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Advertencias del capítulo: (Lenguaje obsceno)
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Disclaimer: Attack on Titan y sus personajes NO me pertenece
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Nota: Esta historia es completa y absolutamente MIA, y no es permitido tomarla sin mi autorización.
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CHAPTER 19
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TULIPS
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—¿Entonces? – Historia observó a su amiga con una ceja alzada.
Mikasa no levantó la mirada, mientras leía un pequeño libro. Estaban en una de las mesas de la cafetería, cerca de los ventanales. Mientras Annie intentaba resolver unos problemas álgebra y Sasha comía un enorme emparedado de jamones, a Historia se le había ocurrido interrogarla, como si no tuviera más que hacer con su vida.
—No ha sucedido nada.
—Exacto, ese es mi punto ¿Qué piensa ese idiota? – notó de reojo como empezaba a caminar de un lado a otro, de brazos cruzados y expresión enfurruñada.
—Historia.
—¿Es que es de verdad? Cogen como conejos casi todos los malditos días, lo menos que puedo esperar es que él se preocupe por tu cumpleaños.
Mikasa levantó la mirada con rapidez, observando a su amiga escandalizada.
—¡Oye! ¡Te va a escuchar alguien idiota!
—Por favor – Historia tuvo el cinismo de rodar los ojos – Como si nadie supiera que ustedes son algo más que mejores amigos.
Era pequeña en estatura y su cabello dorado y ojos azules la hacían parecer un ángel, pero lo que tenía de hermosa y dulce, lo tenía también de malvada y orgullosa.
—¡Historia!
—Jean lloro toda esa noche cuando se enteró – Sasha negó con la cabeza apesumbrada.
—¡¿No tienes que decirlo así?! – Mikasa se sonrojo con fuerza.
—¡Te lo digo enserio! – la rubia empezó a enumerar con los dedos – Se la pasan todo el tiempo juntos. Eren te cela y es muy posesivo, te lleva a todos lados, conoces a sus padres, a todos sus amigos… y en la fiesta del fin de semana se la pasaron besuqueándose en un rincón ¡¿Necesito agregar algo más?!
—No tienes que decirlo de esa manera – bufó entre dientes cerrando su libro.
—¿Hay alguna otra forma? – parpadeó con falsa inocencia.
—Solo estamos intentándolo – Mikasa se acomodó un mechón tras la oreja, avergonzada – Apenas llevamos unos meses juntos.
—Y es evidente hacia donde se dirige esto. Sería más fácil si aceptaran de una vez por todas sus sentimientos. Son la pareja más obstinada que conozco.
—No somos pareja – negó al instante.
—¡Ves! Te lo dije… definitivamente son tal para cual.
Mikasa suspiró y guardo el libro en su bolso, luego tomó su vaso y dio un prologado trago a su té.
—Apenas son las ocho de la mañana, talvez Eren pretende preparar algo para luego – sugirió Sasha.
Mikasa se encogió, sonrojada.
—No creo que… sea tan importante. Con el mensaje de esta mañana es suficiente.
Historia apoyó las manos en la mesa y la miró seriamente.
—Eres su casi novia, te juro que si no hace algo más que mandarte un "feliz cumpleaños" con una estúpida tarjeta electrónica, le pateare las bolas.
—Oye ¡Eres demasiado agresiva Minion! – la nombró con aquel apodo que sabía que la irritaba de sobremanera, para que cambiarán de tema, pero Historia no cedió a la provocación.
—Me gustaría ver eso – Annie rió entre dientes.
—No la incites – Mikasa le lanzó una mirada de advertencia.
—Mira Ackerman, es hora de que Eren se decida, te lo digo en serio. Son amigos desde la secundaria y tú has estado enamorada de él desde entonces.
—Shh – miró a su alrededor rápidamente – No lo digas en público tonta.
—Eres tan malditamente obvia.
—No quiero seguir hablando de esto – frunció el ceño con seriedad.
—¡Por Dios! ¿Cómo es que…
El sonido de una llamada entrante en el teléfono de Mikasa, detuvo la exclamación efusiva de historia. Todas observaron el celular, boca abajo y la morena lo tomó observando el nombre que aparecía en la pantalla.
Sasha estaba a punto de preguntarle quien era cuando Mikasa se puso de pie al instante y se alejó al menos un par de metros de distancia.
—Estoy segura que es Jaeger – la rubia más pequeña se inclinó, antes de tomar asiento.
—Talvez le está pidiendo una cita – suspiró Sasha con una expresión ensoñadora.
—Deberías de dejar de molestarla, si sigues se va a enojar enserio – Annie miró a Historia con una ceja alzada, mientras revolvía el batido con la pajilla.
—Pfff… solo mírala – las tres observaron como la morena bajaba la mirada con las mejillas profundamente sonrojadas – No es que intente meterme en su "lo que sea que tengan" – rodó los ojos.
—Pues si no es así, no se nota – soltó Annie apoyando la espalda en el respaldo de la silla.
—Es solo que, es obvio que están enamorados del otro, no sé porque no se atreven a confesarlo. Además, digo muy enserio eso del cumpleaños.
—Déjalos en paz – masculló en un bufido.
—No molestes – Historia se irguió al ver que Mikasa se acercaba tras colgar el teléfono – ¿Y bien?
—Debo verme con Eren – mientras arreglaba su mochila, se aseguró de mantener el rostro bajo, consciente del calor que abarrotaba sus mejillas.
—Eso es nena ¡Con todo!
—Basta – le dirigió una mirada furiosa – Seguramente solo quiere que le ayude con algo – la interrumpió cuando observó que pretendía abrir la boca de nuevo – No estoy esperando nada de todos modos.
—Ese es el problema Mikasa – Historia la miró seriamente por primera vez esa mañana – Intentas aparentar que no esperas nada cuando quieres todo – una mirada suave se vislumbró en su semblante – No tiene nada de malo hablar cariño, no tienes que forzar la situación, pero como parte de una relación, tienes el derecho de pedir o esperar.
—Ese es el problema, esto no es una relación – le aclaro rápidamente, un poco irritada.
—Cuanto antes aceptes tus sentimientos, antes verás lo que nosotros vemos cuando ustedes están juntos. No tengas miedo.
—Me voy – la morena se colgó la mochila y dio media vuelta.
—Te estaremos esperando aquí, vuelve cuando tengas tu presente – gritó la rubia escandalosamente.
Mikasa salió de la cafetería con las mejillas ardiendo de vergüenza y molestia. Algunas veces creía que el pasatiempo favorito de Historia era molestarla y de verdad era peor que un grano en el culo.
¿Porque intentaba meterse en su relación con Eren?
—No, no es una relación – se retractó rápidamente.
Se apoyó en una pared y respiró profundamente. Los alumnos pasaban de un lado a otro sumergidos en sus propios pensamientos o en pláticas con su grupo de amigos. Así era la universidad, cada quien vivía su vida y todos los días le parecía ver rostros nuevos.
Estaba en su tercer año de negocios. Eren se había decidido por derecho, pese a que acordaron estudiar lo mismo durante la secundaria. Había pasado tanto desde entonces y tantas cosas habían cambiado.
Se había enamorado de él desde que le conoció. Eren tenía la capacidad de iluminar su vida y alejar la oscuridad que se había cernido sobre sus días cuando sus padres murieron.
Su tío Levi intentaba hacer lo mejor para cuidarla y agradecía el esfuerzo, pero no había sencillo para ninguno de los dos. Él estaba iniciando la universidad cuando quedo a cargo de una niña de trece años. No tenía más familiares, por lo que la responsabilidad cayó en los hombros del chico, sin embargo Levi supo llevar el trabajo con tenacidad y Mikasa lo amaba más que a nadie.
Eren por otro lado, había sido el hombro en el que se había apoyado. No le conocía de antes y aún así, no importó, porque rápidamente descubrió cuan sencillo era estar a su lado. Era como si él fuera el lugar al que pertenecía. Fue una lastima que el sentimiento no fuera recíproco, pero se conformó con poder compartir su vida con él y creyó que estaría bien con eso, hasta que anheló algo más que su amistad, hasta que su amor casi desbordó.
Fue ella quién dio el primer paso una tarde de estudios, casi seis meses atrás. Mientras Eren señalaba algunos puntos importantes sobre el tema que estudiarían. Mikasa le observó, por tanto tiempo que sintió que el pecho le explotaba, con tanta intensidad que solo pudo concebir la manera en la que sus sentimientos le ahogaban. Eren le habló y empezó a comentarle algo, no sabía lo que decía y aún así, no pudo más que observarlo apenas consciente únicamente de sus sonrisas y la manera en la que gesticulaba.
No supo lo que le impulso a inclinarse y besarle, pero cuando se dio cuenta los brazos de Eren le rodearon y ambos terminaron en la cama del chico, en una sesión candente de besos y caricias.
Ninguno supo justificar lo que había sucedido, pero no fue la única vez. Un par de meses después, terminaron haciendo el amor y fue evidente a partir de entonces, que estaba algo más que cautivada por Eren, le amaba, tanto que no podía explicarlo con palabras, con un fervor tal que cada vez que lo veía o estaba a su lado era el único momento en el que su alma encontraba consuelo. Era así como se sentía. Estaba tan perdida sin él y un segundo después había encontrado el lugar perfecto y ese eran sus brazos.
—Mikasa… – el chico apareció de pronto frente a ella, logrando cortarle la respiración que apenas empezaba a recuperar.
Sobresaltada, la morena se irguió y le observó odiando la manera en la que su rostro empezó a arder, seguramente el sonrojo en sus mejillas era revelador.
—Hola… Yo, iba a encontrarte – tartamudeó suavemente.
Eren sonrió, con tanta luminosidad que sintió como su estómago parecía alborotarse.
—Te encontré primero – sus ojos chispearon de picardía, luego se inclinó y le dio un beso que la dejo sin aliento.
Estaba en los pasillos, frente a cualquier persona que quisiera verlos. Mikasa suspiró, sin cerrar los ojos, pero aún así, disfrutando enormemente la íntima caricia.
—Eren…
—Feliz cumpleaños – él volvió a sonreír en cuanto se alejó, sus palabras lograron acelerarle el pulso y no pudo evitar recordar las palabras de Historia.
La odiaba, por meterle esos pensamientos en la cabeza. No quería anhelar algo más de lo que tenía con Eren, porque si sus sentimientos no eran correspondidos, le perdería.
—Gracias – bajó el rostro sonrojada.
—Tengo algo para ti – él dio un paso atrás, Mikasa reprimió el impulso de tomarlo de la camisa y acercarlo a su vez.
—¿En serio? – musitó sorprendida.
Eren frunció ligeramente el ceño, pero pareció extrañado por su pregunta.
—Claro ¿Por qué pareces asombrada? – negó con la cabeza – Cierra los ojos.
—¿Ahora?
—Si, vamos… ciérralos – hasta entonces notó que tenía un brazo tras la espalda, aún así se apresuró a seguir sus indicaciones y cerró los ojos.
—Ya…
—Bien, ábrelos ya – indicó.
Mikasa sintió un aroma dulzón cosquilleándole la nariz. Observó sorprendida el ramo de flores que tenía justo frente a su rostro ¡Eran flores!
—Eren… – levantó la mirada y miró el rostro sonrojado y avergonzado del chico.
—Quería darte algo lindo y… ten tómalo – lo acercó aún más hasta que no le quedó más remedio que tomarlo entre sus brazos – Yo… bueno, creo que debo irme.
Las personas les observaban y hubieron un par de murmullos difíciles de ignorar. Ambos chicos se encogieron cada vez más sonrojados y apenados.
—Si, gracias – no sabía que más decir, consciente del nudo en su garganta.
—¿Tienes algún plan luego? – se rasco el cabello en la nuca – Digo, después de clases.
Mikasa negó, hundiendo medio rostro en las flores.
—Bien, crees que… ya sabes – encogió un hombro – ¿Podríamos salir? Luego de clases, si no tienes algo que hacer y…
—Me encantaría.
—Bien – sonrió enormemente – Te veo entonces – dio un paso atrás, pero pareció pensarlo y se acercó a ella, obligándola a levantar el rostro para plantarle un beso que nuevamente le quitó la capacidad de respirar.
—Te veo luego – y se alejó, dejándola hecha un mar de temblores y latidos apresurados.
Sin saber muy bien que hacer, Mikasa volvió sobre sus pasos hasta la cafetería. Las chicas seguían ahí, por lo que dudo sobre acercarse. No podía detener el latido acelerado de su corazón y su pecho se movía agitado, pese a que intentaba controlar el ritmo de su respiración. Todo el rostro le ardía y sus labios hormigueaban, con el recuerdo del beso de Eren en su boca. Siempre había sido así luego de uno de sus encuentros, no obstante, en ese mismo momento parecía que apenas podía controlar sus emociones ¿Acaso era debido al detalle que Eren había tenido?
No había mentido cuando le aseguró a Historia que no esperaba nada de Eren. Eso le impedía decepcionarse, aunque sabía que una parte suya, muy en el fondo siempre esperaría por un detalle de su parte y ahora que estaba ahí, en sus brazos, solo podía pensar en cuanto lo amaba por ello.
No debía sorprenderle tampoco, Eren siempre había sido detallista, incluso cuando estaba en la secundaria, él le llevaba pequeños obsequios en los días importantes ¿Por qué sería diferente ahora?
Pero lo era, su relación era diferente y la manera en la que lo veía había cambiado por completo. Eren era lo más cercano a su futuro, que palpaba entre los dedos ¿Esperaba demasiado? ¿Podría Eren sentir lo mismo?
—Hola – saludó a las chicas en cuanto se detuvo a sus lados.
Annie y Sasha miraron el ramo de flores asombradas, Historia seguía de espaldas, pero en cuanto volteó, lo primero –y único– en lo que reparó, fue también su preciada carga.
—¡No-me-jodas!
—Shhh – Mikasa levantó una mano en su dirección – No empieces – le advirtió seriamente, pese a que sus mejillas parecían faroles.
—¡Por Dios! ¡Son tulipanes Mikasa!
La morena se sentó en la mesa y dejó el ramo con cuidado sobre la madera, acariciando con dulzura los pétalos. No sabía nada de flores, solo distinguía las rosas y girasoles, lo demás prácticamente le parecía lo mismo y más que nunca le hizo sentir todo menos femenina.
—Tulipanes – susurró hundiendo el rostro nuevamente en las flores.
—¡Están muy bonitas! – chilló Sasha con emoción.
—Felicidades – masculló Annie.
—Esperaba algo – Historia se cruzó de brazos con una sonrisa – Pero debo decir que me ha sorprendido, Eren se lució.
—Si – Mikasa bajó la mirada – Están muy bonitas.
—Sabías que los tulipanes tienen un significado – eso le obligó a voltear el rostro rápidamente hacia la rubia más baja. La chica inclinó el rostro hasta apoyarlo sobre una mano y la miró con picardía.
—No, no lo sabía – la morena negó.
—Bueno y… ¿Quieres saberlo? – indagó con una sonrisa.
—Yo tampoco lo sé – la castaña levantó una mano.
—Ya deja de molestarla y dile de una vez – masculló Annie cruzando los brazos sobre la mesa.
—Aburrida – Historia rodó los ojos, luego fijó la mirada en Mikasa – Tienes cuatro colores de tulipanes ahí y cada uno tiene un significado especial.
La morena escuchó atenta, sintiendo como su corazón parecía acelerarse con el paso de los segundos ¿Podría ser que la respuesta a sus sentimientos se encontrara en aquellas flores?
Observó el ramo con atención, tenía tulipanes rojos, rosados, amarillos y blancos. La combinación de colores era llamativa y bonita, acarició nuevamente los pétalos, con dulzura, antes de devolver la mirada a Historia.
—Los tulipanes rojos se usan para expresar y declarar el amor pasional – señalizo levantando un dedo.
Mikasa retuvo la respiración, apenas escuchando el gritillo que lanzaba Sasha.
—Los tulipanes blancos son el símbolo de la pureza y representan un amor de excelencia. Normalmente se usan en arreglos para bodas o compromisos duraderos – su tono fue intencionalmente insinuador, la morena sintió como el rostro se le calentaba al instante.
¿Compromisos duraderos?
Observó que Historia levantaba un tercer dedo.
—Los amarillos son relacionados con la amistad y la alegría. También como una grata compañía y expresan la calidez de una persona.
Sus palabras lograron que las mariposas dentro de su estómago se extinguieran ¿Amistad? ¿Compañía?
—Y por último están los tulipanes rosados – sonrió con dulzura – Tiene bastante similitud con el rojo, pues expresa amor, atención y apego – suspiró suavemente – Es todo lo que se.
—Sabes mucho – indicó Annie.
—A mamá le gustaban las flores – encogió un hombro – ¿Entonces? – miró a Mikasa fijamente.
—Eren es un romántico – suspiro Sasha.
—¿Realmente creen que sepa lo de las flores? – Annie apoyó el rostro sobre sus brazos cruzados.
—¿Estas insinuando que solo compro cualquiera?
—No realmente, pero creo que alguien podría confirmarlo – todas miraron a Mikasa.
La chica se sonrojo al instante.
—Yo… no se.
—¿Que te dijo Eren cuando te entrego el ramo? – indagó la pequeña rubia.
—No dijo nada – negó
—¿Estas segura? – presionó la castaña.
—Si, solo dijo que tenía algo para mí y me lo dio.
—Talvez esperaba que tú lo descubrieras – soltó Historia pensativamente.
—O talvez solo compro un ramo de cualquier flor y de varios colores – Annie se encogió de hombros.
—No seas así – la Reiss le dio una mirada severa.
—Puede ser cierto… – Mikasa ladeó ligeramente el rostro, con la mirada perdida – Talvez lo pienso demasiado, que tonta.
—No creo que…
—Lo importante es pensó en mi cuando compró el regalo – sonrió ligeramente – Ahora, creo que iré a clases.
—¿Donde vas a dejar el ramo? – indagó Sasha.
—Veré qué hago – se levantó lentamente – ¿Nos vemos en el almuerzo?
—Si – respondieron las tres al unísono y luego la observaron alejarse.
—¿Porque le dijiste eso? – Historia fulminó con la mirada a Annie.
—¿Tu puedes decir lo que piensas y yo no?
—Pero yo intento que ella acepte sus sentimientos por Eren e intente dar el paso correcto en su relación – se cruzó de brazos.
—¿Y crees que yo no? No eres la única con complejo de Cupido – Annie rodó los ojos – Es tiempo de que ella piense un poco más en esos detalles. Está confundida entre lo que debe o no esperar de Eren, si cree que fue coincidencia lo pensara tanto que talvez encuentre por fin eso que nosotras vimos desde el inicio.
—¿Y si no?... Además ¿Qué tal si realmente fue solo una coincidencia?
Annie se levantó y acomodó los libros que había sacado antes, en su bolso.
—Deberías de ver el jardín de la señora Jaeger, es estupendo… por otro lado, si Mikasa no mira más allá de los muros que ella misma irguió, talvez es tiempo que Eren practique un poco de escalada ¿no crees?
La tarde pasó en un abrir y cerrar de ojos. Hubieron algunos compañeros y profesores que la felicitaron, además de sus amigos.
Las chicas le habían invitado al almuerzo. Aunque había esperado encontrarse con Eren, él no la había llamado, por lo que asumió que debía hallarse muy ocupado, intentó no sentirse mal por ello y forzó sus pensamientos fuera del asunto. Paso un rato tranquilo con sus amigas. Nicolo, novio de Sasha, había preparado un delicioso pastel de chocolate, y luego Jean, Connie y Armin se habían unido al grupo.
Recibió un bonito collar por el chico más alto, cupones para comida gratis en un local de hamburguesas de un sonriente Connie y un original colgante para su teléfono por parte de Armin.
Eren no estaba, pero el rubio intentó excusarlo nerviosamente, diciendo que tenía un trabajo pendiente, Mikasa asintió y forzó la plática para continuar.
Comió, se rió e trató de pasar un momento agradable con sus amigos, pero sus pensamientos volvían a Eren y sentía como el latido de su corazón se aceleraba con la imagen de él en su mente.
Las flores descansaban dentro de su casillero. Había intentado alejarse de ahí cuanto fuera posible y no había acudido por nada, habiendo llevado todo lo necesario para sus clases. Pero sus pensamientos habían permanecido en esas flores y las palabras de Historia rondaban su mente con un murmullo insistente.
¿Qué significaba aquello? ¿Eren podría saber el significado de los tulipanes? ¿Por qué había decidido regalarle tulipanes en lugar de rosas o margaritas? ¿Por qué siquiera flores?
¿Qué significaba ella para Eren?
Caminó hacia la salida, con el ramo de tulipanes en brazos y la mirada baja.
Cuando las chicas le preguntaron sobre sus planes en la tarde tuvo que confesarles que Eren la había invitado. Había esperado todo tipo de insinuaciones, pero no fue así, en su lugar, Historia sonrió, y Sasha y Annie le desearon una buena tarde, las tres con la promesa que se verían al día siguiente.
Su actitud era extraña, pero intentaba no pensar en ello, porque no tenían mucha cabida en su mente cuando está misma estaba repleta de preguntas sobre su relación con Eren.
¿Había hecho lo correcto aquella tarde de estudios casi seis meses atrás? ¿Realmente era mejor estar con Eren en esos términos a perderlo? ¿Qué había de su corazón?
Anhelaba ser más que solo su mejor amiga, quería amarlo como mujer y no solo con una cama de por medio. Sus amigas le habían dicho que había más, pero no sabía lo que eso implicaba.
¿Qué estaba haciendo?
—Mikasa… – levantó la mirada y observó al chico.
Estaba en la entrada del edificio de negocios. Su porte siempre le había parecido atractivo y elegante. Era más alto que ella y llevaba el cabello corto, peinado hacia el lado derecho. Siempre vestía igual y vaya que le gustaba. Tenía el cuerpo fornido y las camisas de botones con mangas cortas le quedaban muy bien. Sus pantalones eran a la medida y sus zapatos el complemento para terminar la pulcra imagen que siempre presentaba. Llevaba una chaqueta de cuero pues hacia frío y le quedaba tan jodidamente bien, pero más allá de eso, eran sus ojos los que me habían enamorado en primer lugar.
Esos ojos verdes, de mirada suave. Orbes que siempre la habían observado fijamente, algunas veces con dulzura, otras con pasiones, pero mayormente con una calidez que le acariciaba el alma, que alejaba el frío. Con un sentimiento que la hundía aún más en aquel amor que consumía todo en su interior.
—Eren…
Él sonrió y se acercó a ella. Una mano se posicionó en su cintura, la otra le acarició el brazo izquierdo y luego él se inclinó y sus labios se encontraron. Un beso suave, dulce, perfecto.
—Vamos – en cuanto se alejó y le quito la mochila, la tomó de la mano y la guío por los pasillos de la universidad.
Mikasa hundió medio rostro en el ramo de tulipanes mientras algunas personas les observaban. Se preguntó si ellos podrían verlos como una pareja de verdad, pero rechazó el pensamiento, recordándose que no debía construir castillos de arena donde no tenían lugar.
La voz de Historia resonó una vez más en su cabeza. Todas sus amigas lo habían dicho antes, que ellos actuaban más como una pareja que como amigos con beneficio.
¿Realmente eran sus inseguridades lo que le habían impedido ver algo tan maravilloso?
Eren la guío a su auto y abrió la puerta ayudándola a entrar, en cuanto cerró, rodeó el auto casi corriendo y dejó sus bolsos en el asiento trasero antes de entrar.
Arrancó el auto un segundo después y mientras iba en carretera, Mikasa sintió como su mano grande buscaba la suya. Sus dedos se entrelazaron y cuando levantó la mirada, solo observó su sonrisa cálida.
—¿Te gustaron los tulipanes? – él le dio una mirada rápida antes de prestar atención al camino.
—Si – asintió, pese a que sabía que posiblemente él no la veía.
Mikasa acarició el arrugado papel alrededor del arreglo, su pulgar se deslizo por los suaves pétalos rojo de uno de los tulipanes, Historia había dicho que representaban un amor pasional ¿Era eso lo que Eren veía?
El rosa hablaba de apego, atención y también amor. Los amarillos eran amistad y respeto, y luego estaban los blancos… un compromiso duradero.
Sintió como un nudo empezaba a formarse en su garganta y su pulso se aceleró, agitando su pecho.
Había creído que estaba bien con lo que tenía, pero deseaba más, mucho más. Sus amigas le habían dicho que estaba bien esperar, que una relación era de dos, pero se había repetido tantas veces y por tanto tiempo que lo suyo no era una relación como tal, que realmente se lo había creído.
Pero más que mejores amigos y compañeros de cama, ellos compartían sus secretos, sus alegrías y sus aficiones. Ellos reían mucho y en algún momento también habían llorado en brazos del otro. Siempre iban tomados de la mano y sus salidas nunca eran a escondidas, con si se tratara de un sucio y vil secreto.
Tampoco era solo sexo, porque en cada ocasión en la que estaban juntos habían hecho el amor.
Y lo amaba… más que a nadie en el mundo.
¿Podría ser correspondida?
¿Estaba dispuesta a averiguarlo?
—Eren…
—¿Leíste la nota? – su voz le interrumpió. Mikasa levantó la mirada y notó que él la observaba. Estaban en un semáforo en rojo, repitió la pregunta en su mente para comprenderla.
—¿Nota?
—La nota en el arreglo – la sonrisa en sus labios se fue esfumando mientras observaba su expresión confundida – Mierda…
—¿Que? ¿Qué sucede? – parpadeó desconcertada.
—Mikasa… creí que habías leído la nota – su tono de voz de pronto se puso serio, lo cual la hizo sentir nerviosa – Espera…
La morena observó como avanzaba unas cuadras y se parqueaba. Su mano le había abandonado y eso la hizo sentir confundida y asustada.
—Creí que lo sabías… no estaba… – notó como se acomodaba el cabello en un gesto nervioso. Cuando levantó la mirada, más que molesto, le sorprendió observarlo muy enrojecido. Todo su rostro había adquirido un tono coral.
—Eren…
—Está en el arreglo – no levantó la mirada – Búscala.
Mikasa observó el ramo y empezó a buscar entre los tulipanes y sus tallos. Notó una pequeña nota al fondo y la tomó con la punta de los dedos, estaba un poco arrugada. La sacó y la observó fijamente.
—Ábrela – Eren volteó el rostro hacia su ventana.
Mikasa sintió como el pulso se le aceleraba
La caligrafía de Eren la sorprendió en primera instancia, pues estaba escrito con su puño y letra.
"Eres mi amiga, mi amante, mi amor… y también espero que seas futuro"
Las lágrimas llenaban sus ojos, Mikasa dobló la carta con cuidado, intentando suprimir el nudo en su garganta.
—Temí que luego de leerla decidieras no aparecer – su ronca y suave voz acarició su oído – Estaba tan feliz que…
Escuchó el suspiro masculino.
—Se que nos hemos saltado algunas partes esenciales en una relación, yo quería… decírtelo hace un tiempo, pero no quería alejarte – parecía nervioso, lo cual trajo consigo un alboroto dentro de su estómago, Mikasa intentó recuperar el aliento – Creí que necesitabas tiempo, lo he pensado tanto. Nena… te amo mucho y quiero que seas mía… más que amigos y más que amantes, quiero que seas mi novia.
Mikasa absorbió las palabras con anhelo, sintiendo como su interior parecía volverse cada vez más cálido. Nunca se había sentido de aquella manera y tuvo la realización de que únicamente Eren podría lograrlo.
Lo amaba también.
¿Acaso aquello era un sueño? Porque sentía como si su cuerpo pudiera flotar y al mismo tiempo, como si fuera la chica más fuerte del mundo.
—Mikasa…
—Eres un tonto – susurró compungida.
—¿Porque?... Tu no…
—Eren… – ella volteó, tomó su rostro sorprendido entre las manos y le dio un beso tan intenso, que sin duda no necesito decir más para dejar en claro su posición.
Fue un beso que marcó un antes y un después.
Y el inicio de un amor que duraría para toda la vida.
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FIN DEL CAPÍTULO
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NOTAS DEL CAPÍTULO:
19.- Juega con el significado del color de los tulipanes.
Vamos pues, con otro capítulo más.
Espero realmente que les haya gustado, me ha costado mucho porque soy como Mikasa en este capítulo, solo distingo las flores más conocidas y tuve que investigar.
La historia gira –como pudieron ver– alrededor de dos mejores amigos que cruzaron la línea, le que tenían sentimientos de amor por el otro desde mucho tiempo atrás, pero sin el valor suficiente para confesarse.
El miedo de Mikasa sobre perder a Eren tiene mucho que ver con la perdida de un lazo fuerte y casi relacionado con la muerte de sus padres también.
Pensé en poner algún poema en la nota de Eren, pero quería que fuera algo de sus propias palabras y que mantuviera su esencia. Al grano, sincero, un poco torpe, pero bonito.
En el manga, siempre sentí que Historia era una EreMika shipper al igual que nosotros. Su agresividad sobre el tema, al igual que la de Annie son para abrirle los ojos. Además, amo esa relación entre las chicas. Siento que Mikasa sería retraída, por lo que ellas continuamente la incluirían en el grupo.
Annie hizo una referencia muy buena en el último párrafo de la primer parte y es cuando dice que el jardín de Carla es muy hermoso, esto se debe a que la progenitora de nuestro bombón conoce mucho de flores, es de hecho su pasatiempo favorito ¿Así que creen que fue una coincidencia? Además, cuando dice de los muros de Mikasa y la escala en referencia a Eren, es prácticamente que él tendrá que pasar a través de estos muros o en este caso "escalarlos" pero sabemos que sólo unas pocas palabras de su parte conseguirían en todo caso derribarlos. Está es una metáfora de los miedos de Mikasa y eñ amor de Eren por ella.
Levi, el tío sexy que pronto verán, está historia tiene una continuación en el capítulo 26.
Espero que les haya gustado leerlo y tanto como me gusto escribirlo. Una vez más –y todas las veces que hagan falta– muchas gracias por su apoyo. Son los mejores y los amo mucho.
Mañana es mi cumpleaños, espero traer el siguiente capítulo aun así, pero si no, el domingo habrá doble continuación. Gracias por su paciencia.
Nos leemos pronto, besos y abrazos.
19/11/2021
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