El agente de la Interpol camina por las calles desoladas y desiertas, frota sus manos en busca de algo de calor; está bastante fresco para ser abril.
Es bastante tarde, poco menos de media noche, había intentado conciliar el sueño pero simplemente no podía, se encuentra demasiado inquieto para eso.
Ademas siente algo hacerle unas desagradables cosquillas en la mente, dejándole en un estado de alerta constante.
Pasa por la Gran Torre y se queda observándola, ese lugar le trae recuerdos muy amargos, o lo que solía ser más bien.
Aquel maldito orfanato, allí empezó la caída de su clan...
Aprieta los dientes de la rabia, maldiciendo en su lengua materna a la condenada Patricia Roland y al desgraciado de Blaise Debeste.
Esos nombres son un tabú en la casa Lang.
Su trabajo le ha hecho acostumbrarse a hablar de la muerte, ha visto traiciones entre amigos, compañeros, hermanos, padres e hijos, ha visto escenarios tan sangrientos que acaban dando pesadillas a más de un novato.
Dirige su vista a su pierna derecha, recordando el calor del disparo del detective Bad, no le guarda rencor, después de todo aquella bala ni siquiera era para él.
El nombre de Shih-na viene a su mente, y hace una mueca de disgusto al recordar que aquel nombre ni siquiera era real. Esa malnacida ni siquiera se dignó a dejarle un nombre real el cual maldecir.
Le ha perdido el miedo y el respeto a la idea del peligro mortal y las balas, sin embargo unos simples nombres del pasado logran herirle más de lo que le gustaría reconocer.
— ¿Dando un paseo nocturno?
Una voz familiar llama su atención, se gira sobre si y al otro lado de la acera ve a una cara conocida.
— Hermanita.
Exclama algo sorprendido de verla allí, ella rueda los ojos mientras cruza la calle para acercarse.
— ¿Qué te he dicho de ese apodo?
— Que te gustaría que te lo explicara.
Comenta con una ligera sonrisa que no se ve tan alegre, los recuerdos en los que se había sumergido le habían bajado el ánimo.
— No sabía que estabas por aquí.
La verdad, había asumido que habría regresado a Zheng Fa luego de los eventos de la embajada de Babahl.
— ¿En serio? Me crucé al señor fiscal hace unos días en una prisión, pensé que quizás te lo habría dicho.
Saber que se está refiriendo a Miles Edgeworth y oírlo junto a la palabra prisión hacen que se aferre a su abrigo.
Observa la torre y los recuerdos del día de hoy la golpean. Una Kay amnesica, un Edgeworth encerrado en prisión...
— Luces cansada. — observa, notando las lineas al rededor de sus pequeños ojos. — día duro ¿no?
Había oído rumores de lo sucedido, una jovencita acusada de asesinar a una abogada. La descripción de la chica se le hacía familiar, y la expresión de Franziska se lo confirman: Esa chica debe ser Kay Faraday.
— Bastante... — responde con sinceridad. — en esta torre hoy; pasaron muchas cosas.
A él se le escapa una ligera risa mezclada con un resoplo.
— No solo hoy... — murmura bajito, tanto que ella apenas puede oirle. — Este lugar tiene mucha historia.
— No es una agradable ¿verdad?
— Mmhm...
Baja la mirada, rascando su nuca con su mano.
Para calmarse recuerda a su viejo, aquel hombre fuerte y decidido que ha admirado desde niño. Incluso cuando la casa Lang cayó en deshonor y desgracia, él se mantuvo firme, cargando su familia en su espalda.
Franziska puede leer su expresión, está segura que está pensando en su hogar, Zheng Fa.
— ¿Puedo preguntarte algo?
Inquiere con voz sutil, haciendo que él la mire.
— Seguro, dime.
— ¿Por qué no estás en Zheng Fa?
El mayor enarca una ceja, guardando las manos en los bolsillos de su pantalón.
— ¿Me estás echando de Japón?
— Sabes que no me refiero a eso.
— Lamento decepcionarte, pero no sé a que te refieres.
Admite con cierta gracia y sencillez, haciéndole saber que necesita más explicación.
— Verás, tu apellido no pasa desapercibido ¿sabes? — el agente encuentra irónico que sea ella quién lo diga. — Incluso yo, que no sabía casi nada de Zheng Fa cuando nos conocimos, sabía algo de su historia.
Él traga saliva, sabe que su apellido es un honor que trae mucho peso consigo.
— ¿Qué tanto sabes?
— Que un fiscal hizo de las suyas y manipuló la evidencia, ¿eso es lo que todos hacen no?
Hay cierto rencor en su voz. Lang chasquea la lengua, hastiado.
— Tu lo dijiste, no yo.
No le importa que ella sea fiscal, ha visto y vivido lo suficiente como para tener ese pensamiento arraigado en su mente. Ella hace una mueca, algo molesta, pero la verdad no esperaba otra cosa.
— Asi qué, me preguntaba, si quieres restaurar el honor del clan Lang... — él vuelve a mirarla, borrando el hastío de su expresión. — ¿por qué hacerlo fuera de Zheng Fa? ¿no sería mejor hacerlo desde dentro?
Inquiere mirandolo con genuina curiosidad, una que él jamás había visto en su expresión, normalmente ella siempre luce como si lo supiera todo, incluso cuando obviamente no es así, es la imagen que lucha por dar.
Ahora esa fachada se encuentra ausente, y en sus pequeños ojos realmente ve que quiere una respuesta.
— ¿Sabes? Es una pregunta que me hago bastante seguido, casi todas las noches me veo tentado a abordar el primer avión y volver a mi tierra, aquí, realmente me siento como un forajido.
Habla mirando al cielo, como si tuviera algo de especial.
— ¿Y que te impide hacerlo?
— Una corazonada.
La Von Karma parpadea varias veces.
— ¿Disculpa?
— Muy de joven tuve una corazonada, una que aún permanece en mi, me dió el valor de irme de mi país y me impide volver. Siento
la clave yace afuera de Zheng Fa, cerca de los asesinos del clan Lang, tengo mis presas en la mira, no debo perderlas de vista, así cuando el mejor momento llegue...
Franziska le mira con una expresión en blanco.
— ¿Así que es por tus instintos?
— ¿Quién lo diría? — Responde con otra pregunta, sonriente. — Parece que ya nos empezamos a entender.
— No creo poder entender nunca un razonamiento tan estúpido. — Dice con voz severa, cruzandose sus brazos. — Pero me alegra que esa sea tu respuesta.
— ¿Por qué lo dices?
— Porque... ¿qué es un lobo si no obedece a sus instintos?
Ahora es ella quién responde con otra pregunta y una sonrisa. Las cejas del mayor se alzan ligeramente debido a esa respuesta, y sus ojos se abren un poco más de lo normal. Palabras así no las espera de Franziska.
— Supongo... — Aventura una vez recupera la compostura. — Que lo mismo que una Von Karma sin su látigo.
— Pftt...
Ella resopla, metiendo una mano en el interior de su abrigo para sacar dicho objeto y enseñarlo al mayor.
— ¿En serio llevas esa cosa a todos lados?
— Tu llevas tus instintos a todos lados ¿no?
Ambos comparten una leve risa, habían logrado subirse los ánimos después de un agitado día para ella y una noche de amargos recuerdos para él
Lang observa ea el reloj de la torre, han pasado varios minutos de la medianoche.
Es la madrugada del seis de abril.
— Bueno, hermanita. — le da la espalda a la menor, rotando su cuerpo en dirección a su hotel pero girando el rostro para aún mirarla mientras habla. — fue un lindo encuentro, pero mejor será que vuelva a mi hotel, debo dormir bien para el día de hoy.
— ¿Algún motivo en especial?
— Solo... — deja su voz vagando en el aire unos segundos. — Siento que hoy sucederá algo, algo grande
— Quizás yo también debería hacerle casos a mis instintos.
— Depende ¿qué te dicen?
Pese a que su comentario había sido una broma, la pregunta de Lang tiene un tono serio, uno que le anima a hacerse esa pregunta ¿que le dicen sus instintos?
— Que Kay Faraday es inocente.
Una sonrisa ladina aparece en los labios del agente, parece satisfecho con esa respuesta.
— Pues deben tener razón. Las alas de la cuervita no pueden estar manchadas de sangre, es imposible.
— Cuervita... — Repita ella con cierta ternura. — Te encanta ponerle apodos a la gente.
Él se encoge de hombros como respuesta, saluda con su mano antes de empezar a caminar.
Ella le mira alejarse como si fuera lo más interesante del mundo unos segundos antes de decidir que debe volver a su casa, también debe descansar bien, debe hacerlo si quiere demostrar la inocencia de Kay en la que ella cree.
Si, sin duda hoy pasará algo.
Algo grande.
Seis de abril es la fecha en la que se desarrolla "El gran caso", todo el que haya jugado el Investigation 2 sabe lo importante que es ese caso y la gran cantidad de cosas que se revelan, así que quería escribir "la calma antes de la tormeta"
Amo a Lang y a Franziska, fuera de que me gusta la idea de ellos juntos como pareja, amo la idea de ellos juntos en general, como amigos, compañeros de trabajo, lo que sea.
Me gusta la idea de que ninguno logra intimidar al otro y que se tienen un gran respeto mutuo.
También me gusta pensar que actualmente, siguen colaborando para desmantelar completamente la red de contrabando. Como Franziska no ha vuelto a aparecer desde TT y los Investigation, lo veo bastante posible xd
Esto era de mi libro "Moonlight" pero me gustó mucho como para dejarlo ahí, y no era tan romántico así que lo edité un poco y lo traigo aca también.
De hecho en un principio esto era simplemente un relato de los pensamientos de Lang mientras caminaba a la gran Torre, pero lo sentí muy plano, creo que mi nivel de escritura aún no es el suficiente como para hacer dinámico un monólogo extenso, así que decidí agregar otro personaje para darle más vida al asunto.
