Sid era en ocasiones una compañera un poco difícil de sobre llevar, en especial por su alocado carácter, que en ocasiones explotaba de las maneras mas bizarras inimaginables.
Como su nueva loca idea para un negocio de jabones naturistas, los cuales aseguraba que se venderían de maravilla en el campus.
El tan solo se preguntaba si no había visto en youtube o tiktok, algún ridículo video que le diera esa absurda idea, lo cual explicaría por que la pequeña cocina del departamento, estaba llena en esos momentos de tantos ingredientes.
-- ¿Estas segura de esto? – volvió a cuestionar el chico, recargado en el marco se la puerta.
· --Por supuesto – respondió su amiga – es un plan sin fisuras – remato mesclando mas fuerte los ingredientes que mas que jabón naturista parecía una poción de veneno, de algunos de esos mmorpg, que el jugaba en sus tiempos libres.
Iba a comentar, que si estaba segura de que lo que estaba haciendo era lo correcto, pero la explosión de burbujas color morado, los sorprendió en ese preciso momento.
Si definitivamente, pensó el chico, eso no era jabón naturista, mas bien era una poción de veneno color morado, que estaría matando lentamente su fin de semana libre, dado que a los dos les tomaría horas limpiar la cocina.
· -- Creo que este es el final de mi emprendimiento – gruño algo frustrada su amiga, intentando no mancharse mas su ropa, con esa mezcolanza color morado.
Ocasionando una leve sonrisa de su amigo, que le paso una toalla.
· -- Tal vez no – respondió, mirando los ingredientes regados en la mesa y el piso, quizás no seria un jabón novedoso, pero podían hacer jabón que la gente si estuviera gustosa de comprar, y tenia la receta perfecta para eso, o al menos eso creía.
No era un jabón demasiado bueno, pero se estaba vendiendo bastante bien, quizás en parte gracias al plan publicitario que Lincoln ideara en el fin de semana.
Quien no quería apoyar a cuidar a los pingüinitos o a una cebra bebe, las cuales lucían sumamente adorables en las fotografías que su madre amablemente le mandara, y ahora lucían adornando los empaques del jabón, mientras su madre tan solo pedía a cambio el doce por ciento de las ganancias por el uso de las fotos.
Sumando eso, el gasto de los materiales, y los tres platos que rompió, mas la parte que al final le daría a Lincoln, como agradecimiento por las molestias, terminaba literalmente en tablas, salvo cinco dólares si vendía todos los jabones.
Pero bueno, al menos su primer intento estaba resultando mejor de lo que esperaba, y no termino con una cocina llena de algo parecido a pociones venenosas para variar.
Gracias por leer, nuevamente otra de mía pequeñas historias, sin mas que decir, que la fuerza los acompañe.
