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Advertencias del capítulo: (Lenguaje obsceno)

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Disclaimer: Boku no Hero Academia y sus personajes NO me pertenece

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Nota: Esta historia es completa y absolutamente MIA, y no es permitido tomarla sin mi autorización.

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CHAPTER 10

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PILLOW FIGHT


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—No sé qué hacer – bajó el rostro mientras sus hombros decaían justo cuando la realidad de su inutilidad se acentuaba en el centro de su estómago.

Siempre sabía cómo actuar ante cualquier situación o al menos creaba la oportunidad para sobrellevarla, pero no era nada bueno cuando de sentimientos se trataba y tendía a quedarse sin palabras cuando los mismos sobrepasaban sus capacidades.

Habían pasado algunos meses desde la dolorosa muerte de Nighteye. Cuando lo recordaba sentía como un apretado puño envolvía su corazón con la realidad de que sus capacidades no habían sido suficientes para ayudarlo y salvarlo. Todos decían que había hecho lo mejor durante una situación altamente peligrosa y frente a un enemigo mortal, pero mientras sonreía, por dentro solo podía sentir como el dolor de aquella perdida se volvía un sentimiento cada vez más pesado, era el recuerdo constante de que debía ser más fuerte, para no perder a las personas que más le importaban.

Pero habían algunas pérdidas que no eran físicas, sino más bien emocionales, cuando el corazón se rompía reconstruirlo era difícil y algunas veces las piezas no encajaban de la misma manera.

—¿Que sucede Deku? – la voz de Ochako le obligó a levantar el rostro.

Había decidido ir a la azotea del edificio de dormitorios para tener algo de privacidad, pero los pensamientos pesimistas no le abandonaban y en lugar de una solución, solo lograba obtener la resolución de que tenía parte de culpa en ello.

Observó la mirada dulce de Uraraka y su sonrisa pequeña. Siempre era una persona tan alegre y optimista que se preguntaba continuamente porque parecía tan decidida a estar a su lado. Algunas veces su luz era cegadora, pero también cálida y embriagadora.

—Yo…

—Tienes esa cara – ella le dio una mirada preocupada mientras se ponía de cuclillas frente a él.

—¿Que cara? – preguntó sin ánimos, consciente de la manera en la que sus labios temblaban.

—Algo te perturba y parece grave ¿Puedo ayudarte?

Ella sonrió ligeramente, ladeando el rostro, Izuku encogió un hombro mientras asentía y se apoyaba firmemente sobre la pared en la que antes estaba recostado.

—No lo sé.

—Dime entonces ¿Qué pasa Deku?

—Eri se enteró de la muerte de Nighteye – su voz fue bajando de volumen y el dolor fue perfectamente perceptible en sus palabras – Ha estado muy deprimida los últimos días y el profesor Aizawa dice que no para de llorar y echarse la culpa. No quiere comer y yo… no se cómo ayudarla – sus ojos decayeron al mismo tiempo que sus palabras.

—Deku – ella apoyó una mano sobre sus dedos fuertemente entrelazados y lo sostuvo con ternura. Su tacto era tan cálido como su mirada y el chico sintió como el pecho se le aceleraba al instante.

—Uraraka…

—No es tu culpa.

—Nunca dije que…

—Pero lo piensas – ella suspiró y se sentó a su lado, recogiendo las piernas hasta abrazarlas con sus brazos y luego apoyando el rostro en sus rodillas, mirándolo fijamente.

—Es que…

—Fui quien tuvo a Nighteye en brazos por última vez, lo subí a la calle donde estuvo a salvo y sabes que ¿no pude ayudarlo? ¿crees que es mi culpa que haya muerto?

—¡¿Que?! ¡No! ¡Claro que no! – exclamó Izuku sorprendido – Tu hiciste todo lo que tenías en manos, no fue tu culpa que él resultará herido y luego, era muy tarde para intentar salvarlo, no había nada que hacer.

—Fue lo que me dijeron, pero me costó comprenderlo – ella le dedicó una sonrisa triste – Ahora lo sé, no fue mi culpa, así como no fue la tuya Deku.

El chico soltó un jadeo, asombrado.

—Pero…

—No fuiste quien lo hirió, fue Chisaki… no había nada que hacer y no debemos atormentarnos por eso.

—Lo sé – suspiró derrotado.

—Debemos hacernos más fuertes para evitar la perdida de nuestros seres queridos y de las personas que queremos proteger – sentenció con firmeza.

Izuku la observó por un momento sorprendido y luego sonrió ligeramente.

—Tienes razón.

—Los héroes salvan vidas y también corazones – Uraraka se puso rápidamente de pie, luego extendió una mirada en su dirección – Se bien lo que podemos hacer ¡¿Vienes?!

El chico miró la mano extendida y luego la sonrisa dulce de Ochako, sintió como el pulso se le aceleraba y su pecho se llenó de una cálida sensación de paz, con un pequeño asentimiento, tomó la mano y la apretó, levantándose.

Algunas veces comprender que ya no estaba solo, era una sensación extraña y reconfortante.

Mientras bajaban las escaleras aún de la mano, Izuku comprendió que Ochako era algo más que una simple compañera, ella se había convertido en más, mucho más.


—Entonces ¿Están de acuerdo?

El salón se quedó en silencio, mientras todos procesaban las palabras de la chica.

—Pobre Eri – músico Asui apesumbrada.

—Debemos hacer algo – comentó Momo rápidamente.

—Nosotros también ayudaremos – Iida se puso de pie inmediatamente – ¿Verdad chicos?

—¡Claro! – exclamaron todos.

—¿Tu también Bakugo? ¿O te iras como siempre? – Kirishima volteo hacía su mejor amigo.

—No fastidies – el rubio rodó los ojos con una mueca de fastidio.

—Bakugo también ayudará – Kirishima levantó el pulgar con una sonrisa enorme en el rostro.

—Bien, entonces hagamos la mejor pijamada jamás vista en el mundo – Iida se posicionó frente a todo el grupo.

—Podemos pedir al profesor Aizawa que nos presten las colchonetas del gimnasio – convino Mina.

—Y sacar todas nuestras colchas y almohadas – completó Hagakure.

—Yo le pediré permiso al profesor para ir por unas boquitas – soltó Momo con una sonrisa.

—Prepararé algunas manzanas caramelizada – Sato levantó una mano desde el sofá – Midoriya dijo que a Eri le gustaban mucho.

—¿Puedes hacer un pastel y cupcakes? Quedarían muy bien si hago té – le preguntó Momo emocionada.

—Creo que si.

—Perfecto – Ashido saltó con alegría—Haremos una fiesta de te, siempre quise ir a una.

—¿Es hora de sacar el Golden Tea Imperial? – río entre dientes Jiro

—Claro que si – Yauyorozu asintió.

—Puedo conseguir algunos peluches grandes – soltó Shoto rascándose la mejilla derecha.

—¿Como los conseguirás Todoroki? – indagó Iida extrañado, todos fijaron una mirada en el imperturbable chico.

—Tengo mis contactos.

—Parece que todo está tomando forma con rapidez – Sero sonrió divertido.

—Podemos hacer decoraciones – soltó Kirishima entusiasmado.

—Como en el festival – enfatizó Mineta.

—Yo ayudare en eso – Ojiro levantó la mano.

—Igual yo – Shoji se unió al instante, miró a Koda – ¿Tu también? – el tímido chico asintió.

—Creo que debemos poner algo de ambiente ¿Qué dices? – Denki paso un brazo por los hombros de Jiro.

—Oye, quítate.

—Algo de música seria espectacular y eres la mejor que conozco en ese campo – soltó con emoción. La azabache se sonrojo con furia.

—Ya lo había pensado – alzó arrogantemente la barbilla.

—Jiro y yo podremos la música.

—¿Y tu Bakugo? ¿Nos ayudaras con las decoraciones? – Kirishima miró al chico con una sonrisa

—Olvídalo – volteó el rostro – Voy a cocinar, no puedo esperar que ustedes ¡Inútiles! Lo hagan bien.

—Buena elección.

—Se escucha divertido – masculló Tokoyami de brazos cruzados.

—Gracias chicos – Izuku dio un paso al frente mirándolos a todos con aflicción – No saben lo que significa para mí… – un nudo atravesó su garganta, quitándole las palabras.

—Claro que lo sabemos – Ochako apoyó una mano en su hombro, posicionándose a su lado – Todas sus ideas son grandiosas chicos ¡Hagamos la mejor pijamada del mundo!

—Con todo el espíritu de la escuela ¡Siempre vamos hay que ir más allá! – continuó Iida con euforia

—¡Plus ultra! – gritaron todos.


—Todo se ve tan bien – musitó Izuku asombrado.

Los chicos realmente se habían esmerado en la decoración y una vez finalizada, el resultado era nada menos que espectacular.

Habían colgado telas del techo lo que daba la impresión de lazos, todo estaba lleno de globos de todos los colores en tonos pastel, Uraraka los había tocado con su don, por lo que flotaban rozando el techo. Habían cadenas por doquier entre tiras de colores, banderillas y extensiones de luces blancas. Las colchas que habían conseguido estaban distribuidas por toda la sala y todos habían llevado sus almohadas y sábanas por lo que todo estaba envuelto en un mar de colores y esponjosidad. El televisor era el centro de atención en una esquina, Momo y Jiro escogían una variedad ilimitada de películas infantiles. Sato se había lucido cuando además de un pastel, manzanas caramelizada y pastelitos, había preparado golosinas, galletas y brownies, en compañía de Koda. La música escogida por Jiro y Denki sonaba suavemente, apenas lo necesario para dar ambiente a la fiesta. Algo olía exquisito desde la cocina y estaba seguro de que el menú de Kacchan sería perfecto.

Todos los chicos habían cooperado para hacer de aquella noche algo memorable para Eri. Estaba conmovido y profundamente agradecido por su dedicación y esfuerzo.

—¿Que te parece todo Deku? – susurró Ochako con una enorme sonrisa.

–Es tan… brillante.

—Por su-pues-to – soltó Aoyama abriendo los brazos con efusividad.

—Es todo que podemos hacer – Ochako río al ver al llamativo chico.

—Es más de lo que esperaba cuando lo dijiste—Izuku le dirigió una mirada de reojo.

—Es lo menos que se merece – ella sonrió en su dirección.

—Si…

—Izuku – Momo se acercó a ella seguida de Jiro – Creo que casi todo está listo ¿Le dijiste a Mirio que tuviera lista a Eri?

—Si, esta emocionado. También espera que esto funcione.

—Será así – Iida también se acercó – Tenemos un itinerario exigente y muchas actividades por realizar.

—Es una pijamada – soltó Shoto a un lado de Ochako.

—Si, lo es.

—¿No se supone que solo deba ser divertida? – Jiro miro la enorme lista que Iida tenía en manos.

—Y lo será, por que vamos a seguir todas las actividades al pie de la letra.

—Pero…

Izuku les observó y luego se largo a reír, divertido. Todos le miraron con curiosidad, habían notado lo triste y deprimido que había estado ese día.

—¿Que sucede Midoriya?

—Nada, es solo que… – les miró uno a uno y sonrió – Muchas gracias chicos.

—No hay problema – Momo asintió con una expresión luminosa.

—Cuenta con nosotros – Iida asintió formalmente.

—Creo que… Eri se divertirá mucho – comentó Shoto mirando la sala.

—Apuesto que si – exclamó Ochako con seguridad.

—Creo que deberías ir por Eri – la pelinegra le dirigió una mirada a Izuku – Bakugo termino los bocadillos hace un momento y todo está listo, creo que es hora que vayas por ella.

—Claro… vamos Uraraka – observó a su amiga

—¿Quieres que vaya contigo? – ella pareció sorprendida.

—Claro, tu planteaste todo esto, debes estar ahí.

Las mejillas de la chica tomaron rápidamente color. Desvío el rostro esperando que nadie lo notará

—Si, vamos – se adelantó al instante.

Bien…

Tardaron apenas un par de minutos en llegar al edificio de profesores. Saludaron al profesor Cementos que estaba en la entrada y siguieron de largo.

El dormitorio del profesor Aizawa se encontraba en el tercer piso y a un lado estaba la habitación de Eri.

Izuku decidió pasar primero por el dormitorio de su mentor. Se detuvo y tocó un par de veces.

La puerta se abrió apenas unos segundos después, lo cual sobresalto a ambos. No habían escuchado ningún paso, pero no debía sorprenderlos, el profesor Aizawa era así de sigiloso.

—Hola profesor, quería…

—Los estaba esperando – él avanzó, saliendo de la habitación, lo que les obligó a retroceder un par de paso, para permitirle espacio.

—¿Y eso?

—Se que se han esforzado mucho para prepararle una sorpresa a Eri… – se acarició el cabello de la nuca…

—¿Pero…? -- Izuku frunció apenas el ceño.

—Eri ha estado particularmente triste el día de hoy, no quiere comer y apenas ha salido de la cama.

—Pobre Eri – musitó Ochako apesumbrada.

—Creo que esto definitivamente la hará sentir mejor, pero… tienes que convencerla antes.

—Claro, eso haremos – Deku asintió al instante, con determinación y dirigió una mirada a la castaña, que también asintió.

—Bien, solo no se vayan a dormir tarde – ambos chicos lo observaron confundido – Vayan ya – dio media vuelta ingresando a la habitación.

Izuku avanzó un par de pasos hacia el dormitorio del lado. La puerta estaba cerrada, pero estaba seguro de que Eri no estaba sola, habían acordado con Mirio de que él estaría ahí mientras preparaban todo. No querían darle ni un momento a solas para evitar que la tristeza la sobrecogiera.

—Todo va a estar bien – soltó Uraraka de pronto, logrando sobresaltarlo.

Izuku volteó y la observó. Había estado viendo la pared en un silencio demasiado significativo, sentía el cuerpo tenso y su corazón no paraba de latir a un ritmo notablemente acelerado. Quería tocar, pero no sabía qué decir o hacer. No había mirado a Eri desde que ella se enteró de la noticia de Nighteye. Debía estar con ella y apoyarla, pero no lo había hecho y era por ese mismo temor que justo en ese momento le atenazaba el estómago ¿Qué se supone que debería decirle? ¿Cómo podría mirarla a los ojos sin sentir que el también se desmoronaba por dentro?

La muerte de Nighteye era muy reciente y era una herida aún abierta, no sabía si tendría fuerza suficiente para afrontarlo por ella, sabía que un signo de debilidad –por mínimo que fuera– podría hacer que Eri se destrozara emocionalmente. Tampoco quería llegar siquiera a tocar el tema, no cuando necesitaba recuperar aquella sonrisa que tanto tiempo ella había olvidado. Necesitaba alejar aquel triste recuerdo de su pequeña e inocente cabeza, ambos debían olvidar y sanar.

—No tienes que preocuparte Deku – sintió como una delicada mano se apoyaba en su hombro – Estoy aquí contigo.

—Si – miró los dulces ojos castaños de la chica y asintió antes de tocar.

Escuchó los pasos pesados y unos segundos después Mirio abrió la puerta.

—Midoriya ¡Hola!

—Hola ¿Qué tal? ¿Puedo pasar?

—Claro que si, pasa – se hizo a un lado – Eri vinieron a visitarte ¡Mira quien esta aquí!

La pequeña se encontraba en el centro de una cama, en pijama. Una sabana cubría la parte inferior de su cuerpo. Tenía las manos entrelazadas y la mirada gacha. Parecía tan pequeña y sola. Izuku sintió como se le encogía el corazón y escuchó un suspiro tembloroso se escapaba de los labios de Ochako, se abstuvo de observarla, temiendo un momento de debilidad, mientras ingresaba a la habitación.

—Hola Deku y… Ochako – la pequeña levantó la mirada. Sus ojos se encontraban apagados y el dolor tan fácilmente legible en su expresión le causó un profundo pesar justo en el centro del pecho.

—Hola ¿Qué tal? – sonrió al instante, temblorosamente. Sus mejillas se sintieron tensas, mientras forzaba una sonrisa grande y perfecta que no sentía – Llevó días sin verte y creí que era un buen momento para visitarte ¿no es así Uraraka?

—Claro que si – soltó la chica rápidamente, con efusividad.

—Si – volvió a bajar la mirada.

Izuku observó de reojo como Mirio se acercaba.

—Ha estado así todo el día – susurró sobre su oído – Me destroza el corazón, espero que esto funcione.

—¡Lo hará! – soltó con más seguridad de la que sentía.

Se acercó a la cama y se sentó con cuidado, evitando sobresaltar a la pequeña. Eri no se inmutó y se dio cuenta que parecía bastante distraída en sus tormentosos pensamientos. La presión en su pecho creció, junto con la determinación de alejarla de aquella dolorosa oscuridad.

—Eri – apoyó una mano sobre las que ella tenía entrelazadas.

—Deku – la pequeña levantó la mirada, un poco desenfocada y desconcertada.

—Tengo una sorpresa para ti – soltó con aparente entusiasmo – Estoy seguro que te encantará, es con todo el cariño de parte de la clase 1-A para ti.

—¿Para mi? – parpadeó un par de veces.

—Así es – asintió al instante.

—No se si merezca algo así – volvió a bajar el rostro.

Unas pocas palabras que fueron devastadoras.

Izuku respiró profundamente y tragó intentando ignorar el nudo en su garganta.

—Tu te mereces todo Eri – apoyó una mano en la regordeta mejilla de la pequeña y la acaricio con ternura. Observó como ella parecía sorprendida y luego su mirada se humedecía.

—Será divertido Eri – Ochako se acercó al instante – Pusimos todo de nuestra parte para hacer un gran evento para ti.

—¿Para mi?

—Si, todo es por ti – musitó Izuku con la voz ronca.

—Esta bien… iré – asintió lentamente – Pero ¿puede ir Mirio?

—Por supuesto que si – Deku no dudo en asentir, volteo hacía el rubio—Iras ¿cierto?

—No me lo perdería por nada.

—Bien… debo cambiarme.

—Descuida – Ochako la detuvo – Estas perfecta así.

—¿En pijama? – la miró confundida.

—Es el mejor vestuario para esta noche.


Las luces del salón estaban apagadas cuando el ascensor se abrió. Izuku dirigió una mirada a Ochako notando como la chica asentía. No sabía de qué se trataba pero confiaba plenamente en sus amigos, por lo que tomando con firmeza la mano de Eri, salió del elevador y avanzo unos pasos.

La pequeña se pegó a su costado, lo que llamó su atención sobre ella, se puso de cuclillas a su lado, para tomarla en brazos y cargarla sobre su costado derecho.

—Confía en mi – le dijo con seguridad.

—Si, pero ¿Por qué las luces están…

—¡SORPRESA!

—¡Ahh!

Las luces se encendieron seguidas de una explosión de confeti justo sobre sus cabezas. Eri miró a los chicos asustada por un momento, hasta que su mirada se desvío al techo y luego al mar de almohadas y colchas, la decoración, la mesa de postres y la mesa de bocadillos.

—¿Que es…? Hay globos y ¡manzanas!... y pastel ¡hay muchas cosas!

—Te dije que teníamos una sorpresa para ti – le recordó Izuku con una sonrisa.

—¡Sorpresa! – Ochako se puso a su lado y apoyo una mano en la pequeña espalda de la niña.

—¿Es una fiesta? – les miró a ambos desconcertada – Pero las fiestas se hacen por cumpleaños y… no es mi cumpleaños.

—No Eri, no es una fiesta – le aclaró pacientemente Izuku.

—¡Es una pijamada! – exclamó la castaña emocionada.

—Una ¿pijamada?

—Si, una pijamada.

—Una pijamada es una noche en la que se reúnen un grupo de amigos para hacer actividades y dormir, normalmente es algo que hacen las chicas – comentó rápidamente Iida.

—¿Nos reunimos a dormir? – le miró curiosa.

—Algo así – se río Momo – En realidad es mucho más que dormir, aunque es así como terminará nuestra noche.

—¿Y solo pueden estar las chicas? – le preguntó al grupo.

—No, a menos que así lo quieras – susurró cariñosamente Uraraka.

—No, quiero que se queden Deku y Mirio – miró a ambos chicos.

—Se quedarán entonces – asintió la chica.

—Yo también quiero quedarme – Kirishima levantó una mano.

—Y yo – Denki dio un paso al frente – La playlist que prepare esta fuera de este mundo, quiero escucharla en acción.

—¡Y yo! ¡Yo también! – Mineta dio saltos para obtener su atención.

—¿Puede quedarse Shoto? – Eri miró a Ochako, mientras Todoroki miraba a la pequeña con asombro.

—Si, claro. Puede quedarse quien tu quieras.

—¿Yo? – el chico se señaló a sí mismo.

—Si ¡y también todos los demás! – la sonrisa en el rostro de la albina fue tan enorme que todos sintieron una sensación de calidez y alegría en el pecho.

—¡Bien!

—¿Puede quedarse Bakugo también? – miro al apartado chico que estaba apoyado en una de las paredes justo al lado del pasillo de habitaciones.

—Que ¿y porque yo? – soltó con el ceño fruncido.

—Kacchan…

—Vamos Bakugo, será divertido – intervino Kirishima al instante, tras unos segundos de discusión, el pelirrojo levantó las manos en señal de victoria – ¡Se quedará!

—¡Bien!

—Te hicimos una corona – Mina se acercó con la corona en manos.

—Te quedará perfecta, parecerás una princesa – Hagakure también se acercó.

La pequeña miro asombrada la pequeña corona llena de joyas y brillos.

—¿Puedo ser una princesa? – les pregunto dudosa.

—Puedes ser lo que quieras hoy – respondió Izuku con una sonrisa tierna.

—Este es tu día Eri – Uraraka le acaricio el brazo con ternura.

—¡Gracias!

La fiesta empezó rápidamente. La música se activo en los altavoces que Denki y Jiro habían distribuido por todo el salón. Todos estaban en pijamas y tras quitarse los zapatos, sandalias y pantuflas, se subieron en los colchones y muebles.

Iida intento recitar el horario de actividades, pero tras unos almohadazos, desistió.

Pusieron una de las películas animadas y repartieron bocadillos y refrescos. Hicieron diferentes dinámicas entre juegos de mesa, de retos, ponerle el cinturón a una enorme figura de cartón tamaño real de All Might y fue Izuku el que ganó tras hacer un análisis de proporciones, bailaron y cantaron en un improvisado Karaoke, Koda fue la mejor voz masculina sorprendiéndolos a todos.

También jugaron al te, fue divertido cuando reunieron en una mesa pequeña a Izuku, Bakugo y Shoto, la foto que Uraraka tomó a escondidas definitivamente valdría oro en un futuro, aunque fue el único momento que pudieron inmortalizar antes de que el rubio casi hiciera explotar la mesa.

Comieron dulces hasta que varios se quejaron de dolor de estómago y Mirio contó historias de terror junto con Tokoyami, definitivamente serían grandes actores con los quirks que tenían.

Izuku estaba sentado en una de las colchas, con la espalda apoyada en un mueble, observando como Eri reía, mientras bailaba de la mano de Mina y Hagakure. Su expresión era tan luminosa como el mismo sol y escuchar su risa era casi como el canto de los ángeles, apenas podía relacionarla con la imagen que había tenido de ella una horas atrás.

Despertó de sus pensamientos cuando sintió como su costado derecho se hundía, volteo y observo a Uraraka, quien le extendía un vaso.

Muchas gracias, pero creo que estoy…

Es solo agua, creo que la necesitamos luego de… todo lo que comimos – sonrió.

Izuku asintió y agarró el pequeño vaso tomándoselo todo de un trago. Su estómago se sentía tenso y estaba tan lleno que apenas podía moverse, pero todo había valido la pena, no solo Eri estaba pasando un buen rato. Aquella había sido la primera ocasión en la que Iida parecía relajado, Tokoyami había reído abiertamente, Shoto estaba completamente incluido en todas las actividades y había participado activamente, e incluso Bakugo se encontraba ahí, mucho más tranquilo de lo usual y pasaban de la una de la mañana ¡lo cual era un milagro!

Definitivamente aquella había sido la mejor fiesta a la que había asistido. Volteo hacía la chica a su lado y la observo un momento, mientras su mirada castaña permanecía en las chicas que rodeaban a Eri.

—Muchas gracias Uraraka – susurro suavemente. Ella volteo y le observo extrañada.

—¿Por que Deku?

—Por todo – bajo la mirada y sintió como sus mejillas se enrojecían – No podría haberlo logrado sin ti.

—Lo hicimos todos – le recordó ella pacientemente.

—Y ya les agradecí por eso, ahora quería decírtelo a ti – levantó la mirada, noto como el rostro de la chica enrojecía y sintió como el pulso se le aceleraba.

—No fue nada, sabes que lo hago por Eri y… por ti.

Izuku asintió y bajo la mirada, observo de reojo como la mano de la chica se encontraba apoyada a un lado de la suya, sus dedos casi rozaban y se imagino como seria si pudiera tomarle la mano por un tan solo segundo, bien podría fingir que había sido un accidente y solo él sabría que no lo era. Porque nada de lo que sucedía en su interior cuando se trataba e Ochako era casualidad y justo en ese momento, tampoco un misterio. Era su mejor amiga, pero también mucho más… ella era todo.

Lentamente movió los dedos, más nervioso de lo que alguna vez se había sentido, solo poco, un poco más y podría guardar en sus memorias el placer de un roce de su piel, algo más íntimo, mucho más personal y algo que atesoraría hasta tener el valor suficiente para decirle lo que tenia en el corazón.

Sus dedos se tocaron apenas, un contacto tan ligero, suave y delicado que tuvo un impacto catastrófico en su interior. Noto como Ochako se tensaba y justo cuando se dispuso a alejarse, ella acercó sus dedos y los entrelazo. Nadie podría haberse dado cuenta, pero aquel era solo el inicio de algo mágico, dulce y eterno.

—¡Deku! ¡Cuidado! – la voz de Iida llego solo un segundo antes de que una almohada impactara contra su rostro.

El fuerte golpe le impulso sobre el sofá, haciendo que casi levantara incluso las piernas. Aturdido, Izuku se irguió y observo la almohada, luego busco la persona que le lanzó aquel blando y aun así, mortal proyectil.

—Bueno, esto se estaba poniendo aburrido – Bakugo apoyo una mano en su cadera y lo miro con prepotencia, retándolo a que se quejara. El peliverde entrecerró los ojos y se levantó.

—Kacchan…

—¿Que harás perdedor? – le pregunto altaneramente.

Deku observo la almohada y luego la sonrisa arrogante en el rostro del rubio. Estaba sorprendido, pero no molesto, aún así había aprendido que dejarse irrespetar por Bakugo sólo le hacía alguien débil e inferior, y le había prometido que sería su igual. No podía, ni quería arruinar aquella fiesta y solo se le ocurría una manera de darle su merecido sin necesidad de crear un caos.

—Muy bien – dirigió una mirada firme hacía el chico, quien pareció sorprendido por su determinación.

—¿Quieres pelear inútil?

—No podemos usar nuestros poderes aquí, solo recuérdalo – soltó con una sonrisa ladina y con toda la fuerza de la que era capaz, alzó el brazo, tomó impulso y lanzó la almohada.

Bakugo estaba tan sorprendido por su hazaña que no reacciono a tiempo y recibió el golpe justo en la cara lo que obligó a retroceder unos pasos.

La sala se sumió en un silencio mortal, el rubio se irguió, tomó la almohada y lanzó una mirada mortal hacia Izuku.

—¡Ya veras maldito nerd! – y se preparo para lanzar. Izuku se agacho y tomó un proyectil

—¡Guerra de almohadas!

El salón se volvió un caos total mientras las almohadas iban y venían de un lado a otro. Izuku logró esquivar el proyectil de Iida y Bakugo, no así el de Todoroki. Volteo hacía Ochako y la observo tomar una almohada a sus pies, no lo pensó dos veces cuando corrió en su dirección, la tomó de la mano y la obligó a seguir su paso mientras se acercaba al lugar donde estaba Eri, custodiada por Shoji y Mirio

—Hay que ayudar aquí – le indico a Ochako.

—Bien, si Deku – la chica asintió.

—¿Donde crees que vas perdedor? No escapes.

—No lo hago – le miro por sobre el hombre y ladeo la cabeza, mirando el cojín que pasaba a su lado y de largo.

La guerra de almohadas duró casi media hora, todos cayeron rendidos entre risas y suspiros agotados. Izuku tuvo que declarar su derrota ante un insistente y molesto Bakugo, quien era el único que parecía tener la energía suficiente para seguir.

Pasaban de las dos de la mañana y era una suerte que al día siguiente fuera domingo y estuvieran libres de entrenamiento.

—Ahora solo falta una última cosa – Ochako se puso de pie, entre el mar de cuerpos que intentaban recuperar el aliento.

—¿El que? – indagó Eri aún entusiasmada.

—Bien, pero debes cerrar los ojos y solo abrirlos cuando yo te diga, esto es algo que preparamos las chicas y yo – le advirtió al instante.

—¿Es una sorpresa?

—Si, una sorpresa.

—Bien, me gustan las sorpresas – Eri miro a Deku un segundo.

—Podrás abrirlos cuando te diga ¿bien?

—Bien.

—Okey.

—¿De que se trata? – Izuku se acercó a su costado, extrañado.

—Espera y verás ¿listas? – miro a las chicas, todas asintieron – Bien ¡liberar!

Los globos empezaron a descender lentamente

—¡Abre los ojos Eri! – exclamó Ochako emocionada.

La pequeña abrió los ojos justo cuando Hagakure utilizaba su quirk para hacer que los pequeños cristales que Momo había pegado en el techo, con Mina y Jiro, se iluminarán causando un efecto extraño y mágico, parecía casi como si cayeran luminosas gotas de lluvias sobre ellos. Los globos y las decoraciones descendiendo al mismo tiempo le daban un toque magnífico y fantasioso al panorama.

Eri soltó un jadeo, con los grandes ojos fijos en lo que sucedía sobre su cabeza. Una sonrisa lentamente surco en sus labios, hasta abarcar casi su rostro entero, transformando por completo su expresión.

—Parece magia – chilló emocionada.

Izuku asintió mirando los globos, hasta que estos mismos finalmente cayeron sobre ellos . Todos los chicos estaban sorprendidos e maravillados también y no dudaron en alabar a las chicas.

—Eso fue magnífico Uraraka ¡Eres grandiosa!

—Gracias Deku – la chica sonrió sonrojada.

Media hora después las luces fueron apagadas y agotados, todos se acurrucaron en algún rincón, pegándose a las personas más cercanas y familiares o topando espalda con cualquiera. Izuku acomodo una sabana sobre Eri mientras se ponía de lado. La pequeña había querido dormir entre él y Uraraka por lo que ambos le rodeaban.

Observó los ojos castaños que le devolvían la mirada y sonrió, haciendo que el rostro de la chica se sonrojara adorablemente. Bajó la mirada y miró la mano que ella tenía apoyada sobre la pequeña.

El silencio del lugar era interrumpido únicamente por ligeros silbidos y ronquidos, aparentemente todos estaban dormidos por lo que en esa ocasión simplemente lo hizo, talvez estaba aún eufórico por el éxito de la fiesta, borracho de tantos dulces y caramelos o aturdido por los continuos almohadazos, cualquiera que fuera la razón, no dudo un solo segundo cuando su mano se apoyó en la mano más pequeña de Uraraka.

La chica sonrió ligeramente, somnolienta y le permitió entrelazar sus dedos hasta que ambos, juntos y unidos en un nivel mucho más profundo que el físico, finalmente se rindieron a los brazos de Morfeo, dando inicio así, a un amor que les marcaría la vida para siempre.

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FIN DEL CAPÍTULO


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NOTAS DEL CAPÍTULO:

10.- Pelea de almohadas.

Hola mis bellas y bellos, lamento enormemente la tardanza.

Este capítulo fue particularmente difícil, la idea se me ocurrió apenas un par de días atrás porque ¿Qué se supone que pusiera como pelea de almohadas?

Tenía dos opciones: Dejarlos en una sola habitación y que en lugar de comerse a besos se pusieran a hacer una pelea de almohadas ¡Demasiado infantil! o hacer que las chicas tuvieran una pijamada y hablaran de amor, lo que de hecho puse en unos capítulos antes.

Estaba tan decepcionada y aunque pensé en solo pasar de largo la palabra hasta que se me ocurriera algo, no quería que me pesará luego, porque la tengo que hacer si o si.

En fin, espero que el capítulo valiera la pena. Me gustó mucho porque creo que es algo que podría suceder en cuando Eri se enterara de la muerte de Nighteye y algo que definitivamente haría Ochako por ella e Izuku.

Entonces, nos leemos luego con "Notas de amor"

Besos y abrazos.

13/12/2021

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