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Advertencias del capítulo: (Lenguaje obsceno)
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Disclaimer: Attack on Titan y sus personajes NO me pertenece
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Nota: Esta historia es completa y absolutamente MIA, y no es permitido tomarla sin mi autorización.
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CHAPTER 10
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DRUNK CONFESSION
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—¡Vamos Mikasa! – susurro Sasha dándole un codazo en el abdomen – Tampoco está tan mal.
La morena hizo una mueca, más por lo que decía que por el golpe. Observó su alrededor con el ceño fruncido.
¿Qué demonios hacia ahí?
No era partidaria de ese tipo de eventos o de cualquier otro que involucrara muchas personas y un ambiente demasiado descontrolado, lleno de excesos y desenfreno.
¿Por qué se había dejado manipular?
Recordó el punto exacto en que unas palabras bastaron para que hiciera cualquier cosa.
El equipo de football de la Secundaria Shingeki se enfrentó en una eliminatoria, con una escuela del sur de Tokio, para decidir cuál de los dos competiría en los juegos nacionales de ese año.
La fiesta había sido consecuencia de la victoria del equipo, un grito de júbilo ante la inminente triunfo había hecho que muchas voces se alzarán, hasta que alguien había gritado un "fiesta en mi casa" que les tuvo a todos dándose empujones para lograr llegar a la salida del estadio.
Mikasa había visto el espectáculo desde la gradas, Armin estaba a su lado, observando a todos con una mueca de pavor ante tal alboroto, Sasha a su derecha murmuró algo de que esperaba buena comida mientras engullía algunas patatas fritas.
La morena se negó al instante, advirtiéndoles a ambos que no asistirían a la fiesta hasta que le observó llegar.
Llevaba el uniforme del equipo, una polera verde con un enorme y vistoso número "31" en el pecho. Sus hombros se veían enormes y su pecho era un espectáculo, debido a las hombreras y el equipo de protección. El pantalón antes blanco se le pegaba a los muslos, donde se podía apreciar las formas de las almohadillas y rodilleras que llevaba. Su calcetas también habían visto mejores tiempos y casi creyó ver que una tenía un pequeño agujero a través del cual era fácilmente visible la piel bronceada. Llevaba el casco bajó el brazo derecho y su cabello estaba húmedo y brillante de sudor, su rostro tenía manchas de tierra que seguramente se habían esparcido cada vez que él intentaba secarse la piel. Parecía agotado y aún así, su sonrisa bien podría iluminar todo con la fuerza misma del sol.
Mikasa suspiró suavemente, mientras le observaba subir los escalones de dos en dos. Casi parecía que había sido ella la que realizó todo aquel ejercicio, pues el rápido latido de su corazón en conjunto con su agitación interior, apenas le permitían mantener la respiración constante.
¡Se veía tan endemoniadamente atractivo!
Pero siempre se lo había parecido. Eren Jaeger era el chico más hermoso que jamás había conocido. También era amable, tierno y adorable. Pese a su creciente popularidad luego de ser aceptado por el equipo de football, Eren no se había despegado ni un segundo de ellos, aún cuando no contaban el reconocimiento mínimo dentro del colegio.
Armin era una especie de friki, obsesionado no solo con el anime y los videojuegos, sino también con el espacio, los fenómenos paranormales y todo tipo de cosas extrañas. Sasha apenas contaba como una estudiante promedio, no destacaba en lo absoluto, ni tampoco era femenina o elocuente, sus intereses giraban entorno a todo lo que tuviera que ver con la comida, lo cual era sin duda una de las razones por las que contaba con un estatus básicamente invisible dentro de la secundaria.
Su caso no era diferente, desde pequeña le había llamado la atención todo lo del ocultismo, las ciencias y artes oscuras y todos sus derivados. Ni siquiera supo el momento en el que su inclinación le llevó a adquirir un nuevo estilo de ropa y accesorios o incluso pasatiempos que para chicos de su edad, eran extraños y escalofriantes. Empezó a vestirse de negro y se sintió bien, por primera vez pareció encajar en su propia piel y encontró en Armin y Sasha personas iguales. Eran extravagantes, un poco exóticos, pero sin duda originales. Le gustaba de esa manera y no creyó necesitar más, hasta que había conocido a Eren.
No parecía interesado en nada de lo que les gustaba, no tenían mucho en común y aún así, cada ocasión en la que estaba un momento a su lado, sentía que estaba en el lugar correcto. Eren la aceptaba, pese a que era casi una paria en la sociedad estudiantil, no conocía los prejuicios, ni tampoco le interesaba cuan diferentes podían ser. Él la apoyaba, francamente interesado en sus gustos y aficiones, y ella no había podido evitar enamorarse.
No había hecho ningún movimiento, pese a que realmente quería una oportunidad de demostrar sus sentimientos. Cada vez que lo veía así, rodeado por personas tan diferentes a ellos y destacando con la luminosidad y calidez del mismo sol, era cuando pensaba en cuan inalcanzable era. Porque ¿Cuántas eran sus probabilidades de que él sintiera lo mismo?
Se acomodó la falda corta sobre los muslos, con las manos temblorosas. El negro contrastaba enormemente con su piel pálida y la hacia tener un aspecto casi fantasmal algunas veces ¿Le gustaría a Eren de esa manera? ¿Debía intentar con algún otro color?
—Chicos – él llegó finalmente, tomando una profunda inhalación – Siempre vinieron.
—Estuviste grandioso – apoyó Armin con entusiasmo, el castaño sonrió y levantó una mano en su dirección chocando puños.
—Fue el trabajo en equipo – era tan modesto, aún cuando había anotado los dos últimos puntos que les dieron la victoria.
—Aún no entiendo este juego – susurró Sasha con la boca llena – No comprendo porque golpearse por un balón.
—Uno de estos días te lo explicaré – su mirada se desvió hacia Mikasa y casi fue como si el tiempo pareciera detenerse.
La morena sintió como un nudo se instalaba justo en el centro de su estómago, un peso peculiar que trajo un burbujeo sin igual a su interior. Ladeó el rostro ligeramente intentando esconder con su cabello la manera en la que sus mejillas se encendieron al instante, haciendo arder su rostro por completo.
—Lo hiciste muy bien – la voz le tembló, por lo que se apresuró a carraspear – ¡Eres genial Eren!
Casi creyó ver como las mejillas del chico enrojecían, pero aún seguía agitado, por lo que alejó esos pensamientos que solo lograban confundirla y avivar una esperanza vacía.
—Muchas gracias – volvió a sonreír – Escuché que habrá una fiesta. Vendrán ¿cierto?
—Pues… – Armin la miró y ella lo observó, antes de voltear hacia Sasha, quien se encogió de hombros – Nadie nos ha invitado.
—Yo les estoy invitando – anuncio él al instante – Quiero que vayan – la miró fijamente, logrando que se le acelerara el pulso una vez más – Por favor.
—¡Tonta ¡Tonta! ¡Tonta Mikasa! – se quejó con los puños apretados. Solo había necesitado una mirada de sus ojos —encantadores y hermosos orbes verdes— para ceder.
—¿Cómo me deje manipular? – chilló entre dientes – ¿Y donde están Armin y Sasha?
Buscó con la mirada a sus amigos, pero solo veía un numeroso grupo de personas, las cuales mayormente no conocía. La reunión era un desastre, aunque nunca había asistido a una fiesta por lo que se lo parecía. La música retumbaba en los altavoces distribuidos por toda la casa, el sonido era tal que casi parecía que el suelo bajo sus pies temblaba, las personas iban y venían de un lado a otro y el roce de extraños contra su cuerpo realmente era incómodo, nunca le habían gustado mucho las aglomeraciones.
Armin había desaparecido en cuanto entraron a la casa. Los chicos del club de astronomía estaban ahí y no dudaron en llamarle. Sasha había murmurado algo de comida y la dejó sola hace unos momentos, pero aún no volvía y empezaba a sentirse ansiosa, por lo que salió a buscarla.
No conocía la casa, ni siquiera sabía quién había sido el tonto en ofrecer su hogar para semejante caos, pero no debía ser un tipo muy inteligente si no había previsto los problemas con los que lidiaría en la mañana siguiente.
Se abrió paso entre la multitud ignorando varias escenas que habría deseado no ver en su vida. Llegó a un pasillo y siguió de largo a la pareja que se encontraba manoseándose contra una pared. Aún no había visto a Eren tampoco, aunque él debía haber llegado casi una hora antes considerando que el equipo de football había aperturado la fiesta.
Al final encontró la cocina, pero ningún rastro de Sasha, empezaba a molestarse y se sentía suficientemente incomoda como para desear escapar de aquel lugar. No estaba segura de dejar a sus amigos, pero cada uno había tomado su camino y tampoco pensaba permanecer sola en un oscuro rincón sintiéndose patética.
Dio media vuelta y chocó bruscamente contra alguien, el impacto la obligó a retroceder algunos pasos y se acarició rápidamente la nariz, sensible debido al golpe.
—¡Oye!
—Lo siento – susurró una voz masculina – No te… ¿Mikasa?
La morena levantó la mirada y observó los pequeños ojos castaños del chico.
—¡Jean!... Hola – suspiró, acomodándose el cabello corto.
—Lo siento ¿Te lastime? – él se inclinó, era mucho más alto que ella – Déjame ver.
—No, no es nada – negó – Solo fue un golpe pequeño, no te preocupes.
Le miró de reojo, llevaban varias clases juntos y él siempre era muy amable y considerado. Pertenecía también al equipo de football y no le extrañó para nada verlo ahí
—¡Vaya! No creí que vinieras – apoyó la cadera contra la isla en el centro de la cocina – Es una sorpresa encontrarte aquí
—Ya ves – Mikasa forzó una sonrisa – Nunca soy lo que todos esperan.
—Es lo que me gusta de ti – pareció sorprendido por sus propias palabras, pues se irguió y negó con las manos – Digo, lo que me agrada, si eso.
—No te preocupes, entendí lo que intentabas decir – sus nervios eran graciosos.
Aunque Armin le había dicho que Jean parecía muy interesado en ella, no era algo que le preocupara, porque él nunca había mostrado señales de interés. De cualquier manera ¿Cómo podría ella gustarle? Cuando Pieck evidentemente estaba enamorada de él. Era la típica historia que vendía novelas románticas, la porrista y el jugador. Ellos no compatibilizaban, pero los otros dos chicos sin duda lo hacían.
Eso le puso triste y le hizo darse cuenta de aquello que venia rondando su cabeza los últimos días. Eren siempre había resaltado, pero tras convertirse en la estrella del equipo esa noche, Mikasa lo sabía, ellos tampoco tenían nada en común.
—Te ves muy bien hoy – su mirada le recorrió logrando que se sonrojara.
Se había esmerado mucho en su vestimenta ese día y estaba un poco avergonzada por ello. El conjunto de falda negra y una corta camisa deportiva sin mangas también negra, con el número "62", además de unos tenis blancos, le había hecho dudar durante unas horas. No acostumbraba a vestir así, lo suyo eran ropas holgadas y botas de todo tipo, también solía llevar en cabello en coletas o moños y había optado por dejarlo suelto en esa ocasión. No creía verse mal y la imagen que le mostró el espejo horas atrás, parecía atractiva, pero no estaba acostumbrada y le hacía sentir insegura. También recordó la mirada de Eren cuando se habían encontrado al inicio del partido y eso inevitablemente la hizo sonrojar, había algo en la intensidad de sus ojos y su manera de observarla, que le había hecho sentir bonita.
—Gracias – musitó suavemente, un poco incomoda – Creo que voy a buscar a los chicos.
—Si quieres te acompaño – Jean se irguió al instante.
—No es necesario, me imagino que tienes algo más que hacer.
—Nada es tan importante – su frase en conjunto con sus acciones le hicieron detenerse. No estaba acostumbrada a los chicos, las relaciones o las preliminares antes de estas, pero sin duda aquellas palabras le sonaron significativas ¿Podía Armin tener razón?
—Creo que…
—Mikasa… – la voz de Eren la detuvo y antes de que supiera que sucedía, sintió como un brazo masculino se apoyaba en sus hombros y la apegaba a un fuerte torso.
—Eren – casi tartamudeó mientras se veía invadida por el aroma fuerte y delicioso de su piel, en conjunto con el calor tan reconfortante que desprendía su cuerpo.
—Te estuve buscando por todos lados – la apego aún más, hasta que sintió como sus formas acariciaban vergonzosamente su figura. Un intenso calor le abarrotó las mejillas casi al instante y su corazón empezó a latir rápidamente y con tanta fuerza que temió que pudiera escucharlo.
—Eren… que…
—Mikasa – enterró el rostro en su cabello – Hueles bien.
La morena casi sintió como sus piernas se debilitan y forzó sus rodillas para evitar colapsar en un bulto en el piso. Sintió como Eren se apoyaba contra su cuerpo y le escuchó inhalar profundamente expandiendo su pecho contra ella antes de suspirar, con un gemido de satisfacción.
—Eren – ella no podía respirar ¿Acaso alguien había encendido la calefacción? ¿La habitación no parecía mucho más pequeña?
—¿Qué crees que haces? – la voz molesta de Jean la sacó de sus pensamientos. Sintió como el cuerpo de Eren se tensaba.
—No veo porque te interesa – notó como alzaba el rostro – Vete de una vez cara de caballo.
—¿Acaso estás borracho? ¡Suelta a Mikasa ahora! – exigió al instante.
—Jean…
—Mikasa se va conmigo – soltó Eren en un gruñido – ¡Aléjate de ella imbécil! – retrocedió un paso, obligándola a ir con él.
—Oye, hijo de puta ¡Suéltala!... ¡Apestas a alcohol!
—¿Y eso que?...
—Mikasa – la miró a los ojos – Aléjate de Eren, está muy tomado y no creo que esté muy consciente de lo que sucede. Es mejor llevarlo a alguna habitación y acostarlo – intento dar un paso en su dirección, Eren volvió a retroceder, asiendo su cintura con fuerza.
—¡Aléjate de ella idiota! Vi como la mirabas, no te quiero cerca de Mikasa ¡No tienes ninguna oportunidad con ella!
—¿Qué demonios? – Jean enrojeció, de vergüenza y furia – Cállate pedazo de imbécil. Tu no puedes decidir eso. Suéltalo Mikasa ¿Qué no ves? Ni siquiera creo que pueda sostenerse en pie, lo voy a llevar arriba para que tome una ducha – su ceño se frunció con fuerza – Talvez el agua helada le enseñé a mantener la boca cerrada de una vez.
—Se que la quieres ¡No puedes negarlo!
—¿Y eso que? ¡No es tu novia!
—¡Hey! ¡Cálmense! – la morena empezaba a sentirse mareada. Ni siquiera sabía cómo había terminado en esa situación.
—Dile que no quieres ir con él Mikasa – Eren la miró a los ojos, su brazo apretando más fuerte su cintura.
—¡Suéltala idiota! ¿Cómo va a venir conmigo si la agarras así? – Jean parecía dispuesto a golpearlo, la chica lo vio de reojo.
—Mikasa – susurró su nombre lentamente.
Sus miradas se encontraron y fue como siempre, casi sintió que se quedaba sin respiración mientras el mundo entero volvía a desaparecer de su alrededor.
—Eren… – soltó sin respiración. Inhaló y fue como si todo volviera a la normalidad, parpadeó un par de veces antes de volver la mirada a Jean – Creo que lo llevaré a casa.
—¿Qué? ¡No! ¡No puedes irte con él en ese estado! ¡No sabes que puede intentar!... – dio un paso en su dirección – Escucha, llevémoslo arriba, podemos darle un baño y conseguirle algo de café o una bebida fuerte, cualquier cosa que le baje la borrachera.
—No te acerques – un brazo salió disparado y Mikasa miró sorprendida como Eren empujaba a Jean, el chico retrocedió unos pasos y miro al castaño atónito, su ceño se transformó por completo por la furia y avanzó en una embestida. Mikasa se puso enfrente al instante, bloqueando con su cuerpo el de Eren.
—No, no lo hagas – le suplicó.
Jean se detuvo en un segundo y le miró, con los puños apretados y el cuerpo temblando.
—Te dije que puede ser peligroso.
—No lo soy idiota, es solo que sigues intentando llevarte a Mikasa cuando me escogió a mi – Eren le hizo un movimiento despectivo de manos – Aléjate de ella, no le interesas.
—¿Y tú qué?... Tienes que abogar a su compasión para que vaya contigo. Apenas acabamos de llegar y mira cómo estás, ni siquiera sabes controlarte en estado de ebriedad.
—Cállense los dos ¿okey? – Mikasa extendió una mano y la apoyó en el torso de Jean logrando que Eren gruñera – Voy a llevarlo a su casa, te agradezco la intención de ayudar, de verdad eres un gran amigo.
—Mikasa…
—¿Escuchaste? – el tono burlesco en la voz de Eren no pasó desapercibido para ninguno de los dos – Te lo dije, ella…
—Y tú te vas a mantener en silencio – Mikasa le lanzó una mirada de advertencia – No sé cómo terminaste en esta situación, pero me decepcionas.
Jean lanzó una carcajada llena de mofa, Eren lo fulminó con la mirada. Mikasa suspiró y tomó el brazo del castaño guiándole a la salida.
Tuvieron que pasar entre la multitud antes de salir de la casa, Mikasa le pidió las llaves de su auto y lo acomodó en el asiento de copiloto. Cuando ingresó, le dio una mirada notando que estaba completamente desmadejado sobre el asiento, tenía los ojos cerrados.
—¿Eren?
—Quería que vinieras conmigo ¿Por qué me dijiste que no? – su tono de voz destilaba tristeza y decepción.
Mikasa suspiro, Eren la había interceptado antes de salir del campo. Le había pedido que fuera con él a la fiesta, pero se había negado.
—Estoy aquí ¿no? – arrancó el auto.
—¿Y eso que? ¡Quería que viniéramos juntos! ¿No quieres que te vean conmigo?
—¿De que estás hablando?
—Tengo que forzarte a asistir a mis entrenamientos y juegos… no quieres pasar tiempo conmigo dentro del colegio y… casi siempre rechazas mis invitaciones a salir fuera ¿Por qué Mikasa? ¿Hice algo malo?
—Creo que estás más tomado de lo que creí.
—¡No es así! ¿Por qué actúas así conmigo? – se inclinó de lado y la miró directamente.
—Eren… siéntate bien.
—Todo empezó desde que… estoy en el equipo de football ¿Es por eso?
—No, y no se de lo que hablas – miró el retrovisor.
—Claro que sí ¡No importa como lo intente! Continuas rechazándome.
—Claro que no. Siempre salimos juntos – se apresuró a negar.
—Solo si van Armin y Sasha…
—¡Por supuesto! ¡Se supone que tiene que ir todo el equipo unido!
—No me interesa el maldito equipo ¡Maldición!... Estoy hablando de ti, estoy…
—Armin también a cancelado sus citas y tú…
—¡No es Armin quien me gusta! – su grito bien podría haber detenido el tiempo – ¡Detente aquí!
Estaban en medio de la calle con varios coches alrededor cuando le señaló una esquina.
—Eren…
—¡Detente ahora! – le exigió. Mikasa le hizo caso y redujo la velocidad mientras activaba la vía a la derecha. Tardó un par de minutos, pero se detuvo.
Las manos le temblaban por lo que no soltó el volante, su corazón casi parecía querer escapar de su pecho y nunca en su vida se había considerado una chica débil, pero la sensación que hacía flotar su cuerpo en ese momento, le hizo preguntarse si acaso se iba a desmayar.
—Me gustas Mikasa ¡Mucho!... Creo que incluso estoy enamorado de ti – su voz sonó ronca, suave y tan dulce que ella casi sintió deseos de llorar – Me gustaste desde el primer día en que te vi, estabas cruzando el pasillo. Llevabas coletas bajas, esos extraños aritos con forma de estrella, una camisa de vampiros y unas botas militares, parecías tan misteriosa y oscura… y aún así, creo que nunca había visto algo más luminoso en mi vida, porque juro que desde ese primer momento, yo no podía apartar la mirada de ti. Sonará como si fuera un acosador – soltó una carcajada baja – Pero es así, yo quería conocerte, yo quería estar cerca de ti. Yo te quiero Mikasa.
La morena soltó un suspiro, con la mirada aún fija en el camino. Sus nudillos dolían contra el cuero del timón y tenia un nudo en la garganta tan intenso, que temía hablar porque no podría detener el cúmulo de sentimientos que hacían estremecer su interior ¿Aquello estaba realmente pasando?
—¿Porque no dices nada? ¡Mírame al menos! ¿No te gustó? ¿Es eso?... ¿No sientes nada por mi?
Mikasa se tensó y bajó la mirada, las lágrimas le llenaban los ojos y una de ellas rodó por su mejilla derecha.
—Esta bien – escuchó el dolor en la voz de Eren – No volveré a decirte nada. Lo siento por incomodarte.
Mikasa se apresuró a negar con la cabeza, soltó el volante y se limpió el rostro.
—Eren – apenas pudo retener un sollozo, volteó y lo observó, sus ojos aún húmedos de lágrimas – Siempre me has gustado y también te quiero.
El chico soltó la respiración de golpe, expresando un jadeo, la miró sorprendido y luego sonrió y se inclinó. Mikasa suspiró cuando una mano grande se cerró en su nuca, apenas logró cerrar los ojos cuando sus labios se encontraron. Algo pareció estallar en su interior, se sentía como fuegos artificiales. Sintió como Eren tomaba su labio inferior con dulzura y Mikasa se apresuró a apoyar las manos en su pecho, notando como el corazón del chico latía casi tan rápidamente como el suyo. Sabía dulce y había un toque de alcohol indiscutible en su paladar, aún así nada se había sentido mejor y aunque aquel fuera su primer beso, tuvo la seguridad de que nada nunca lo haría.
Eren la tomó de la cintura, ladeó el rostro y más de ese intenso y dulce placer la obligó a soltar un gemido. Estuvieron besándose por varios segundos, minutos y horas, perdió la noción de tiempo, pero cuando se separaron sintió los labios llenos y sensibles. Abrió los ojos y observó esos bonitos ojos verdes que tanto le gustaban, Eren sonrió y se inclinó, dándole un pequeño y corto beso.
—¿Se mi novia? Por favor.
Mikasa lo miró por uno, dos y tres segundos, le acarició la mejilla con la mano izquierda y luego suspiró antes de negar. Observó apesumbrada como la sonrisa de Eren desaparecía.
—¿Qué? ¿Por qué no? ¡Dijiste que me querías también!
—Si, te amo mucho – aceptó acariciando con ternura su piel, Eren tomó su mano y la pegó a su pecho, justo en el lugar donde descansaba su corazón.
—¿Entonces? ¿Qué pasa? ¿Qué está mal?
—Ahora estás borracho Eren – Mikasa sonrió –. Pídemelo mañana, cuando estés completamente seguro.
—De que… ¡Estoy seguro!
—Aún así – Mikasa acarició su torso con dulzura e inclinó el rostro un poco más confiada, ofreciendo sus labios. Eren le dio otro corto beso –. Mañana te doy mi respuesta – le dijo en cuanto se alejó.
—Pero…
—Tengo que llevarte a tu casa – Mikasa arrancó rápidamente. Eren decidió no agregar nada, pero apoyó una mano en su rodilla. El contacto era íntimo y trajo un impulso de calor a su rostro, pero Mikasa no se quejó o lo apartó.
Llegaron a la casa de Eren en pocos minutos. La Ackerman parqueó el auto y salió, advirtiéndole que la esperara. Cuando llegó, le asistió para salir, Eren paso un brazo por su hombro mientras ella le ayudaba a llegar a la puerta.
—Mis papás no están – le advirtió.
—¿Cómo? – le miro sorprendido – Pero… estuvieron en el partido.
—No querían perdérselo, pero papá tiene una cirugía en Yokohama, fue llamado por ello. Mama lo acompañó, quedaron de volver por la mañana.
—Ohh… está bien – Eren le indicó la llave de la puerta.
Ambos ingresaron y Mikasa encendió las luces. Había estado en la casa de Eren antes por lo que estaba un poco familiarizada con el lugar. Ambos subieron las escaleras y Eren le señaló su habitación.
En cuanto entraron notó que se trataba de un espacio masculino, no parecía muy diferente de cualquier cuarto de un adolescente promedio normal. Lo guío a la cama y luego le ayudó con los zapatos.
—¡Quédate! – Eren la tomó de la mano.
—Tengo que volver a mi casa – le comunicó la morena con paciencia.
—Avisa que te quedarás con Sasha, a tu madre no le extrañará. Por favor, quédate conmigo.
Mikasa se sonrojo mientras negaba con la cabeza.
—No es correcto – sus mejillas ardían con fuerza.
—No pasará nada, no estoy esperándolo. Solo quiero que te quedes aquí, conmigo.
—Eren…
—Por favor, no quiero que te vayas sola. Puedes dormir en la cama, puedo quedarme en el suelo o en la habitación de visitas
—No creo que…
—Mikasa – le miró fijamente, logrando que al final no pudiera negarse.
—Pero yo voy al cuarto de visitas, tu quédate aquí.
Aunque quiso replicar, la chica fue firme y al final le tocó ceder. Eren la obligó a acercarse y la besó una vez más antes de salir. Mikasa le pidió que descansará con tranquilidad, asegurándole que cerraría todo.
Eren observó el techo por unos minutos antes de suspirar, una sonrisa deslizándose por sus labios.
Esperó sentirse un poco culpable por haber engañado a Mikasa haciéndole creer que estaba borracho, pero no fue así, porque de otra manera, nunca habría tenido un desenlace tan satisfactorio.
Se levantó y se quitó la ropa, quería tomar un baño, pero no quería que Mikasa escuchará el agua correr, por lo que se conformó con vestir algo limpio. Se acostó en la cama otra vez y se acomodó de lado.
Pensó en Mikasa hasta que el cansancio le venció, con la seguridad de que sus sueños se volverían realidad al día siguiente.
Y es que, su mayor sueño era ella.
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FIN DEL CAPÍTULO
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NOTAS DEL CAPÍTULO:
10.- Confesión estando borracho.
Mucho, muy tarde y muriéndome del sueño, pero aquí está el capítulo.
Si hay horrores ortográficos y gramaticales, ignorenlos por favor. Mañana les prometo revisarlo.
Espero que el capítulo les haya gustado, está mucho más largo de lo normal, en serio más largo. Seguía escribiendo una y otra vez, y ni siquiera llegaba al final, así que espero que eso al menos valga la pena.
Y Eren es un tramposo, pero le funcionó, consiguió a la chica. No sé si celebrarle eso o no
Gracias por el apoyo y por leerme Besos y abrazos.
18/10/2021
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