Cap 15: Haciendo las pases
Charasuke tras haberse quedado a solas en su celda se sujetó el vientre con sus dos manos. El sentimiento de peligro e impotencia lo tenía acorralado en una esquina de esa oscura habitación. Si se tratara solamente de él, podría hacer algo. Desde luchar hasta escapar de la aldea. Mientras fuera su propio pellejo no le preocupaba, podían condenarlo a muerte y si bien tendría miedo, sería capaz de afrontar ese destino con una mejor cara. No obstante, en su situación había peligro para otros y a causa suya. Todo dependía de su decisión y mientras más lo pensaba, más se inclinaba para aceptar la propuesta de su abuelo. Esa solución era muy benéfica para todos. Evitaría conflictos y sólo sería un pequeño sacrificio de su parte. Soltó un largo suspiro sabiendo que con su fama seguramente su abuelo no le permitiría reclamar. Esa fama que se creó para mantener su mentira de ser un alfa comenzaba a jugarle en contra. Repentinamente, la puerta de su celda se abrió interrumpiendo sus pensamientos.
―Uchiha Sasuke serás trasladado a una prisión de máxima seguridad a la cual sólo yo tengo permitido acceder ―declaró Naruto mientras los anbus vigilaban a los Uchiha para impedirles intervenir.
El sigma abrió la boca para decir algo, pero inmediatamente calló al ver el gesto serio de todos los presentes. Su abuelo y su tío Naruto parecían mantener una riña silenciosa. Como si estuvieran retándose mutuamente. Mas, era evidente que la autoridad del Hokage estaba por encima de la del líder de la policía militar. Abrieron la puerta de su celda y le colocaron unas esposas especiales para anular su chakra. Evitó lo más posible mirar a las personas a su alrededor. Sabía que en esos momentos era sólo otro traidor manchando la reputación del clan o en el peor de los casos, el bicho raro. Pues desconocía cuantas personas se habían enterado de su verdadero género. Fuera cual fuera el caso sin dudas se sabría cuando se celebrara la asamblea en el clan Uchiha. No dudaba que sus padres usaran eso como canje para evitarle la pena de muerte, pero era un arma de doble filo. Una que su abuelo no dudaría en usar en contra de todos ellos. Soltó un suspiro resignado y caminó en silencio sin prestar atención a nada ni nadie durante todo su traslado.
―Quiero hablar a solas con el prisionero ―afirmó el Hokage una vez tuvieron a Charasuke ubicado en su nueva celda lejos de todos.
―Pero Hokage-sama… ―quiso hablar uno de los anbus que lo escoltaban.
―Es una orden directa ―gruñó liberando sus feromonas de manera agresiva demostrando que no estaba para juegos.
Tras una leve reverencia de parte de aquellos subordinados, se retiraron sin más réplicas de su parte. El rubio estuvo poniéndole atención a las presencias cercanas por medio del chakra. No fue hasta que los creyó lejos de ese sitio que no se permitió relajar su expresión. Se acercó a la celda y abrió la puerta ingresando calmadamente. Notó que el azabache se había acomodado rápidamente en una esquina donde se sentó y ocultó su rostro entre sus rodillas. Le recordaba mucho a los gatos. Uno regañado que huía al rincón más cercano cuando se sentía en peligro. Sasuke no era tan diferente realmente. Sólo que su actual esposo mantenía el orgullo hasta en los peores momentos. Cuando fue el otro Uchiha el apresado, se mantuvo sentado recto observando fijamente hacia la puerta a la espera de su verdugo. Mientras que su sobrino se había alejado como si temiera que le hicieran algo. Observó los brazos del más joven notándole algunas marcas rojizas. No eran cortes precisamente, pero sí daban la apariencia de haberlo sujetado con mucha fuerza. La ventaja o desventaja, ―según como se lo quisiera ver―, de los Uchiha era que tenían la piel tan blanca y pálida que cualquier marca resaltaba mucho en ellos. Por ello ingresó a la celda y se acercó hasta el menor.
―Chara ―llamó el alfa con suavidad mientras se colocaba de cuclillas para poder verlo de frente―. ¿Te hicieron algo en el clan Uchiha? ―preguntó preocupado.
―No ―negó de inmediato el menor sin atreverse a mirarlo.
―No necesito del jutsu de Ino para saber que algo te sucedió ―afirmó sujetándole el brazo, y pese a no haberle apretado con mucha fuerza, el otro hizo una mueca de dolor―. ¿Te lastimaron?
―Intenté golpear a mi abuelo y respondió ―confesó secamente.
―En esta celda nadie del exterior podrá tocarte hasta que llegue esa asamblea de tu clan ―comentó Naruto sonriéndole―. Yo personalmente traeré tu comida y así podemos conversar un poco para que no te sientas tan solo ttebayo.
―Gracias ―dijo Charasuke profundamente agradecido por el gesto.
Era mucho mejor estar completamente solo en una celda a quedarse en vela procurando que no llegara algún alfa enviado por su abuelo. Aun no descartaba la posibilidad de que quisiera poner a prueba sus dotes de sigma.
―¿Cuál gracias? Págame ―dijo el alfa mostrándole un pedazo de papel que Uchiha tardó unos momentos en reconocer―. ¿O acaso tus vales de "abrazos gratis" tenían fecha de expiración? ―preguntó en broma.
―Nunca los tendrán para ti, tío Naruto ―aseguró el moreno mientras le daba un gran abrazo a su familiar político.
Uzumaki no tardó en corresponder el abrazo y acariciar la espalda del más joven para reconfortarlo. Aunque no pudiera sacarlo del todo del problema aun, lo mínimo que se aseguraría es de tenerlo a salvo y lejos de su ambicioso suegro. En lo demás le tocaba a su pareja hacer valer la unión de Menma con Charasuke ante el resto del clan Uchiha. Si lograba eso, conseguiría hacerlos desistir de cualquier unión forzada. En lo que eso sucedía, usaría su influencia como Hokage para conseguir una solución justa para todos. No dejaría a Charasuke sin castigo, pero procuraría que no fuera algo serio o de gran daño para el menor. Y más teniendo en cuenta que podría estar embarazado. Estaba emocionado de sólo pensar en ello. Empero, era cierto que tendría que regañarlos y hacerse a la idea de que tal vez se quedara sin hijo cuando Itachi se enterara. El sigma comenzó a liberar sus feromonas alegremente por saberse a salvo. Por primera vez, Naruto le prestó atención al aroma de su sobrino y se sorprendió un poco de que fueran como energizantes. A diferencia de los omegas que olían dulce, el aroma de Charasuke se sentía como ingerir varias tazas de café de una sola vez.
―Sólo mantente paciente, ¿sí? ―pidió el Hokage viéndolo con seriedad―. Tus padres y yo haremos todo lo que esté en nuestras manos para sacarte de la cárcel. Así que por favor, no pierdas la esperanza en nosotros.
―¡Eso haré! ―exclamó asintiendo repetidas veces con entusiasmo antes de detenerse y bajar un poco la cabeza―. Yo… siento estarte causando tantos problemas, tío Naruto ―se disculpó con sinceridad.
―Descuida, tu tío Sasuke me dio muchos más problemas que estos ―tranquilizó el mayor mientras lo despeinaba afectuosamente―. No hay pérdidas de vidas humanas ni nada realmente grave. Lo tuyo prácticamente fue una travesura ttebayo.
―Y una bastante grande ―dijo Charasuke sonriendo con mejor ánimo―. Aunque no sé si será más o menos recordada que las pintadas a los rostros Hokages ―soltó con una sonrisa maliciosa.
―Menos obviamente, porque lo mío era delincuencia de nivel profesional. Tú eres amateur al lado de las cosas que yo hice ttebayo ―presumió Uzumaki recordando aquellos días en los que era algo busca pleitos.
―Y así eres Hokage…
―¡Hey! Qué tú también podrías serlo algún día y cuando eso suceda les contaré a mis nietos los líos en los que nos metías ―prometió el rubio con diversión, pero cambió de expresión al detectar un chakra acercándose a su posición―. Me tengo que ir, pero si necesitas algo intenta trasmitírselo a Menma a través del lazo y buscaré que no sea tan infernal tu estadía aquí.
―Descuida, tío Naruto puedo aguantar bien mientras tenga abrigo, comida y algunas visitas conyugales de Menma ―agregó con su típica picardía.
―Eso último te lo quedaré debiendo.
―¿Por qué es mucho abuso de poder? ―interrogó el más joven con una expresión de curiosidad.
―No, porque cuando Sasuke estuvo preso mi padre no me dio las mías. Ahora les toca aguantarse a ustedes ttebayo ―aseguró antes de retirarse.
No había querido salir tan deprisa de ese sitio, pero no podía arriesgarse a que lo oyeran conversando con Charasuke. Dada su calidad de prisionero, si se le veía haciendo algún tipo de favoritismo o algo remotamente similar a eso, lo volverían a cuestionar. Salió de allí con nula expresión encontrándose, sin mucha sorpresa, con Shikamaru. Venía caminando perezosamente como siempre teniendo sus manos ocultas en los bolsillos del pantalón. Pese a la actitud despreocupada superficial exhibida, sabía bien que no venía de buen humor. Años de conocerse mutuamente lo habían hecho lo suficientemente perceptivo como para saber que no iban a tener una charla tranquila y agradable.
―¿Qué haces aquí, Shikamaru? ―interrogó el Hokage parándose frente al otro impidiéndole el paso.
―Venía a ver al prisionero, lo escoltaste personalmente y eso podría ocasionar malentendidos por tu relación tan estrecha con él ―justificó intentando ser lo más paciente posible.
―¡Já! ―rio el alfa de ojos azules con ironía―. Admite que vienes a vigilarme, no confías en mí al igual que aquellos ancianos ―acusó entrecerrando los ojos.
―Estás exagerando, te dejas llevar por tus sentimentalismos y pierdes la confianza de la gente.
―¿Cómo puedo perder algo que nunca tuve?
―Así no llegaremos a ningún sitio ―suspiró el manipulador de sombras, sabiendo lo terco que era su amigo cuando algo se le metía en la cabeza―. He estado buscando un doctor para evaluar el estado de tu sobrino. Supongo que te tranquilizara saber si está o no esperando a tu nieto.
―¿A mí o a ustedes? ―interrogó Uzumaki con desafío―. ¿Por qué no me dices claramente que te da igual Chara y sólo quieren saber si pueden o no ejecutarlo sin terminar con un bebé recién concebido?
―Estás actuando como un demente, no eres imparcial y no es la primera vez que esto te sucede ―criticó con una mirada bastante hastiada―. Siempre que se trata de Sasuke pierdes la cabeza.
―Charasuke no es Sasuke ―aseguró el rubio apretando los puños con fuerza controlándose de no hacer algo de lo que pudiera arrepentirse.
―¿No? ―preguntó Nara con sarcasmo―. Son prácticamente la misma persona; mismo nombre, clan, rostro y tendencias por traicionar Konoha y causar destrozos de todo tipo. Comenzando por tu estabilidad mental y emocional ―señaló con claro rencor por aquella inmadura actitud―. Te lo digo por tu bien, siempre pones en riesgo tu carrera y tu vida por Sasuke, por una vez piensa antes de actuar y fíjate en el bienestar de quienes te han apoyado desde el inicio.
―¿Así que para eso era tu "apoyo"? ―preguntó Uzumaki con rabia contenida haciendo que su voz sonara tan grave que pareciera que estaba por usar la voz de alfa―. Oh ya veo, yo soy una inversión para ustedes. Me dieron unas cuantas palabras de aliento y ahora creen que yo soy su sirviente.
―No es eso lo que dije. No malentiendas las cosas.
―No malentiendo nada. Fuiste muy claro con ese "fíjate en el bienestar de quienes te han apoyado desde el inicio" ―repitió de manera irónica llena de reproche―. De haber sabido que esos favores y apoyo venían con un precio e intereses, los habría rechazado desde antes ―gruñó comenzando a caminar lejos de su consejero―. Ni se te ocurra acercarte a la celda de mi sobrino o no me hago responsable de lo que te suceda.
―Espera, Naruto ―pidió Shikamaru intentando alcanzarle el paso―. No puedes prohibirme la entrada a mí. Yo debo guiar al doctor para que lo revisen y…
―Si te acercas a esa celda, NO respondo ―repitió su advertencia antes de abandonarlo con la palabra en la boca.
―¡Aunque seas el Hokage debes recordar que yo no soy un simple empleado, soy tu consejero! ―reclamó elevando la voz.
―Por favor, hace años no creas ninguna estrategia o haces algo útil. Sólo sirves para revisar los documentos que me aburre leer y parlotear todo el día con ese montón de ancianos molestos ―replicó el alfa soltando el aire de manera hastiada.
―¡No soy tu secretaria! ―exclamó Nara sintiéndose profundamente ofendido por aquellas palabras desvalorizando su trabajo.
―Ve a servir café y lamerle las bolas a esos viejos que eso sí se te da bien, en vez de meterte donde no te necesito ―gruñó Uzumaki harto de la insistencia del otro―. Te guste o no eres completamente inútil en este tema. El conflicto es del clan Uchiha y les toca a ellos resolverlos. Y a mí me toca decidir por su castigo por los daños a la aldea ―sentenció antes de alejarse rápidamente del lugar.
El rubio se fue saltando por los tejados rumbo a su hogar, necesitaba tranquilizarse. Era consciente de que se había pasado un poco con su amigo, pero en esa situación no necesitaba más problemas, sino soluciones. Suficiente tenía con los demás ancianos intentando encontrar formas de deshacerse de los Uchiha y de pasar por encima de su autoridad, como para tener que preocuparse de que su mano derecha le fallara. Le dolía especialmente el actuar de Shikamaru porque era una persona que consideraba de confianza, pero al parecer eso era unilateral. Pues cómo le reclamó, ¿qué clase de confianza le tenía a su juicio si apresuradamente asumía que daría trato preferencial a Charasuke? Había dejado a los guardias con órdenes claras y esperaba que sus palabras hubieran sido lo suficientemente claras y Nara entendiera que no estaba jugando. Ahora tocaba hablar con su hijo para tranquilizarlo. Siendo un alfa recién emparejado y con un sigma en celo, tendrían la necesidad de estar juntos. En su caso personal, él estuvo encima (y adentro) de Sasuke prácticamente todo el primer celo desde que eran pareja. Supuso que su hijo y su sobrino estarían igual.
―¡Papá! ―llamó Menma desde la entrada de la puerta.
El alfa más joven estuvo sentado en la entrada para no perder ningún minuto en ver a su padre regresar, ―con buenas nuevas esperaba―, pues no soportaba más tiempo sin saber si el traslado de su pareja fue aceptado. Lo atormentaba la idea de dejarlo solo en manos de Fugaku, sin importar la edad que tuvieran, en cierto modo, ambos seguían teniendo ciertas actitudes de infantes. Especialmente obvias cuando se veían frente a su abuelo, él siempre de alguna manera les hacía sentir más pequeños de lo que eran. El Hokage se acercó con una sonrisa tranquilizadora dedicada a su hijo dispuesto a hablarle sobre el estado del sigma. De reojo captó las cortinas moviéndose, allí notó que Sasuke también estaba atento a su regreso, pero de forma más discreta, como era su estilo.
―Vayamos adentro para hablar. Estoy seguro que tu padre también quiere oír ttebayo ―susurró guiñándole un ojo a su hijo.
Menma asintió estando al tanto de la intranquilidad del omega Uchiha. Aunque dijera que se encontraba bien, se le notaba tenso y a la expectativa de cualquier situación que se presentara. Ingresaron a la casa, pero cuando estaban a punto de cerrar la puerta, se vieron interrumpidos por el matrimonio Uchiha.
―¡Zorro pulgoso! ―llamó Itachi con una voz por demás demandante―. ¿Qué le sucedió a mi bebé Sasuke?
―Nada ―comentó Sasuke queriendo tranquilizar a su hermano―. Y no soy un bebé.
―No hablaba de ti ―aclaró el omega mayor mientras gruñía impaciente―. ¡¿Dónde y cómo está mi hijo?!
―Itachi ―llamó Shisui sujetándolo por los hombros para tranquilizarlo―. Cálmate por favor. Recuerda que estás hablándole al Hokage.
―¡Es el maldito zorro pulgoso roba bebés! ―exclamó con fastidio―. Además me robaron a mi otro bebé y aun nadie me explica por qué Charasuke hizo semejante tontería y cuál es el castigo que le espera.
Los ojos azules de ambos Uzumaki buscaron inconscientemente a Sasuke. No habían palabras bonitas o más suaves para explicar la razón del actuar del sigma. Y en caso de hacerlo temían lo que pudiera provocar en ambos hermanos. El lazo entre ellos pendía de un hilo desde que cada uno formó su propia familia. No veían a Itachi capaz de herir a su propio hermano menor cuando siempre fue tan sobreprotector, pero podía reclamarle. Al ex vengador le dolería mucho más la decepción o un regaño verbal que un golpe. Lo físico podía superarlo mucho mejor que lo emocional. Sabiendo que no había motivos para prologar aquel asunto y entendiendo lo importante de tener a Itachi al tanto de los por menores, decidió hablarle. El esposo del Hokage se acercó unos pasos colocándose frente a su hermano mayor.
―Charasuke vino aquí buscando a Menma y yo pensé que mi hijo ya no quería verlo porque lo odiaba ―habló Sasuke manteniéndose firme al hablar y con un tono neutro para evitar tartamudeos―. Por culpa del jutsu de los Yamanaka, él oyó lo que pensé y yo oí que él era un sigma. Se sintió fuera de lugar, como un raro. Así que tomó la precitada decisión de pedirle a Orochimaru que le diera un cuerpo normal y así dejar de ser sigma. Cuando Naruto y yo intentamos detenerlo, usó a los aldeanos para tenernos entretenidos mientras escapaba ―explicó de manera resumida―. Se podría decir que es mi culpa que hiciera eso.
El lugar se quedó en completo silencio durante unos cuantos, pero prolongados, segundos. Se sintió como una eternidad, pero el estado de mudez hizo que se oyera con mayor fuerza la cachetada que le dio Itachi a su hermano menor. Aquel acto fue tan repentino que ni siquiera el propio Sasuke logró preverlo. Vio a Itachi apretando la boca como si se contuviera de decir algo. Sus ojos parecían llenos de tristeza al dirigirle la mirada.
―¿Cómo pudiste pensar en eso? ―interrogó el omega de larga cabellera―. ¿Lo hiciste para hacerlo sentir mal o sólo se te contagió la estupidez del rubio? ―cuestionó de manera completamente amenazante―. Te advertí que ningún condón te protege de la estupidez de transmisión sexual ―se burló de manera desdeñosa observando de reojo a Naruto.
El Uchiha más joven sentía algo similar a lo que era estar delante de sus padres. Cualquiera de los dos cuando se molestaban le infundían una mezcla de temor y decepción hacia sí mismo por fallarles. Eso jamás le había sucedido con su hermano mayor, pero debió prever que incluso él tenía un límite. Se sujetó la mejilla sintiendo un leve ardor en la piel. Seguramente le quedaría una marca rojiza a causa de los dedos del contrario, pero no le importaba. Esta vez sí tenía que aceptar su equivocación. "Si hubiera tenido un poco más de tacto, él no habría hecho todas esas tonterías". Pensó Sasuke soltando un suspiro. Se suponía que él era el adulto, ya era un hombre de más de treinta años, casado y con un hijo, no podía dejarse llevar por un adolescente. Perder la compostura y mantener una rivalidad contra alguien a quien literalmente vio nacer, no era para nada acorde a su edad o personalidad.
―Como si tú hubieras sabido de antes sus sentimientos por mi hijo ―acusó Sasuke con el ceño fruncido.
―Sí los sabía ―aclaró Itachi con tranquilidad mientras se cruzaba de brazos altaneramente.
―¿Y no hiciste nada? ―demandó saber el omega más joven mirando al otro con claro reproche―. ¿No te pareció raro que le gustara su propio pri...? ―interrumpió su propia pregunta al ver a Shisui abrazando a su hermano―. Olvídalo, salió a aquel incestuoso ―mencionó fijando sus ojos en su cuñado.
Los alfas prefirieron no meterse en ese asunto. Aquella discusión correspondía únicamente a Itachi y Sasuke. Intentar actuar de intermediarios, ―ni por muchas buenas intenciones que hubieran detrás―, no terminaría bien, sólo los convertiría en el blanco de sus parejas. Los amaban, por supuesto que Shisui y Naruto amaban a sus esposos respectivamente, pero sabían que les faltaban unos cuantos tornillos. El amor que les tenían no alcanzaba para curarles aquellos aspectos retorcidos de sus personalidades; posesivos, celosos, caprichosos, un tanto infantiles y muy territoriales. Mejor dejarlos arreglarse solos. Además con el cariño que Itachi le guardaba a Sasuke, era imposible que le hiciera algo más grave que esa cachetada anteriormente propiciada. El omega de larga cabellera consideraba a Sasuke como su cachorro y Charasuke lo era genuinamente. Jamás podría decidirse por uno de ellos. Muy seguramente también le daría una cachetada a su hijo sino fuera suficiente castigo estar encerrado en la prisión de Konoha. Con eso bastaba y sobraba.
―Bien, dejando eso de lado ―dijo Shisui interviniendo cuando creyó todo un poco más calmado―. ¿Nos puede decir qué sucederá con nuestro hijo, Hokage-sama? ―preguntó de forma respetuosa.
―He hablado con los miembros del consejo y…
―¡¿Lo liberaron?! ―cuestionó Itachi mostrándose esperanzado mientras interrumpía al alfa.
―No, lo que se decidió es que…
―¡Eres un inútil! ―insultó el mayor de los omegas Uchiha con rabia e impaciencia.
―No pude liberarlo, pero he hablado para que fuera trasladado a una… ―prosiguió Uzumaki haciendo un gran esfuerzo para ignorar todos aquellos reclamos y así poder hablar correctamente con la familia.
―Dime dónde está para ir a verlo ahora mismo ―ordenó Itachi volviendo a interrumpir.
―¡Cállese, tío suegro! ―gritó Menma completamente harto de que no le dejara oír lo que su padre tenía que decir―. ¡Necesito saber cómo esta Chara y mi bizcochito!
Sasuke miró a su hijo con sorpresa y un poco de palidez. El otro alfa rubio también se le veía incrédulo por aquella forma de hablar a su propio tío. Entendían que el instinto de alfa le exigía estar con su pareja, pero había límites para temeridad. El omega menor observó a su descendencia como si fuera a ser ejecutado.
―¡A mí no me callas, cría de zorro! ―gritó Itachi con su sharingan resplandeciendo en sus ojos―. Antes de tener Alfa, Charasuke tuvo papá omega.
―Qué problemáticos... ―suspiró Sasuke viendo los inicios de una batalla campal en su sala. Un sitio limpiado recientemente y a medio reconstruir―. A ver Menma. ―Lo agarra de la oreja―. Puedes ser un Alfa con pareja, pero obedece a tu papá Omega, es decir yo.
―Chara todavía es mi feto ―reclamó el omega mayor mirando de mala manera al "zorrito ladrón".
―Feto el que le hice ttebayo ―respondió Menma con altanería.
―Momento de abortar ―dijo Itachi de manera tétrica.
―¡No matarás a mi hijo! ―exclamó el alfa Uzumaki más joven.
―No era de mi nieto del que estaba hablando ―corrigió mientras sus ojos se dirigían a su sobrino con una clara insinuación de quién sería el abortado.
―¡Papá déjame, tengo que...! ―pidió el menor a Sasuke, quien aún no liberaba su pobre oreja―. Además no tiene ningún derecho a venir a reclamar de esa manera ttebayo ―espetó con molestia.
―Tienes que calmarte y guardar silencio, puedes ser un Alfa emparejado y con una cría en camino, pero yo soy tu papá y me vas a obedecer, ¿sí? ―preguntó sonriendo como si le estuviera retando a desafiarlo.
El alfa más joven se tuvo que tranquilizar. Su padre omega le incitaba a tranquilizarse, no sólo por sus palabras llenas de razón, sino también por su aroma. Las feromonas de los omegas siempre funcionaban como un tranquilizante para sus cachorros. Ese hecho no cambiaba ni siquiera con el paso de los años. Los omegas eran plenamente conscientes de cómo sus aromas afectaban a sus hijos y nunca tuvieron problema en hacer uso del mismo para tranquilizarlos.
―Sasuke sigue dominando a Menma, incluso cuando era bebé normalmente no lo dejaba salirse con la suya ―susurró Naruto recordando cuando su hijo era apenas un bebé.
El pequeño Menma de casi un año se encontraba llorando a todo pulmón. Momentos en los cuales ambos padres confirmaban que heredó lo escandaloso de su padre alfa. Sin embargo, algo que no iba a permitir Sasuke es que saliera caprichoso. En esos momentos el menor ya había recibido su almuerzo, ―puré de calabazas y un jugo de naranja que él mismo exprimió―, le sacó el gas por medio de un eructo, lo bañó y lo tenía allí jugando con unos cubos. Estuvieron bien por un rato. Al bebé le encantaba apilar todo y luego tirarlo. Sin embargo, repentinamente quería ser alzado en brazos sin motivo. Siendo que ya estaba dando sus primeros pasos, Uchiha consideraba mejor alentarlo a caminar por su cuenta. Empero, tras un par de intentos infructuosos por ponerse de pie por su cuenta, Menma se rindió y comenzó a exigir ser alzado.
―Debería alzarlo ―comentó el rubio acercándose dispuesto a hacer eso.
―No, Dobe ―ordenó Sasuke negándole el paso hacia el infante―. Es mejor si practica un poco. No falta mucho para que vengan mis familiares a visitarnos. No puedo permitir que Menma se muestre consentido en exceso ―decretó con seriedad.
Sasuke se colocó de cuclillas a poca distancia del bebé y comenzó a llamarlo con un gesto de las manos. Mantenía los brazos abiertos, dispuesto a recibirlo allí. Esperaba que dándole un sitio seguro al cual llegar junto con aquello que estaba solicitando anteriormente, lo motivara a intentarlo. Le parecía un premio acorde. Menma gimoteó un poco más en su sitio haciendo un leve puchero, mas viendo la expresión seria de su padre omega, algunas lagrimillas escaparon de sus ojos azules. Balanceó su cuerpo hacia delante y usando sus manos se puso de pie él solo. Buscó con la mirada a su papi quien le sonreía orgulloso. Viendo aquel gesto el menor de los morenos también sonrió feliz. Aplaudió un poco con sus pequeñas manos y con mayor confianza dio un paso hacia delante.
―¡Increíble! ―festejó Naruto viendo a su hijo dando unos cuantos pasos―. Tu sonrisa es tan milagrosa de ver que hasta hizo caminar a Menma ttebayo.
―Cierra la boca, Dobe ―ordenó el aludido forzándose a mantener aquella expresión para no quitarle la motivación a su hijo―. Bien hecho, Menma ―felicitó cuando finalmente llegó hasta sus brazos.
No pasó mucho tiempo antes de que los primeros invitados llegaran a su hogar. Entre ellos, su padre Fugaku, quien le avisó que Mikoto llegaría más tarde, pues se quedó con Kushina preparando algo de comida casera. Ellas junto al Namikaze llegarían después de que ellas terminarán con aquello que deseaban compartir con sus hijos y nietos. Itachi y Shisui arribaron con su bebé de unos pocos meses de diferencia con Menma y por último hasta el momento, estaba Haruno Sakura. Quien era la madrina del bebé agasajado por ser la mejor amiga de ambos padres. Dejaron a ambos bebés jugando en un área asegurada para lo mismo. Había una manta en el suelo, almohadones y juguetes para los dos. Estuvieron un rato tranquilos sin molestar a los adultos, quienes estaban cerca de ellos conversando mientras los vigilaban de cerca. Hasta que el bebé del matrimonio Uchiha llegó gateando hasta los pies de Sasuke.
―No voy a caer en tu juego, llora si quieres toda la noche, no te voy a cargar cuando tú quieras ―dijo el omega manteniéndose firme en su decisión.
―¡Qué desalmado! ―exclamó Naruto viendo como su esposo se negaba a levantar a su sobrino.
―¿Qué dijiste? ―interrogó con molestia―. Si lo dejo será igual de caprichoso que tú ―acusó viendo de mala manera a su pareja.
―¿Y tú no eres caprichoso? ―cuestionó Uzumaki con fastidio, sabiendo exactamente como era el carácter de su omega.
―No voy a abrazarte ―declaró viendo como su sobrino seguía tirando de su pantalón con sus manos.
Ante la negativa a su petición, Charasuke hizo lo que cualquier bebé haría y comenzó a llorar a todo pulmón. Especialmente porque él no estaba acostumbrado a recibir un "no". Siempre que pedía algo lo obtenía y sino, comenzaba a llorar hasta tenerlo. Sakura, Itachi, Naruto, Fugaku vieron de manera amenazante a Sasuke con el claro mensaje de "dale el abrazo que te pide". Cada uno tenía sus motivos para actuar así, los tres primeros mencionados lo hacían porque Charasuke era como un Sasuke bebé. Y lo veían como su oportunidad de criar bien a un Sasuke sin que les saliera un amargado vengador. Fugaku por su parte actuaba como cualquier abuelo y todo lo que su nieto pidiera debía tenerlo. A eso se le sumaba el favoritismo que le tenía a Itachi y claramente se extendía a su progenie.
―¡Lo estamos mal criando! ―reclamó el omega más joven harto de aquellas miradas.
―A ti te faltó amor maternal y mira como saliste ―comentó Itachi con cierto aire de burla típico de un hermano mayor.
―No queremos que tenga traumas ―dijo Haruno intentando darle un dulce al bebé para que soltara a Sasuke―. Ven, bebé. La tía Sakura te cargara con gusto ―ofreció abriendo los brazos.
Sin embargo, Charasuke sólo sujetó el dulce con una mano y con la otra seguía aferrado a la pierna de su tío.
―Te amo, Teme, pero es la oportunidad de evitar otro emo vengador ―dijo Naruto intentando convencerlo de que alzara al bebé de una buena vez o comenzaría a llorar de nuevo.
―Por favor, Sasuke-kun ―insistió la alfa de cabellos rosados juntando sus manos como si estuviera haciendo una oración―. Esas tonterías de que los Uchiha no muestran sentimientos los hicieron así de cabrones. Hagamos un mundo con más Uchihas tiernos y sin traumas ―propuso mientras le apretaba una mejilla al bebé―. Además me lo debes desde que casi soy asesinada en genjutsus sólo por el dolor que tuviste al parir. Ahora abraza a tu sobrino.
Charasuke volvió a llorar por no estar siendo abrazado. Siguió gritando hasta que su carita se volvió rojiza forzando finalmente al mayor a darle el gusto y abrazarlo.
―Pequeña alimaña manipuladora ―se quejó al sentir como Charasuke se aferraba a su pecho alegre de recibir lo que quería―. No tienes ni un año en este mundo y ya eres mañoso ―dijo acariciando sus cabellos.
―Sasuke es un bebé por Dios ―exclamó Itachi al oír las palabras de su hermano respecto a su pequeño e inocente bebé.
―Mira esa sonrisa ―señaló a su sobrino alegremente restregando su rostro en el mayor―. Se burla de mí porque se salió con la suya. Menma no es así, no dejo que me manipule, pregúntenle a Naruto
―Sí, lo dejó llorar toda la noche porque no le iba a dar el gusto de cargarlo cuando Menma quisiera ―confirmó Uzumaki con un largo suspiro.
―¡Sasuke-kun, los bebés deben ser cargados cuándo lo soliciten! ―regañó Sakura viéndolo de mala manera.
―Si cedo a sus caprichos será tan manipulador como el Dobe ―replicó el aludido con molestia.
―¡Oye! ―se quejó Naruto de ser acusado de esa manera.
―Sasuke-kun... ―suspiró Haruno llevándose una mano al rostro sin poder creer lo que oía.
―Pero ustedes me presionan a consentir a este mini clon. Cuando crezca los seguirá manipulando a todos en su beneficio, ¡recuerden mis palabras! Este bebé sabe cosas ―aseguró el omega Uchiha alzando a su sobrino para mostrarlo riéndose.
Esa acción sólo provocó ternura en los presentes, ya que realmente no había nada extraño en la risa del bebé. Sólo era un niño feliz de ser cargado por su tío.
―Por muy hijo mío que sea, aun es un bebé ―afirmó Itachi acercándose para alzar a su hijo―. No piensa todavía y menos en esas cosas ―aseguró mientras le llenaba de besos en las mejillas.
―¿Seguro que no quieres ir a terapia, Teme? ―preguntó Naruto en un murmullo.
Al rubio no le parecía del todo normal esa actitud de Sasuke. Podía ser muy estricto en ocasiones, pero ¿acusar a un bebé de manipularlo? Soltó un suspiro de resignación cuando su pregunta no obtuvo respuesta y prefirió cargar a Menma, quien también quería estar arriba como su primo. A Sasuke por su lado no le gustaban aquellos comentarios. Ese mini Sasuke era como la esperanza de quienes lo conocieron de "hacer algo bien". Él no era defectuoso. Había cometido errores, era cierto, pero creía que fue perdonado. Si realmente lo aceptaban de nuevo, ¿por qué esa obsesión con Charasuke? Era como si todos temieran que se pareciera a él. ¿Tan malo sería si eso sucedía? ¿Tan insultante era ser como él? Guardó toda aquella frustración por el bien de la reunión y no externó ningún comentario más respecto a su sobrino, pues ya había notado el favoritismo de su padre.
―Si me deshiciera de mi sobrino recuperaría dos fetos. Solo faltaría uno... ―Las palabras de Itachi sacaron al Hokage de sus recuerdos.
―No soy un feto ―reclamó Sasuke con fastidio.
―¡En vez de molestar a mi papi, deberías estar pensando en ayudar a mi pareja! ―gritó Menma intentando mantenerse sereno, pero la actitud de los adultos riñendo infantilmente lo sacaba de quicio.
―¡Eso es lo que intento hacer, pero el zorro no me dice nada! ―gritó el omega mayor chasqueando la lengua.
―¡Ahora sabes cómo se siente ser dejado de lado! ―gritó Sasuke interviniendo.
―¿Qué quieres decir con eso? ―cuestionó Itachi de manera más baja y calma.
―Quiero decir que nunca confiaste en mí. No me dijiste nada sobre el plan con Minato para capturar a Danzou ni tampoco sobre lo que hacia nuestro padre ―respondió Sasuke temblando levemente por el enojo―. ¿Por qué? ¿Por qué nunca confías en mí? Hasta mi sobrino que tiene la mitad de mi edad sabía de las acciones de mi padre y yo no.
―Por favor, eras un niño apenas, no podía confiarte algo así de importante ―contestó el omega de larga cabellera.
―¿Y cuándo regresé a la aldea? ¿Cuál es tu excusa para no decirme que mi hijo corría peligro de ser desaparecido por mi padre? ―interrogó Sasuke sin estar satisfecho con esas palabras tan vagas.
―Tú me odiabas. ―Le recordó el mayor con cierto toque de tristeza en su voz.
―No te odiaba ―declaró con firmeza Sasuke.
―¿En serio? ―preguntó Itachi con sorpresa y una expresión de esperanza.
―No te odiaba, sólo me sentía traicionado ―confesó no sin cierta dificultad.
Por primera vez en su vida, Sasuke decidió ser completamente sincero con su hermano mayor. En la situación en la que se encontraban no podía permitirse ser excluido nuevamente. Su padre era un peligro en general para cualquier Uchiha no perfecto. Así comenzó su explicación sobre cómo cuando se arregló el mal entendido sobre su traición y volvió a Konoha deseaba pasar tiempo de calidad con Itachi, conversar sobre sus sentimientos y los engaños que tuvieron. El omega menor iba con la intención de perdonarse mutuamente, pero salió embarazado de Naruto y nuevas preocupaciones ocuparon su mente. Sasuke pensó que iba a compartir su felicidad con Itachi y las cosas seguirían igual, retomarían su hermandad y lo apoyaría en esta etapa de su vida, pero se enteró que su hermano también estaba embarazado con poco tiempo de diferencia que él. En su opinión, Shisui lo había atacado. Eso lo dejó dolido. En la mente de Sasuke, su primo se había aprovechado de su hermano mayor, debido a la gran "casualidad" que él regresaba y ya se llevaban distinto. Se veía demasiado sospechoso como para creer que todo fue una coincidencia.
―Lo siento, hermanito ―se disculpó Itachi con sinceridad al ver lo mucho que había herido al menor sin darse cuenta―. No sabía que querías arreglar las cosas, creía que me odiabas por todo lo que había pasado antes.
―No te odiaba, sólo estaba molesto de que no contaras conmigo. Aunque era un niño pude haber ayudado si me lo hubieras pedido.
―Ahora lo sé, te subestimé demasiado.
―Ahora dime si todo eso de tu matrimonio con Shisui fue obligado. Aun estás a tiempo de meterlo preso si te hizo algo que no querías. Soy esposo del Hokage y le daré cadena perpetua si hizo algo indebido.
―¡Oye, pero eso no lo decides tú, ni yo solo puedo…!
―¡Qué lo metas preso te dije! ―rugió Sasuke viendo de mala manera a Shisui―. Me robó a mi hermano y me clonó, es delito!
―Mi hijo no es un clon, salió demasiado bien para provenir de ti ―declaró Shisui con un gesto de burla.
―¡Oye! ―reclamó Naruto al oír que se metían con su esposo―. Si fuera como mi Teme sería un amargado, arisco, bastardo, sádico, pero no sería… ah no, espera sí es delincuente, no sería… eso tampoco, sí le gusta meterse con los demás. ¡Lo tengo! No tendría un montón de konekos.
―Eso lo heredó de mí, soy un encanto ―presumió Shisui con una rosa en la mano.
―¿Sigues teniendo de esas gatas? ―interrogó Itachi con un tono amenazador.
―No, Itachi te lo juro. Sólo las saludo por educación ―se apresuró a tranquilizar a su esposo.
―Hablaré con Chara sobre eso después ―murmuró Menma molesto de ver ese futuro tan poco prometedor.
―Volviendo a lo importante, si necesitas tramitar tu divorcio o una orden de restricción para ese, molesta niños, te la puedo conseguir ―volvió a ofrecer Sasuke a su hermano mayor.
Itachi sonrió con ternura por aquella propuesta hecha por su hermano. Sin dudas aun con todos los años que habían pasado, el menor seguía siendo un consentido. Quería la atención para él mismo y la existencia de Shisui era un impedimento. Hasta sonó levemente parecido a su hijo cuando le interrogó respecto al compromiso arreglado. Teniendo ambos Sasuke aquellas ideas acerca de Shisui, el omega de larga cabellera se dispuso a hacer lo mismo que con su hijo: contarle todo. Si las cosas salían bien, podría remover aquellos celos infantiles de su hermanito y de paso, al fin cerrar aquel conflicto generado de niños. Lo guio hacia uno de los sofás nuevos comprados recientemente en reemplazo a los destruidos y comenzó a hablar. Los alfas por curiosidad se acercaron a oír, mas por respeto no interrumpieron ninguna parte del relato.
―Yo no estaba seguro de cuánto sabía Chara sobre eso ―confesó el omega mayor.
―Entiendo, no debió ser fácil para ustedes ―suspiró Sasuke sintiendo pena por todo lo que había pasado su hermano mayor.
―¿Podrás perdonarme todo el daño que te causé? ―preguntó Itachi con los ojos viendo fijamente a su hermano menor.
―No hay nada que perdonar, todos nos equivocamos ―respondió el omega más joven sonriendo discretamente.
Un gesto correspondido por el mayor de los hermanos, quien sujetó la nuca de su hermano con la mano y lo acercó a él para juntar sus frentes.
―Sí, sí muy bonita la reconciliación, pero ¿y qué pasa con mi Chara? ―interrumpió Menma con impaciencia.
―Pequeña alimaña ―murmuró Itachi bufando molesto―. Tu padre es el que no me da detalles.
―Pero yo… ―intentó reclamar Naruto a quien, como se estaba haciendo costumbre, no lo dejaron terminar de hablar.
―El Dobe no puede meterse en asuntos Uchiha ―le recordó Sasuke a su hermano mayor―. Necesitaremos refuerzos.
―Ya los tengo ―aclaró Itachi con prepotencia―. Ni siquiera nuestro padre podrá contra ellos ―presumió orgulloso.
―¿Quiénes? ―cuestionó Menma sintiéndose perdido.
―¿Pues quiénes más? ―interrogó Shisui sintiendo muy obvia la respuesta.
CONTINUARÁ…
