sonriendo.

Akari se calmó un poco y asintió.

–S-Sí, un poco.

–Me alegro.

Yui se levantó, y después Akari hizo lo mismo.

–Gracias, Yui-chan. Hablar contigo me ha ayudado.

–Para eso están las amigas. Si algo te inquieta o te preocupa no dudes en decírmelo, a mí o a cualquiera de tus amigas. Sabes que te ayudaremos de la mejor forma que podamos. Las amigas deben apoyarse entre ellas cuando tienen problemas.

Akari sonrió, y Yui también. Realmente no le gustaba ver a Akari triste. Una sonrisa bien grande encajaba mucho mejor con ella.

5 días después

Ya había pasado una semana desde que Ajla fue a ver a Akari, y esta la estaba esperando de nuevo en la azotea de su antigua escuela, donde Ajla había dicho que la volvería a ver.

–Hola de nuevo. – Dijo Ajla, apareciendo de nuevo en uno de los bordes de la azotea, a lo que Akari se giró para verla, pues apareció detrás suyo. La chica tenía la misma sonrisa que la otra vez. – ¿Qué, Akari? ¿Has decidido ya qué vas a hacer?

Akari asintió.

–He estado pensando en lo que me dijiste, y he tomado una decisión. – Ajla amplió su sonrisa. – No pienso hacerlo.

Esto sorprendió a Ajla, que dejó de sonreír de golpe.

–¿Qué?

–No pienso unirme a vosotras. – Antes de que Ajla dijera nada, Akari siguió. – He pensado en lo que me dijiste. Sí, maté a Hiroshi, Mitsuru y Masaki, aún cuando no era necesario. En ese momento no se me ocurrió otra opción. El odio hacia ellos me cegaba, estaba demasiado enfadada para pensar con claridad, solo quería venganza, así que no pensé en retroceder antes de que obtuvieran potencial mágico. Después de lo que me dijiste, al ver que podía salvarles, intenté retroceder en el tiempo de nuevo, para viajar hasta antes de que obtuvieran potencial mágico y cambiarles los recuerdos entonces. Pero no pude. No pude retroceder en el tiempo por más que lo intenté. Pensaba que esa era mi habilidad, pero se ve que era la de Akako. Era ella quien podía retroceder en el tiempo, no yo. Si pude hacerlo aquella vez fue solo porque al estar Akako dentro de mí pude usar sus poderes y su habilidad como si fueran mías, aunque no lo fueran. Y no solo ahora Akako ya no está dentro de mí, sino que renunció a sus poderes y a sus recuerdos para renacer como mi hermana. Ahora es una chica normal y corriente, por lo que aunque encontrara una forma de utilizar los poderes de otra chica mágica, ya no puedo retroceder en el tiempo. Lo haría si pudiera, pues ahora sé que había otra alternativa que no comportara matarlos, pero no puedo, así que no me voy a estar amargando el resto de la vida pensando en que podría haberlos salvado y no lo hice. Sí, así es, pero ya no puedo repararlo, así que no tiene sentido pensar en ello. No ganaré nada torturándome pensando una y otra vez en lo que podría haber hecho y no hice. Me siento mal por ello, pero debo convivir con ese sentimiento, y eso es lo que haré, y seguiré adelante. Por eso no os ayudaré a matar a nadie. Y no solo eso, sino que si lo intentáis haré todo lo que pueda para impedíroslo.

Akari dijo eso con calma pero con contundencia, y con una mirada seria y llena de determinación. Ajla tenía cara de estar molesta, aunque sin llegar a verse completamente enfadada. Tras unos segundos, habló.

–Así que no matarías a nadie en ningún caso, ¿eh?

–Exacto.

–¿Ni siquiera si estuviera en peligro la vida de la persona a la que más quieres? – Esa pregunta extrañó un poco a Akari.

–¿Q-Qué dices?

Ajla sonrió levemente.

–Tu hermanita Akako. Es muy linda. Sería una pena que le pasara algo, ¿no crees?

Aquello hizo que Akari perdiera los papeles. Completamente enfurecida, rápidamente se transformó en su modo diosa y cargó una flecha apuntando a Ajla.

–¡No te atrevas a acercarte a Akako!

–¿O qué? ¿Me matarás? – Akari no dijo nada. – ¿A mí sí y a los cientos de personas que matan a otras personas no? ¿Solo si afecta a alguien a quien quieres? Eso es un poco egoísta, ¿no crees, Akari? Pensando solo en ti y los tuyos sin importarte los miles de otras personas que mueren a los que no conoces. – Akari apretaba los dientes de rabia. – De todos modos… – Continuó Ajla, que amplió su sonrisa. – No podrías hacerme nada.

Antes de que Akari se diera cuenta, Ajla desapareció, sorprendiéndola, volviendo a aparecer detrás suyo.

–¿Dices que vas a detenerme? – Akari se giró rápidamente para apuntar a Ajla, pero de nuevo había desaparecido, volviendo a aparecer detrás suyo. – Por favor, no me hagas reír. – De nuevo, Akari volvió a girarse para apuntarla, y de nuevo esta volvió a desaparecer, apareciendo unos metros a su lado. – ¿De verdad crees que tienes alguna posibilidad contra mí? – Akari volvió a apuntar a Ajla, y de nuevo esta despareció, apareciendo de nuevo unos metros detrás de Akari. – No tienes nada que hacer contra mí.

De nuevo Akari volvió a girarse para apuntar a Ajla, pero cuando se giró, esta ya había vuelto a desaparecer. Akari se estaba empezando a poner nerviosa.

–¿Te crees que por ser la chica mágica más poderosa del mundo podrías derrotarme? – De nuevo, cuando Akari se giró para apuntar a Ajla, esta ya había desaparecido y volvió a aparecer unos metros detrás suyo. – El poder mágico no es lo más importante.

De nuevo, otra vez lo mismo. Ahora Akari ya se veía claramente nerviosa.

–Te puedo ganar perfectamente aunque seas mucho más poderosa que yo. – Finalmente, Ajla no desapareció esta vez cuando Akari la apuntó, pero Ajla no había aparecido mirando a Akari, sino de espaldas a ella, caminando hacia uno de los bordes de la azotea. – En pocas semanas daremos inicio al plan, y si te interpones tendré que matarte. Y francamente, no me gustaría tener que hacerlo. Después de todo, te debo la vida. Todas te la debemos. Nos salvaste de convertirnos en brujas. Por eso no me gustaría tener que matarte. Pero si te interpones, lo haré. – Ajla se detuvo cerca del borde y se giró para mirar a Akari, con la misma sonrisa con que la miró la primera vez que se vieron. – Pondremos en marcha el plan. Lo único que puedes hacer para evitarlo es derrotarnos a Victoria y a mí antes de hacerlo. ¿Crees que puedes conseguirlo? – Ajla seguía mirando a Akari con esa sonrisa, mientras Akari, por su lado, estaba completamente seria y enfadada, pero también con algo de miedo, pues no tenía ni idea de qué poder estaba usando Ajla. – Si crees que puedes derrotarnos, te espero en nuestra base, en Bir Tawil.

Ajla agrandó su sonrisa y después se dejó caer de espaldas hacia atrás, cayendo al vacío, sorprendiendo a Akari. Esta corrió rápidamente hacia al borde, pero al mirar abajo no había rastro de Ajla. Era como si hubiera desaparecido. Akari, bastante inquieta, se quedó unos segundos mirando hacia abajo como si con eso pudiera lograr ver a Ajla.

¿Qué clase de poder tiene?

Al día siguiente

Nadeshiko estaba bajando las escaleras con paso rápido, con Sakurako siguiéndola.

–¡Me lo prometiste, Onee-chan, me lo prometiste! – Le gritó Sakurako a su hermana mientras la seguía.

–Las cosas han cambiado.

–¡Hace meses que lo habíamos planeado! ¡No puedes cambiar los planes que teníamos desde hace meses de un momento a otro! ¡Y menos sin darme ninguna explicación!

Nadeshiko, molesta por los gritos de su hermana, empezó a hablar cada vez más fuerte, casi gritando.

–¡Por supuesto que puedo! ¡Y no tengo por qué darte ninguna explicación de nada!

–¡Eres una mentirosa, Onee-chan! ¡Me lo prometiste!

–¡Cierra la boca de una vez! ¡Me provocas dolor de cabeza!

–¡Callaré cuando cumplas tu promesa!

–¡No tengo tiempo para estas tonterías! ¡Esto es más importante!

–¡¿Más importante que cumplir la promesa que le habías hecho a tu hermana?!

–¡Sí! – Gritó Nadeshiko sin contenerse.

Esta terminó de ponerse los zapatos y se dirigió con prisa a la puerta. Sakurako, claramente enfadada, con los cachetes rojos y los ojos algo brillantes por las lágrimas de rabia y tristeza que había en ellos, le gritó.

–¡Eres una mentirosa! ¡Te odio! ¡Muérete!

–¡Al menos si me muero no te oiré más! – Gritó Nadeshiko mientras abría la puerta.

Sakurako, claramente enfadada por esa respuesta, gritó:

–¡Entonces espero que te mueras!

Nadeshiko cerró fuertemente la puerta, dejando a Sakurako en la entrada. Hanako, de ahora 11 años, que estaba en su habitación, salió, sorprendida por aquella discusión. No era la primera vez que sus dos hermanas discutían. De hecho, ella también solía discutir frecuentemente con Sakurako, pero lo de hoy estaba a otro nivel. Nunca había oído unos gritos tan fuertes entre ellas. Sakurako, completamente enojada, subió corriendo las escaleras y entró rápidamente a su habitación, tirándose en la cama, ante la mirada sorprendida de Hanako. En la cama, Sakurako, apretó su cara contra la almohada y empezó a gritar lo más fuerte que pudo. Aunque sus gritos estaban amortiguados por la almohada, seguían siendo bastante fuertes. Hanako, aún sorprendida, entró en la habitación de Sakurako.

–Oye, ¿se puede saber qué ha pasado? ¿A qué han venido esos gritos?

–¡Nadeshiko es una mentirosa! ¡La odio!

Hanako, aún algo descolocada, suspiró.

–Si me explicaras lo que ha pasado a lo mejor podría entenderlo.

Sakurako, aún con los ojos y las mejillas rojas se sentó sobre la cama. Hanako hizo lo mismo. Cuando le terminó de explicar el motivo, Hanako estaba alucinando.

–¿En serio? ¿Te has discutido con ella de esa forma solo por esta tontería?

–¡No es ninguna tontería! ¡Llevaba años esperando la secuela de esa película! ¡Años! ¡Y cuando me enteré hace meses de que salía hoy y le pedí a Nadeshiko que fuéramos a verla juntas, ella me prometió que iríamos! ¡Me lo prometió, Hanako!

Hanako se llevó una mano a la cara. Tras unos segundos, volvió a bajarla.

–A ver, entiendo que estés enfadada porque no ha cumplido su promesa, pero tampoco es para ponerse así. Puedes ver la película cualquier otro día.

–¡No es solo por la película! ¡Me lo prometió! ¡Prometió que iríamos juntas! ¡Y la ha incumplido sin siquiera decirme por qué! ¡¿Qué puede ser más importante que la promesa que le hizo a su hermana?!

Aunque Hanako creía que no había para tanto, intentaba ser comprensiva con su hermana.

–Sakurako… Entiendo que estés molesta, de verdad. Pero no hacía falta ponerse así. Algo urgente debe haber ocurrido para que incumpliera su promesa. Nadeshiko no es el tipo de persona que promete algo y luego le da igual. Ella siempre cumple sus promesas. Debe haber pasado algo realmente importante para verse obligada a incumplirla.

Sakurako tardó unos segundos en contestar.

–¿Cómo qué? – Preguntó más calmada, aunque aún molesta.

–No lo sé, pero seguro que tiene que haber algo. Ella no incumpliría una promesa por tonterías, no es ese tipo de persona. Lo sabes, ¿verdad?

Sakurako desvió la mirada.

–Supongo…

Hanako le dedicó una pequeña sonrisa a su hermana y le acarició la cabeza.

–Vamos, no hay para tanto. Ya verás la película otro día.

–…Tenía muchas ganas de verla hoy.

Hanako, con esa misma sonrisa, suspiró.

–Sakurako, qué vamos a hacer contigo…


Unas horas después, ya con Hanako en su habitación desde hacía rato, Sakurako estaba mirando en su móvil las noticias, para ver si decían algo sobre las chicas mágicas. Nada que no supiese ya, pero una noticia le llamó la atención por dónde había pasado. Takaoka, su ciudad. Un coche había perdido el control y había atropellado a varias personas. No había muerto nadie, pero había varios heridos de gravedad. No se temía por la vida de ninguno, pero algunos habían tenido que ser trasladados a la UCI, pues sus heridas eran bastante graves. El motivo por el que el coche había perdido el control se desconocía. La policía estaba investigando la causa. Cuando Sakurako leyó los nombres de las personas heridas, se quedó de piedra. Uno de esos nombres era el de la novia de Nadeshiko. Esta se había esforzado en ocultarlo, pero hacía unos meses que Sakurako lo descubrió, por un descuido de su hermana, que dejó el ordenador sin bloquear cuando salió de la habitación. Sakurako entró a la habitación de su hermana a pedirle que hiciera la comida, ya que tenía hambre. Nadeshiko había ido al baño, por lo que Sakurako decidió esperarla, pero entonces vio que tenía el ordenador encendido y en la pantalla había un chat. Aunque al principio pensó que estaba hablando con una amiga, cuando leyó los mensajes vio que esa chica no era solo una amiga, que era algo más, dejando impactada a Sakurako. Cuando esta oyó que Nadeshiko salía del baño, utilizó la magia para salir por la ventana de la habitación y volver a la suya, pues si Nadeshiko sabía que había descubierto eso estaba muerta.

En ese momento Sakurako se sintió como una auténtica mierda. Nadeshiko había incumplido su promesa para ir a ver a su novia al hospital, tras ser una de las víctimas de ese accidente. Claramente eso era mucho más importante que una simple película. Sakurako se sentía fatal. Había insultado a su hermana por incumplir su promesa, ir a ver una película con ella, para ir a visitar a su novia tras sufrir un accidente. Hubiera podido decirle que una amiga suya tuvo un accidente, pero tal vez con los nervios de la situación estuviera demasiado alterada para decir nada. Y solo faltó que Sakurako empezara a gritarle para terminar de hacerle perder los estribos. Un horrible sentimiento de culpa se estaba apoderando de Sakurako. Debió haber sido más comprensiva con su hermana. No debió haberle gritado. Y sobre todo no debió haberle dicho esas cosas. Sakurako empezó a ponerse triste, pero rápidamente sacudió la cabeza y se desprendió de esa sensación. Pensar en eso no ayudaría en nada. Lo mejor que podía hacer era disculparse. Hacerle saber a su hermana que en realidad no pensaba ninguna de las cosas que le dijo. Y se le ocurrió la forma perfecta de hacerlo.


Hanako, que estaba en su habitación, empezó a sentir olor a comida. Extrañada, bajó a la cocina, y cuando vio aquello, pensaba que estaba alucinando.

–¿Sakurako?

–Ah, hola, Hanako. ¿Quieres algo?

–¿Estás… Haciendo la comida? – Sakurako asintió. – ¿Quién eres tú? ¿Qué has hecho con mi hermana?

–Muy graciosa… – Respondió sarcásticamente Sakurako. – He pensado en hacer hoy la comida como forma de disculparme con Nadeshiko. – Hanako se quedó boquiabierta al escuchar eso. – Siempre decís, sobre todo ella, que soy una vaga, que no hago nada, que no me esfuerzo en nada, que no me interesa nada, que ni siquiera sé cocinar… Pues bien, para que veáis que no es así, voy a preparar yo la comida. Ya veréis, va a estar para chuparse los dedos.

Sakurako siguió preparando la comida, siguiendo una receta de una web que estaba mirando en su móvil. Sakurako ya había intentado preparar la comida otras veces, por insistencia de sus hermanas, pero esta era la primera vez que lo hacía voluntariamente. Además, siempre se quejaba de lo difícil que era y lo hacía mal, terminando por hacer un desastre y hacer que finalmente fueran sus hermanas o su madre quien tuviera que terminarla. Sin embargo, esta vez era diferente. Hanako podía ver que Sakurako realmente se estaba esforzando. Le estaba costando seguir la receta correctamente y que no se le pasaran los tiempos de cocción de cada ingrediente, pero se podía notar en su expresión que lo hacía lo mejor que podía. Hanako sonrió, aliviada de que, aunque Nadeshiko aún no lo sabía, Sakurako ya había hecho las paces con ella.

En Bir Tawil

Ajla entró en una sala de la base, donde se encontraba Victoria, con varios mapas encima de una mesa y con marcas en este, aparentemente preparando la estrategia para atacar.

–¿Qué tal ha ido con Akari? – Preguntó Victoria.

–No he tenido suerte. – Respondió Ajla sin perder su típica sonrisa. – Una lástima. Con ella de nuestro lado habríamos ganado en cuestión de minutos.

–Si no está de nuestro lado es nuestra enemiga. Y teniendo en cuenta que es la chica mágica más poderosa del mundo, será un auténtico problema si se interpone.

–Por eso hemos preparado este plan B, ¿no?

–¿Y estás segura de que funcionará?

–Totalmente. Akari vendrá, tarde o temprano. Lo único que hace falta saber es si será más tarde o más temprano. Pero vendrá, no tengas ninguna duda. Y cuando lo haga estaremos preparadas.

Victoria no se veía muy convencida, pero decidió confiar en el plan de Ajla. Tenía que dejar fuera de juego a Akari fuera como fuera, de lo contrario, su plan se iría al garete.

En casa de Sakurako

Sakurako estaba bastante animada terminando de preparar la cena. Le había costado, pero ya casi estaba lista. Solo faltaba por hervir un ingrediente, y por el momento hacía muy buen olor.

En ese momento llamaron al timbre. Sabiendo que su hija estaba preparando la cena, su madre fue a abrir.

–Ya voy yo. – Cuando la madre de Sakurako abrió la puerta se sorprendió al ver a dos agentes de policía. – Buenas noches, agentes. ¿Desean algo?

Eso llamó la atención de Sakurako.

¿Agentes?

Sakurako salió hasta el marco de la puerta de la cocina, viendo que, efectivamente, un par de agentes de policía estaban en la puerta. Uno de los agentes habló.

–¿Es usted la madre de Ohmuro Nadeshiko?

–S-Sí, ¿por qué? – Preguntó la madre, nerviosa. – ¿Le ha pasado algo a mi hija?

Los agentes se miraron mutuamente.

–Señora, lamento mucho tener que informarle… Que su hija Nadeshiko ha muerto.

MAHOU SHOUJO AKARI MAGICA

CIVIL WAR