Capítulo II.


"Nunca subestimes el poder de la negación." —American Beauty (1999), dirigido por Sam Mendes.


Sakura deja de referirse a su compañero de equipo como Sensor cuando éste desliza una astuta mano por su desnuda entrepierna y comienza a palpar su sexo, con dedos firmes y callosos.

Ambos estaban en un pequeño río, acicalándose. Luego del excitante pero efímero combate que tuvieron con los Ninjas responsables de la adulteración de los insumos médicos, el equipo optó por dividirse y atender sus necesidades personales. Tan pronto como Sakura expresó sus intenciones de ir al riachuelo a higienizarse, el Sensor –ahora, Heikō–kun– no tardó en seguirle el paso, sonriente.

Sorpresivamente, Heikō no se dejó llevar por sus deseos y mostró ser un Ninja responsable y eficaz. La misión era la máxima prioridad, y así lo fue para él. Así que, en cuanto dicha misión se dio por finalizada, no dudó en actuar según sus propios intereses. Sin ningún obstáculo de por medio, Heikō se deshizo de su vestimenta y, guiándose por la resplandeciente luz de luna, se metió al agua junto a ella. Sus manos no tardaron en familiarizarse con la totalidad de su cuerpo desnudo.

Heikō–kun, Sakura llegó a la conclusión, tenía unos dedos muy hábiles.

Ya fuera del agua y recostada sobre el incómodo follaje del bosque, Sakura logra distinguir, en el estrellado firmamento, la brillante constelación de Ophiuchus. No está del todo segura. Jamás ha estado especialmente interesada en la Astrología. Pero, si mal no recordaba, dicha constelación estaba asociada con Asclepio, aclamado Dios de la Medicina y Curación. Según la mitología, Asclepio había dominado el arte de la resurrección y por ello, Zeus, bajo petición de Hades

Oh, Heikō–kun realmente poseía unos dedos privilegiados.

Velozmente, y en cuando siente su ardiente lengua dar una extensa y deleitosa lamida sobre su clítoris, Sakura se corrige a sí misma:

Heikō–kun, se rectifica, con las uñas firmemente enterradas en el irregular terreno mohoso, es un hombre hábil, en general.

Y es allí, mientras Heikō hunde sus dedos en las profundidades de su húmedo sexo y presiona su ávida lengua contra su hinchado clítoris, que Sakura no puede evitar pensar, con cierta consternación, que la fisonomía de Heikō guardaba una alarmante similitud con las aristocráticas y distinguidas facciones de Sasuke. Allí, bajo la constelación de Ophiuchus, con su cabeza hundida en su mojada entrepierna y una inquieta polilla revoloteando a su alrededor.

La afilada mandíbula, la refinada nariz, la severa curvatura de sus cejas. El parecido entre ambos era innegable. La revelación le causa espanto y excitación, en partes iguales. Por lo cual, no es extraño que, soltando un grito ahogado y con la piel sudorosa, se corra contra la experta lengua de su camarada.

Heikō restriega su duro pene contra su sensible sexo y le llama Sakura–chan, empleando un tono juguetón, y Sakura jamás se ha sentido tan abatida y excitada a la vez. De todas maneras, e ignorando su propia inquietud, se limita a rodear las caderas de Heikō con sus temblorosas piernas, aun experimentando los estragos de su previo orgasmo.

Y le quiere escuchar. Le quiere escuchar llamarle Sakura–chan. Una y otra vez.

Y le quiere mirar. Le quiere mirar la mandíbula, la nariz y las cejas. Fijamente, sin parpadear.

El esfuerzo que hace Sakura para no llamarle por un nombre incorrecto es titánico.


—Ciertamente —comienza Kakashi, y Sakura considera que la decepción impregnada en su voz ya es suficiente castigo—, no esperaba esto de ti.

Sakura no se ve capaz de hacerle frente a su mirada.

Con los ojos clavados en el desgastado piso de cemento, Sakura observa con detenimiento como un pequeño insecto alado se filtra en la oficina del Sexto Hokage por entre las grietas del pavimento. Llega a la superficie y agita sus alas, llenas de tierra. Sakura lo aplasta con su pie. Y quizás aplicó demasiada fuerza, porque esa grieta en particular, bajo su pie, no se encontraba allí antes.

Es ridículo, en verdad; el sentirse como una niña siendo regañada por su padre, ante tal bizarra situación. Sakura quiere reír, pero también quiere llorar. Porque no tiene sentido, piensa, con cierto rencor, considerar a este hombre –a Kakashi–senseiuna figura paterna. Pero así lo hace. Y la vergüenza que no falla en salir a flote, cada vez que lo decepciona, y la extenuante necesidad de obtener su aprobación son pruebas suficientes de ello.

—No pretendo que me digas el porqué, o que te expliques más de lo necesario —continúa. Su voz suena ahogada; como si algo estuviese amortiguando las ondas sonoras y alterando su frecuencia. Sakura aún le sigue sin mirar, así que se limita a imaginar que es su mano sobre su boca, sobre su máscara. Un apesadumbrado gesto—. No deseas hablar al respecto y sé que ni yo, ni nadie, podrá convencerte de hacer lo contrario. Si hay algo que mis estudiantes no carecen —dice, sonando como un padre resignado. Sakura rechina los dientes ante su propia alegoría—, es obstinación.

Sakura le quiere decir, le quiere gritar: "Kakashi–sensei, me hubiese gustado recibir la mitad del interés que pareces tener por mi vida sexual, pero durante mi temprana formación como Ninja. Ya sabes, cuando aún eras mi Sensei y yo era un Genin a tu cargo y se suponía que debías ser responsable de mí. No ahora. No ahora cuando no te necesito–"

Sakura se detiene. Sería algo injusto; sería algo doloroso de decir y escuchar. Para ambos. Ya era lo suficientemente doloroso el sólo pensarlo.

—Sin embargo —dice, inflexible—, no puedo consentir este tipo de comportamiento. Tus acciones fueron absolutamente inapropiadas, y has comprometido, de forma innecesaria, el éxito de la misión —Kakashi suspira. Y no es una sorpresa para Sakura, realmente, el escucharle decir: —. Tu actividad como Ninja de Konoha será suspendida temporalmente. Podrás continuar con tu correspondiente rol en el Hospital, pero, por un tiempo indefinido, no se te será asignada ninguna misión. Tu compañero de equipo recibirá un castigo similar.

Sakura permanece callada.

Observa el pequeño insecto que había pisado; un pelotón de hormigas procedía a despedazarlo, triturando sus inutilizadas extremidades con sus diminutas y puntiagudas mandíbulas.

—Sakura... —comienza, pero se detiene. Termina por suspirar, rendido—. Puedes retirarte.

Sakura asiente solícitamente y se retira de su oficina sin mirar atrás.

Es curioso, piensa, agónica, ni siquiera Sasuke–kun ha recibido tal castigo.

Pero, en defensa de Kakashi–sensei, él siempre ha tenido favoritos. Y ella jamás ha estado entre ellos.

En el suelo, una solitaria hormiga batallaba por cargar la magullada ala del insecto que había matado en la oficina de Kakashi.

Sus manos comienzan a temblar.


El temblor no se detiene hasta que ese día, ejecutando un rutinario examen físico, un agente de A.N.B.U la penetra rudamente contra su escritorio y se corre en la parte interior de sus muslos, soltando un gruñido tan gutural y animalístico que Sakura no tiene otra opción más que asumir que su paciente es un miembro del Clan Inuzuka. Al mismo tiempo que limpiaba las espesas gotas de semen que corrían por entre sus piernas con un puñado de toallas desinfectantes ricas en Vitamina E y con aroma a Aloe Vera, comprueba que, efectivamente, su teoría era correcta.

En su historial clínico, garabatea un rápido: "Excelente condición fisiológica. No presenta anomalía o discapacidad alguna." y procede a continuar con sus demás responsabilidades en el Hospital.


Por la noche, mientras comparte una agradable cena con Ino en un discreto y acogedor restaurante; popular por la diversidad y presentación de sus platillos, esta le dice, con un tono escueto:

—Has cambiado —y, con sus palillos, desmenuza un trozo del pescado asado de su platillo. Se lo lleva a la boca y lo mastica con detenimiento. La mira fijamente y una gota de salsa Teriyaki se desliza por la comisura de sus labios.

—Tú no —le responde, extendiéndole una servilleta—. Sigues teniendo los mismos modales que un cerdo de criadero, puerca —dice, inmutable. Sakura toma su brocheta de Yakitori y sazona la carne de pollo, vertiendo una generosa cantidad de salsa agridulce, ligeramente picante, sobre ella.

Ino bufa, bebiendo un considerable trago de Sake.

—Sólo estoy —le dice, entre bocado y bocado—, un poco diferente.

Y si los ojos se le llenan de lágrimas, Sakura lo atribuye al picor de la salsa. Después de todo, jamás le ha gustado lo picante.


Glosario.

–Kun: Este honorífico japonés es considerado masculino, utilizado para los adolescentes y los hombres jóvenes. Suele ser utilizado por personas consideradas como superiores, ya que este honorífico se utiliza sobre todo cuando una persona de mayor estatus se dirige a otra más joven. Su nivel de cortesía es bajo, por lo cual, también puede usarse para referirce a un compañero de clase, un hermano menor o un hombre más joven.
Genin: Literalmente, Ninja Bajo. Los Genin son el nivel más bajo entre los Ninjas. Este título suele ser ocupado, mayormente, por los recién graduados de la Academia Ninja.
A.N.B.U: Literalmente, Escuadrón Especial de Asesinato y Tácticas. Los A.N.B.U son un grupo de Ninjas de Élite de cada Aldea. Reciben órdenes directamente del Kage y realizan misiones de alto rango, tales como asesinatos, torturas y rastreos de ninjas desertores o traidores.
Salsa Teriyaki: La salsa Teriyaki es una de las salsas más empleadas en la cocina japonesa, que se elabora mezclando y cociendo cuatro ingredientes básicos: vino de arroz, azúcar, sake y salsa de soja.
Yakitori: El Yakitori es un platillo japonés donde la carne de pollo se corta en pedazos pequeños, se pone en brochetas de bambú y se asa.
Sake: El Sake es un tipo de bebida alcohólica preparada de una infusión hecha a partir del arroz.
Heikō: Heikō significa, literalmente, Paralelo.
Constelación de Ophiuchus: En la mitología griega, Asclepio fue el Dios de la Medicina y Curación. Hades, el Dios del Inframundo, molesto de que Asclepio continuase con robarle los súbditos a su Reino (al ser capaz de resucitar a los muertos), le pide a Zeus que lo mate. Zeus lo mata con un rayo y Asclepio es llevado a los cielos, convertido en deidad.


Notas: ¡Hola! El capítulo de hoy resultó ser bastante completo y estoy muy conforme con el resultado final. Ha sido muy introspectivo con respecto a Sakura y cada escena abarca un tema diferente. Se ha revelado más acerca de sus sentimientos, preocupaciones, etc. Y, por supuesto, un pequeño análisis en la relación que comparten Kakashi y Sakura. Hay mucho por explorar entre ellos.

Con respecto a este capítulo, quise agregar un Easter Egg en el nombre "Heikō". Como ya mencioné en el Glosario, Heikō significa, literalmente, Paralelo. Esto es una pequeña referencia al parecido que Heikō comparte con Sasuke y Naruto. También estoy al tanto de que agregué elementos de la mitología griega en un Universo que es, básicamente, el Japón feudal. En mi defensa, esto es pura ficción.

Por supuesto, estoy más que agradecida con todas aquellas personas que han demostrado aprecio o interés por Amar es soportar. Agradezco muchísimo sus comentarios, favoritos y follows. Espero que hayan disfrutado de la lectura y puedan ofrecerme una vez más sus opiniones. Me gustaría mucho saber qué es lo que opinan de esta historia, y de los capítulos que he publicado hasta ahora.

¡Hasta la siguiente actualización!

Próxima actualización: 24/09/21.