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Advertencias del capítulo: (Lenguaje obsceno)
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Disclaimer: Attack on Titan y sus personajes NO me pertenece.
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Nota: Esta historia es completa y absolutamente MIA, y no es permitido tomarla sin mi autorización.
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CHAPTER 3
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HAND HOLDING
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—No te quedes atrás Mikasa.
La chica observó a Eren, quien caminaba frente a ella mientras recorrían el centro comercial.
Ese día había quedado de acompañarle a buscar un presente para su madre. Armin, el mejor amigo de ambos, también iría y darían un paseo en cuanto encontrarán un buen regalo. Lastimosamente, el rubio no había podido asistir ese día a clases y les mandó un mensaje haciéndole saber que tampoco los acompañaría.
Durante el receso y mientras comían, Eren la miró directamente y le preguntó si siempre iría con él, Mikasa le respondió con una afirmación, no tenían mucho tiempo a solas porque el trio estaba perpetuamente completo con Armin incluido. No era que le molestara, pues siempre habían sido ellos tres contra todo, pero algunas veces anhelaba un momento a solas con Eren.
No se avergonzaba por haberse enamorado de él, Armin lo sabía y creía que el mismo Eren lo hacía. Desde que él fue transferido, Mikasa se había sentido flechada. Que él no juzgará sus gustos y pareciera en todo caso, dispuesto a entenderla, había sido lo que le dio el impulso final para enamorarse.
Al menos, creía que era eso. No era una chica romántica, tampoco tan bonita, pero sus sentimientos eran sinceros e intentaba expresarlos, a pesar de que se le dificultaba. Eren era el más comedido de los tres y aún así, era un chico increíblemente dulce.
Recordó el beso que se dieron apenas un par de días atrás. Había sido durante una sesión de estudio, ni siquiera supo lo que impulsó a Eren a acortar la distancia entre ambos hasta que sus labios se tocaron, y aunque le sorprendió, no dudó en corresponderle. La sensación había sido la más cercana a flotar, le había acometido la certeza de que no veía a Eren como únicamente un amigo y que sus sentimientos por él tampoco eran los que había supuesto. Su corazón danzaba a un ritmo atronador, tanto que creyó que todos podían escucharlo. Eren fue el primero en alejarse, sin mirarla a los ojos. El rostro de ambos ardía, sin embargo, ninguno dijo nada al respecto. Luego de ese primer beso, su relación no se sentía igual.
No podía actuar como si nada y descubrió que Eren tampoco. Cada vez que la miraba, sus ojos la observaban de esa manera tierna y dulce que la dejaba incapaz de tener un pensamiento racional. También se le acercaba y de pronto la abrazaba por los hombros y la cintura, o le acariciaba el cabello y el rostro. Nunca se despegaba de su lado y aunque para otra persona podría ser normal dado el tiempo que pasaban juntos, qué él procurara estar mucho más cerca de lo usual, la hacía replantearse su relación.
No se sentía como si fueran solamente amigos.
Y su amor por Eren ya no era únicamente platónico.
Mientras caminaban, observó su espalda y luego sus fuertes brazos, su mirada cayó en la mano morena de dedos largos. Estaban tan cerca y solos. No habían encontrado ningún regalo hasta el momento, pero Eren no se impacientaba. Habían recorrido gran parte de las tiendas, hasta que le sugirió por alguna joya bonita, lo que les llevo a hacer otro recorrido por todas las joyerías del lugar.
Mikasa observó a las jóvenes parejas que caminaban de un lado a otro, había de todo tipo, pero le llamo principalmente la atención, lo apegados que se veían ¿Las personas los percibirían así? Entonces notaba sus manos entrelazadas y su anhelo crecía.
Miró nuevamente la mano masculina y deseó tener el valor suficiente para tomarla. No creía que Eren la rechazara, pero ciertamente le daba vergüenza hacerlo. Él tampoco lo había intentado hasta el momento y no quería que se sintiera presionado al respecto. No habían conversado de su relación, no sabía los términos de la misma, solo comprendía que amaba a Eren y que quería estar a su lado.
Quería tomar su mano.
Temblorosamente, alargó el brazo en un impulso de valentía. Podría ser una acción rápida, pero los nervios le impidieron alcanzarlo a tiempo y justo cuando estaba por tocar sus dedos, Eren volteó bruscamente y le observó a los ojos.
—Mira Mikasa ¿Qué te parece esa tienda? – le señaló unos metros a su derecha – ¿Crees que encontremos algo ahí?
—Claro, por supuesto – su respuesta fue efusiva, talvez demasiado entusiasta, pero Eren pareció no notarlo y la guío.
Entraron a la tienda y finalmente encontraron algo que dejó satisfecho al chico. Se trataba de un sencillo collar de plata, con un colgante en forma de girasol, la flor favorita de Carla.
Él lo pagó y luego la invitó por un helado.
—Es lo menos que puedo hacer por tenerte dando vueltas por todos lados – susurró encogiéndose de hombros.
—No fue ninguna molestia – ella volteó el rostro rápidamente y se perdió la manera en la que las mejillas del chico enrojecían.
En cuanto llegaron al puesto, Eren puso una mano en su espalda y la guío a la barra.
—Veamos… – observó la pizarra de precios pensativamente, su mano aún descansaba en el mismo lugar y Mikasa empezaba a ponerse nerviosa, odió la manera en la que sus mejillas empezaron a arder.
—¿Desea algo joven? – preguntó desinteresadamente la dependienta.
—Creo que tomaré un helado de pistachos.
—¿Y usted señorita? – la morena estaba a punto de contestar cuando él se adelantó.
—Creo que sería un helado de fresas, en copa por favor – la miró un segundo – Eso quieres ¿cierto?
—Si – tartamudeó.
Tras tomar el pedido se sentaron en una mesa y empezaron a conversar. Hablar con Eren era sencillo, pese a que en realidad no era una buena conversadora. Él le hacía sentir que cualquier cosa que salía de su boca era realmente interesante y llenaba cualquier vacío que pudiera dejar cuando se quedaba sin palabras. Al mismo tiempo, tenía esa capacidad de eclipsar todo lo demás, como si a su lado el mundo mismo perdiera sentido.
Nunca se había sentido así con una persona ¿Era normal? Le asalto la certeza de que con él todo se volvía mejor, de que podía percibir las cosas de manera diferente. Cada vez que Eren conversaba, ella solo podía pensar en cuanto le gustaba, porque tenía esa manera tan singular de comentarle algo, gesticulando continuamente con las manos y cambiando su tono de voz conforme a su relato. También la miraba, tan fijamente que sentía que solo la veía a ella, solo a ella en aquel lugar tan repleto de gente y quería que siguiera así, por hoy, por mucho tiempo y por siempre.
Cuando terminaron el helado, se quedaron a charlar un poco más y fue Eren quien al final le dijo que era hora de ir a casa. Ella quería que el tiempo se alargará mientras caminaban hacia la salida del centro comercial. Observó el movimiento de sus manos y una vez más le acometió el deseo de ser capaz y lo suficientemente valiente como para poder tomarlo de la mano.
No lo hizo y una sensación de tristeza la abrazó.
Cuando salieron notaron que el cielo había empezado a oscurecer.
—Tendré que acompañarte a casa – susurro él sonriendo.
—No, no te preocupes, no es necesario – no quería molestarlo.
Eren frunció el ceño y le lanzó una mirada de seriedad.
—¿Porque? ¿Tiene algo de malo que vaya contigo? – Mikasa se sorprendió al notarlo molesto.
—No, claro que no – apoyó una mano en su brazo – Solo no quiero atrasarte y que tengas que desviarte de tu camino a casa.
—No es molestia – él volteó el rostro y empezó a caminar.
Ella intentó alcanzarlo cabizbaja. Parecía que acababa de arruinar su tarde y ni siquiera sabía muy bien que había hecho mal ¿Acaso él acababa de molestarse porque había intentado ser considerada? Escuchó el suspiro masculino y casi chocó contra la espalda de Eren cuando él se detuvo bruscamente.
—No tengo ningún problema en acompañarte – la miró de reojo y Mikasa se sorprendió al notar que tenía las mejillas sonrosadas – De hecho me gusta porque así puedo pasar más tiempo contigo y me sentiría más seguro al dejarte frente a la puerta de tu casa – carraspeó – Ahora vamos.
Seguidamente la tomó de la mano y haló de ella, obligándola a retomar el paso. Mikasa no dijo nada y tan solo fijó la mirada en sus manos juntas, cuyos dedos él mismo se encargó de entrelazar.
Notó la sensación que le atenazaba el pecho, el burbujeo en su estómago, el rápido e incesante latido de su corazón, sus mejillas empezaron a arder y no dudo en segundo en apretar su agarre un poco más fuerte, tanto así que la sensación de su piel contra la de él durará incluso cuando tuvieran que separarse. Eren pareció tensarse un momento, pero no dejó de caminar.
—Gracias por acompañarme Mikasa – desvío el rostro y su voz sonó ligeramente débil – De verdad disfruté esta tarde contigo.
La morena bajó la mirada y sonrió.
—Yo también Eren.
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FIN DEL CAPÍTULO
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NOTAS DEL CAPÍTULO:
En primera lamento la tardanza, salí de doble turno ayer y cuando llegue a mi casa, me puse a revisar el capítulo tratando de evitar esos horrores ortográficos y pues me dormí, con todo y uniforme jaja.
Este capítulo es más sencillo, si se fijaron aquí es la Mikasa gótica y Eren normin, espero que les gustará.
Atrasada por dos capítulos, pero vamos a ver cuándo me puedo poner al día. Aún queda muchísimo por abarcar.
Besos y abrazos. Nos leemos pronto.
05/10/2021
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