Sid sonrió al ver a su novio, aterrado intentando zafarse de las esposas.
-- No seas un conejito travieso – susurro la chica coquetamente – o tendré que castigarte un poco – exclamo sonriendo pícaramente, antes de acariciar con la fusta el pecho de su pareja, logro poner al chico mas duro que el acero, sacándole una leve risita a su novia.
Toda pareja tenia juegos y fetiches en la intimidad, y en ocasiones, era novedoso probar algo nuevo.
Y Sid había sido una novia, muy buena, cumpliéndole al chico dos de sus fantasías mas extremas en el ultimo mes, habían tenido un fin de semana completa de depravación, con ella y Adelaida, tres días y dos noches de puro desenfreno sexual.
Mientras la segunda quizás ya estaba al borde de lo que ella hubiera querido conocer del pasado de su novio, pero en cierta medida algo sospechaba en su momento
Así que cuando Lynn y Lucy Loud se presentaron de improviso en su departamento, en un fin de semana largo, con disfraces de porristas y monjas, era obvio lo que ocurriría a continuación.
Pero regresando al momento actual, Lincoln a duras penas lograba respirar, teniendo la intimidad de su pareja sobre su boca, teniendo que saborear los dulces jugos de amor, directo de la fuente de la lujuria.
Mientras el albino intentaba no morir ahogado, Sid disfrutaba la maravillosa lengua de su amado, que tanta labia tenia, para seducir féminas.
Y si su conejito, pensaba que esto iba a ser todo, la leve caricia de la fusta sobre su amiguito le hizo recordar que apenas iban empezando a jugar.
Después de todo, el traje de sirvienta le quedaría de maravilla a su novio.
Sonrió al recordar que seria un largo fin de semana dominado a su conejito.
Gracias por continuar apoyando este pequeño proyecto, de todo corazón, agradezco su apoyo, sin mas por el momento, que la fuerza los acompañe
