Disclaimer: Pucca pertenece a su creador, Boo Kyoung Kim. La trama me pertenece.
Palabras: 560.
Sacó los emparedados que tenía en los toppers de su bolso, observando desde su posición como el ninja reunía madera y la apilaba en el centro de la estancia. Garu finalmente encendió la fogata, regulándola para que haga el calor que necesitan.
Ella simplemente fue sacando el termo de té, y unos vasos personalizados que ella misma había decorado, y los fue poniendo en el suelo. Tomó un emparedado y se lo tendió al joven a su lado, quien lo tomó gustoso, después de haber caminado millas y millas tenía mucha hambre.
Sí, habían recorrido por varias horas los prados a pie, llegando a un punto bastante solitario, pero perfecto para él. Anualmente, él hacía un viaje de retiro, para concentrarse en su entrenamiento más arduamente, conectar con su mente, espíritu y cuerpo de la forma debida. Claro que, lo hacía solo.
Pero ese año ella no lo dejo ir solo. Ella misma había llegado a la puerta de su hogar en la madrugada, sonriendo, con un bolso detrás de su espalda, y una ropa bastante cómoda.
Se quiso negar, pero la mirada seria de ella lo hizo reflexionar.
Y ahí estaban. Luego de haber caminado, los dos, todo ese recorrido que él ya conocía, bastante lejos de la aldea Sooga, la noche había caído y por lo mismo decidieron que ya era tiempo de descansar. Garu observó el fuego frente a él, sintiendo que sus huesos se desentumecían, no es que hubiera mucho frío, pero ya estaban en otoño.
Suspiró.
No sabía con que se iba a entretener Pucca cuando él estuviera, literalmente, todo el día en su entrenamiento, de lleno. No podía prestarle atención, ni ser interrumpido.
Suponía que ella lo entendía, y lo sabía al venir aquí.
Dio el último mordisco al emparedado, y bebió de una el té que estaba en el vaso. Estuvo a punto de echar más té en el recipiente, cuándo se fijó en su novia.
No supo el momento en el que había terminado de cenar, y se había echado sobre el césped, dormida. ¿Habría estado tan cansada? Bueno, probablemente se haya sentido en paz con el habitual silencio que hay entre ellos, el hecho de que estaban al aire libre, frente a una fogata que les daba el suficiente calor para no morir congelados, y que estaba junto a él.
Y el cansancio acumulado, también.
Sonrió. Ciertamente, el viaje había sido más entretenido con ella a su lado. La veía observar todo con curiosidad y entusiasmo, caminando a saltitos de vez en cuando, dándole ánimos con la mirada para que se esforzara. Había abrazos y besos espontáneos y típicos de ella, pero fuera de sentirse atosigado, se sentía tranquilo.
Presentía que, tal vez sus preocupaciones de dejarla sin atención e ignorada por el día eran en vano, porque al contrario de sentirse ofendida, Pucca le animaría a no desconcentrarse.
La tomó con delicadeza y la acomodó junto a él, mientras ponía una manta sobre ellos dos. No lo haría, de no ser porque la posición en la que estaba Pucca era por demás incómoda. Y no quería que sintiera frío.
Ignoremos eso.
Sintió su respiración pausada, el calor de su cuerpo contra el suyo, y como se acurrucaba más. No era malo ese viaje. Esa semana no sería tan pesada después de todo.
Y así, frente al fuego, se quedó dormido.
Nota de autora: Eighth day completed! Estoy segura que esto ya lo escribí antes. Sentí un deja vú. Revise si ya había plasmado la idea, pero no conseguí nada parecido. Bueno, debe ser mi mente loca. ¡Espero les haya gustado!
¡Gracias por leer!
