Disclaimer: Pucca pertenece a su creador, Boo Kyoung Kim. La trama me pertenece.
Palabras: 498.
Pucca ese día tenía una cita.
Si, tal como lo leyeron: una cita. Evidentemente, esta cita era con su adorado novio, Garu. Y no, no es como piensan, ella no pidió la cita.
Por más raro que parezca.
Realmente, los dos no solían tener citas. Debido a que se veían todos los días, y literalmente las cosas desde que se hicieron novios seguían iguales que siempre... Exceptuando que a veces, aveces Garu correspondía uno que otro beso y abrazo. Esos momentos los atesoraba en su corazón. Esta vendría siendo una de sus contadas citas.
El día anterior, por la noche, descubrió una nota en su escritorio. El pequeño papel tenía escrito a mano unas palabras que la hicieron chillar de emoción: Mañana, a las 8, centro comercial de Seúl.
Obviamente reconocía la letra de Garu.
Irían a la capital, específicamente al centro comercial, no sabía muy bien que harían pero igualmente la emoción estaba ahí. Pero ahora tenía un dilema:
¿Que se ponía?
Su ropa diaria no tenía nada de malo, pero quería usar algo especial para este día especial. Ching estaba en su día con Abyo, así que no quería molestarle. Abrió su armario, observando todas las prendas que había comprado: Vestidos, pantalones, tops, camisas, gabardinas. Abajo estaban zapatillas, sandalías, y uno que otro par de tacones. En los cajones tenía su ropa interior, trajes de baño y otras cosas que no dejaba muy a la vista.
Entonces, recordó el estilo de una actriz famosa que le encantó ver en su computadora.
Garu estaba ese día sin su uniforme habitual. Aunque no lo admitiera, él tampoco quería andar como siempre. Tampoco estaba muy arreglado, pero era marca Garu: vaqueros, un buzo negro con un corazón en medio (cortesía de Pucca) y zapatos converse, además de sus típicas coletas. Por una vez, había querido hacer algo normal con su novia. Lo único que hacían era lo de siempre... Excepto...
El joven ninja se puso rojo al recordar las veces que correspondía los momentos afectivos de la muchacha.
Olvidemos eso.
Su plan era viajar hasta Seúl, que es un trayecto de hora y media, ir a comer a un restaurante no muy elegante (no iba con esas pintas, ni pegaba con ellos), pasar por el centro comercial y tal vez comprar algo, comer un helado, y finalmente ir al cine. Ya luego volverían a eso de seis y media.
Todo un día fuera.
Esperaba que nada saliera mal.
Un ligero carraspeo detrás de él, que estaba frente a la puerta del Goh Rong, le hizo voltear y paralizarse.
Frente a él, Pucca no se veía como siempre. Se había dejado el cabello suelto, sujeto hacia atrás con un pañuelo en forma de diadema color roja, traía un top negro que llegaba hasta su ombligo, una falda blanca larga hasta los tobillos, y sandalias. Estaba preciosa.
Ella le sonrío, mientras él se dedicaba a apartar la mirada y alejar los pensamientos de la apariencia de Pucca.
Hora de la cita.
Nota de autora: No sabía muy bien que hacer con la palabra de hoy, así que quedó medio flojo. Tal vez haga una versión de la cita, ya que me la estoy imaginando... No sé, ya veré. Espero les haya gustado.
¡Gracias por leer!
