Disclaimer: Pucca pertenece a su creador, Boo Kyoung Kim. La trama me pertenece.

Palabras: 426.


Abrazó las flores contra su pecho.

Las lágrimas se acumularon en sus ojos, derramando una que otra antes de una mano las limpiase por ella. Miró a su lado, Garu la contemplaba, mientras se dedicaba a limpiar las lágrimas de sus mejillas. No podía evitarlo, salían solas, a pesar de que bastante había llorado ya.

—Hermanos, estamos aquí reunidos para el descanso eterno...

Apretó los labios.

—... del alma de nuestro vecino, amigo, el chef Linguini —el Maestro Soo se encontraba encima de la foza, mientras los trabajadores del cementerio ponían en su posición la urna de su querido tío.

Continuando su discurso, Pucca se desconectó del mundo. Aún no podía creer que su tío Linguini ya no estuviese con ella, le haría tanta falta. Sus tíos, quienes habían sido sus figuras paternas, quienes le criaron y dieron todo el amor que ella gustosa recibió, ya no estaban en este mundo. Dumpling y Ho se habían ido dos y un año atrás, respectivamente, y ahora Linguini se unía a sus hermanos.

Siempre eran los tres, a todas partes, trabajaron durante muchos años en el restaurant Goh Rong que ahora estaba a cargo de Dandy, y se había heredado a ella. La ausencia de sus otros tíos habían afectado a Linguini, para sumarle más peso enfermó gravemente por la edad, y no pudo luchar más.

—Que dezcanse en paz, amén.

La urna yacía dentro de la fosa, y antes de que quedará sepultada en la tierra, puso el ramo de flores encima, mientras su esposo la abrazaba y ella lloraba contra su pecho.

No mucho después, los aldeanos se habrían dispersado, y ahora donde estaba su tío Linguini estaba un montículo de tierra junto a una lápida que rezaba su nombre. A cada lado, estaban Dumpling y Ho, ella sonrió aún entre lágrimas.

La muerte era algo de lo que un ser humano no podía escapar, eso era lo más seguro que tenían una vez que nacían. Sin embargo, no evitaba el hecho que fuera doloroso, y triste, dejar atrás a un ser querido para no verlo, oírlo ni sentirlo nunca más.

Se consolaba con que ahora, sus tíos estaban haciendo sus famosos fideos en alguna parte de este vasto mundo, riendo entre sí. Juntos por fin. Mientras ella se dedicaba a vivr su presente, y atesorar las memorias que tenía con ellos.

Porque mueren las personas físicas, pero nunca lo hacen las memorias.

Esas se quedan, consuelan el alma y nos provocan añoranza y alegría cada vez que la rememoramos.

Sonrió.

"Descansa en paz, tío Linguini".


Nota de autora: La muerte es algo de lo que nunca podremos escapar. Espero les haya gustado.

¡Gracias por leer!