Disclaimer: Pucca pertenece a Boo Kyoung Kim, su creador. El escrito en sí, me pertenece.

Palabras: 456.


Días tranquilos como aquel no ocurrían seguido, eso él lo sabía. Y estaba dispuesto a disfrutar cada segundo de paz, si. Por eso, tirado sobre el pasto, contemplaba las nubes pasar, como si fuera lo más interesante y maravilloso del mundo.

Había sido un día productivo, entrenó, meditó, hizo sus quehaceres, y a media tarde ya había culminado; a esfuerzos, recompensas. El verano era caluroso por demás, aprovechar estar bajo la sombra de un árbol, echado en la grama, solamente disfrutando el aire y las vistas, era un lujo.

Y que Pucca, a su lado también echada, estuviese quieta lo era más.

Si, hasta él estaba sorprendido. Ella había llegado en un momento de descuido, le había besado como siempre hace cada que le ve, pero luego de un rato pareció satisfecha y simplemente se echó sobre el césped. Y él, bueno, después de todo no tenía más que hacer, la imitó.

Estaban los dos, uno al lado del otro, sin emitir ningún sonido, observando el cielo. Las nubes tienen formas, ciertamente de niño jugaba a encontrarle formas a las nubes, pero luego ya no lo hizo tan seguido. Visualizó una, tenía forma de… ¿Abeja? Bueno, eso parecía.

Un ruidito suave a su lado le hizo ladear la cabeza, encontrándose a Pucca riendo levemente y señalando el cielo, para luego voltear a verle y, como siempre, comunicarse con sus ojos. Era un libro abierto.

"Perro".

Oh, ella había visto la forma de un perro. Asintió dejando ver que entendió, y volvió su vista al cielo. Estuvieron un rato así, disfrutando el aire, viendo tortugas, conejos, elefantes, dragones, flores, entre muchas otras cosas. Ella riendo, y el sonriendo.

Paz, bendita paz.

Entonces volvió a darle forma una nube, dándole gracia al ver un pájaro. Ese pájaro, esa forma, le recordaba a cierta persona.

De soslayo, miró a Pucca quien había cerrado sus ojos, y la contempló. En un principio, él la comparaba con una molesta mosca que revoloteaba a su alrededor, pegándosele siempre, y que por más que alejaba, siempre regresaba. Luego, vio un alma libre, un alma que no podía estarse quieta.

Alguien que no viviría en una jaula, a pesar de que el Goh Rong bien podía ser una. Que siempre revoloteaba, riendo, volando. Vamos, que la comparaba con un pájaro.

Porque Pucca era libre, cual pájaro, volando y trayendo alegría con su canto a todos, siempre volviendo al árbol que ella amaba. Porque sí, inconscientemente él se comparó con ese árbol, que en un principio movía sus ramas para que aquel pájaro se fuese lejos, para al final recibirla, y sin quererlo, permitir que hiciera de su persona un hogar.

Pucca era un pájaro, uno muy bonito.

Y él era un árbol, lo sabía.


Nota de autora: Second day completed! Me divierte pensar que Garu pueda considerarse un árbol, me imagino uno con un papel pegado con la cara de Garu, jaja. ¡Espero les haya gustado!

¡Gracias por leer!