Fueron pasando los meses y Akari y Hiroshi acomodaron aún más el almacén para poder vivir allí por más tiempo, dado que en la Red Mágica no encontraron nada que les diera pistas sobre lo que había pasado. Solo vieron que se creó un grupo nuevo, llamado Representantes del Mundo, que reunía chicas mágicas que no estaban de acuerdo con el Tratado de Mónaco, pero poco más.
A medida que iban pasando los meses el pelo de Akari iba creciendo, haciéndose cada vez más largo, llegándole el 27 de mayo un poco más abajo de los hombros. Los días previos Hiroshi había estada algo nervioso pensando en cuál era el regalo que le había preparado Akari, y finalmente había llegado el día.
Tras unos minutos despiertos, Akari miró al chico con una sonrisa.
–Hiroshi, hoy es tu cumpleaños, ¿verdad? – El chico asintió. – Bien… Cierra los ojos un momento.
El chico lo hizo, pensando en qué iba a regalarle Akari. Tras unos cuantos segundos, Akari dijo:
–Ya puedes abrirlos. – El chico los abrió, sorprendiéndose el verlo. – ¡Felicidades, Hiroshi!
Akari sostenía en sus manos un plato con un pastel encima de unos 15 centímetros de alto por 30 de diámetro. El pastel estaba cubierto entero por glaseado blanco y cada pocos centímetros, en los bordes, había decoraciones de nata y fresa. Pero eso no era lo que sorprendió a Hiroshi, sino que en medio del pastel, había dibujadas con chocolate puesto con una manga pastelera un par de figuras que Hiroshi reconoció de inmediato.
–Akari… Estos dos…
–Somos nosotros. – Dijo la chica con una tierna sonrisa, dejando a Hiroshi con la boca abierta.
Los dibujos no estaban muy bien hechos, pero se podía ver claramente que eran ellos, tanto por el pelo, con dos moños inconfundibles en el caso de Akari, como en el resto de la cara, así como en el vestido de chica mágica en el caso de Akari y de chico mágico en el caso de Hiroshi. Akari, aún sonriendo, algo avergonzada, apartó la mirada.
–Me ha costado un poco conseguirlo porque he tenido que calcular bien la cantidad de cada ingrediente y hacer las pruebas sin que te dieras cuenta. Han sido muchos intentos hasta llegar a este. Así que… Espero que te guste. – Cuando volvió a mirar el chico, de sus ojos caían lágrimas como cataratas. – ¿¡Hiroshi!? – Exclamó Akari saltándole los moños de la cabeza. – ¿E-Estás llorando? ¿Por qué?
Hiroshi se tapó la cara con su mano derecha.
–Akari… Esto… Esto… No tengo palabras… Es lo más bonito que me han hecho nunca. Akari… – Hiroshi retiró su mano permitiendo ver, aún con las lágrimas, la sonrisa más feliz que Akari hubiera visto nunca en Hiroshi. – Muchas gracias.
Akari, con una tierna sonrisa, dejó en la mesa el pastel y abrazó el chico, que encantado devolvió el abrazo a Akari, quedándose abrazados algo más de un minuto, hasta que Akari volvió a hablar.
–Bueno, ¿vamos a probarlo?
Los dos se soltaron y Hiroshi asintió. Los dos empezaron a comer el pastel, aunque les dio algo de pena cuando llegaron a las figuras de Akari y Hiroshi, pero el pastel estaba delicioso, cosa que se podía ver claramente en los rostros tanto de Akari como de Hiroshi, que mostraba la mejor sonrisa que Akari había visto en él, más aún que cuando fingía ser amable con ella. Y mejor aún; esta era real. Akari también sonreía al ver a Hiroshi tan feliz.
Por la noche, ya metidos en la cama, Akari estaba durmiendo, pero Hiroshi no. Este miraba a Akari con una mirada triste, pensando en el regalo. Lo que más le había conmovido no era que fuera un pastel, o que estuviera dibujado él, sino que Akari se hubiera dibujado a su lado, apareciendo los dos juntos. Aquel detalle, el que hubiera puesto a los dos, fue lo que le hizo perder la serenidad, y que dejara de ver a Akari solo como una amiga. Los últimos meses había empezado a ver a Akari cada vez más guapa, pero eso hizo que Hiroshi quisiera que Akari y él dejaran de ser solo amigos y fueran algo más.
–Akari… Al principio tenía que fingir que me gustabas cuando en realidad no sentía nada por ti. Y ahora que no tenía pensado sentir nada por ti, me gustas… Qué irónico, al final lo que tenía solo que fingir ha acabado pasando de verdad. Lo que me molesta es… ¿Por qué? ¿Por qué ahora? ¿Por qué ha tenido que ser justo ahora? – Hiroshi recordó lo que le dijo a Akari la noche en que les confesó todo al Holy Quintet por obligación de Kyouko.
–¿Eso de que te gustaba era mentira?
–Ja. Por supuesto que era mentira ¿De verdad crees que le puedes llegar a gustar a alguien? Por favor, no me hagas reír. ¿Quién quieres que se enamore de ti? Habría que ser estúpido para que le gustaras a alguien.
Hiroshi apretó los dientes de rabia molestándole a él mismo esas palabras.
–Por qué? ¿Por qué lo dije? Después de eso, ¿cómo va a creerme ahora si le digo que me gusta? ¿Cómo va a creer que le digo la verdad? Aquella vez sólo quería que se enamorara de mí para poder utilizarla y traicionarla. Si ahora le digo que me gusta… Puede pensar que la estoy intentando engañar otra vez y que he estado esperando todo este tiempo solo para hacerlo más creíble esta vez… Y eso la destrozaría. Ella confía en mí, si llega a pensar eso se deprimiría muchísimo, así que no puedo decirle que me gusta. – A Hiroshi se le escapó alguna lágrima. – ¿Por qué dije eso? Soy… Un auténtico idiota.
Menos de dos meses después llegó el cumpleaños de Akari, y al igual que hizo ella, Hiroshi decidió regalarle también algo de comer, pero no un pastel. Hiroshi le dijo que para recibir su regalo tendría que esperar hasta la noche, por lo que Akari esperó hasta entonces. Poco antes de la hora de cenar, el chico le pidió que se fuera a otra habitación. Tras poco más de un minuto, el chico fue a buscar a Akari.
–Bien, cierra los ojos y no los abras hasta que te lo diga. – La chica cerró los ojos y Hiroshi la tomó por los hombros guiándola hasta la sala principal. – Bien, ya puedes abrirlos.
La chica los abrió, sorprendiéndose.
–¡Felicidades, Akari!
En la mesa había preparada una gran cantidad de comida de lujo, con un mantel rojo y unas servilletas de tela blancas, junto con unos tenedores y cuchillos de plata, unas copas para beber y platos de cerámica, además de algunas velas situadas en la mesa para dar algo de luz. Akari no sabía qué decir.
–Hiroshi… Es precioso.
–Y seguro que también está delicioso. – Dijo el chico sonriendo, causando que Akari soltara unas risitas.
–¿Pero cómo has conseguido todo esto?
–No te preocupes por los detalles. Tú disfruta de esta fantástica cena para celebrar tus 15 años. – Akari no estaba muy segura de que Hiroshi hubiera conseguido aquello de forma legal, pero en esa ocasión estaba dispuesta a perdonarlo. – Bueno, técnicamente los cumpliste hace un tiempo, porque viajamos 5 meses atrás, así que en principio cumpliste los 15 hace 5 meses… Pero bueno, da igual, el día es hoy. – Hiroshi retiró unos centímetros una de las sillas. – ¿Vienes?
Akari asintió y fue hacia la silla, que Hiroshi volvió a acercar a la mesa cuando Akari se sentó, y luego él se dirigió hacia el otro lado de la mesa. Akari miró los platos.
–Guau… No sé ni por dónde empezar.
–Por donde tú quieras, Akari. Es tu cumpleaños después de todo.
La chica sonrió, y puso en su plato un trozo de pescado que había en un plato cerca del suyo. Por su parte, Hiroshi decidió empezar con un trozo de bogavante. Tras algo menos de un minuto, con toda esa lujosa comida y ese ambiente tan romántico, Akari dijo:
–Parece que estemos teniendo una cita.
–¡¿Q-Qué dices?! – Exclamó el chico algo sonrojado.
Akari también se sonrojó.
–¡Ah, lo siento! Es que con esa cena tan lujosa, las velas y todo esto… Realmente lo parece…
–Ya… Es que… Me ha recodado a la primera vez que quedamos juntos. También dijiste lo mismo.
–Ah, sí…
–Pero aquella vez solo te invité a comer porque quería utilizarte… Esta vez lo hago para hacerte feliz.
Akari se sonrojó al escuchar esto, y Hiroshi también al darse cuenta de lo que dijo.
–Gra… Gracias… – Dijo Akari avergonzada.
Para intentar romper esa incomodidad, Hiroshi levantó su copa.
–Propongo un brindis.
–¿Eh?
–Por ti. Para que cumplas muchos más.
Aquello no hizo que dejaran de estar avergonzados, pero al menos sí que redujo el nivel de tensión, y lo pudo notar en la sonrisa de Akari, que también levantó la copa y la chocó con la de Hiroshi.
Los meses siguieron pasando y el pelo de Akari seguía creciendo. Hiroshi se ofreció a cortárselo si le molestaba, pero Akari dijo que no le molestaba, que ya le parecía bien tenerlo así de largo, así que dejó que creciera. Además, Hiroshi tenía curiosidad por ver cómo se vería con el pelo largo. A lo mejor le quedaba mejor que corto…
Llegó el 31 de diciembre de 2019, y Hiroshi llevó a Akari a una colina cerca de Kanazawa para poder ver el espectáculo de fuegos artificiales. Los dos se sentaron en uno de los bordes de la colina.
–3… 2… 1… ¡Feliz año nuevo! – Dijeron por la megafonía.
–Feliz año nuevo, Hiroshi.
–Feliz año nuevo, Akari.
El espectáculo de fuegos artificiales empezó justo después y Akari miraba los fuegos con una sonrisa, pero Hiroshi no. Él miraba a Akari. Disimuladamente, pero lo hacía, por lo que no prestaba atención a los fuegos. El chico quería tomarle de la mano a Akari, pero no estaba seguro de cómo se lo tomaría ella. Con algo de miedo, Hiroshi empezó a acercar lentamente su mano a la de Akari, pero cuando estaba a punto de tocarla, Akari señaló al cielo.
–¡Ah! ¡Mira! – Dijo señalando un gran fuego artificial con forma de palmera. – ¡Es precioso!
Hiroshi primero se quedó algo descolocado, pero luego sonrió.
–Sí, tienes razón, lo es. – Dijo mirando a los fuegos. No hacía falta tomarle de la mano a Akari, el simple hecho de ver los fuegos con ella ya lo hacía feliz.
–Qué bonito… – Dijo Akari algo soñolienta, pues era más tarde de lo que solía ir a dormir.
–Sí…
Tras unos segundos, Akari apoyó su cabeza en el hombro de Hiroshi, tomando por sorpresa al chico.
–¡¿A-A-Akari?! ¡¿Q-Qu-Qué ha…
Hiroshi entonces vio que la chica se había quedado dormida, saliéndole una gota de sudor en la sien.
–Oye, no te duermas en mi hombro… No soy una almohada.
Hiroshi iba a despertarla, pero vio que Akari estaba plácidamente dormida y le supo mal hacerlo, por lo que decidió dejarla dormir. El chico giró la cara en dirección contraria, mientras entre incómodo y avergonzado pensó:
–Esta chica…
Aunque Akari y Hiroshi no tuvieron ningún problema personal durante el 2020, para el resto del mundo la situación no fue así. Para entonces la gente ya estaba bastante harta con los políticos, y ya existían detractores de las chicas mágicas, pero la pandemia de coronavirus terminó de encender los ánimos, polarizando aún más a la gente. Por un lado, los políticos de extrema derecha culparon a las chicas mágicas de dejar morir a la gente expresamente, algunos sin saber y otros sabiendo y mintiendo expresamente, que la magia de las chicas mágicas solo puede curar heridas físicas, no enfermedades, cosa que por un lado hizo aumentar los detractores de las chicas mágicas, y por otro dividió a la gente sobre lo que pensaban de los políticos; los que se creyeron esas falsedades veían a los extremistas como unos líderes a seguir, y los que sabían que era mentira hizo que su desprecio por ellos aumentara, dividiendo prácticamente a toda la sociedad en dos bandos. Y por si esto fuera poco, las Representantes del Mundo fueron ganando adeptas, pidiendo la reformulación o directamente la supresión del Tratado de Mónaco, que consideraban que los políticos usaban para impedirles actuar en las situaciones que ellos no quisieran, además de que otros países lo habían incumplido prohibiendo a las chicas mágicas en su territorio, por lo que algunas chicas mágicas decidieron incumplirlo también, aumentando cada vez más la tensión entre los gobiernos y las chicas mágicas.
Aquello no gustaba ni a Hiroshi ni a Akari, pero a esta, además, la entristecía. No entendía por qué hay gente así. Con lo fácil que sería vivir todos felices y en paz, no entendía por qué había gente que para ser feliz necesitaba oprimir a otros o a cualquiera que fuera o pensara diferente. Simplemente no le cabía en la cabeza.
–Ey, Akari, ¿estás bien? – Preguntó Hiroshi acercándosele.
–Ah, sí, lo siento. – Dijo la chica volviendo en sí. – Es que estaba pensando en todo el lío con las chicas mágicas.
–Vamos, es tu cumpleaños, no pienses en ello ahora. Disfruta de tu cumpleaños y olvídate del resto.
Akari sonrió.
–Sí, tienes razón.
Sí, ya había llegado otra vez el cumpleaños de Akari (nos hemos saltado el de Hiroshi porque no ocurrió nada relevante). Además de un collar con una pequeña piedra preciosa parecida a su Gema del Alma pero de color rojo brillante, Hiroshi le había regalado también una lujosa cena al igual que el año pasado.
–Gracias por la comida. – Dijo Akari al terminar de cenar.
De pronto la chica escuchó que empezó a sonar El Danubio azul. Extrañada, se giró, ya que la música provenía de detrás, encontrándose son Hiroshi, con un vestido formal, que alargó su mano hacia la chica.
–¿Me concede este baile, señorita?
Akari soltó unas risitas.
–¿Qué haces, Hiroshi?
–Akari, ¿quieres bailar conmigo?
Akari no dijo nada. No hizo falta. La chica se levantó, y con magia transformó su ropa en un elegante vestido, luego tomó de la mano a Hiroshi y ambos empezaron a bailar.
–No sabía que supieras bailar, Hiroshi. – Dijo Akari.
–He mirado los pasos en Internet.
Akari no sabía qué contestar, así que no dijo nada, simplemente se limitó a seguir bailando el vals con el chico. Los dos siguieron bailando hasta que llegó el final de la pieza, donde Hiroshi inclinó a Akari hacia atrás mientras esta levantó una pierna y Hiroshi la aguantó por la espalda. Los dos permanecieron en esa posición unos segundos antes de darse cuenta de lo vergonzoso de la situación. Akari volvió a ponerse de pie y miró hacia un lado mientras Hiroshi miraba al otro. Tras unos segundos de silencio incómodo, Hiroshi decidió hablar.
–¿P-Pongo otra música?
Akari, aún avergonzada asintió. Hiroshi creó un pequeño mando en su mano, apuntó al reproductor de música y pulsó un botón.
Música: "Comet Observatory 2 – Super Mario Galaxy"
Empezó a sonar la música del Planetarium del Cometa de Super Mario Galaxy, extrañando y sorprendiendo a Akari, que la conocía.
–¿Esta música…
–¿No es bonita? – Preguntó el chico sonriendo.
Akari también sonrió y asintió. Volvió a tomar de las manos a Hiroshi y empezaron a bailar de nuevo. Tras unos cuantos segundos, Akari se extrañó al ver que la pared del almacén parecía estar más baja. La chica miró hacia abajo, viendo que estaban a unos metros del suelo, agarrándose inmediatamente con fuerza al chico. Cuando se fijó un poco más, vio que bajo sus pies había un escudo de energía. Akari miró a Hiroshi, que estaba sonriendo. La chica sonrió también.
–Qué bonito… Parece que estemos flotando.
–¿Quieres que sea aún más bonito?
El chico alargó su mano izquierda, de la que empezaron a salir decenas de pequeñas bolas de luz, como luciérnagas, que se esparcieron por el lugar y se quedaron flotando, iluminando la estancia con esa suave luz. Akari quedó captivada por aquello. Era precioso, y junto con la música y el suave baile que estaba teniendo con Hiroshi, no parecía para nada que estuvieran en un almacén abandonado, sino que parecía que estuvieran bailando en medio de estrellas. Akari apoyó su cabeza en el hombro de Hiroshi, mientras seguían bailando lentamente. Como la música era un bucle, siguieron bailando hasta que quisieron.
Al cabo de unas dos semanas, en agosto, por la noche, Akari estaba en su cama mirando en un ordenador portátil conectado a la Red Mágica si había algo que pudiese darles alguna pista sobre lo que hubiera pasado. Victoria, la líder de las Representantes del Mundo, había anunciado que en unos meses se reuniría con la ONU, donde ejercería de portavoz de las chicas mágicas, trasladándoles a los representantes de los estados las peticiones, reclamaciones y quejas que las chicas mágicas que quisieran le hicieran llegar. Pero nada relacionado con lo que buscaban. Hiroshi se acercó a ella.
–Akari.
–¿Sí?
–Ven un momento.
–¿Qué ocurre?
–Nada, solo quiero que vengas. Quiero llevarte a un sitio. – Dijo el chico con una sonrisa.
–¿Dónde?
–Es una sorpresa.
Akari se levantó de la cama.
–¿A qué viene este secretismo? – Preguntó sonriendo.
–Ya lo verás. – Respondió Hiroshi alargando su mano hacia ella. – Cierra los ojos.
Akari tomó de la mano al chico y cerró los ojos. Hiroshi envolvió a los dos en un escudo de energía y usó su poder de crear portales para ir a otro sitio. Akari notaba que estaban atravesando portales, pero no sabía a dónde iban. Tras aproximadamente medio minuto, Hiroshi volvió a hablar.
–Ya puedes abrirlos.
Música: "Ichibanboshi – Gokukoku no Brynhildr"
Akari abrió los ojos, sorprendiéndose ante lo que vio. El cielo estaba lleno de miles y miles de estrellas, pudiéndose ver también la Vía Láctea. Había tantas estrellas que aunque fuese plena noche podía ver perfectamente todo a su alrededor sin necesidad de ninguna linterna, pues la propia luz de los millones de estrellas iluminaba perfectamente el lugar. Akari estaba alucinando, nunca había pensado que era posible ver tantas estrellas desde la Tierra.
–¿Qué te parece? – Preguntó el chico.
–Hiroshi… Es precioso…
–Encontré este lugar ayer, y quería enseñártelo. Quería que pudieras ver esto.
Akari sonrió tiernamente.
–Gracias.
Los dos se tumbaron en el suelo para poder contemplar las estrellas, que a medida que pasaban los minutos iban moviéndose lentamente por la rotación de la Tierra.
–El universo el realmente precioso. – Dijo Akari.
–De hecho esto es solo una pequeña parte de nuestra galaxia, y se calcula que en todo el universo hay más de dos billones de galaxias, cada una con cientos de miles o millones de estrellas.
–Increíble… – Fue lo único que pudo decir Akari. – Comparado con esto todos los problemas que tenemos en la Tierra parecen insignificantes. – Hiroshi asintió. – Realmente es precioso. Gracias por enseñarme este lugar… Hiroshi-kun.
El chico miró a Akari, sorprendido de que le volviera a llamar "kun", la cual le miró con una sonrisa. El chico también sonrió y volvió a mirar a las estrellas.
–De nada.
Con esa sonrisa, tomados de las manos, los dos siguieron contemplando el cielo durante un buen rato más.
El mismo cielo que poco más de 5 meses después estaba contemplando solo Akari, sentada en el suelo apoyada en un árbol, con la mirada triste, después de recibir los recuerdos de la Akari de esta línea temporal. Hiroshi se le acercó.
–¿No deberías estar durmiendo?
–No tenía sueño. – Respondió Akari sin ganas.
Hiroshi intentó animarla.
–Vamos, deberías dormir aunque fuera un poco. Han pasado muchas cosas en muy poco tiempo, necesitas asimilar toda esta información. Además, mañana vamos a Bir Tawil, necesitas estar descansada para…
–¿Qué quieres, Hiroshi? – Le cortó secamente.
Hiroshi se sorprendió al ver que ya no le llamaba "kun", lo cual le puso algo triste.
–Yo… Solo quería ver cómo estabas…
–¿Cómo quieres que esté? Estoy mal. Lo que nos ha enseñado Yui-chan… Todo por lo que pasó la otra yo… Es horrible… ¿Cómo quieres que esté después de ver todo eso? Y no solo verlo, también sentirlo… Todos los sentimientos que tuvo la otra yo… También los tengo.
Hiroshi no sabía qué decir.
–Lo siento…
–¿Lo sientes? ¿Lo sientes por qué? ¿Por engañarme? ¿Por utilizarme? ¿Por matar a mis amigas? ¿Por intentar matarme a mí? ¿Por matar a gente inocente? ¿Por obligar a los líderes políticos a dimitir pasándote la voluntad de la gente que democráticamente los había elegido por el arco de triunfo?
Hiroshi no daba crédito.
–O-Oye… Ya he dicho que lo siento. Nada de lo que haga o diga podrá cambiar lo que hice. Lo único que puedo hacer es disculparme.
–Aun así… El dolor que tengo no se va… No puedo olvidar lo que sentí cuando me encadenaste en el almacén, de pies y manos, inmovilizándome… ¡Durante casi nueve meses! Es horrible… ¿Puedes si quiera imaginar lo que se siente?
Hiroshi bajó la mirada.
–Yui me ha pasado los recuerdos de la tú de esta realidad… Así que ahora sí lo sé…
–¿Entonces por qué lo hiciste? ¿No podías haberme encerrado en una celda? Algún lugar en donde por lo menos pudiera sentarme, o dormir en condiciones. ¡No tenías por qué haberme encadenado e inmovilizado! ¡¿Era necesaria tanta crueldad?!
A Hiroshi cada vez le dolían más esas palabras de Akari.
–A… A lo mejor fue porque si podías moverte podrías haberte golpeado el vientre tú misma para matar a tu hijo y así impedir que pudiéramos llevar a cabo el plan…
–¿¡De verdad piensas que sería capaz de matar a mi propio hijo!? – Exclamó Akari enfadada.
–N-No… Yo no… – Hiroshi de pronto cayó en algo. – ¡E-Espera! ¡Ese no era yo! ¡Cierto que éramos la misma persona hasta que me rechazaste, pero desde entonces somos dos personas diferentes! Tú me cambiaste, Akari. ¡Yo nunca haría algo así! ¡No soy él!
–¡Pero eres igual que él! ¡Y ella igual que yo! Tengo sus recuerdos, por lo que cada vez que te veo… ¡Es como si tú me hubieras hecho esto a mí!
Akari sentía que en cualquier momento empezaría a llorar. Hiroshi, por su parte, estaba cada vez más triste. El otro él le hizo todas esas cosas horribles a la otra Akari, y ahora que ella tenía sus recuerdos, sentía como si ella fuera la otra Akari y él el otro Hiroshi.
–Akari… No sé cómo debes estarlo pasando, y no hay nada que pueda hacer para solucionarlo. Es cierto que tener esos recuerdos es duro, pero tienes también los que creamos nosotros, Akari. Viajamos juntos en el tiempo para detener el plan de Kyubey, Mitsuru, Masaki y mío antes de que me pasaras tus recuerdos, tuvimos que instalarnos en el almacén, acostumbrarnos a vivir aquí, juntos, los cumpleaños que tuvimos, los juegos y fiestas que hicimos, aquella noche de verano… Tienes todos esos recuerdos, Akari. Y eso es lo que vivimos nosotros. Los recuerdos de la Akari de esta línea temporal, aunque sean sobre ti y sobre mí, son de otras versiones de nosotros. Lo que podríamos haber pasado, pero no fue así. No nos pasó a nosotros. – Akari no dijo nada. – Como digo, no puedo hacer nada. Solo puedo esperar que los recuerdos de la Akari de esta línea temporal no eclipsen los recuerdos que realmente pasamos nosotros, y que me juzgues por eso, no por lo que hizo el otro yo. Espero que esto no afecte la relación que tenemos. Porque… – Hiroshi tragó saliva, y le costó decir lo que iba a decir. – Realmente… Estabas empezando a gustarme.
Ya estaba dicho. No había querido decirlo por miedo a que Akari no le creyera, pero en ese momento sentía que tenía que decirlo.
–Tú también… Estabas empezando a gustarme…
Eso sorprendió enormemente el chico.
–E… Entonces… No pasa nada, ¿verdad? P-Podemos seguir nuestra relación sin tener en cuenta los recuerdos de la otra Akari, ¿no?
Akari negó con la cabeza.
–No… No puedo.
–¡¿Por qué no?! – Preguntó el chico empezando a perder la calma.
–Después de tener esos recuerdos…
–P-Pero Akari… Los de esos recuerdos no somos nosotros. Son otras versiones de nosotros, pero no nosotros. No puedes trasladar lo que pasaron ellos a nosotros.
–Ya lo sé… Pero no puedo…
–¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no?!
–¡Porque no confío en ti! – Gritó Akari, dejando a Hiroshi petrificado.
Akari empezó a sollozar.
–A… Akari… ¿Q-Qué dices?
–No puedo… No después de eso… No puedo…
Hiroshi bajó su cabeza, y tras unos segundos, habló bastante serio.
–Ya he tenido suficiente.
–¿Eh?
–Llevamos más de tres años viviendo juntos, Akari. Hemos pasado por muchas cosas, por momentos más fáciles y más difíciles, llevamos más de tres años pasando por todo tipo de situaciones como para que ahora digas que no confías en mí. Sé que debe ser duro recibir esos recuerdos de golpe, pero eso no es excusa para actuar así. ¿Te crees que eres la única que está sufriendo? Kyouko y Natsumi se habían unido a Victoria pensando que estaban haciendo lo correcto y resulta que las habían engañado. ¿Cómo crees que se sienten ellas? ¿Y cómo crees que se siente Himawari, sin saber si Sakurako sigue viva o no? Y Sakurako, a la que mataron su hermana, ¿cómo crees que se siente ella, si sigue viva? Yui está en la misma situación que Himawari con la otra Akari. Y ella misma, en caso de que siga viva, ¿crees que lo estará pasando bien? O incluso yo. ¿Crees que resulta fácil para mí tener recuerdos de yo torturando a la chica que me gusta? No hagas como si tú fueras la única que sufre. Porque sí, me gustas, Akari. Y entiendo que estés afectada por esos recuerdos, pero como ya te he dicho, ellos no somos nosotros, y si no eres capaz de separar sus recuerdos de los nuestros y no quieres ser mi pareja aunque yo también te guste, dímelo. No hace falta que sea ahora, porque entiendo que ahora es un momento muy complicado y que a lo mejor no estás para pensar en esto, porque debemos rescatar a la otra Akari y detener a Victoria, pero una vez termine todo esto sí que te pediré que me digas si aún tengo alguna oportunidad contigo o debo tirar la toalla. Necesito saberlo, yo también tengo derecho a ser feliz. – Hiroshi empezó a andar para irse de allí, pero tras pocos pasos se detuvo. – De todas formas, después de más de tres años viviendo juntos pensaba que merecía algo más de confianza. – El chico bajó algo la cabeza. – Me entristece saber que no es así.
Dicho esto, el chico se fue de allí. Akari se quedó sin saber qué decir. Lo único que pudo hacer fue llevarse las manos a la cara y empezar a llorar.
MAHOU SHOUJO AKARI MAGICA
CIVIL WAR
