¿Que hace un girasol en un día nublado?- Oportunidad
Ha pasado algún tiempo ya desde que Tai se cuestiono por primera vez sus sentimientos por su mejor amiga y a decir verdad la transición a la adolescencia lo había llegado a complicar todo, Sora cada día estaba más cambiada, lloraba de la nada, irritarla se había vuelto más sencillo que antes, se enojaba por cosas que para él no tenían sentido, como cuando se había molestado porque a él se le hizo un buen detalle regalarle un broche para el cabello, a su parecer había sido el regalo perfecto, a Tai siempre le había gustado el cabello de Sora, lo único que no le agradaba de su gorro era que su melena no podía lucir del todo, pero con lo atolondrado que es no supo hacerle llegar su sentir de forma correcta y el resultado fue un mal entendido, y un pleito que por mala suerte para ambos todos recuerdan hasta la fecha; En otras ocasiones Sora lo miraba de forma extraña, tenía un brillo especial y su voz parecía transformarse a un tono mucho más dulce y suave, le daba por abrazarlo sin motivo y no hay que mal interpretar las cosas, Tai adoraba esto pero estas actitudes lo hacían sentir nervioso, las manos le sudaban, el corazón le palpitaba mucho más rápido, se trababa al hablar y sinceramente no le gustaba que Sora lo viera como un tonto y es que cada día la veía más bonita, era difícil para él no quedarse parado en silencio, solo observándola por varios minutos cuando la veía acercase en su punto de encuentro para ir juntos a la escuela.
De repente la encontraba secreteándose con Hikari y cuando ambas se percataban de su presencia se reían ¿por qué se reían? ¿Hablarían de él? Por otro lado ya no pasaban todo el tiempo juntos como antes, Sora había cambiado el futbol por el tenis, decisión que Tai nunca pudo terminar de entender, Sora tenía un gran futuro en el futbol y un día después de pedirle al entrenador unos minutos para hablar, simplemente apreció en falda, con una raqueta de tenis en la mochila y con la noticia de que ya no estaría más en el equipo; Tai no pudo disimular su molestia, lo sintió como un abandono y se lo hizo saber, el sabia que esto podía causar un problema entre ellos pero se arriesgo, se lo dijo y fuera de lo que él pensó Sora se limito a verlo con ternura y sin más se disculpo por no haberle contado antes del tenis, le explico que no lo estaba abandonando, que jamás podría hacer algo así pero había tenido algunas clases particulares de tenis por recomendación de su mamá y le había gustado, el solo quería que Sora fuera feliz y si el tenis la hacía feliz el debía aceptarlo. Sora comenzaba a salir más seguido con Yolei y Hikari, cuando Mimi llegaba de visita Sora la pasaba con ella a tiempo completo hasta que la castaña regresaba a Estados Unidos y comenzó a pasar más tiempo con sus compañeras de clase, Tai no sabía en qué momento de pasar todo el tiempo juntos ahora solo pasaban juntos unos minutos por la mañana de camino a la escuela, dos veces por semana pasaban el tiempo de recreo juntos, a la hora de salida de la escuela de regreso a casa y tal vez verla un día en fin de semana, aún así seguía sintiendo una conexión fuerte con ella, lo más importante que le pasaba al otro lo sabían, en ese aspecto su comunicación seguía siendo buena, cuando algo malo le pasaba a Sora, un simple mensaje de texto bastaba para que Tai saliera corriendo de donde estuviera y se dirigiera a la casa de su mejor amiga a la hora que fuera, el se las ingeniaba para estar ahí. Sora ponía el mismo empeño, Tai tenía un código cuando se sentía mal o algo malo había sucedido, al no ser el muy expresivo un código le venía de maravilla, el código era, "¿Qué hace un girasol en un día nublado?" Los girasoles necesitan de la energía del sol, cuando el cielo está nublado miran a otros en busca de energía, Tai sabia lo mucho que a Sora le gustaban los girasoles y que entendía perfecto el idioma de las flores gracias a su madre, así que estas palabras eran suficientes para que Sora saliera lo más pronto posible a donde quiera que estuviera Tai.
Últimamente los padres de Tai discutían a menudo, discutían absolutamente por todo, un día en medio de una escandalosa discusión Tai y Hikari estaban frente a la puerta de su habitación, escuchando todo en silencio y en cuanto escucharon el portazo de su padre al salir ambos salieron de su habitación, encontraron a su madre en la sala, se había dejado caer en el sillón apoyando sus brazos sobre sus piernas, con la cabeza hacia abajo, las lagrimas caían en la alfombra; Hikari de inmediato se sentó a su lado y la abrazo.
"Nos vamos a divorciar, ya no puedo más, lo hemos intentado todo, estoy cansada, no quiero esto, no quiero vivir así, lo siento niños, nos vamos a divorciar".
Tai no sabía que decir, Hikari tampoco, entendían a su mamá, pero era inevitable que no doliera, eran sus padres.
Hikari: Ya no llores mami, está bien, estaremos bien.
Tai las miraba, quería abrazar su mamá decirle que lo sentía, que la entendía y la apoyaba pero el dolor en el pecho iba creciendo, tenía que salir de ahí.
Taichi: Te amo mamá- seguido de esto se acerco, le dio un beso en la frente a su mamá, le dio una palmada en el hombro a Kari- Te la encargo, ya vuelvo- y salió del departamento.
No sabía cómo reaccionar ni que hacer y es que todos pensamos que nuestros papás estarán siempre juntos y que el amor es más fuerte que todo, pero cuando el amor acaba no hay más que hacer, tomo su celular y le escribió a Sora ¿Qué hace un girasol en un día nublado?, un minuto después recibió la respuesta ¿Dónde estás? Tai levanto la mirada, solo había caminado sin rumbo, ni siquiera sabía dónde estaba, sus pasos lo habían llevado al parque, el parque donde conoció a Sora cuando eran muy pequeños, el parque a donde sus padres siempre los llevaban a jugar a él y a Kari. Nuestro parque de juegos, respondió, seguido de esto su celular se apago, se le había acabado la batería. Se sentó en una banca, la cabeza le daba vueltas, era un cobarde, había salido para intentar escapar de la situación dejando a su madre y a su hermana solas en medio de ese dolor. Los pensamientos llegaban a mil por hora, el corazón le dolía, una parte de él estaba molesto, y sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas, no quería dejarlas salir, no quería llorar en ese parque solo. Después de 20 minutos el dolor era insoportable pero él no podía derrumbarse, para cuando el regresara a casa debía estar bien, fuerte y con los ánimos renovados, su mamá y Kari lo necesitaban, ahora él era el hombre de la casa…más bien siempre lo había sido, necesitaba estar fuerte para lo que viniera y si comenzaba a llorar ya no podría parar, se levanto de la banca y al alzar la vista la vio, ahí estaba Sora, lo miraba preocupada, Tai intento disimular las lagrimas que amenazaban con salir, suspiro y dio un paso al frente.
Taichi: ¿Cuánto tiempo llevas ahí?
Sora: solo un par de minutos; Tai después de recibir tu mensaje me llego otro pero de Kari…lo lamento mucho
Seguido de decir esto ella acorto toda la distancia y lo abrazo, Tai ya no pudo contenerse más, dejo salir las lagrimas que llevaba reprimiendo desde que salió del departamento, correspondió el abrazo de Sora, y así se quedaron, abrazados, ninguno de los dos tenía intenciones de romper el abrazo.
Taichi: Sabia que sus problemas iban en incremento pero me negaba a pensar que esto pasaría.
Sora: Lo se, nadie quiere ver a sus padres separados, pero en este caso es lo mejor para todos, es lo mejor para tu mamá, Tai sabes lo mucho que ella ha sufrido con el vicio que tiene tu papá, ya no podía seguir así.
Taichi: Ni si quiera por nosotros pudo cambiar, en estos momentos lo odio, por hacerle daño a mi mamá, por no pensar en nosotros, por no luchar.
Sora: Eso no es verdad, tú no lo odias, no podrías odiarlo, sabes perfecto que es un buen hombre, es solo que no ha sabido tomar buenas decisiones. Además tu corazón es demasiado cálido, demasiado generoso como para odiar a alguien, solo que ahora estas muy molesto.
Taichi: ¿Por qué me tienes en tan buen concepto Sora? No soy tan bueno, salí corriendo de casa sabiendo que mi madre y Kari me necesitan, y no conforme con eso te arrastro a esta situación solo para que me veas llorar.
Fue ahí cuando Sora rompió el abrazo, no de manera brusca, lento a grado de quedar cara a cara con Tai, tan cerca que sus narices se tocaban, Tai mantenía los ojos cerrados, las lagrimas seguían brotando.
Sora: Te tengo en ese concepto porque te conozco de toda la vida, no eres un cobarde, tienes todo el derecho de salir de un lugar si en ese momento no te sientes bien, y ¿sabes qué? Segura estoy que lo hiciste para recuperar fuerzas y de esa forma regresar a casa con la gran sonrisa que te caracteriza y poder ser el soporte de tu familia, como lo has hecho en otras ocasiones. Llora Tai estoy aquí contigo, me duele la situación de tu familia porque aprendí a amarlos pero más me duele tu dolor y que no lo dejes salir ¿Cuántas veces me has visto llorar Tai, cuantas veces he salido corriendo de casa? ¿Cuántas veces he pedido de tu presencia, de tu ayuda? Ya perdí la cuenta, y ¿crees que yo soy débil o cobarde por eso?
Tai negó con la cabeza, el abrazo que habían compartido le había dado cierta tranquilidad y las palabras de Sora eran como bálsamo para su corazón, Sora era por mucho su lugar seguro.
Sora: Llora Tai, sácalo todo, sácalo y déjalo ir, no me importa si se hace de noche y nosotros seguimos aquí, limpiare cada una de tus lagrimas con mi suéter si hace falta.
Tai abrió por fin los ojos y miro a los de Sora, por primera vez en mucho tiempo su cercanía física no le provocaba nervios incontrolables, solo una calidez que de a poco lo inundaba.
Taichi: ¿Y mis mocos?
Sora abrió más los ojos de repente y dejo salir una peque risa
Sora: Si, también tus mocos.
Taichi: Que vergüenza
Ambos rieron un poco, para después mirarse fijamente uno al otro, Sora paso una mano por los ojos y mejillas de Tai, para secar un poco de las lagrimas que habían brotado y suspiro.
Sora: Tai se que este no es buen momento pero yo…
Tai: ¿Tú?
Estaban demasiado cerca, sus bocas estaban a nada de besarse, cerraron los ojos y en ese momento, el celular de Sora comenzó a sonar, esto hizo que Sora regresara a la realidad, ¿qué iba a hacer? ¿Decirle a Tai que lo amaba? Justo en un momento tan delicado, eso no era lo correcto, se alejaron y Sora tomo su celular para contestar.
Sora: ¿Bueno? ¿Kari, están bien?
Hikari: Si no te preocupes ¿Lo encontraste?
Sora: Si, estoy con el
Hikari: Gracias al cielo, cuando esté listo regresen a casa ¿podrías quedarte a cenar?
Sora: Claro linda, nos vemos allá.
Después de eso no hablaron de lo que estuvo a nada de suceder, Tai se encontraba todavía afectado por lo que estaba pasando en su familia y tenía la mente nublada y Sora lo único que quería era verlo bien, no era momento de una confesión. Pasado el tiempo y cuando Tai meses después analizaba este recuerdo se dio cuenta de lo que hubiera sido si tan solo Kari no hubiera llamado, lo que habría pasado si el tan solo hubiera hablado de ese "casi beso" con Sora en su debido momento, quizá eso les habría ahorrado mucho sufrimiento a ambos.
