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Advertencias del capítulo: (Lenguaje obsceno)

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Disclaimer: My Hero Academia y sus personajes NO me pertenece

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Nota: Esta historia es completa y absolutamente MIA, y no es permitido tomarla sin mi autorización.

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CHAPTER 5

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WATCHING THE SUNRISE


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El viento soplaba fuertemente danzando entre las hebras alborotadas de su cabello y acariciándole la piel. Hacía un poco de frío, pero se negaba a moverse mientras observaba el horizonte.

Las olas del mar chocaban contra la arena y el aroma que se percibía en el aire, calmaba algo profundamente en su interior.

Inhaló con avidez casi sin obtener suficiente de ese peculiar y delicioso olor, le hacía sentir tan en paz que por un momento consideró quedarse justamente ahí por más tiempo, por siempre.

Se dio cuenta que jamás en la vida había sentido esa felicidad que parecía querer desbordar de su pecho. Era un sentimiento tan inmenso y aún así, tan suave y dulce.

Tan parecido a ella

Toda su vida había sido un experiencia. Desde que tenía memoria su madre trabajó demasiado para darle todo lo que necesitaba, casi no pasaba en casa aunque Izuku sabía cuanto ella quería estar a su lado, pero su padre había muerto y ella tuvo que salir adelante por ambos.

La escuela no había sido de lo mejor y el colegio tampoco. Era un niño retraído y tímido, no había resaltado para nada por lo que casi no hizo amigos.

Luego, en la preparatoria había entrado a un curso en el que finalmente conoció a personas que le enseñaron que estaba bien ser diferente. Todos eran tan distintos y aún así pudieron complementarse perfectamente, como si hubieran estado juntos siempre.

Había conocido ahí a su primer mejor amiga. Era una chica dulce, fuerte y muy valiente. Siempre le apoyaba y le instaba a participar, pese a que lo único que deseaba era permanecer fuera de la vista de todos. Fue ella quién le impulsó a conocer a más personas, quien le enseñó a confiar en si mismo, quien le hizo valorarse, quererse y sobre todo, quien le amó a pesar de todos sus defectos.

Una sonrisa se deslizó en sus labios mientras bajaba la mirada y observaba su mano derecha. En el dedo anular brillaba un anillo de plata.

—Izuku – una voz femenina le llamo.

Volteó y observó como alguien se acercaba.

Ochako llevaba su camisa mal abotonada. Era varias tallas más grandes y le caía de uno de los hombros adorablemente.

Sintió como el pulso se le aceleraba mientras ella se acercaba, con un paso ligeramente tambaleante, al mismo tiempo en que se restregaba un ojo. Tenia el cabello alborotado y los pies descalzos.

—Aún tienes sueño – le indicó en un tono suave y dulce.

Ella asintió pese a que era una afirmación en lugar de una pregunta y le dirigió una mirada que le desarmó por completo.

—No estabas en la cama y te extrañaba – susurró dando unos pasos más. Sus cortos brazos le rodearon y apoyó la cabeza en su pecho desnudo.

Era tan bajita y menuda. Si alguien viera su foto de la secundaria seguramente dudarían que él era el chico que en aquel entonces se alzaba sobre ella por apenas unos cuantos centímetros.

Llevó una mano a su cabello y lo acarició con dulzura.

—¿Como te sientes? – le preguntó en voz baja, un poco nervioso.

Esperó un momento hasta que ella levantó el rostro, tenía el ceño fruncido y las mejillas adorablemente rojas.

—Estoy bien – hizo un puchero – Fue perfecto si no fuera porque no estabas cuando desperté.

—Lo siento – desvió la mirada controlándose.

Sus manos rodearon la estrecha cintura con fuerza. No podía creer que apenas unas horas atrás hubieran hecho el amor por primera vez. Había sido perfecto, justo como se lo imaginaba, justo como sabía que lo sería. La espera había valido totalmente la pena y ahora estaba completamente seguro de su decisión.

Porque Ochako era sencillamente, el amor de su vida.

Se inclinó y le dio un beso en la frente. Ella frunció la nariz y se quejó, lo que le obligó a alejarse.

—¿Qué sucede? – podría tener algún malestar. Sintió como las orejas se le enrojecían. Ambos eran inexpertos y tenia muchas dudas, pero no quería avergonzarla.

—Izuku – ella le dirigió una mirada baja, un aleteo de pestañas que alboroto un enjambre de mariposas en su estómago – Dame un beso – le ofreció los labios.

El peliverde reprimió una sonrisa y se inclinó, permitiendo que sus labios tocaran los de ella. Fue tan mágico como siempre. Era como tocar el cielo y flotar entre las nubes. Su toque era tan suave que no podía imaginar nada mejor.

La amaba tan profundamente que jamás podría explicarlo con palabras.

Sus labios se acariciaron mutuamente. Con paciencia, con ternura y sin prisas.

Cuando se separaron, ambos fijaron la mirada en el horizonte.

La temperatura había empezado a aumentar y el cielo parecía iluminarse ligeramente, fusionando el azul con el rojo, dejando atrás la oscuridad e iluminando un nuevo día.

Ambos observaron en los brazos del otro como el sol empezaba a emerger con timidez, asomándose apenas con precaución antes de alzarse majestuosamente.

Cuando la noche se volvió día y todo el firmamento se iluminó, Izuku lo supo.

Todo estaba bien en su vida.

Sintió como Ochako se movía. La observó con curiosidad mientras ella salía de su agarre.

—¿Sucede algo? – le preguntó frunciendo ligeramente el ceño.

—Quiero volver a la cama – ella hizo otro de esos adorables pucheros que le encantaban tanto.

—Bien, puedes…

—Contigo – sentenció

Izuku asintió y tomó su mano guiándola hacia el interior de la habitación.

Ambos se acostaron en la cama. Ochako se acomodó en sus brazos como si siempre hubiera estado ahí, como si pertenecería a ellos. Su rostro se hundió en su pecho y la escuchó inhalar con placer.

Enredó una de sus piernas con las suyas y apoyó una mano en su hombro, casi abrazándole por completo. Izuku la dejo, más divertido que nunca.

Observó como su respiración lentamente decaía y supo el momento exacto en el que se durmió.

No tenía sueño, pero no se le ocurrió por nada del mundo dejar aquel espacio de paz y felicidad. Observó a su mujer mientras ella dormía, retorciendo la nariz algunas veces, murmurando palabras sin sentido y suspirando, mientras exhalaba el aire en un bufido tierno.

Le acarició el cabello para mantener su sueño y acarició su cintura cuando ella parecía querer despertar. Decidió que se quedaría ahí hasta que despertara, aunque bien podía hacerlo toda una vida.

Velar su sueño podría convertirse en una de sus actividades favoritas aunque todo lo relacionado con ella lo era.

Porque no había otro lugar en el mundo en el que quisiera estar justo en ese momento.

Ochako era la mujer de su vida.

Su mejor amiga.

Y su esposa.

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FIN DEL CAPÍTULO


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NOTAS DEL CAPÍTULO:

El IzuOcha tan lleno de dulzura que enamora. Luego de su primer noche de amor, quería una escena más tierna y es así como me los imagino.

Cómo siempre, ojalá que el capítulo les guste, me animaría leerlos.

Hasta pronto. Besos y abrazos.

09/10/2021

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