.
Advertencias del capítulo: (Lenguaje obsceno)
.
Disclaimer: Attack on Titan y sus personajes NO me pertenece
.
Nota: Esta historia es completa y absolutamente MIA, y no es permitido tomarla sin mi autorización.
.
.
CHAPTER 4
.
INDIRECT KISS
.
.
.
.
.
Mikasa lanzó un bostezo mientras observaba sus libros. La semana de exámenes se acercaba y estaba intentando ir al día con sus estudios.
Era la hora del almuerzo y había decidido ir a la biblioteca para tener un momento de intimidad y silencio. Luego de que Eren fuera llamado por la profesora guía y que Armin le comunicara que ese día almorzaría con Annie, optó por comprar un café y un postre e invertir mejor su tiempo en el estudio. Su bolsa de almuerzo descansaba a un lado, llevaba consigo un sándwich extra para cada uno de sus amigos, pero dado que almorzaría sola, se los entregaría luego o los llevaría de vuelta a casa.
Tomó una cucharada de pudin y lo metió a su boca, deslizando la cuchara lentamente por su lengua y tomando el dulce esponjoso con los labios. En cuanto pudo saborearlo, sintió como las mejillas le hormigueaban y no logró detener el suspiro de placer que escapó de su boca. Definitivamente amaba el pudin de chocolate. Y eso la mantendría aún más atenta.
Siguió repasando algunos temas mientras su mente inevitablemente se desviaba a Eren. Había estado muy enfermo esos días y no pudo asistir a clases. Aunque ella y Armin se habían encargado de llevarle las tareas y traer de vuelta cada uno de los trabajos que él terminaba, le hacía falta recuperar los puntos de las pruebas que habían hecho esos días, mismo que ahora seguramente quería tratar la profesora guía.
Se imaginaba que sería difícil para él ponerse al día luego de dos semanas, pero estaría a su lado para ayudarlo en cada cosa que necesitara.
No podía ser de otra manera, siempre había sido así desde que tenía memoria. Algunas veces sentía que había nacido amándolo, porque lo hacía, pero el amor que en un inicio era solo un cariño fraternal había cambiado.
Cada vez que estaba a su lado podía percibir las alteraciones en su interior; los nervios, los latidos cada vez más apresurados, cada vez más fuertes. Podía sentir los bichos en su estómago, danzando sin cesar y haciendo un auténtico tumulto. Sus mejillas parecían encenderse perpetuamente a su lado y aunque intentaba actuar con normalidad, sabía que era muy evidente que sus sentimientos habían cambiado
¡Sus reacciones hablaban por si mismas!
Odiaba no poder controlarse, no quería que fuera así, porque aún no estaba segura de los sentimientos de Eren.
—¡Mikasa! – el grito de aquella distintiva voz masculina le sobresaltó. Ni siquiera necesitó voltear para saber que Eren se acercaba, su cuerpo pareció sensibilizarse ante su proximidad y su pecho podría estallar justo en ese momento.
Soltó un carraspeó y volteó, buscándolo con la mirada. Él se acercaba corriendo desde la entrada. Siempre era así, tan atolondrado, tan desgarbado y aún así, tan resplandeciente y apasionado. Su sonrisa encendía algo muy profundo en su interior. Con él a su lado, Mikasa sabía que estaba en el lugar perfecto y eso le intimidaba ¿Cuándo siquiera se había enamorado de Eren? ¿Cómo controlar sus sentimientos?
—Eren ¡No corras! – le reprendió en un susurro, intentando esconder sus emociones.
—No es para tanto – un murmullo generalizado se escuchó, el resto de los estudiantes le advertían que bajara la voz – Lo siento.
—Te lo dije – volteó el rostro fingiendo retomar su lectura.
—Hablé con la profesora y me dijo que podré presentar las pruebas desde el lunes, antes de los exámenes. Tendré que hacer las pruebas de las materias que corresponde al examen de cada día de la semana.
—Ósea que tendrás doble prueba – él sonrió tan luminosamente que le dio un vuelco al corazón.
—Si, pero tú me ayudarás.
—A estudiar, claro – asintió al instante.
—Ya hiciste el examen – se inclinó, apoyando los brazos en la mesa. Mikasa le dirigió una mirada sintiendo como sus mejillas explotaban en calor, entrecerró los ojos.
—No te daré la copia de la prueba si es lo que pretendes – advirtió.
—Aún sigo conservando mi quinto lugar en los promedios para tu información – él se escuchaba claramente ofendido. Mikasa sonrió.
—Lo siento Eren – agitó las pestañas – ¿En que te puedo ayudar entonces?
El chico tosió y se irguió, apoyando una mano en la cadera y volteando el rostro. La morena lo observo extrañada, sin percibir la manera en que su tez había enrojecido.
—A estudiar, claro ¿Qué mas sería? – él parecía un poco impaciente, lo cual la hizo rodar los ojos. Algunas veces su carácter lograba confundirla.
—Muy bien ¿Dónde nos vemos?
—Mi casa… mamá acompañará a papá a una conferencia, regresarán hasta la noche, si no, se quedarán fuera de casa.
—Ya veo ¿Ira Armin?
Eren tamborileo los dedos en la mesa.
—Creo que no – encogió un hombro – Al parecer está vez estudiará con Annie. Los veo muy apegados ¿no crees? – Mikasa retuvo a duras penas el impulso de rodar los ojos, Eren a veces era tan plano.
—Más o menos – sonrió – Entonces ¿el sábado?
—Claro, pero empezaremos desde hoy, ya te dije que mamá no estará en casa.
—Hoy no puedo, quede de acompañar a mi mamá y a Natsuo de compras – negó con la cabeza.
—Cancela entonces, necesito que me ayudes ¡Por favor Mikasa! – se inclinó nuevamente.
—No puedo cancelar solo así – frunció el ceño.
—Hazlo por mí – sus ojos verdes encontraron los suyos y notó el brillo singular en su mirada.
Eren siempre había tenido una manera de observarla que le hacía pensar que la veía únicamente a ella. Percibió la manera en que su corazón tartamudeó y los nervios afloraron en su interior, logrando que se sintiera inquieta.
Volteo el rostro rápidamente, deseando que él no pudiera observar como sus mejillas ardían, aunque en realidad era todo su rostro el que había enrojecido. Estaba tan cerca que percibió incluso ese aroma masculino que tanto la calmaba y llenaba por dentro.
—Esta bien – soltó más bruscamente de lo que pretendía.
—Eres la mejor – exclamó dando un salto.
—No seré amable contigo ya que tendrás que estudiar por dos – le miró de reojo, notando como hacía un puchero.
Era tan idiota y dulce al mismo tiempo, Mikasa sintió el aleteo revoltoso de múltiples mariposas en su estómago.
—No importa – se encogió de hombros – Tengo que buscar al profesor Smutnish para pedirle que me ayude con la exposición que no pude presentar ¿Te veo luego?
Estaba por alejarse cuando ella le llamó.
—¡Espera!
Otro chillido les insto a guardar silencio a ambos. Mikasa volvió a enrojecer y fijó la mirada en su libro, aturdida.
—¿Qué sucede?
—Prepare un sándwich para ti y Armin. Seguramente no has comido nada – buscó en su bolso y tomó ambos emparedados, entregándoselos.
—¿Dos?
—Armin se fue con Annie y tú debes tener mucha hambre ¡Comételos! – hizo un gesto con la mano y luego fingió volver a sus estudios.
—¿Tu comiste algo? – le preguntó seriamente.
—Estoy bien ahora, necesitó estudiar.
—Se que no te gusta comer sola – tomó la silla a su lado y se sentó – Lo más probable es que el café y el pudin sean tu almuerzo – Que bien la conocía. Mikasa le dio una mirada notando que desenvolvía el sándwich.
—¡Eren! ¡No se permite ingerir alimentos dentro de la biblioteca!
El moreno se encogió de hombros y dio un primer gran bocado.
—Esta delicioso ¡Maldición! Haces los mejores sándwiches de pavo – alabó con exceso de entusiasmo. Mikasa lo ignoró, escondiendo a duras penas lo alterada que se encontraba por dentro ¿Cómo podía él actuar así? ¿Cómo podía afectarla tanto?
—Claro.
—Tienes que probarlo – acercó el sándwich a sus labios. La chica le observó sorprendida.
—No tengo hambre – soltó automáticamente.
—Un bocado no te hará mal – la miró a los ojos, sonriente – Sabes que quieres.
Sonrojada, Mikasa terminó cediendo y dio un pequeño mordisco. El sándwich sabía bien, como un emparedado normal, pero por la manera en la que Eren lo comía, bien podría ser el manjar de un dios. Si no estuviera enamorada ya de él, aquella acción podría haberla llevado al borde del abismo.
—¿Te gustó?
—Si – se tapó los labios avergonzada.
Eren volvió a seducirla y en cuestión de minutos ambos se comieron el primer sándwich. El moreno abrió el otro y empezó a comer, a pesar de que le recordó una vez más que no podía ingerir alimentos en la biblioteca.
Las personas les observaban fijamente, parecía evidente que estaban llamando la atención mas de lo normal y todos empezaron a murmurar. Mikasa se encogió cada vez más en su asiento, Eren a su vez, permaneció indiferente mientras continuaba comiendo de su sándwich.
—Eren – le reclamó, el chico encogió un hombro.
—Ya casi termino – extendió el emparedado – Ten, toma otro bocado.
La morena negó con la cabeza, pero él no desistió y siguió con el sándwich justo frente a sus labios, hasta que terminó aceptándolo; avergonzada porque todos pudieran ver que él la alimentaba.
Su corazón parecía querer escapar de su pecho, los acelerados y desbocado latidos en su interior en conjunto con el aleteo descontrolado en su estómago. Todo su cuerpo se encontraba alterado por aquellas tercas y aún así, dulces atenciones ¿Por qué Eren parecía decidido a molestarla? ¿Es que no podía notar cuanto la afectaban sus acciones? ¿Acaso ignoraba sus sentimientos? Las mejillas le ardían con intensidad y podía percibir como las manos le temblaban, y aunque intentaba esconder lo nerviosa y enrojecida que estaba, sentía que todos eran capaces de verlo.
Cuando él terminó y se puso de pie, Mikasa soltó un suspiro de alivio, Eren le agradeció por el sándwich.
—Si, si – carraspeó para no mostrar su perturbación.
—En la salida entonces ¿cierto? – se acomodó la mochila.
—Claro.
—Bien… – parecía dispuesto a irse cuando algo le detuvo – ¿Qué tal el pudin? Parece muy bueno ¿Puedo agarrar? – mientras lo decía, extendió una mano y agarró el pequeño paquete.
Tomó una buena porción y se la llevó a la boca, deslizándola lentamente. Mikasa observó como tomaba el pudin con los labios y luego sacaba la cuchara vacía.
El suspiro que escapó directamente de su garganta le provocó un aleteo en el corazón. Eren cerró los ojos y tragó suavemente.
—Esta delicioso – dijo en un ronco murmullo.
Luego sonrió mientras la miraba, tomó su vaso con café y dio un sorbo directamente de la pajilla. Al terminar, soltó un gemido tal, que parecía profundamente satisfecho.
—Gracias Mikasa, te veo en clases.
La chica asintió y observó como se alejaba. Luego miró su pudin y su café, sintió como el rostro se le enrojecía al instante, aún más que todas las veces anteriores, tanto así que incluso sus orejas empezaron a arder.
¿Acaso Eren había tomado directamente de la cuchara y la pajilla que ella había usado?
Retuvo a duras penas un chillido de consternación y bajó la mirada avergonzada, nerviosa y consternada.
No podría haber sabido que Eren se alejaba con una sonrisa en el ruborizado rostro.
.
.
.
.
.
FIN DEL CAPÍTULO
.
.
NOTAS DEL CAPÍTULO:
Eren ¡Eres un coqueto!
El capítulo es muy sencillo, pero el punto era precisamente ese, quería desenvolver la escena en una situación de adolescencia cotidiana.
Espero que les haya gustado y lamento no haber actualizado ayer. Me estoy retrasando horrible, espero actualizar uno de estos días por dos.
Nos leemos pronto. Besos y abrazos.
07/10/2021
.
.
