De todos los colores
Capítulo 05. Chispas de magenta
Al final Jubal, superado en número y en posición de desventaja, tuvo que rendirse. Había intentado presentar batalla, pero se quedó sin munición enseguida. Y tampoco quiso salir corriendo. Tali, Abi y Ty, se vengaron un poco más pero finalmente pararon, dejando escapar risas triunfales.
Con los ojos chispeantes y una sonrisa llena de buen humor, Jubal se retiró el agua de la cara y la barba con la mano, para luego sacudirse el pelo. Había quedado prácticamente empapado. El modo en que la camisa se le pegaba al cuerpo hacía difícil a Isobel dejar de mirarlo. Incluso la hizo suspirar en silencio, súbitamente acalorada.
Aquella exhalación de aire provocó, de manera totalmente imprevista, que algo dentro de ella sobrepasara un punto de ruptura. No podía seguir negándolo ante sí misma: tenía que reconocer que Jubal ejercía cierta -o mucha- atracción sobre ella. A veces, como le ocurría en ese momento, provocaba en ella una reacción realmente sensual. Y tampoco era algo reciente. Ni siquiera podía recordar cuándo empezó. Aunque, probablemente, tuvo que ver con alguna sonrisa como la de ahora mismo...
De todas formas, Isobel eludió testaruda la inquietante cuestión de qué podría conllevar. Se esforzó por racionalizar el modo en que antes se había dirigido a Jubal. Se trataba sencillamente de que le importaba mucho como amigo y, por lo tanto, era normal que le afectara que él estuviera pasándolo mal por la enfermedad de su hijo, nada más. No era necesario darle más vueltas. Le habría pasado lo mismo si hubiera sido Jess. Sí, seguro. Seguro.
Sin embargo, por primera vez desde que tenía aquel impulso, Isobel no se retuvo, y se permitió disfrutar sin reparos de contemplar el "panorama".
·~·~·
—Que sepáis que estáis los dos desheredados —informó Jubal a sus hijos con fingida displicencia.
—Vamos, Jubal —intervino Isobel.
Se acercó y se inclinó para poder hablarle a la cara. Jubal no pudo evitar que los ojos se le desviaran hacia la súbita vista de su generoso busto, una como no la había tenido nunca. Y se perdió que ella lo estaba recorriendo de arriba a abajo con la mirada.
—[No tengas mal perder] —le riñó ella en español, con una sonrisa.
—¿Qué? —dijo desconcertado y no solo porque no la había entendido.
—Que no seas mal perdedor —le aclaró Isobel, tendiéndole la mano para ayudarlo a levantarse.
Jubal asintió, aún intentando recuperar el aliento, y le cogió la mano, pequeña en comparación con la suya, suave pero fuerte. Ella empezó a tirar de él y, por un instante se sintió tentado de tirar a su vez de Isobel con suficiente fuerza como para que le cayera encima; como para volver a tener su cuerpo cálidamente pegado a él igual que aquella mañana. Se aclaró la garganta, llamando al orden a sus impulsos, y se puso en pie.
Después del "aguageddon" todos tuvieron que cambiarse la ropa mojada. Ty, Abi y Jubal fueron al granero, donde Jess los había acomodado.
Mientras se ponían ropa seca, Jubal se detuvo a reflexionar sobre Isobel. Hoy había tenido ya dos indicios de que tal vez ella... Algo en él se resistía a concretar ese pensamiento. Y eso le hizo percatarse de que era porque no sabía cómo sentirse ante ello.
Hacía ya mucho tiempo, Jubal había reprimido algo dentro de él. Le costó mucho esfuerzo porque era muy intenso, pero de verdad pensaba que había logrado hacerlo desaparecer. Sin embargo ahora, esa parte de él resultaba que, no solo seguía allí, sino que se agitaba ante esa mera posibilidad que ni siquiera se atrevía a evaluar. Mucho se temía que pudiera despertarse del todo. Aclararse al respecto supondría, además, alimentar a esa parte, fortalecerla. Francamente, aquello no parecía una buena idea.
Su ruptura con Rina había sido triste, amarga y dolorosa. De las que te dejan pensando que te han dejado porque no mereces la pena. No creía encontrarse aún lo suficientemente fuerte como para exponerse a recibir otro golpe en el mismo flanco. Y algo le decía que esta vez, de ocurrir, sería incluso más duro. Tal vez debería protegerse y no lanzarse a alcanzar espejismos, por inusuales o atractivos que fueran. No debía perder de vista que había otras interpretaciones para los actos de Isobel.
En la despensa, simplemente le había incomodado aquella clase de contacto, nada más. Y en el jardín, solo había demostrado empatía hacia un padre preocupado. No tenían por qué significar otra cosa. Era perfectamente posible.
No pudo evitar que pensar de esa manera lo sumiera en una profunda melancolía. Por un lado, quizás no debía pensar de otro modo, si no quería estrellarse y pasarlo luego mucho peor. Pero por otro, simplemente parecía estar luchando en vano contra su propia voluntad.
Se dio cuenta de que estaba entrando en análisis parálisis. Le pareció hasta divertido. Decidió dejar de pensar: había venido a relajarse. Podría ser o podría ser que no. Tomó la resolución de que, dentro del oasis que era este fin de semana, no tenía por qué ser relevante. Y de pronto, se sintió mucho mejor.
Al salir del granero, los tres se dirigieron hacia la casa. Ya estaba poniéndose el sol.
Tyler se detuvo un momento al pie de las escaleras, junto a una maceta de dondiego de noche, cuyas flores ya estaban abiertas. Se agachó y recogió con cuidado una flor caída pero intacta. Era una delicada y pequeña campánula blanca, salpicada de pizcas y franjas magenta brillante. Ty la olió y la trajo adentro consigo. Jubal se quedó bastante intrigado por su comportamiento; nunca antes lo había visto mostrar interés por la botánica o la jardinería...
Hasta que al entrar en la cocina, donde Jess, Tali y Sarah ya empezaban a preparar la cena, Tyler se acercó a Tali, le sonrió y le ofreció a oler la flor. Ella accedió, mirándolo con ojos chispeantes.
Jubal buscó a Jess con la mirada, a ver si estaba pendiente. Se encontró que no sólo, efectivamente, lo estaba, sino que no parecía muy contento. Y menos cuando Ty le entregó la flor a Tali, y ella se la puso en el pelo, con una sonrisa tímida; Tyler la miró un tanto alelado. Jess frunció los labios, suspicaz, y Jubal tuvo que darle la razón en silencio. Consideraba que el gesto en sí no podría ser más inocente, y no dejaba de ser encantador, pero se parecía preocupantemente a una escena sacada de la película "El lago azul". Recordó cómo de revolucionadas tuvo él mismo las hormonas cuando tenía catorce años, y se dijo con resignación que iba a tener que vigilar a su hijo más de cerca.
Sarah e Isobel, por su parte, intercambiaron una cómplice mirada enternecida, y lograron reprimirse de hacer sonidos de arrullo que habrían avergonzado a los chavales y estropeado el momento.
·~·~·
Cenaron en el comedor en lugar de fuera, pues fuera ya empezaba a refrescar. Allí los días de verano podían ser calurosos, pero las noches siempre eran frescas.
En un momento durante la cena, Isobel le sirvió bebida a Abi, que estaba a su lado.
—[Gracias] —dijo Abi animadamente en español.
Isobel se volvió hacia ella.
—[Ah, ¿hablas español?] —le preguntó ilusionada.
Abi asintió sonriente. Isobel hizo a un lado lo dolorosamente familar que le resultó.
—[Lo estoy aprendiendo en la escuela. Me gusta mucho.]
Tenía un acento bastante bueno.
—[Vaya, ¡qué bien!] —le reconoció Isobel—. Podemos practicar cuando quieras.
—[¿Le gastamos una broma a mi papá?] —propuso Abi, algo de improviso.
—[¿Qué clase de broma?] —preguntó Isobel, entre divertida e inquieta.
—[Él no nos entiende. Si lo miramos mientras hablamos se pondrá nervioso].
Isobel reprimió una sonrisa. Las dos giraron la cabeza y miraron sin disimulo a Jubal, que se sentaba enfrente de ellas.
—[Por ejemplo, yo te digo ahora una cosa. Y lo miro] —explicó Abi. Jubal se percató de que las dos miraban en su dirección—. [Así que va a pensar que estamos hablando de él].
—[¿Quieres decir...] —Isobel le echó una mirada evaluadora, que le produzco a Jubal un extraño calor en la garganta—. [...algo así?] —se volvió hacia Abi—. [Y que luego te comente algo, ¿no?]
Abi soltó una risita.
—[Eso es.]
—¿Qué? ¿Qué estáis diciendo? —preguntó Jubal con una sonrisa abiertamente suspicaz.
—[¿Lo ves?] —dijo Abi.
—[Tiene posibilidades...] —concedió Isobel.
Las dos se rieron entre dientes.
Sarah, siendo de Nuevo México, debía saber algo de español, porque se unió a las risitas. Tyler y Tali parecían estar entendiendo algo, y también sonreían divertidos. Jubal miró a Jess buscando apoyo, pero su amigo hizo gesto de lavarse las manos.
—Muy gracioso —se quejó Jubal—. Ey, ¿y tú no le dijiste a Vargas que no hablabas español? —le protestó a Isobel, estudiándola con ojos estrechitos de rencor.
Encogiendo un hombro, la mirada que Isobel le dirigió en respuesta fue una provocadora mezcla de malicia e inocencia. El calor de la garganta de Jubal se le extendió por el resto del cuerpo. Jubal carraspeó.
—Esto que estáis haciendo está muy feo. Y olvidáis que sé dónde vivís todos —amenazó.
Las risas se extendieron por toda la mesa.
·~·~·
Después de comer, se trasladaron al salón, para hacer sobremesa de manera más confortable. Todos se acomodaron en los sofás. Sarah encendió algunas lámparas de luz suave y portavelas. Uno de ellos, con facetados cristales rosados, repartía pequeñas chispas de luz por las paredes y el techo, dándole un aire mágico a la estancia.
Ella e Isobel hablaban de cine con Tali, Tyler y Abi, mientras Jess parecía no necesitar más en este mundo teniendo a Sarah ligeramente acurrucada contra él a un lado, y a su hija sentada al otro.
Jubal se estiró y cogió la guitarra acústica de Angelyne, que Jess seguía teniendo por allí. Empezó a tontear con las cuerdas.
—¿Todavía tocas? —quiso saber Jess.
—¿Tocas la guitarra? —preguntó Isobel, sorprendida.
—Tocar... Tocar... —contestó Jubal con una expresión humilde.
—Alguna canción sabías —dijo Jess.
—Venga, sí. Toca algo —lo animó Sarah, sonriente.
—Sí, por favor —pidió Isobel, enormemente intrigada.
Jubal la miró medio avergonzado, y ella respondió con un gesto alentador.
—Está bien —accedió él—, pero lo habéis pedido vosotros, así que luego no me tiréis tomates y esas cosas...
Pensó unos momentos, mientras afinaba un poco las cuerdas. Empezó a tocar unas pocas notas conocidas, marcando ligeramente el ritmo sobre la caja. Aunque fueran sencillas, demostraba que efectivamente sí sabía tocar.
*When the night
has come
And the land is dark*
Desde que cantó aquellos primeros versos, Isobel se lo quedó mirando anonadada. Siempre le había parecido que la grave voz de Jubal era agradable y muy característica, pero jamás se le habría ocurrido pensar que podría cantar así.
*And the moon
is the only
light we'll see*
Su voz tenía un ligero y cautivador matiz rasgado.
*No, I won't be afraid
Oh, I won't be afraid
Just as long as you stand
Stand by me
So darlin', darlin'
Stand by me, oh, stand by me
Oh, stand, stand by me
Stand by me*
Y terminó la canción ahí.
Todos aplaudieron, Sarah e Isobel abiertamente asombradas, porque eran las únicas que lo oían por primera vez. Isobel, de hecho tuvo que cerrar la boca, que se le había quedado abierta. Se percató de que el corazón le estaba latiendo más deprisa de lo que debería.
—Uauh, Jubal —dijo Sarah—. Menudo talento oculto, ¿no?
—Por favor... —le quitó él importancia, algo azorado.
—Esta canción era de tu época, ¿no Papá? —preguntó Abi.
Jubal se echó a reír.
—Bueno, salió trece años antes de que yo naciera, y como treinta antes de que me la aprendiese...
Los adultos se rieron. Ty miró su hermana como diciendo, "anda queee..."
—Y yo que sé... —refunfuñó Abi, avergonzada.
Jubal le acarició la cabeza para consolarla.
—Ya sé que te parezco un viejo, cariño —bromeó—. Es normal.
—No eres viejo. Eres... mayor —masculló Abi, consiguiendo aun más risas.
—¿Te sabes alguna más? —preguntó Sarah e Isobel se sorprendió de sentirse realmente ansiosa ante la perspectiva de oírlo de nuevo.
Jubal asintió.
—OK. Allá va.
En cuanto Jubal hizo sonar las primeras notas, el corazón de Isobel dio un brinquito al reconocerlas, la melodía ascendiendo por su garganta.
*Don't know much about history
Don't know much*
—*...biology* —coreó Isobel con él, haciéndole la doble voz.
Jubal sonrió y la miró impresionado mientras seguía cantando:
*Don't know much about*
—*...science book* —coreó ella de nuevo, el rostro luminoso y sonriente.
La mirada de él se volvió fascinada.
*Don't know much about*
—*...the French I took*.
*But I do know that I love you*
Con el corazón en un puño, Jubal bajó los ojos al mástil de la guitarra al decir esas tres últimas palabras. No podía decirlas mientras la miraba a la cara. Ni tampoco el siguiente verso.
*And I know that if you love me too*
Pero sí volvió a mirarla para unir sus voces de nuevo:
—*...what a wonderful world this would be...*
Agradeció la breve pausa entre estrofas, que le permitió recuperarse un poco.
*Don't know much about*
—*...geography* —continuó Isobel haciéndole los coros.
Era llamativo lo maravillosamente que empastaba la combinación de sus voces.
*Don't know much*
—*...trigonometry*.
La lámpara de los cristales producía destellos magenta en los ojos de ella, con un efecto absolutamente hechizante.
*...Don't know much about*
—*...algebra*.
*Don't know what a*
—*...slide rule is for*.
Isobel lo dejó solo en la siguiente estrofa, y esta vez Jubal, atrapado en sus oscuros ojos, no pudo apartar la cara.
*But I know that one and one is two
And if this one could be with you
What a wonderful world this would be...*
Y adelantó el final con dos rasgueos de guitarra.
Los dos se siguieron mirando unos segundos, sin aliento, como si el mundo hubiera desaparecido a su alrededor. Isobel fue la primera en salir del trance, para aplaudir con los demás, pero contemplándolo anonadada.
Desde pequeña, a Isobel siempre le había gustado cantar, y era algo que le había disfrutado mucho hacer con sus padres y su familia. Esos días habían quedado muy atrás, pero no había sido consciente de lo mucho que lo había echado de menos, hasta que lo había hecho de nuevo. Y compartir la canción con Jubal, el modo en que sus voces se habían entrelazado, la había hecho sentirse unida a él más que nunca.
Jubal se había vuelto a fijar en la guitarra. Lo que le estaba pasando por dentro resultaba bastante revelador. Sencillamente, si no había podido mirarla al decir esas tres palabras, era porque habría estado demasiado cerca de quedar totalmente expuesto, demasiado cerca de la verdad. Tuvo una fuerte sensación de vértigo. Notaba que Isobel lo estaba observando, pero él había perdido el equilibrio como para poder devolverle la mirada.
—Ésa también es de mi época —le dijo de broma a Abi para disimular.
—Papá, ésa la canta la abuela... —protestó su hija.
—Pues es de solo un año antes que la otra —se burló Jubal.
Abi resopló y puso los ojos en blanco.
—¿Quieres oír una de "mi época"? —ofreció él.
Su hija sonrió, entendiéndolo como una propuesta de paz. Jubal se colocó bien la guitarra y se concentró. Comenzó a tocar el lánguido punteo del principio de "Nothing Else Matters".
—Ooooh. Me encanta esta canción —dijo Tyler.
—¡A mí también! —exclamó Tali.
Los dos se miraron compartiendo su entusiasmo.
*So close no matter how far
Couldn't be much more from the heart*
El aire se quedó atrapado en la garganta de Isobel ante cómo sonaba la leve aspereza de su voz con esa canción. Le puso toda la piel de gallina.
*Forever trusting who we are
And nothing else matters*
Esta vez Jubal no la miró en ningún momento, los ojos bajos, atentos a las cuerdas; ella se permitió admirar la armonía y la calidez de su rostro.
*Never opened myself this way
Life is ours, we live it our way
All these words I don't just say
And nothing else matters*
Jubal se equivocó una nota, y tuvo que rectificar.
*Trust I seek and I find in you
Every day for us something new*
Cometió otro error, e hizo una mueca disgustada.
*Open mind for a different view*
Mientras, en el interior de Isobel, el significado de la letra resonaba intensamente con lo que a veces parecía haber entre ellos dos, haciéndola vibrar y estremecerse.
*And nothing else-*
Pero entonces Jubal erró una tercera vez. Se detuvo de golpe, rindiéndose.
—Aaagh. Estoy oxidado. Lo siento —dijo con una sonrisa avergonzada y apartó la guitarra.
Isobel tragó con dificultad. Estaba temblando por dentro. Y la interrupción abrupta no había ayudado tampoco. Se envolvió el cuerpo con los brazos. Se sentía terriblemente vulnerable, y estaba aterrada de reconocer por qué.
—Esta era una de las canciones preferidas de Angelyne— dijo Jess.
Se hizo un silencio extraño. Pero por una vez, Jess no había dicho su nombre como si doliera, en su rostro una sonrisa melancólica pero cálida. Tali se abrazó a él, y Jess la besó en la cabeza. Sarah inclinó la suya. Pareció sentirse triste por ellos y algo fuera de lugar. Al separarse de su padre, Tali y la miró.
—¿Cuál es tu canción favorita? —le preguntó con un ligero temblor en la voz.
Fue fácil ver que a Sarah se le saltaron las lágrimas. Mientras, el rostro de Jess brilló de felicidad. Jubal estuvo seguro de que a Angelyne le habría gustado verlo así.
De la manera más natural, comenzó una agradable conversación en la que todos hablaron de la música que les gustaba.
Pero de reojo, Jubal vio que Isobel parecía algo ensimismada, como si intentara encerrarse en sí misma. En medio de la animada charla, él buscó sus ojos, preocupado. Cuando por fin logró que lo mirara, intentó una sonrisa tentativa. El corazón de Isobel aleteó... y no pudo evitar devolvérsela.
~.~.~.~
Nota del autor: Resulta que Jeremy Sisto canta y toca muy bien. Os animo a buscar cómo lo hace en Suburgatory, por ejemplo. Así, podemos imaginarnos fácilmente a Jubal cantando. Las canciones, aunque son bastante famosas, para los que no las conozcan y las quieran buscar, o para los que les apetezca escucharlas, se pueden encontrar fácilmente en youtube:
"Stand By Me" de Ben E. King
"Wonderful World" de Sam Cooke
"Nothing Else Matters" de Metallica.
