Música: "Serena ira – Mahou Shoujo Madoka Magica"

Sakurako estaba en el cementerio, junto a su hermana, sus padres y sus amigas, en el funeral de Nadeshiko. Todas estaban tristes y la mayoría estaban llorando, pero Sakurako no. Ella, a la que la sombra de su pelo le cubría los ojos, estaba justo al lado de su madre, y en el otro lado estaba Hanako, no había llorado ni una sola vez desde que Nadeshiko murió.

Flashback

La madre de Sakurako se quedó atónita ante lo que le dijo el agente, tardando un rato en poder contestar.

–¿Qué… ¿Qué dice…? Es una broma, ¿no? Dígame que es una broma…

–Lo siento, señora, pero no. Su hija ha muerto. – Dijo uno de los agentes con la mirada triste.

La madre de Sakurako no pudo más y empezó a llorar desconsoladamente. Su esposo, que estaba en la sala de estar, salió, extrañado por el ruido, sorprendiéndose al ver a su esposa llorar.

–Querida, ¿qué pasa?

Esta, rápidamente lo abrazó, y apenas pudo vocalizar:

–Nade… shiko… Ha…

Incapaz de continuar, siguió llorando. Su esposo, al ver a los agentes con esa mirada triste, lo entendió todo. Abrazó fuertemente a su esposa, y aunque tardó un rato en llorar debido al impacto, cuando Hanako bajó a preguntar que pasaba, ya estaba llorando.

–¿Qué… ¿Qué pasa? – Preguntó Hanako algo asustada por ver a sus padres llorando de esa forma y a dos agentes de policía en la puerta.

–Nadeshiko… – Fue lo único que pudo decir su padre.

Aunque Hanako lo entendió inmediatamente, no quería creérselo. Con la cara horrorizada, negó suavemente con la cabeza varias veces hasta que finalmente estalló a llorar abrazándose con sus padres. Pero Sakurako no. Esta se quedó petrificada en la entrada de la cocina, con los ojos y la boca ligeramente abiertos, sin decir ni hacer nada, pensando en lo último que le dijo a su hermana.

¡Entonces espero que te mueras!

Fin del flashback

Recordar eso hizo que Sakurako no pudiera más y empezó a llorar abrazándose a un lado de su madre, de la misma forma que Hanako lo hacía en el otro lado, mientras su madre las agarraba por la cabeza.

En el momento en que el ataúd empezó a bajar, Sakurako no pudo más y saló corriendo. Himawari, con lágrimas en los ojos, la llamó.

–¡Sakurako!

–Déjala… – Dijo su madre entre llantos.

Sakurako empezó a correr con todas sus fuerzas, transformándose en chica mágica para correr aún más rápido, mientas lloraba totalmente desconsolada, recordando cómo le dijeron que había muerto su hermana. Le dijeron que mientras volvía a casa de noche, un hombre intentó violarla. Ella se resistió y no se dejó violar, lo cual hizo enfurecer al hombre, por lo que decidió matarla. Cuanto más pensaba en eso, con más fuerza lloraba y más rápido corría. Cuando se alejó lo suficiente de las demás, la chica gritó con todas sus fuerzas, resonando su grito durante varios segundos.

MAHOU SHOUJO AKARI MAGICA

·

La ruptura del Holy Quintet

Akari, Yui, Kyouko y Himawari estaban reunidas en el apartamento de Yui. Ninguna de las cuatro chicas podía entender cómo Kyouko no había podido detectar ese asesinato. Ninguna decía nada, pero era obvio que eso eran lo que estaban pensando. Kyouko fue la primera en hablar, con la voz temblorosa.

–Y-Yo… N-No sé cómo… De verdad… Yo no…

–Tranquila, Kyouko. – Intervino Yui. – Nadie te va a echar la culpa de nada. La muerte de Nadeshiko no es culpa tuya. Tú no has hecho nada malo, así que cálmate.

Eso calmó un poco a la chica, pues en cierto modo se sentía culpable por no haber podido evitar la muerte de Nadeshiko. Ellas casi no la conocían, pero sí a Sakurako, y sabían que era su hermana, por lo que en cierta forma también les afectaba. Sin embargo, con Himawari era diferente. Para ella, Nadeshiko era casi como una hermana mayor. De las cuatro chicas presentes, Himawari era la más afectada, aunque en ese momento intentaba mostrarse calmada. Kyouko volvió a hablar.

–Normalmente… Yo suelo percibir los crímenes que van a suceder con días de antelación, horas como mucho… Pero eso lo percibí justo antes de que se cometiera. No tuve tiempo de evitarlo. No lo entiendo, nunca antes me había pasado algo así.

Akari entonces recordó algo de la otra realidad, cuando Hiroshi le dijo que las primeras veces que el Trío Mágico actuó, Kyouko no percibió los delitos hasta justo antes de que se produjeran porque no se iban a producir. Las personas que cometieron esos delitos eran ciudadanos normales a los que Hiroshi, Mitsuru y Masaki les cambiaron los recuerdos para que cometieran delitos y les proporcionaron las armas para ello. Por eso Kyouko no pudo percibir esos delitos hasta justo antes de que se cometieran, simplemente porque no se iban a producir. Akari descartaba completamente que alguien hubiera hecho lo mismo que hizo el Trío Mágico entonces, pero aquello le dio una idea de lo que podía haber pasado.

–A lo mejor… Es que ese hombre no tenía planeado violar ni matar a Nadeshiko. – Las demás la miraron. – Kyouko-chan, tú puedes percibir los delitos que la gente quiere cometer, y dices que lo percibiste justo antes de que se cometiera, ¿verdad? – Kyouko asintió. – Entonces lo más probable es que ese hombre no tuviera pensado violar ni matar a nadie, sino que fue en el momento en que vio a Nadeshiko que pensó en hacerlo, pero no fue un ataque premeditado, sino que se le ocurrió en ese mismo momento, por eso no pudiste percibirlo hasta ese momento.

Las otras tres chicas se sorprendieron ante la deducción de Akari, pero no encontraron ningún fallo en esa explicación.

–Sí… Eso tendría sentido… – Dijo Yui.

–¡Aun así me molesta! – Gritó Kyouko golpeando el suelo con el puño.

Las cuatro chicas estaban molestas. No era solo que Nadeshiko hubiera sido asesinada, sino el motivo por el cual se produjo ese asesinato. Ese hombre la mató solo porque no se dejó violar. La gente así no podía darles más asco.

–¿Cómo está Ohmuro-san? – Preguntó Yui.

–Bastante mal. – Respondió Himawari. – No ha salido de su habitación desde el entierro. Está muy afectada. Hanako y sus padres están muy preocupadas por ella… Y yo también.

Ninguna de ellas dijo nada en unos segundos, hasta que Yui habló.

–Furutani-san, ¿podrías hablar con ella? No quiero parecer insensible, yo también estoy triste por la muerte de Nadeshiko, y sé que Ohmuro-san lo tiene que estar pasando muy mal, pero no puede quedarse encerrada en su habitación. La necesitamos en el Holy Quintet. Podemos darle unos días de descanso para que se recupere, pero debe estar lista pronto por si se comete algún crimen y ella fuera la única que pudiera actuar.

Himawari asintió.

–Sí, lo entiendo. De hecho ya tenía pensado hablar con ella. Tampoco está yendo a la preparatoria, y eso no puede ser. – Himawari se levantó. – Iré a verla.

Dicho esto se fue del apartamento de Yui en dirección a la casa de Sakurako. Akari se levantó también.

–Yo también me voy, tengo que ir a cuidar de Akako. Hasta mañana.

–Hasta mañana. – Respondió Yui.

Tras cerrar la puerta, Yui y Kyouko se quedaron solas en el apartamento. Tras unos segundos, Yui se levantó.

–Sé que no es el mejor momento para esto, ¿pero ya que estás aquí quieres hacer algo?

–Me voy a ir con Victoria.

Eso dejó a Yui de pierda.

–¿Eh?

–Lo que has oído. – Dijo Kyouko levantándose.

–Kyouko, escucha…

–No, escúchame tú. – Replicó esta, seria. – Hace casi dos semanas que dije que me quería unir a ella, y tú me dijiste que me esperara, a ver si encontrabas un plan mejor. ¿Lo has encontrado?

–Aún no…

–Pues entonces me voy con ella.

–¡Espera! Seguro que se me ocurrirá algo pronto. Solo espera un poco más.

–¡No, no pienso esperar ni un día más! – Exclamó Kyouko gritando, sorprendido a Yui. – ¡He esperado dos semanas! ¡¿Y qué he conseguido?! ¡Que la hermana de una de mis amigas haya muerto! ¡Si todas las chicas mágicas se hubieran unido a Victoria desde el primer momento a lo mejor hubiéramos podido evitarlo! ¿Cuánta gente más tiene que morir para que reacciones, Yui? No pienso esperar más tiempo. No pienso permitir que muera más gente inocente. Dame la Llave.

Yui tardó unos segundos en contestar, y cuando lo hizo, lo hizo muy seria.

–No.

–¿Cómo dices? –Preguntó Kyouko entre molesta y extrañada.

–No te la pienso dar.

–Yui, dame la maldita Llave.

–No, si la quieres tendrás que quitármela por la fuerza.

–¿Hablas en serio?

–Totalmente.

Yui y Kyouko se miraban de forma desafiante. Sin la Llave Kyouko no podría contactar con Ajla, pero luchar no era una opción. Yui era más fuerte que Kyouko, no solo como chica mágica, sino también como chica normal, y también más inteligente. Así que Kyouko tendría que ser más astuta.

–Está bien. Ya encontraré otra forma de contactar con ella. – Dijo mientras se iba de allí.

Yui no estaba contenta de tener que encararse a su mejor amiga, pero no quería que se uniera a Victoria, ya que aquello podía suponer problemas aún mayores que los que ya tenían las chicas mágicas. Para evitar que lo hiciera, Yui decidió esconder la Llave en un sitio donde solo ella supiera. Pero Kyouko ya contaba con eso. Y teniendo en cuenta que su poder no era percibir delitos, sino cosas que fueran de importancia para ella, se concentró en Yui y la Llave, pudiendo descubrir en qué sitio Yui decidió ocultarla, así que no tendría problemas en encontrarla una vez Yui se alejara de ella.


Himawari llegó a casa de Sakurako. Debido a que no abría la puerta de su habitación, Himawari decidió entrar por la ventana. Saltar hasta el tejado fue fácil, solo tuvo que convertirse en chica mágica sin que nadie la viera, y con un escudo de energía plano cortó el seguro de la ventana, para poder entrar, ya que Sakurako la tenía cerrada. Una vez en la habitación se encontró a Sakurako encima de su cama, bocabajo, cubierta con la manta hasta el cuello y con la cabeza enterrada en la almohada.

–Eso se puede considerar allanamiento, lo sabes, ¿verdad?

–Me da igual. No puedes seguir así, Sakurako.

–¿Así? ¿Así cómo?

Himawari se sentó encima de la cama de Sakurako.

–Sakurako, mírame.

Esta, molesta, se incorporó y se sentó también en la cama, enfrente de Himawari.

–¿Qué quieres?

–Quiero hablar contigo.

–Yo no quiero hablar con nadie. Vete.

–No, tenemos que hablar.

–He dicho que no quiero. Vete. – Dijo Sakurako conteniéndose para no gritar.

–Entiendo que estés triste, de verdad, yo también lo estoy. También era importante para mí, ¿sabes? Puede que no tanto como para ti, pero yo también la quería. También la consideraba como una hermana.

–Sí, y por eso me vas a decir que sabes cómo me siento pero que tengo que superarlo y tal, ¿no? – Respondió Sakurako, cada vez más molesta.

–Es que tienes que superarlo. – Himawari suspiró. – Mira, no voy a decir que sé cómo te sientes porque sería mentira. No puedo ni siquiera imaginar cómo sería para mí perder a Kaede, pero encerrarte aquí no cambiará las cosas. No va a devolverle a la vida que te encierres en tu habitación sin hablar con nadie. Sé que es duro, y que necesitas tiempo para afrontarlo. Pero no puedes quedarte aquí. Debes seguir adelante. Eso es lo que ella hubiera querido…

Aquello fue demasiado para Sakurako.

–¡¿Y tú qué sabes qué es lo que ella hubiera querido?! ¡No tienes ni idea de lo que ella hubiera querido!

–Sé que a ella no le gustaría verte triste, y que querría que pudieras ser feliz incluso sin ella.

–¡No tienes ni idea! ¡A lo mejor hubiera querido que me hundiera en la miseria y la desesperación!

–¡Sakurako, ¿qué dices?! ¡Ella nunca hubiera querido algo así!

–¡Sí, porque ella me odiaba!

–¡Eso no es verdad, Sakurako! ¡Y lo sabes! Puede que os pelearais de vez en cuando, pero eso no significa que te odiara. Ella te quería, de la misma forma que te quieren Hanako y tus padres.

–¡Le dije que quería que se muriera!

Himawari calló inmediatamente al escuchar eso. Sakurako empezó a sollozar mientras lágrimas caían de sus ojos.

–Esa noche… Tuvimos una pelea… Más fuerte de lo habitual… Y le dije que quería que se muriera. Eso fue lo último que ella escuchó de mí… – De los ojos de Sakurako cada vez caían más lágrimas. – Murió… Pensando que la odiaba…

Sakurako ya no pudo soportarlo más y empezó a llorar con todas sus fuerzas, abrazando fuertemente a Himawari, mientras esta también la abrazaba a ella. Himawari, a la que también se le empezaron a caer algunas lágrimas, abrazaba a su amiga mientras esta gritaba y lloraba fuertemente, intentando deshacerse de toda esa ira, tristeza y culpabilidad acumuladas.


Unas horas más tarde, cuando Yui ya estaba lejos, Kyouko se acercó al lugar donde Yui había ocultado la Llave. Un lugar en el que Kyouko nunca hubiera buscado; su propia casa. Esta hubiera buscado en el apartamento de Yui, en las casas de sus amigas, en la escuela, o algún lugar especial que Yui conociera, pero nunca en su propia casa. La había dejado en el jardín, oculta entre el muro que daba a la calle y unos arbustos. Cuando la cogió, la conectó enseguida a su ordenador y le escribió en la Red Mágica a Victoria.

En Bir Tawil

Ajla se dirigió a Victoria, que estaba con varios mapas, pasando a limpio en ordenador todos los pasos que tendrían que hacer para llevar a cabo su plan, escribiendo todos los detalles y posibles imprevistos para estar preparadas en cualquier situación.

–Me voy a Japón. Hay una nueva chica mágica que quiere unirse a nosotras.

–¿Quién es?

–Toshinou Kyouko.

Victoria se sorprendió un poco.

–Esta es la tercera chica mágica más poderosa del mundo, ¿verdad?

–Así es. – Dijo Ajla sonriente.

–Bien, es una muy buena incorporación. Nos será de gran ayuda.

–Además, eso ayudará a que Akari venga. Seguro que querrá traer de vuelta a su amiga.

–Espero que tengas razón.

–La tengo. Akari vendrá, ya verás. En fin, me voy a por Kyouko.

Dicho esto, Ajla se fue en dirección a Japón.

En casa de Sakurako

Kyouko fue a visitar a Sakurako. Esta estaba un poco mejor después de desahogarse gracias a Himawari, aunque aún seguía triste. Cuando Kyouko entró en su habitación, lo primero que hizo fue disculparse.

–Lo siento, Saku-chan. Siento no haber podido percibir lo que le iba a pasar a tu hermana. L-Lo que pasó es…

–Tranquila, Himawari me lo ha explicado. – Kyouko se tranquilizó un poco. Temía que Sakurako la odiase por no haber podido percibir lo que le pasó a su hermana y le diese las culpas a ella. Por suerte no era así. – La culpa no es tuya. El único que tiene la culpa es el hijo de puta que le hizo eso. – Dijo apretando los puños de rabia y con la mirada seria.

–Sí, tienes razón. A la gente así sí que tendrían que permitirnos matarla.

–Exacto.

La forma en que lo dijo hizo que Kyouko se extrañara un poco, pero unos segundos más tarde entendió lo que quería decir.

–Saku-chan… No me digas que…

–Voy a matarle. Lo encontraré, y cuando lo haga lo voy a matar de la forma más cruel que pueda. Voy a hacer que se arrepienta de haber nacido.

Kyouko se sorprendió un poco por eso, pero no intentó disuadirla.

–Te entiendo. Yo voy a unirme a Victoria. – Esta vez era Sakurako la sorprendida. – No pienso esperar más tiempo. No pienso dejar que muera más gente. Hay que pasar al ataque ahora. Y me gustaría que tú vinieras conmigo…

Sakurako recuperó su expresión seria.

–Sí, lo haré… Cuando haya matado a ese tío.

Kyouko se alegraba de que Sakurako viniera con ella.

–Yui ha escondido la Llave. Quería evitar que me uniera a Victoria.

–¿Por qué lo hace? ¿Es que no se da cuenta que es la única solución?

–Se ve que no. Aún piensa que puede ocurrírsele una opción mejor, pero yo estoy dispuesta a esperar más.

–Yo tampoco.

–Bien. Gracias a mi poder he podido descubrir la ubicación de la Llave. Está en el jardín de mi casa. – Eso sorprendió a Sakurako. – Seguro que se imaginó que nunca la buscaría allí. La he dejado en el mismo sitio para que no sepa que la he descubierto. Está oculta entre unos arbustos, cerca del muro de la calle. Cuando estés lista, conéctala a un ordenador y comunícate con Victoria en la Red Mágica. Altair vendrá a buscarte para llevarte a su base.

–¿Altair? ¿No Victoria? – Se extrañó Sakurako.

–Supongo que ella debe estar muy ocupada planeando una estrategia y por eso envía a su número 2.

–Entendido.

–Bien, entonces me voy. Estaré esperando por tu llegada. Mucha suerte, Saku-chan.

Kyouko se iba a ir, pero entonces Sakurako la llamó.

–¡Espera, Toshino-senpai! – Kyouko se giró. – Tu poder es percibir cosas importantes para ti, ¿verdad?

–Así es.

–¿Para ti es importante que yo encuentre a ese hijo de puta? – Kyouko, extrañada, asintió. – Entonces… ¿Puedes percibir dónde está?

En ese momento Kyouko entendió lo que quería Sakurako. Con una expresión seria, asintió.

En casa de Ayano

Ayano estaba en su habitación, haciendo tarea, cuando entonces llamaron a la ventana, sorprendiendo un poco a Ayano. Era Kyouko. Ayano abrió y Kyouko entró.

–Kyouko, ¿no podrías entrar como las personas normales?

–Lo siento, pero no quería que nadie me viera llegar.

–¿Por qué?

–Ayano… Sabes que Victoria está preparando un plan para rebelarse contra los gobiernos y solucionar el problema con las chicas mágicas, ¿verdad?

–Sí.

–Pues bien, he decidido unirme a ella.

–¡¿Qué?!

–Lo que oyes. Estoy harta de que se nos impida salvar gente con la excusa de los temas políticos. Victoria tenía toda la razón en lo que dijo en la ONU. No podemos permitir que se siga permitiendo la muerte de personas inocentes, y los gobiernos no tienen ningún interés en encontrar una solución, así que me voy a unir a Victoria para poder hacer justicia de una vez por todas… Y quiero que tú vengas conmigo.

–¡¿Qué?!

–Eres mi novia, Ayano. No quiero irme sin ti. Quiero que tú vengas conmigo.

–¡De eso nada! ¡Ni hablar!

Kyouko se sorprendió ante eso.

–¿Eh?

–¡¿Pero se puede saber en qué piensas, Kyouko?!

–¿Qu-Qué quieres decir?

–¡¿Cómo que qué quiero decir?! ¡Lo de unirte a Victoria! ¿Te has vuelto loca?

–Ayano… ¿Qué dices? Es lo único que podemos hacer para hacer del mundo un lugar mejor.

–¡Es una locura, Kyouko! ¡Hablas de enfrentarte a todo el mundo y a los ejércitos de todos los estados! ¡Es una misión suicida! Y aunque lo lograrais, ¿qué conseguiríais? El rechazo hacia las chicas mágicas no haría más que crecer. ¡La gente os odiaría aún más, Kyouko!

–¡Eso no importa! ¡No podemos permitir que siga muriendo gente inocente porque los gobiernos no nos dejan actuar!

–Lo entiendo, pero ese no es el camino.

–Hablas igual que Yui…

Ayano se sorprendió de que Yui también lo supiera, pero aprovechó eso en su favor.

–Pues a lo mejor deberías hacernos caso. Somos tu novia y tu mejor amiga, Kyouko. ¿No has pensado que podríamos tener razón?

–Sí, lo he pensado. – Ayano se calmó un poco. – Y he llegado a una conclusión: No, no la tenéis. – Ayano volvió a sorprenderse. – No tenéis razón. Si tú no quieres venir lo entiendo, pero yo no pienso quedarme de brazos cruzados. Volveré cuando todo este lío esté arreglado. – Dijo Kyouko dirigiéndose a la ventana para salir, pero Ayano, con un tono de voz muy serio, le dijo:

–Si te vas con Victoria corto contigo.

Kyouko se quedó de piedra, y miró a Ayano con una mezcla de entre tristeza, sorpresa y miedo.

–¿A… ¿Ayano? ¿Qué dices?

–Lo que oyes.

–No puedes… No puedes hacerme esto, Ayano.

–Entonces no te vayas. Quédate conmigo, Kyouko.

La voz de Ayano se notaba algo temblorosa.

–Pero Ayano… No puedo dejar que siga muriendo gente inocente… Mira lo que le pasó a la hermana de Saku-chan.

–¿Qué? ¿Me vas a decir que si el Tratado de Mónaco fuera como Victoria quiere lo habríais podido evitar? – Kyouko no dijo nada. – Kyouko, tú puedes percibir delitos, y aún así no pudiste evitarlo. Lo que me dices es que quieres poder matar a gente así.

Kyouko se puso más seria.

–¿Y-Y qué si es así? Ese tío mató a la hermana de Saku-chan. Merece morir.

–No. Nadie merece morir. Tampoco la hermana de Ohmuro-san, por supuesto, pero tampoco su asesino. Lo que me estás pidiendo es que os permita matar gente, y eso no lo pienso consentir. Por eso cortaré contigo si te vas con Victoria. Y no quiero hacerlo… Porque te quiero… Así que por favor, no me obligues…

Los ojos de Ayano estaban humedecidos y amenazaban con empezar a llorar en cualquier momento.

–Ayano… No me hagas escoger entre ti y hacer del mundo un lugar mejor, por favor…

–Eso no es hacer del mundo un lugar mejor, Kyouko. La decisión es tuya. Si te vas, me veré obligada a cortar contigo, por mucho que me duela. ¿Quieres hacerme sufrir por eso?

Kyouko, triste, bajó la mirada.

–No, Ayano, no quiero hacerte sufrir… – Eso alivió un poco a Ayano. – Pero tampoco voy a renunciar a hacer justicia. – Ayano volvió a sorprenderse. – Así… Que no voy a escoger. – Kyouko levantó la cabeza y miró a Ayano con una mirada triste pero determinada. – Voy a irme con Victoria sin hacerte sufrir.

–¿Qué-Qué dices?

Ayano retrocedió un par de pasos.

–Voy a borrarte la memoria.

–¡¿Qué?!

–No voy a renunciar a unirme a Victoria. Pero tampoco quiero que tú sufras. Así que esto es lo único que puedo hacer. – Dijo Kyouko mientras se acercaba a Ayano, mientras esta retrocedía. – Además… Decías que no te tendría que haber dicho que era una chica mágica… Así será como si no te lo hubiera dicho.

–¡No! ¡Ky-Kyouko! ¡Espera!

–Lo siento.

Kyouko hizo brillar su Gema del Alma delante de los ojos de Ayano, paralizando a esta.

–Vas a olvidarte de mí. Todos los momentos que hemos pasado juntas, todo lo que hemos vivido… Todos los recuerdos que tengas sobre mí. Los vas a olvidar. Será como si nunca me hubieras conocido. – Kyouko retiró su Gema del Alma, dejando a Ayano de pie allí mismo, aún afectada por la magia, mientras Kyouko se dirigía a la ventana. – Lo siento. – Dijo mientras una lágrima resbalaba por su mejilla, y de un salto se fue de allí.

Ayano tardó unos segundos en recobrar completamente la conciencia. Al hacerlo, estaba confundida. No sabía qué había pasado. Aún desconcertada, miró encima de su mesa de escritorio, donde había apoyada una foto enmarcada de ella y Kyouko. Extrañada, miró la fotografía unos segundos.

–… ¿Quién es esa?


Akari estaba estirada en su cama, pensando en Nadeshiko. Casi no la conocía. No había hablado con ella más que un par de veces, pero le seguía dando pena, sobre todo por la forma en que murió. Asesinada por un desgraciado por no dejarse violar. Y pensaba también en Sakurako. La pobre se había quedado destrozada, y se sentía triste por su amiga. Y por si esto no fuera suficiente, estaba también el tema de las chicas mágicas. En ese momento, Kyouko llamó a su ventana, sacándola de sus pensamientos. Tras abrir la ventana, Kyouko entró.

–¿Pasa algo, Kyouko-chan?

–Iré directa. Me voy con Victoria.

Akari se quedó de piedra.

–¿Qu… ¿Qué?

–Me he cansado de esperar. No pienso permitir que siga muriendo más gente inocente. Hay que actuar ya. Así que me voy.

–E-Espera un momento, Kyouko-chan. – Dijo Akari intentando recuperarse del shock. – ¿Q-Qué quieres decir con que te vas?

–Pues eso. Que me voy.

–Pe… Pero… No puedes irte… ¿Qué pasará con el Holy Quintet?

–Pues volverá a ser el Holy Quartet. O más bien dicho, el Holy Trio.

–¿Holy Trio? – Se extrañó Akari.

–Sí. – Kyouko hizo una pausa. – Porque Saku-chan también se va a ir.

Akari se sorprendió.

–¿Sa… ¿Sakurako-chan también?

–Así es. Y todas deberíais hacer lo mismo.

–Pe… Pero… Kyouko-chan… – Akari no sabía qué decir.

–Adiós, Akari. – Kyouko dio media vuelta para irse, pero Akari dijo lo primero que se le ocurrió para detenerla.

–¿Y qué pasa con Ayano? – Kyouko se detuvo. – Es tu novia, ¿no? ¿Piensas dejarla abandonada?

–Cierra la boca. – Akari se asustó un poco por la forma en la que Kyouko dijo eso. No gritó, pero por su tono de voz pudo notar que estaba claramente enfadada. – No vuelvas a pronunciar su nombre, ¿me entiendes?

–Ky-Kyouko-chan… ¿Qué te pasa?

Kyouko se giró, mostrando una cara llena de rabia que Akari no había visto nunca, asustándola un poco.

–¡Pasa que me he hartado! ¡Victoria tenía toda la razón en lo que dijo en la ONU! ¡Los gobiernos dejan morir gente expresamente, o incluso los matan ellos mismos, y nos impiden actuar con la excusa de que son temas políticos! ¡No pienso permitir más esta injusticia! Vamos a tomar el control del mundo, vamos a redactar un nuevo Tratado, y vamos a hacer de este mundo un lugar mejor.

–¡¿Pero qué dices, Kyouko-chan?! ¡¿Sabes que el plan de Victoria incluye matar gente?!

Kyouko tardó unos segundos en responder.

–Sí.

Akari se quedó de piedra.

–¿Qué…? ¿Lo… ¿Lo sabes?

Kyouko tardó unos segundos más en contestar.

–Nos aseguraremos que haya los mínimos muertos posibles.

–Kyouko-chan… ¿Cómo puedes hablar de muertos tan a la ligera? – Akari empezó a alterarse. – ¡Son personas! ¡Esa gente tiene familia!

–¡Las personas a las que han matado también tenían familia! – Gritó Kyouko, asustando un poco a Akari. – Esas personas con familia que dices han causado la muerte de muchas otras personas, y todas ellas también tenían familia. Si mueren no podrán matar a nadie más. No me gusta tener que matar, pero estoy dispuesta a matar unos cuantos cientos de personas si con eso podemos salvar a miles. – Akari no daba crédito. No podía creerse que Kyouko estuviera diciendo eso. – No puedo obligarte a que te unas a nosotras si no quieres. Pero lo que sí que te pediré es que cuando actuemos no interfieras y no nos lo impidas.

–Por supuesto que os lo voy a impedir, Kyouko-chan. – Dijo Akari seria. – No pienso permitir que matéis a nadie. Tampoco tú.

–Entonces vamos a tener que enfrentarnos.

Las dos chicas se miraron desafiantes.

–No quiero tener que enfrentarme a ti, Kyouko-chan.

–Ni yo a ti, Akari. Pero si nos lo intentas impedir no tendré más remedio que hacerlo.

–Haré todo lo posible para detenerte, Kyouko-chan.

–Entonces yo tendré que hacer todo lo posible para derrotarte, Akari.

Las dos chicas se quedaron mirando desafiantes durante varios segundos, hasta que Kyouko dio media vuelta, dispuesta a irse.

–Estás cometiendo un error, Akari. Espero que te des cuenta a tiempo y recapacites.

–Eres tú la que se está equivocando, Kyouko-chan.

–Veo que no nos pondremos de acuerdo. – Kyouko giró un poco la cabeza para poder ver a Akari. – Solo espero que cuando actuemos… Estés del lado correcto, Akari.

Kyouko salió por la ventana y se fue de allí de un salto, dejando a Akari mirando hacia donde hasta apenas unos segundos estaba Kyouko, esperando que esta recapacitara. Si no lo hacía… Tendría que enfrentarse a ella. De pronto Akari pensó en lo que Kyouko dijo de Sakurako. Dijo que Sakurako también se iría. Así, en futuro. No "se ha ido", no. "Se iría". Esto extrañó a Akari. Al igual que Kyouko, Sakurako también pensaba como Victoria y ya había dicho en alguna ocasión que quería unirse a ella. Entonces, ¿por qué aún no lo había hecho? Eso es lo que Akari no entendía. ¿A qué esperaba? ¿Qué hacía que aún no se hubiera unido a ella? Akari empezó a pensar en qué motivo podría tener Sakurako para no haberse unido aún a Victoria. ¿Había algo que quisiera hacer antes de unirse a ella? De pronto, Akari abrió los ojos al entenderlo. Inmediatamente se transformó en chica mágica y se comunicó con Yui y Himawari.

¡Yui-chan, Himawari-chan, ¿me oís?!

Las dos chicas se asustaron un poco.

Sí, Akari. Dinos, ¿qué pasa?

¡Hay que encontrar a Sakurako-chan! – Dijo mientras salía por la ventana de un salto. – ¡Va a matar al hombre que mató a su hermana!

¡¿Qué?!

¡Hay que encontrarla antes de que lo mate! – Akari intentó detectar la energía de Sakurako, cosa que consiguió rápidamente. – ¡Está en la zona en construcción que hay entre el hospital y su casa!

Entendido. ¡Vamos para allá, Akaza-san! – Respondió Himawari.

M. – Asintió Yui.


Mientras, Sakurako ya estaba en esa zona, en uno de los varios edificios en construcción que había en esa zona. El sol ya se estaba poniendo y en pocos minutos sería de noche, lo cual hacía ese un sitio muy idóneo para que criminales y asaltantes se escondieran. Nadeshiko cometió el error de pasar por aquí, para tomar un atajo de vuelta a su casa desde el hospital. Kyouko había percibido que el asesino de su hermana estaba aquí, por lo que Sakurako, transformada en chica mágica, había ido allí para matarlo. La chica miraba a todos lados, intentando encontrar a ese hombre, mientras avanzaba por las vigas, bolsas con ladrillos y otros materiales de construcción esparcidos por ahí.

–¡Ohmuro-san!

La voz de Yui la detuvo. Sakurako se giró y vio que detrás de ella se acercaban a poca distancia también Akari y Himawari. Yui se acercó a ella, seguida de Akari y Himawari cuando llegaron.

–Ohmuro-san…

–¿Qué queréis? – Preguntó la chica visiblemente molesta. A continuación fue Himawari quien habló.

–Sakurako, ¿vas a matar a ese hombre?

–Por supuesto.

Esta vez habló Akari.

–¡No puedes hacerlo, Sakurako-chan!

–¡Claro que puedo! – Contestó la chica gritando. – ¡Ese hijo de puta es un asesino! ¡Hay que matarle!

–¡Ohmuro-san, matarlo no te va a devolver a tu hermana!

–¡Ya lo sé que no! ¡¿Te crees que soy idiota?! ¡Hay que matarle para evitar que siga matando a más gente! ¡Para evitar que haga a más chicas lo que le ha hecho a mi hermana!

–Pero para eso no hace falta matarlo. – Dijo Akari. – Basta con entregarlo a la policía y encerrarlo.

–¡No, hay que matarle! ¡Si la policía no encuentra pruebas de que ha sido él lo dejarán en libertad! ¡Y aunque lo encierren, puede salir en unos años, pudiendo matar a más gente otra vez! ¡La única solución para evitar que siga haciendo más daño es matándolo!

–Sakurako-chan, las chicas mágicas no podemos tomarnos la justicia por nuestra cuenta.

–¡Claro que podemos! ¡Podemos hacer magia! ¡Podemos hacer lo que queramos! ¡No tenemos por qué hacer lo que nos digan los gobiernos! ¡Somos más poderosas que ellos, ¿por qué tenemos que hacer lo que nos dicen?! ¡El Tratado de Mónaco ese puede decir lo que quiera! ¡Yo no lo firmé! ¡Ninguna lo firmamos! ¡Así que no estamos obligadas a obedecer lo que dice! ¡Yo pienso hacer lo que me dé la gana!

Yui se acercó a ella.

–Ohmuro-san, cálmate.

–¡Cállate! ¡Callaos todas! ¡No tenéis ni idea! ¡No tenéis ni idea de cómo me siento! Decís que no debo hacer esto, que no es la solución… ¡Ya me gustaría ver qué haríais vosotras si a quién hubieran matado fuera a Akane, Kaede o Mari-chan!

Las tres chicas callaron. Realmente no habían pensado en ello. Decían que Sakurako debía calmarse y no matar al asesino de su hermana, solo detenerlo y entregarlo a la policía, y que la justicia hiciera el resto. Pero pensando en que a quién hubieran asesinado fuera a sus hermanas, o a su prima en caso de Yui, ninguna de las tres podía asegurar que ellas no actuarían igual que Sakurako en esa situación.

En ese momento se escuchó un ruido detrás de Sakurako, la cual se giró. Unos metros detrás, dentro del edificio, un hombre había tirado sin querer material de construcción, haciendo que el hombre saliera corriendo al ser descubierto. Sakurako abrió los ojos como platos.

–Es… Él.

Música: "Decretum – Mahou Shoujo Madoka Magica"

Sakurako, completamente enfadada, se lanzó a perseguir al hombre, y las otras tres chicas la persiguieron. Al estar la zona llena de columnas, vigas, andamios y materiales de construcción se les hacía difícil a las chicas alcanzar a Sakurako, y a esta alcanzar al hombre, pero Sakurako creó una cinta amarilla, que lanzó al hombre, atándolo por un tobillo, haciéndolo tropezar. Sakurako tiró fuertemente de la cinta, llevando al hombre con ella, y le dio un enorme puñetazo en la cara, tirándolo al suelo. Al contrario de lo que cabría esperar, el hombre no estaba llorando ni tenía miedo, sino que estaba riendo.

–¡Tú! ¡Tú mataste a mi hermana!

Sakurako empezó a golpear al hombre con todas sus fuerzas, en el estómago, el pecho, la cara… En eso aparecieron las otras chicas detrás suyo.

–¡Sakurako-chan, para!

Akari intentó acercarse rápidamente a ella, pero Sakurako rápidamente se giró y creó un fusil apuntando a las chicas.

–¡Atrás! ¡Si alguna se atreve a impedirlo la mataré!

Las chicas se quedaron de piedra. Por el tono de voz y la expresión de su cara podían ver que lo decía en serio. Nunca habían visto a Sakurako tan enfadada.

–Tu hermana… – Empezó el hombre, llamando de nuevo la atención de Sakurako. – Ah, sí que se parecía a ti… Si se hubiera dejado violar seguiría viva. Es su culpa por haberse resistido. Que se joda.

Sakurako, completamente desquiciada, empezó a golpear al hombre aún con más fuerza que antes, pero este solo seguía riendo.

–¡¿Qué te hace tanta gracia, hijo de puta?!

–He conseguido volver loca a una chica mágica… No importa cuánto me golpees, tu hermana no volverá. Está muerta, y ver la impotencia que te genera no poder hacer nada me hace reír mucho, ja ja ja ja ja…

–¡Aaaaah!

Sakurako siguió golpeando al hombre, sin parar, mientras esta lloraba cada vez más. Quería hacer sufrir al hombre que mató a Nadeshiko, ver en su cara el pánico, el miedo y el dolor. Y, aunque seguro que estaba sufriendo, ver que se estaba riendo la frustraba aún más.

Finalmente, terminó matándolo, pero el hombre en ningún momento mostró ningún signo de dolor, y murió con una sonrisa en su cara, frustrando a Sakurako por no haber podido ver sufrir al hombre que mató a su hermana. Sakurako, completamente enfadada, golpeó fuertemente la cara del hombre, destrozándole completamente el cráneo, solo para no seguir viendo esa asquerosa sonrisa en su cara.


En la azotea de la escuela Nanamori estaba Sakurako, cuando alguien apareció detrás de ella. Sakurako se giró, encontrándose con la persona que estaba esperando, Ajla.

–Sakurako, ¿verdad?

–Altair, supongo. – Ajla asintió. – Quiero unirme a vosotras.

Ajla sonrió.

MAHOU SHOUJO AKARI MAGICA

CIVIL WAR