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Advertencias del capítulo: (Lenguaje obsceno)

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Disclaimer: My Hero Academia y sus personajes NO me pertenece

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Nota: Esta historia es completa y absolutamente MIA, y no es permitido tomarla sin mi autorización.


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CHAPTER 8

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COOKING LESSONS


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Estaba preparando muy entusiasmadamente los ingredientes cuando la puerta de la cocina se abrió. Sobresaltado, Izuku volteó la mirada notando que Ochako se encontraba ahí, observándole con la misma expresión de sorpresa que su rostro seguramente reflejaban.

—¿Deku? – indagó ella dando un paso al frente.

—Uraraka – dio una mirada nerviosa en su dirección – ¿Qué estás haciendo aquí? Creí que estarías con los demás en clases

—Si, bueno… – bajó el rostro – Nada importante, tuve que venir porque olvide algo, pero ¿Qué haces tú aquí? – se inclinó observando su mesa de trabajo – ¿Vas a cocinar?

—Verás… – se puso nervioso – Ahora que Eri estará con nosotros quería hacer algo especial para ella, algo con lo que se sintiera mucho más feliz.

—Eso es fantástico Deku – ingresó a la cocina – Es muy dulce de tu parte, estoy segura que ella estará muy contenta ¿tienes algo en mente?

—Si, durante el festival cultural le hice unas manzanas acarameladas.

—Ohh… ¿Sabes hacer eso? Cada día me sorprendes más. Eres increíble Deku.

—No es así – volteó el rostro con las mejillas intensamente sonrojadas – Sato me enseñó, no quedaron tan buenas, pero a Eri le gustaron mucho. Le pedí un permiso especial al profesor Aizawa para preparar algunas para ella.

—¿Necesitas ayuda? – la castaña se puso a su lado.

—Pero… tienes que volver a clases. Te meterás en problemas

—No lo creo – le mostró una sonrisa deslumbrante – Además, también me encantaría ayudarte a prepararlas si es porque Eri sea feliz.

Sus palabras le tocaron profundamente. No debería sorprenderle pues Ochako era así, el tipo de chica que se preocupaba por todos.

—Me encantaría que me ayudaras – asintió rápidamente.

—Bien… veamos – se inclinó hacia la mesa. Estaban tan cerca que Izuku se puso un poco nervioso –¿Que se debe usar?

—Pues es bastante sencillo y solo son pocos ingredientes – le informó.

La chica pareció pensar algo profundamente durante unos segundos, luego se irguió y le miró a los ojos.

—Solo tengo algo que decirte antes – Ochako pareció un poco tímida de pronto.

—¿Que sucede?

—Pues la verdad es que no soy muy buena cocinando – murmuró apenada – Y me encantaría ayudarte, pero no quiero arruinarlo o atrasarte.

—¿Que? ¡No! – exclamó sorprendiéndola – Digo, no me atrasarías y definitivamente no vamos a arruinarlo. Además, yo tampoco soy muy bueno, Sato es quien hizo casi todo el trabajo guiándome. Las manzanas tenían una forma desprolija.

—Pero seguramente seguían dulces y jugosas – susurró al instante – Fueron tus sentimientos y el amor con el que lo preparaste lo que realmente importa.

Izuku pareció enrojecer y se puso rígido. Volteó y asintió robóticamente, tomando una bolsa de azúcar entre sus temblorosas manos.

—Asi es – carraspeó para recuperar la voz – Si quieres ayudarme me gustaría que te quedarás.

—Claro que sí – Ochako le siguió al instante – ¿Que debemos hacer?

—Pues Sato me dejó una receta – la sacó de su bolsillo y la apoyó en la mesa, frente a ambos – Mira, ya tenemos todos los ingredientes – dejó la azúcar a un lado y ambos observaron lo que debían utilizar – Y aquí están los pasos a seguir.

Ochako se inclinó leyendo cada cosa con mucho cuidado. No quería equivocarse y arruinar la sorpresa.

—Parece muy sencillo – expresó emocionada.

—Si, lo es – Midoriya apoyó unos dedos a sus labios – El factor más decisivo es la temperatura a la que debemos manejar el azúcar. Investigué y decía que es un ingrediente muy frágil y que fácilmente se puede quemar.

—Pero aquí dice que solo hay que tomar un poco y si se endurece al contacto con el agua fría está muy bien.

—Si, pero no quiero arruinarlo. Le prometí a Eri que le llevaría una sorpresa esta tarde.

—Deberías tomarlo con calma. Es un regalo y que lo hagas con todo tu cariño es lo que cuenta, además… – ella apoyó una mano en su hombro – Lo hiciste una vez y estoy segura que en esta ocasión su sabor será aún mejor.

Izuku levantó la mirada y la observo fijamente, un poco sorprendido por sus palabras. Asintió un momento después y se apresuró a leer las instrucciones de la receta.

—¡Hagamos las mejores manzanas acarameladas Uraraka! – exclamó animado. La chica se apresuró a asentir.

—Por supuesto ¿Cuál es el primer paso?

—Veamos… debemos mezclar todo en una olla profunda – le indicó.

—Entendido – se apresuró a buscarla.

La cocina que tenían en los dormitorios no era demasiado grande, pues de hecho, todos preferían la comida de Lunch-Rush por sobre la que pudieran cocinar. Sin embargo, el espacio estaba muy bien distribuido y completamente equipado.

Ochako no había entrado mucho al espacio más que para tomar agua y bebidas. Empezó a buscar en todas las alacenas hasta que dio con una donde estaban las sartenes y ollas.

—¿Servirá está? – le mostró una de un mango y tamaño medio.

—Creo que esa es perfecta. Dice que tenemos que mezclar los ingredientes a fuego lento, para que se incorporen. Hay que encender la estufa.

—Bien – la chica se adelantó rápidamente – Ya está ¿Puedo seguir? – su mirada entusiasmada le obligó a asentir.

—Seguramente te quedaran muy buenas. Yo te voy a dar las instrucciones.

Y así lo hizo. Trabajaron mano a mano hasta terminar el caramelo rojizo. Ochako realizó la prueba del agua fría y se emocionó al comprobar que el dulce realmente se endurecía.

—Mira Deku, mira.

—Te quedó genial Uraraka, bien hecho – le halagó con una sonrisa.

—Muchas gracias, pero seguro no lo habría logrado sin ti – bajó la mirada aún sin dejar revolver el almíbar.

El chico carraspeó, sonrojado y repentinamente nervioso. También ladeó el rostro y fingió seguir leyendo la receta.

—Ahora hay que tomar las manzanas y atravesarlas con las paletas de madera – leyó pensativamente – Sato me ayudó con eso la última vez.

—Puedo intentarlo también.

Tardaron unos minutos en tener las manzanas listas, luego Izuku tomó una y con mucho cuidado la sumergió en el caramelo.

—Hay que tener bastante precaución en esta parte – susurró girándola lentamente para que se bañara por completo – Sato me dijo que las quemaduras por caramelo son las más dolorosas.

—¿En serio? – le observó con sorpresa.

—Si, mira – levantó la manzana con cuidado. Estaba completamente cubierta de una capa de almíbar y brillaba, aún más roja.

—Se ve muy bien.

—Hay que dejar que se endurezca – sus ojos se encontraron – ¿Podrías traerme la bandeja con cubierta de silicona?

—Ahh si, claro – se apresuró a llevársela. Mientras la tomaba firmemente frente a él, Izuku dejó caer la manzana con cuidado.

—Ahora solo hay que esperar – él sonrió.

—¿Tarda mucho?

—Talvez una hora al refrigerador – le ayudó con la bandeja – Al menos así fue la última vez.

—Ohh, ya – Ochako observó encantada la manzana. Siguió a Izuku mientras él volvía a la mesa.

—Compre algunas cosas para decorar la manzana – le dio una mirada de soslayo, sonrojado – ¿Quieres ayudarme a hacerlo?

—¡Claro que sí!

Él tomo varios recipientes pequeños que se encontraban en una esquina, se trataba de chispas de colores, de chocolate, cacahuate troceado, coco y chocolate rallado, dulce de leche y más. Ochako los observó con fascinación.

—¿Con qué empezaremos?

Volteó hacia ella notando que sus ojos brillaban mientras miraba todo, tenía las mejillas intensamente sonrojada y su expresión le resultó tan tierna, que no pudo evitar que el corazón se le acelerará.

—Deku… todo se ve tan delicioso – sus ojos se fijaron en él e Izuku sintió como una extraña sensación le apretaba el estómago. Era como si pequeñas y graciosas burbujas crecieran dentro.

—Entonces… – bajó el rostro rápidamente, aún más enrojecido. Podía sentir que sus orejas ardían con intensidad – Puedes escoger lo que quieras.

—¿En serio Deku?... ¡Eres el mejor! – chilló mientras se inclinaba, tomando de todo un poco.

Izuku la observo aún nervioso, pero maravillado por su expresión de felicidad.

—Es que no me decido – volteó rápidamente hacia él – Creo que serán deliciosas con el dulce de leche, pero también creo que lo serían con el cacahuate.

—Bueno… – lo pensó un momento – ¿Y porque no intentas ambos?

—¿Ambos?

—Claro, digo… – se rasco la mejilla – Hará que sepa aún mejor ¿no?

—¡Tienes razón! – empezó a espolvorear la manzana con los trocitos de cacahuate, luego tomó el pequeño frasco con dulce de leche y quiso inclinarlo para dejarlo cae en hilo delgado, pero temió botarlo todo – Creo que esta parte si es más difícil – soltó una risita nerviosa.

—Lo estás haciendo muy bien Uraraka.

—Pero… – le dio una mirada preocupada – No sería mejor que lo hicieras tú. No quiero arruinarlo.

Ella parecía sinceramente turbada, por lo que optó por tomar el frasco de su mano.

—Yo tampoco sé cómo – le advirtió.

—Estoy segura que te saldrá muy bien.

Su confianza en él era tan sincera que nuevamente sintió ese particular y único aleteo en el estómago. Se puso nervioso, por lo que las líneas que trazó a lo largo de la manzana fueran desiguales, pero en cuanto terminó, Ochako parecía impresionaba.

—Te quedó perfecto.

No era así, pero no importaba. Porque descubrió que solo necesitaba que ella lo creyera para sentirse bien.

Terminaron de cubrir las manzanas restantes y luego empezaron a decorarlas. Ambos se rieron y por primera vez desde que la conocía, Deku se sintió relajado al lado de Ochako. Sin embargo, eso mismo le hizo consciente del sentimiento que le provocaba estar tan cerca de ella.

A su lado, se sentía feliz, animado. Sentía que podía hacer todo, que podía confiar y ganar.

A su lado, podía ser él mismo.

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—¡Se ven deliciosas! – chillo Eri emocionada.

—Sabia que te gustarían – Izuku sonrió feliz.

Observó la mirada cautivada de Eri, fija en la bandeja de manzanas que le había llevado. Su sonrisa era suficiente para que él supiera que el esfuerzo había valido totalmente la pena.

—Muchas gracias Deku.

—No fui solo yo – se apresuró a aclarar – Uraraka también decidió ayudarme a hacer estas manzanas. Sabía que eran muy especiales porque eran un presente para ti.

—¿En serio? – la niña miro a la castaña, que estaba tras Deku, la sonrisa en su rostro se ensanchó – Muchas gracias también Uraraka.

—No hay problema. Puedes tomar la que quieras.

La pequeña miró la caja que Izuku le extendía entre sus manos. Tenia seis manzanas con diferentes tipos de decoraciones. Las observo todas con absoluta fascinación y decidió agarrar una, pero en cuanto la vio se decidió por otra.

—Puedes agarrar cualquiera ahora porque todas son tuyas, si después te decides por otra, puede ser la que tomes la siguiente vez – susurró Ochako con ternura. Izuku la observo un momento y luego sonrió, la castaña le devolvió la sonrisa.

Y ambos miraron como Eri se deleitaba con las manzanas acarameladas.

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FIN DEL CAPÍTULO


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NOTAS DEL CAPÍTULO:

8.- Lecciones de cocina.

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Capítulo corto y sencillo, ambientado en el tiempo en el que Eri se mudó a la UA, casi durante el festival.

¿Quién sabe y si existen estas escenas en un detrás de cámara? Jaja, se vale soñar y escribir al respecto no.

E Izuku sintió una vez más las bellas, encantadoras y distintivas burbujas Shoujo.

Acéptalo de una vez Midoriya, mueres por nuestra adorable mochi.

Espero que les gustará. Nos leemos pronto. Besos y abrazos.

17/10/2021

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