Capítulo uno

-Muy bien, ¿qué quieren comer?

Las niñas habían dejado las mochilas en su habitación y ahora se habían sentado en la sala a la espera de su almuerzo.

-¡Yo quiero pizza!- se apresuró en contestar Towa a lo que su hermana la miró con el ceño fruncido.

-Tu siempre eliges- se quejó Setsuna- ¡no es justo!

-¡Entonces di qué quieres!

-¡No me grites!- Setsuna había comenzado a sollozar- ¡Papi, dile algo!

Sesshomaru supo que aquella era la señal para que interviniera. Normalmente eran niñas muy tranquilas, pero como era esperable a veces peleaban entre sí y se volvían muy caprichosas cuando estaban bajo su cuidado. Quizás se debía a que lo vieron por menos tiempo cuando él hacía su residencia en el hospital, pero lo cierto era que siempre pensaba que estaba a prueba con ellas y no quería que pensaran que no las quería o algo aún más deprimente.

-Towa, ¿por qué no dejamos que tu hermanita elija esta vez?- Sesshomaru la alzó para evitar que el conflicto se volviera físico- Quizás quiere comer algo delicioso y nos lo estamos perdiendo.

-Bueno, ¡pero la próxima vez quiero que nosotros salgamos a solas!

-¡No es justo! - estalló Setsuna comenzando a llorar- ¡Yo también quiero ir! ¡Le diré a mamá que no me quieren llevar!

Oh no.

Aquello era grave. Nunca lo había visto, pero sospechaba que Rin era feroz enojada, sobre todo si se trataba sobre sus hijas. Definitivamente no quería ser víctima de ello.

-Suficiente.- Sesshomaru dejó a Towa de nuevo sobre sus pies- Voy a pedir hamburguesas con papas fritas y no vamos a salir sin Setsuna, ¿está claro?

Las niñas asintieron por lo que ayudó a Setsuna a limpiar su rostro de las lágrimas.

Una vez que ya habían comido y mientras Sesshomaru ordenaba las cosas para ir con las niñas a un museo de ciencias interactivas, pudo ver que Setsuna hojeaba emocionada la revista mensual del hospital en que él trabajaba.

Normalmente el hospital enviaba publicaciones informando las nuevas adquisiciones tecnológicas o investigaciones; también había fotografías de las instalaciones o de algunos miembros de equipos médicos, por lo que le parecía muy extraño que aquello fuese interesante para la pequeña.

-¡Mami está en la revista!- exclamó la pequeña alzando la publicación en su mano- Es tan linda, ¡Towa ven a ver a mami!

-¿De qué estás hablando?

Sesshomaru le quitó la revista de la mano para ver con sus propios ojos que ahí estaba Rin, en una fotografía con otras enfermeras, con su cabello oscuro, sus ojos grandes, su sonrisa contagiosa y bajo un título que rezaba "el departamento de oncología infantil recibe a sus nuevas enfermeras".

Aquello era malo por dos razones: la primera era que Sesshomaru pensaba que entre él y la madre de sus hijas estaba la regla no escrita de no invadir el territorio del otro, por lo que jamás consideró trabajar en los mismos lugares que lo hacía Rin, pero que ella comenzara a hacerlo en su hospital y en su departamento, era una evidente declaración de guerra.

La segunda razón era que cuando se encontraba solo en su oficina, solía fantasear con la posibilidad de follar con Rin mientras ella usaba su uniforme de enfermera. No entendía la razón que explicara porqué le sucedía eso, ya que para empezar, el uniforme estaba muy lejos de la versión erótica de los vídeos pornográficos: el de Rin era una blusa y un pantalón de color azul marino, pero no podía evitar pensar que ella se veía realmente hermosa con eso puesto y su cabello peinado hacia atrás. Sin lugar a dudas, ya no podría dejarse llevar por su imaginación libremente ahora que sabía que Rin podía estar rondando por los pasillos del departamento de oncología.

-Papi está molesto- Towa hizo un puchero-, ¿no le gusta ver las fotos de mami?

Ambas niñas lo miraban de reojo, por lo que optó por negar con la cabeza. Sesshomaru consideraba que estaba cometiendo demasiados errores por aquel día con sus hijas, pero es que le causaba nerviosismo saber que podría ver a Rin más de lo que actualmente hacía.

Mientras avanzaba con las niñas por el museo, llegaron a una sala en la que se podían hacer burbujas gigantes. Towa y Setsuna se acercaron rápidamente hacia donde un instructor les enseñó cómo podían fabricarlas y darles algunas formas de animales.

Las niñas se sentían felices, no dejaban de aplaudir y sonreír al hacer sus propias burbujas, pero Sesshomaru seguía pensando en la pregunta que Setsuna le había hecho cuando había ido a recogerla: ¿por qué no era novio de Rin?

Lo lógico era que la gente se conociera, fueran novios y luego tuvieran hijos. Él lo había hecho todo mal y, aunque quería a sus hijas, no podía evitar imaginar cómo sería la vida si hubiera hecho las cosas bien: probablemente las niñas no estarían, pero quizás no habría decepcionado a su madre en una noche de copas y poco control natal.

-Papi, ¿estás triste?- quiso saber Towa jalando su manga.

-No, solo estaba pensando tonterías... ¿Quieren ir por helado?

-¡Siiiii!- exclamaron ambas voces a coro.


La joven intentaba sujetar con sus palillos el trozo de sushi que había sobre su plato. Sonreía, pero estaba sumamente concentrada en mezclar el roll con la salsa de soja.

Mientras lograba equilibrarlo y llevarlo a sus labios pintados de rosa, no pudo evitar pensar que había sido una mala idea llevar a Kohaku a comer sushi, ya que era un verdadero fracaso con los palillos y no quería perder su poca dignidad pidiendo al mesero un tenedor.

-¡Soy terrible comiendo sushi!- exclamó Rin luego de que se le había caído la mitad de su comida- Creo que estoy ensuciando todo, ¡lo siento!

-No te preocupes- Kohaku sonrió antes de comenzar a comer con su mano- Yo tampoco sé bien qué es lo que estoy haciendo.

-Pero esto está delicioso- Rin sonrió mientras bebía de su copa-, ¡muchas gracias por invitarme!

-Gracias a ti por aceptar, pensé que no podrías salir conmigo esta semana.

-Dejé a los pequeños demonios con su padre, así que por hoy puedo divertirme hasta tarde.

-¿Estás segura de que Sesshomaru cuida bien de las niñas?

-Mientras las devuelva vivas el lunes está bien para mí...- Rin comenzó a comer también con la mano- aunque no lo parezca, Sesshomaru y las niñas se lo pasan bien juntos... yo... no voy a decir que él es el mejor padre que habría podido desear para ellas, porque en realidad es solo lo que les tocó, pero estoy bastante conforme con el resultado.

Kohaku era su amigo desde que estaba en el pregrado y a veces le ayudaba a cuidar de sus hijas. Era casi la única persona que no la había juzgado por quedar embarazada a raíz de una noche de fiesta, por lo que prácticamente se había ganado una parte muy grande de su corazón.

-Tus hijitas son adorables, eres una gran madre Rin.

-¡Están en una gran etapa!- suspiró la joven antes de apoyar su rostro sobre su mano- Solo espero que cuando sean adolescentes no me odien tanto por mis malas decisiones.

-No lo harán. Tú... eres muy buena.

Rin sonrió. La verdad era que hace mucho tiempo no salía con alguien: había intentado conocer hombres por Tinder, pero la mayoría dejaba de llamarla en cuanto les decía que era mamá de dos niñas de cuatro años y los que no huían, solo la buscaban para tener sexo o porque creían que era una chica fácil.

Aún no se lo decía a Kohaku abiertamente, pero había comenzado a pensar mucho en él, ya que después de todo, era sin lugar a dudas un gran partido: estaba haciendo su residencia en el hospital, quería ser pediatra igual como ella lo había soñado, era tan atractivo que tenía que controlarse a sí misma para no saltarle encima como una gata, siempre había sido muy dulce con ella y se llevaba genial con las niñas. Si Rin podía imaginarse en una relación con alguien, era con él.

-¿Quieres ir al cine?- le preguntó él cuando habían terminado de comer- Sé que te gustan las películas dramáticas francesas y estoy dispuesto a verlas sin dormirme.

-Nadie se había sacrificado tanto por mí- Rin comenzó a reír-, pero me estoy divirtiendo mucho, ¿por qué no vamos a la playa? Podemos conversar y quedarnos hasta ver el atardecer.

-¡Claro!

Mientras Kohaku terminaba de pagar la cuenta, Rin revisó disimuladamente su bolso para comprobar que tenía al menos dos preservativos. Revisó mentalmente su casa: las niñas estaban con su padre, estaba todo limpio, la ropa sucia muy bien escondida en la lavadora, se había puesto el conjunto de lencería de encaje rojo bajo el vestido y había pagado por una depilación completa, por lo que estaba realmente lista para disfrutar el inicio del fin de semana y quizás, el inicio de una nueva relación.

Una vez en la playa, se sentaron muy juntos sobre la arena y Rin sonrió complacida cuando Kohaku le prestó su chaqueta para abrigarse. Si todo resultaba bien, ella sabía que aquella noche sería increíble.

Mientras el sol se ocultaba, poco a poco, en el horizonte, Kohaku le tomó la mano e incluso se encargó de entrelazar sus dedos. Rin le miró de reojo, esperando a que la besara con el último rayo del sol, pero a pesar de que ella había mordido su labio inferior en una clara invitación para que lo hiciera, él no parecía captar bien sus señales.

-Esto... Kohaku, ¿no vas a besarme? - preguntó Rin una vez que el sol se había ocultado y solo les alumbraban las luces de la ciudad a sus espaldas.

-Creo que sería ir muy rápido si lo hago: eres mi mejor amiga, Rin y te respeto mucho, yo...

-¡Tú también eres mi mejor amigo, pero puedes faltarme el respeto algunas veces! En este momento puede ser una gran opción.

Kohaku solamente le acarició la mejilla antes de besarla en la frente mientras ella cerraba los ojos, profundamente decepcionada.

-Quiero hacer las cosas bien contigo, Rin. No quiero que arruinemos nuestra amistad y luego sea incómodo entre nosotros.

Aquello, sin lugar a dudas, marcaba el inicio de un pésimo fin de semana: al llegar a casa, se dió cuenta de que su vibrador rosa no estaba cargado, no había pagado el Netflix y sus niñas no estaban para distraerla con su inocencia o sus juegos infantiles. Sin lugar a dudas, iban a ser días negros y oscuros.

Mientras conectaba el juguete sexual a su fuente de energía, le miraba enfadada: había estado planificando la noche perfecta desde la mañana, pero había terminado sola ¡Definitivamente debió haberle saltado a Kohaku encima como una gata en celo!

-¡Tonta Rin de la playa!- se recriminó en voz alta- Por tu culpa ahora estoy sola y esta cosa no se da prisa en cargar... ¡Que mal día!

Una vez que el vibrador se había dignado a cargar y Rin cerró sus ojos dispuesta a relajarse, su celular comenzó a sonar. Exasperada revisó que era Sesshomaru quien le estaba escribiendo mensajes por la aplicación de mensajería y frunció el ceño visiblemente molesta, pero luego decidió revisar qué quería porque podría haberle ocurrido algo a sus bebés.

-Hola... ¿cómo estás?

Rin suspiró. La verdad es que ellos solo hablaban de las niñas y sus respectivas necesidades, por lo que sospechaba que quizás podría haber algún problema.

-Bien, ¿y tú? ¿está todo bien con las niñas?

-Todo está perfecto! Las niñas ya se durmieron.

-Genial!... Disfruten el fin de semana!

Para Sesshomaru era difícil continuar con la conversación: quería intentar ser amigo de Rin como antes del embarazo, pero no tenían mayor tema de conversación. Antes de aquel día, la joven sólo le había escrito para informarle que el lunes sus hijas tenían tarea. Quizás debía olvidarse de las ideas que la pregunta de Setsuna había puesto en su cabeza y asumir que en la realidad solo les unía la crianza de las pequeñas.

-Rin, tenemos que hablar: ¿por qué ahora vas a trabajar en mi departamento de oncología?

-Es un reemplazo, no iré todos los días y yo estaré por el área infantil, así que aún no invado del todo tu terreno. Nuestra regla sigue en pie.

-Rin, yo trabajo en el área infantil.

-Increíble! Supongo que compartir con nuestras hijas te hace bien... Nos vemos en el trabajo! Duerme bien!

Sesshomaru apagó el celular. Sin lugar a dudas las cosas no podían estar peor: ¿cómo iba a concentrarse en el trabajo sabiendo que Rin podría estar cerca? Sabía que estaba comportándose como un adolescente, pero no era mentira cuando decía que siempre se comportaba raro cuando ella estaba cerca. Quizás pediría traslado a otra área del hospital o se iría a un recinto diferente... como sea, las cosas con la madre de sus hijas no iban a cambiar y tendría que volver a aceptar aquello.

Hola!!!! volví con esta nueva historia n.n espero que les guste y les agradezco mucho por leer y apoyar esta historia. Nos leemos pronto!!!!