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Advertencias del capítulo: (Lenguaje obsceno)

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Disclaimer: Attack on Titan y sus personajes NO me pertenece

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Nota: Esta historia es completa y absolutamente MIA, y no es permitido tomarla sin mi autorización.


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CHAPTER 9

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FOREHEAD KISS


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—¡Maldita sea! – gruñó Eren molesto.

—Creo que deberías tranquilizarte – sugirió Armin suavemente.

—¡Y yo creo que deberías manejar más rápido! – le advirtió entre dientes.

El rubio le dio una mirada de reojo y negó con la cabeza, decidiendo no agregar ninguna palabra más. Era evidente que Eren estaba demasiado alterado como para lograr calmarse.

—Esta bien – soltó en un suspiro.

Eren bufó, mientras sus dedos tamborileaba contra el cuero de la puerta del coche. Sabía que estaba siendo un auténtico imbécil, pero no podía evitarlo.

Había planeado salir temprano ese día en el trabajo, solicitó un permiso especial casi dos semanas atrás para ello, pero fue detenido por su jefe, cuando el mismo le pidió un momento para revisar un caso que el departamento había estado investigando por meses. Estaba bastante familiarizado con la información y aunque no se encontraba directamente involucrado, ni a cargo del asunto, el hombre pensó que sería bueno que diera un vistazo a las nuevas notas.

La investigación era compleja y muy cautelosa, debían hacer una búsqueda cuidadosa, ya que era en relación al actual ministro de salud y algunas alteraciones sobre el dinero que el estado asignaba a la seguridad de salud pública. No era algo en lo que quisiera meterse, consciente del peligro de dicho trabajo, pero no podía negarse.

La reunión duró mucho más de lo que esperaba y cuando era hora de irse, se vio horrorizado al notar que llevaba varios minutos de retraso, minutos que intentó recuperar en camino a su destino, hasta que algún idiota decidió cruzarse el semáforo y pegarle directamente al auto, y como si no fuera suficiente, eso ocasionó una colisión contra dos vehículos más.

Furioso, no había dudado en hacer una llamada a Armin para que fuera por él, pero el trafico que ocasionó su accidente, hizo imposible que el hombre pudiera llegar con la velocidad que su propia desesperación requería. Apenas había notificado al seguro para que hiciera los arreglos pertinentes mientras le mostraba su placa policiaca y documentación a todos los presentes, haciendo constar que no se iba en fuga, sino por un asunto de suma importancia.

Realmente estaba agradecido cuando Armin llevo a uno de sus colegas para que lidiará con el problema mientras él se iba. El camino sin embargo, tardó más de lo que esperaba. Intentó inhalar, mientras movía su pie de un lado a otro. Estaba ansioso y su corazón latía a un ritmo acelerado.

¿Y si no llegaba a tiempo?

Marcó al número de Mikasa por enésima vez, pero desistió tras unos segundos, al no recibir contestación ¿Por qué no le atendía? ¿Había pasado algo malo?

¿Por qué el camino al hospital parecía malditamente largo?

—Acelera – instó en un gruñido. Armin no agregó ninguna palabra, pero apretó las manos en el volante.

—Estoy rebasando la velocidad permitida – le comunicó entre dientes.

—Me importa un carajo ¡Quiero estar a tiempo! ¡Prometí estar ahí cuando sucediera!

El rubio suspiró tras escucharle y decidió tranquilizarse. La actitud de Eren era la de un total idiota, pero sabía que era muy cumplido cuando de Mikasa se trataba y aquello debía estar matándolo por dentro. Intentó ponerse en su posición y dejó caer un poco más el pie, subiendo la velocidad.

—Sujétate – fue la única advertencia que le dio.

Eren no hizo ningún movimiento. Confiaba plenamente en las habilidades de Armin al volante, era casi tan bueno como cuando el asunto se trataba de programas y computadoras.

Estuvieron en el lugar en apenas un par de minutos y en cuanto se detuvo, el moreno salió del auto azotando la puerta. Alcanzo a gritar un "gracias" antes de correr a través del pasillo principal.

Escuchó los murmullos de advertencia del personal y los pacientes mientras recorría todo el camino hacia el primer ascensor disponible, apenas logró ingresar y reprimió una mueca cuando su hombro impactó con la puerta, al tratar está de cerrarse.

—Lo siento – musitó a las personas en el interior – Tengo mucha prisa.

—Pues debes tenerla para arriesgarte así – murmuró una anciana mirándole con curiosidad – ¿Es de vida o muerte?

No esperaba que le sacara conversación, Eren miró la pantalla que marcaba los pisos en la parte superior, mientras se apresuraba a asentir.

—Casi lo es – bufó antes de tomar una profunda inhalación, apoyó las manos en sus caderas – No ha sido un bien día.

—Me lo parece – la mujer cruzó las manos sobre su bastón – Deberías arreglarte un poco la camisa y el cabello, no creo que la chica quiera recibirte si estás atrasado y para el colmo desarreglado.

Eren volvió el rostro rápidamente, su ceño apenas fruncido.

—¿Quien? – alzó una ceja – Nunca nombre una chica.

—Eso debe ser ¿o estoy equivocada? – le mostró una sonrisa suave que pareció sincera.

El moreno lo pensó un momento y volvió el rostro, la puerta estaba a punto de abrirse.

—Pues de hecho, no – se escuchó un pitido – Es mi futura esposa – y salió del ascensor.

Sorprendentemente se sentía mucho más relajado, pero eso no impidió que se precipitara por el pasillo aún corriendo. Se había aprendido aquel camino de memoria, luego de la primera visita que habían hecho, para concertar una cita.

Llegó a la estación de enfermería y tocó el timbre rápidamente. Se acercó una mujer, parecía muy joven y le observó con el ceño fruncido.

—¿Desea algo joven? – indagó.

—El consultorio del Dr. Watanabe – le preguntó con impaciencia.

—El número 24, debe cruzar a la derecha y luego seguir por un pasillo hasta el final, a la izquierda hay una serie de consultorios, la tercera puerta es el consultorio del Dr. Watanabe – musitó señalándole el pasillo, luego se irguió y le observó con curiosidad – ¿Tiene usted una cita? ¿Oiga? ¡Señor!

Eren no volteó mientras corría a través del pasillo que le había indicado, escuchó un grito femenino que le reñía por correr por los pasillos, pero no se detuvo. Cuando consiguió llegar al consultorio estaba sin respiración.

Las manos le temblaban y se apresuró a arreglarse la camisa tras recordar las palabras de la curiosa anciana. Se aplano el cabello contra el cráneo y se limpió la frente y el rostro con las manos, secando estás mismas en la parte de atrás de su pantalón.

Su corazón latía a un ritmo acelerado cuando levantó la temblorosa mano y permitió que sus nudillos impactarán contra la madera. Dado que era un consultorio privado sabía que no recibiría contestación mientras estuviera la consulta vigente por lo que se limitó a entrar.

El lugar era bastante espacioso y olía a desinfectante y limón, notó que había un escritorio y más allá una camilla.

—Disculpe ¡No puede entrar así si…

—Eren – Mikasa pasó las piernas a través de la camilla y se acomodó la falda de su vestido, le sonrió suavemente antes de mirar al señor de bata blanca – Lo siento doctor, es mi prometido y al parecer tuvo un contratiempo.

—Ohh – el semblante molesto del hombre cambió, se puso gel antibacterial en las manos y tras limpiárselas, se paró y le extendió una mano – Un gusto señor…

—Jaeger – el moreno carraspeó – Siento haber entrado así y haber llegado tan tarde, tuve problemas en el trabajo y…

—No se preocupe, la señorita Ackerman me explico que su empleo es bastante ocupado y de hecho, suele pasar con mucha frecuencia, la mayoría de las embarazadas vienen solas a causa de eso.

—No mi mujer – se apresuró a negar – Y le aseguro que esta es la primera y última vez que sucede.

—Es bueno escucharlo – el hombre sonrió – Tenemos seis meses más para trabajar juntos.

—Eren – Mikasa extendió una mano y él estuvo ahí al instante – Se que querías estar aquí, acabamos de terminar.

—¿Qué? – sintió como se le formaba un nudo en el pecho. Había creído que llegó a tiempo.

—Todo está bien con el bebé hasta el momento, le mostré a la señorita Ackerman que…

—No, un momento – buscó los ojos del hombre – Apenas han pasado quince minutos – miró su reloj de mano para corroborarlo – No puede ser que haya terminado ya.

—Eren – la morena puso una mano en su pecho – Me mostró a nuestro bebé e incluso tomo un ultrasonido para que pudiéramos guardarlo – su semblante lentamente decayó – Lo siento, se que no hubieras faltado si no fuera importante.

Él decidió no agregar ninguna palabra, demasiado agobiado como para hablar. Habían planeado aquel momento por semanas, se encargo de planificar todos los detalles y movimientos metódicamente, se negaba a fallar, se negaba a perderse el primer vistazo de su hijo o hija, casi sintió como se le formaba un pequeño y molesto nudo en la garganta.

—Yo quería estar aquí – musitó suavemente.

Sintió como el pulgar de Mikasa le acariciaba el dorso de la mano y le hizo sentir peor. Independientemente de la situación, ella debía estar molesta con él por haber faltado al primer ultrasonido de su bebé y fallar al mantener su palabra, no debería ser él quien recibiera consuelo de cualquier manera.

—Podemos... – la voz del doctor les llamó la atención, el hombre observaba su reloj de mano, le vieron suspirar y luego encogerse de hombros – Podemos repetir el ultrasonido.

—¿Cómo? – ambos le miraron sorprendidos.

—Claro, por qué no… – se rasco la frente – Me paso también, en aquel entonces era solo medico general y no pude llegar a tiempo al primer ultrasonido de mi primogénito, no queremos que te pase lo mismo ¿no? – masculló con una sonrisa.

—Si, digo… no – el moreno parpadeó – ¿Lo dice en serio?

—Claro, vamos – les hizo una seña y luego se sentó en un banco y encendió la máquina principal – Señorita Ackerman, póngase de la misma manera que antes. Solo debo advertirles que en esta ocasión será más rápido, llevamos casi diez minutos de retraso y tengo más pacientes.

—Se lo agradezco como no tiene idea – Eren apoyó una mano en su hombro – Sin duda, pagaré una segunda consulta, no hay ningún problema. Aprecio el gesto.

—No se preocupe, póngase del otro lado y tomé la mano de su mujer – cogió un lubricante y le hizo un ademán a la morena, ella se apresuró a subirse el vestido, llevaba un pequeño short, el cual se bajó, dejando al descubierto su vientre redondo. Eren la escuchó respingar cuando el gel toco su piel

—¿Qué sucede? ¿Te sientes mal? –le preguntó al instante.

—Es un poco frío, no es nada – ella sonrió y luego miró a la pantalla – Solo observa, es lo más bonito del mundo.

El hombre levantó la mirada y miró la pantalla mientras el doctor apoyaba un aparato sobre el vientre de Mikasa. La pantalla era negra y apenas logró ver unas manchas blancas, parecía una bolsa y dentro notó un pequeño y curvado bulto. Era como un cacahuate, aunque pasado unos segundos notó como empezaba a tomar forma frente a sus ojos.

—Ese es su bebé – les comunicó el doctor – Aquí pueden ver la cabeza y el resto del cuerpo – les señaló con el dedo cada cosa – Mira, tiene un buen desarrollo. Esta pesando y midiendo los valores exactos según su edad gestacional y… – movió un botón y Eren pudo escuchar la más bonita melodía del mundo entero.

—Eso es… – su voz se quebró y un nudo se instaló en su garganta. Su corazón latía apresuradamente, a un ritmo fuerte y claro, al igual que el corazón de su bebé.

—Si, es nuestro bebé – miró a Mikasa notando que tenía los ojos inundados de lágrimas – Es su corazón ¿No te parece hermoso?

—Si – asintió con una sonrisa trémula – Lo es.

Era un latido constante, un poco apresurado y fuerte, pero lo más perfecto que había escuchado en toda su maldita vida. Intentó absorberlo en su interior, cerró los ojos y se concentró, grabando el sonido en lo más profundo de su ser, quería que perdurará para siempre en sus memorias, casi con la intensidad de su amor por aquel pedacito de cielo que habían creado juntos, por la mujer que estaba frente a él.

—Mikasa – gimió suavemente, la morena levantó la mirada y le sonrió, logrando que el pecho quisiera explotarle por el cúmulo de sentimientos intensos y aún así, llenos de ternura y amor.

—Ohh Eren… – ella le acarició la mejilla con suavidad.

—Muchas gracias – musitó, se inclinó y sus labios se apoyaron en su frente. Cerró los ojos intentando transmitirle con aquella simple acción, todo lo que no podía decir en aquel momento.

Siempre había sabido que en Mikasa había encontrado todo lo que alguna vez soñó.

Ella era aceptación, ternura, pasión y amor.

Era risas y lágrimas, peleas y reconciliaciones, era un nuevo amanecer, y la luz dentro de un mundo gris y monótono.

Mikasa le había brindado todo aquello que necesitaba y ni siquiera sabía que quería.

Ella le había dado sueños, esperanzas y un futuro.

Le había dado un hogar.

Ella era su hogar.

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FIN DEL CAPÍTULO


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NOTAS DEL CAPÍTULO:

9.- Beso en la frente.

Tarde, pero seguro. Vaya consuelo, pero es todo lo que puedo ofrecer.

El capítulo tiene relación con el episodio #5 de "Dirty Desire" al menos vendría siendo casi, que casi una continuación, pero no tienen que leerlo para entenderle y los que ya lo leyeron saben de qué hablo.

Quise indagar un poco más en este Eren porque fue mi favorito de todo ese reto, bueno, esa historia fue mi favorita en general, así que por eso estamos aquí.

Gracias por su paciencia, por aguantar mis inconsistencias y mis irresponsabilidades.

Espero que el capítulo fuera de su agrado y haber si logré el efecto deseado en un inicio, no quería que supieran de que iba todo hasta que Eren encontrará a Mikasa ¿Logré el efecto de suspenso? Ojalá jaja.

Besos y abrazos, nos leemos pronto mis bellas, y bellos si los hay.

17/10/2021

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